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Asumió el nuevo presidente, Alberto Fernández, y empieza una nueva etapa. Las calles se mostraron eufóricas y esperanzadas. El presidente dio un discurso cargado de contenido y de medidas concretas: anunció, entre otras cosas, que el país no está en condiciones de pagar la deuda, que parte de los fondos reservados de la AFI serán destinados a las medidas contra el hambre, y se comprometió con la lucha contra la violencia machista, aunque no mencionó el aborto. Crónica desde la calle sobre las expectativas de lo que viene, y el diagnóstico de lo que queda en pie.

Karina, Verónica y Jimena se levantaron temprano para tomarse el tren Sarmiento y cruzarse el Oeste del conurbano desde Ituzaingó hasta Once. De allí llegaron a Congreso y ahora están caminando hacia Plaza de Mayo. “Había muchos nervios. Mucha ansiedad. Y mucha fe: es difícil de explicar qué nos pasa porque las sensaciones son muy profundas”. A su lado marchan de la mano Marcos (21) y Jonathan (28). “¿Qué sentimos? Emoción. Alegría. Felicidad. Orgullo. Igualdad. Y la esperanza de reconstruir un país. ¿Sabés por qué? Porque Macri asumió desde el odio, no desde la convicción”.

El presidente saliente tuvo una breve aparición en el Congreso, cuando dio el traspaso de mando a Alberto Fernández. Tuvo que soportar que cantaran la marcha peronista apenas descorrió el telón rojo, y sentirse blanco del diagnóstico cuando el presidente electo repasó los pésimos índices de su gestión.

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Aurora y Carlos, integrantes de grupos de teatro comunitario de La Plata, vieron la asunción y el discurso de Alberto Fernández en un bar de Bartolomé Mitre y Paraná. Ahora marchan hacia la Plaza. También sonríen, también se emocionan: “Estamos felices de estar viviendo en nuestros sesenta años un momento histórico como éste. Salimos de cuatro años de oscurantismo: todo este tiempo lo tuvimos metido en un grito atravesado en el pecho. Una opresión. Y, de golpe, explota todo. Es felicidad en el sentido filosófico, ético e integral: los pueblos tristes pueden ser vencidos y dominados fácilmente. La felicidad, en cambio, desata endorfina, capacidad de lucha, salir a la calle”.

La calle hoy se vio desbordada de festejos y sonrisas que auguran una nueva etapa con una nueva energía. Otro caso es el de Beatriz (73) y Violeta (66), que llegaron de Córdoba y ahora marchan hacia la Plaza con una latita de cerveza en la mano: “No te podés dar una idea de hace cuánto venimos proyectando este viaje”, revelan.

Violeta cuenta que llegó con la carga de estos cuatro años, con el cuerpo pesado, sintiendo que ya no podía dar un paso más. Y por eso dice que, cuando vio a Alberto y a Cristina, se quebró: “Me largué a llorar. Se me salió todo: recién ahí me di cuenta de que se iban. Más allá de las PASO, más allá de la votación, era como un sueño: hoy vimos cómo se fueron. Somos libres. Y, entre todos, vamos a poner a esta Argentina bien”.

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Ambas subrayan un concepto que fue eje de campaña: “Volvimos para ser mejores”. ¿Qué significa? “Aprendimos a estar unidos. No por nosotros, sino por los que vienen. Hay que insistir en la juventud: explicar las cosas desde la realidad, que es la única verdad, como decía un viejito hace mucho tiempo. Hay que insistir en qué es la patria, en cómo es y qué tenemos que defender. Sembrar cultura, porque si a la masa no la concientizás, nunca llega a ser pueblo. Y es el pueblo el sujeto consciente de lo que se tiene que hacer. Si no contamos ni partimos desde esas raíces, nunca vamos a saber defendernos como país. Nosotros los viejos ya tenemos pasaje cobrado de ida, pero son ustedes los que se quedan. Son el futuro”.

Ya después de que Alberto y Cristina hayan hablado en la Plaza, quedarán los jóvenes encarando esta otra historia que seguirá, como hoy, escribiéndose en la calle. Wanda y Araceli, 21 y 22 años, son de la zona sur del conurbano bonaerense, y dicen: “Sacando todos estos años de gobierno de Macri, hoy estamos atravesando el día con mucha alegría, olvidando todo eso. Después se verán las consecuencias de ese gobierno. Pero hoy por hoy, habernos sacado eso de encima, es una alegría. Que la gente haya tenido memoria y no se haya repetido la historia, está bueno”. Araceli: “Se re siente el ambiente. Se siente mucho más la unión y es un ambiente de festejo”.

Imágenes de estos 4 años: “El hambre, la pobreza. A mí me indigna mucho ver que gente que apoya al gobierno de Macri le sea indiferente la gente que vive en la calle. Nosotras, que venimos del conurbano, vemos a diario en los trenes mujeres con bebés pidiendo monedas; bebés de la edad de mi hija. Lo primero que se me viene a la mente de este gobierno es la indiferencia de mucha gente”.

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Lucas y Valen tienen 21 años y vinieron a estudiar a Capital desde el Chaco. Cuentan: “Hubo mucha represión de la expresión de la gente. Entonces hoy es desquitarnos de eso. Es poder llegar de vuelta a la Plaza de Mayo: los símbolos son importantes y recuperar esto es un acto patriótico y un acto político. No podemos quitar la importancia de la Plaza, de las Madres, de las Abuelas. Las rejas, la construcción que intentaron hacer son para quitar el imaginario de la plaza del pueblo. Y la plaza es del pueblo”. ¿Por qué perdió el macrismo? Valen: “Creo que no estallamos porque vinieron las elecciones, y porque tenemos una fuerte democracia que nos permite expresarnos de esta manera. Nos hicieron bolsa. Supongo que por más que tengas todo sol medios comprados, llega un punto que la gente igual se da cuenta”.

Una de las frases que resonó en la Plaza de Mayo fue de las últimas del discurso de Fernández en el Congreso: “Si alguna vez no cumplo con mi palabra, salgan a la calle a recordarme que estoy fallando”. ¿Qué significa ese llamado? Lucas: “Desde el kirchnerismo fueron muy tibios con muchos temas, como la Ley de Medios”. Valen: “Me gustaría que los medios tengan consecuencias. No puede ser que los medios maltraten a Cristina por ser una mujer en política: nunca se lo hicieron a un hombre. Las portadas de Noticias tienen que tener consecuencias: no se puede seguir condenando el goce de la mujer”.

¿Qué banderas hay que seguir sosteniendo? Los jóvenes estudiantes del Chaco sentencian: “Integrar a la gente de la comunidad LGTB. En la región de la ciencia es importante que las perspectivas sean sociales y variadas, y que haya una integración de las distintas identidades a la ciencia y ala política.

Mirna, Silvia y Patricia, de Villa Ballester, alertan: “Problemas económicos van a seguir existiendo: este desastre no se arregla de un día para el otro. Lo importante es volver a un enfoque de derechos: respetar los derechos adquiridos, que quedaron muy poquitos en pie, y ahora ir por más”. Patricia: “Que el pobre no sea el enemigo, que es lo que instaló esta gente. Si bien estamos mal, tenemos ganas de estar mejor y tenemos ganar de colaborar”.

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Cuál es la magnitud del desastre, según Silvia: “Soy psicóloga. Mi marido perdió el trabajo. La gente llora en el consultorio: de bronca, no solo de perder el trabajo. Porque lo perdieron otros también.” Mirna, trabajadora social: “No solamente los pobres retrocedieron: la clase media, también. Lo que se llamó en otro momento los nuevos pobres, volvieron a aparecer”. Todas viven en San Martín, provincia de Buenos Aires.

Algunas urgencias: “La urgencia directa es la necesidad de que coman los chicos, aunque sea una vez al día”. Otra amiga, empleada doméstica y jubilada con la mínima: “Estoy por debajo de toda cadena alimenticia pero viendo alrededor, todos estamos en la misma. La idea es que los que tenemos un poquito, ver por los que no tienen nada: siempre hay alguien que está peor. La idea es levantar desde abajo”.

¿Qué significa volver para ser mejores? “Siempre el proceso es ir para adelante. Siempre en un proceso se requiere generar nuevas ideas, y criticarse y volver a criticarse. Pasa en el trabajo individual, y en lo social es lo mismo”. Otra: “Es más conciencia social. Comparado con estos 4 años que pasaron, en el caso de Cristina, es una especie de autocrítica el “volvemos para ser mejores”. Las cosas que se hicieron mal, tratar de mejorarlas. Las cosas que no se debieran haber hecho, reverlas. Y las cosas que no se hicieron, hacerlas”.

¿Un ejemplo? “Mejorar en los controles de políticas sociales, porque hubieron muchas, pero faltaron controles: hubo muchos intermediarios que pusieron trabas. Recuerdo que en la AUH se sacaron a los punteros y se les dio las tarjeta directo a las familias: eso está perfecto. No deben haber más intermediarios: es para todos por igual, que no haya nadie que se aproveche de eso”. La amiga: “Si hubieron excesos, hay que hacer controles. No deben ocurrir excesos, en ninguna administración”. La tercera: “Hay descontrol en los planes, por ejemplo en las ayudas a discapacitados, pero la solución no es sacárselos a todos como hico Stanley. Que se compruebe que lo necesitás: para eso es el Estado”.

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Las ideas son múltiples, pero todas tienen hoy un mismo rostro: la sonrisa.

Entre el chau y el hola, todavía suena la música de una Plaza que desconcentra al ritmo del grito cantado de las jóvenes trans del hotel El Gondolín:

-¡Alberto presidenta!

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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