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Las fábricas movedizas: autogestión en tierras de Macri

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Impopar y Nuevo Amanecer, la primera y la última de las cuatro fábricas recuperadas en Tandil, tierra natal del presidente Mauricio Macri, cuentan sus historias, los desafíos autogestivos en épocas de caída de ventas y tarifazos. La experiencia cooperativa como sostén y generadora de puestos de trabajo.
Las fábricas movedizas: autogestión en tierras de Macri
Rodolfo Mascetti está sentado delante de un monitor, de un teclado, de un mouse, de una CPU, en fin, de una computadora, y dice:
“Yo no sabía usarla”.
Mascetti habla desde el primer piso de la metalúrgica Impopar, recuperada en 2003, cuando en Tandil aún no se sabía qué significaba una fábrica recuperada. “Tampoco una planilla Excel”, dice este hombre de 54 años, hoy presidente de la primera empresa autogestionada por sus trabajadorxs del municipio, que fabrica, comercializa y vende calefactores, termotanques y cocinas en un invierno más frío que lo habitual.
Tandil es la tierra natal del presidente Mauricio Macri, aunque las referencias locales están más orientadas a campos sin declarar que a afectos comunales. Mascetti: “Dicen que la mitad lo repudia y la otra mitad lo ama. Pero hoy creo que es más lo primero”. Entre el escándalo Panama Papers y las cuentas offshore en Bahamas y Panamá, la declaración jurada del Presidente también generó algunos interrogantes: en 2014 dijo que tenía el 100 por ciento de un “lote de terreno” de 510,2 hectáreas en Tandil, luego dijo que en realidad eran 5102 y este año declaró solamente 5102… metros cuadrados.
En la remisería de la terminal municipal, el hombre que atiende el teléfono no sabe qué responder cuando se le pregunta por el Presidente. “Venía acá de chico, a la casa de la abuela, pero nada más”. Tampoco demuestra mucha emoción cuando se le menciona que Argentina tiene un presidente tandilense. El cajero del bar de la terminal es más directo: “Estuvo cinco minutos. No es Del Potro”, dice, por el tenista argentino, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río, oriundo de estos pagos.
El hombre que atiende el teléfono en la remisería, en cambio, sí tiene claras las coordenadas exactas de dos de las fábricas recuperadas del distrito: Impopar y Nuevo Amanecer, la más antigua y la más reciente, respectivamente, referencias ineludibles para pensar este presente de crisis, tarifazos y salidas colectivas creativas.
Porque hacia allí vamos.
Las fábricas movedizas: autogestión en tierras de Macri
El trabajo previo
Delante de la computadora en Impopar, Mascetti cuenta la historia:
“A mediados del ´99 la empresa había adquirido una deuda mayor a los 10 millones de dólares. Imaginate en ese momento. Era incomprensible, además, para una empresa que había facturado 20 millones durante el período 92-96 y llegó a contar con más de 250 empleados. Trabajábamos con tres turnos. Esto no paraba. Para evitar la quiebra entra en concurso de acreedores, donde se congelan las deudas y comienza una negociación. Desde esa fecha, la empresa no podía adquirir más deuda, y para controlar que no sucediera y velar por los intereses de los acreedores, aparece el síndico. El dueño, mientras, nos decía que teníamos que poner el hombre. Apareció otra empresa, Armagás, con la excusa de que Impopar estaba inhibida a realizar contratos comerciales con las cadenas Megatone, Frávega, Carrefour. Mientras, aportamos nuestro trabajo desde noviembre de 2001 a marzo de 2002, con un salario de 300 pesos”.
Hasta que no aguantaron más.
Hicieron paro.
Tomaron la fábrica.
“Casi un mes estuvimos. Nos ayudó mucho la Universidad. Siempre estuvo al pie. La señora del rector nos salió de garante para entrar. ¿Sabés cómo viajábamos a golpear puertas? Con boletos universitarios. No teníamos plata. Fue una lucha terrible”. Noemí Payero, secretaria, había entrado en el ´91 y pasó por los sectores de chapas, doblando caños y línea de ensamble: “Fue una amargura. No veíamos ningún panorama: no sabíamos qué hacer para poder seguir, porque vos tenés que vivir, tenés que comer, tenés que cubrir las necesidades básicas. Y se complica. La época era complicada”.
Argentina, de a poco, recién estaba recuperándose de la crisis del 2001.
Y de las cenizas había comenzado a llamear una palabra: autogestión.
Mascetti: “No había experiencia. No habíamos escuchado nunca de hablar de cooperativa. No había quién nos dijera: ´Vayan y toquen estas puertas´”. Payero: “Fue extraño: la primera vez que escuché la palabra cooperativa fue del dueño, porque quería formar una con nosotros y él seguir como dueño. Se quería beneficiar de muchas cosas, como la caída de los años de aportes. Teníamos miedo. Algunos pensaban que era mejor gerenciada, otros no. ¿Cómo seguir? La empresa debía un montón de plata a proveedores, a todos. ¿Cómo tener la credibilidad que nos fíen algo?”.
Oscar Villar, 47 años, en la fábrica desde el ´97, brinda esas respuestas:
“Hay una parte muy traumática que viene antes de la conformación de la cooperativa. Yo fui delegado gremial de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica), allá por el ´98, y empezamos a darle continuidad a las asambleas dentro de la fábrica cuando había algún tipo de conflicto o sólo para informar algo. Llevó un largo período, pero logramos dos cosas: que nos empecemos a juntar entre todos y también tomar confianza en nosotros mismos, entre los propios compañeros. En no ver al otro como sospechoso de que te puede llegar a buchonear por las ideas que tenés. En las metalúrgicas hay una gran presión de las patronales, no sólo por la producción sino también por el disciplinamiento al que someten a los trabajadores: el trabajador se va enajenando porque su misión es solamente ver la máquina. Por eso, en el 2003, ya no nos era ajeno poder resolver las cosas en junto, y fuimos nosotros en la sede de la UOM donde decidimos armar la cooperativa. El trabajo previo, entonces, había servido”.
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La vaca dorada
Con toda la carga simbólica del nombre sobre los hombros, Nuevo Amanecer fue la última recuperada en Tandil. Ya había pasado la experiencia de Impopar, los conflictos en Cerámica Blanca (2011) y Ronicevi (2012), cuando en 2013 una nueva experiencia autogestiva nacía desde las profundidades de los tambos. La fábrica El Amanecer había sido fundada a fines de la década del ´30 y tenía dos patas: una en Mar del Plata, otra en Tandil. Hoy son más de 100 socios entre las dos, donde no sólo se mantuvieron las fuentes de trabajo sino que generaron más.
Ejemplo: en Tandil hay 30 personas trabajando.
Eran 7.
¿Cómo se explica esta ecuación insólita para estos tiempos?
La respuesta es el recorrido de esta fábrica que llegó a producir 150 mil litros de leche por día, y que cuenta José Miranda, 48 años, vicepresidente de la cooperativa y uno de los referentes en la recuperación en Tandil: “Fui delegado durante 12 años y pasamos varias etapas de patrones que le habían vaciado, y lo que nos quedó como última alternativa fue hacerla cooperativa. Empezamos a trabajar sólo 4 horas, después pasamos a 12, pero nos querían pagar 8 y romper los convenios colectivos. Como nosotros no aflojábamos, decidieron sacar el tambo, y ahí nos dejaron sin materia prima: la leche. Y al quedarnos sin leche, nos pedían que laburemos menos, después que laburemos cada 15 días, y así. Hasta que decidieron venderla”.
La empresa pasó de mano en mano, y las deudas también: “Se les dejó de pagar a los tamberos, se nos dejó de pagar a nosotros. En seis meses no se le pagó más a nadie. Era insostenible. Fue muy duro. Era algo que nunca se pensó que iba a cerrar”.
Era 2012.
Miranda: “Estuvimos 7 meses parados donde se han ido compañeros a laburar a otros lados, porque no te queda otra. Yo trataba de poner la planta en marcha, pero pasaron 2 meses y de repente te encontrás en tu casa sin laburo y la cabeza te come”. Los dos meses se hicieron tres, cuatro, siete. “El que pueda seguir laburando, que siga”. En Mar del Plata, mientras, la fábrica ya había vuelto a producir sin patrón. “El proceso allá era distinto, porque la leche fluida la envasaban y salía enseguida. Nosotros, que hacemos queso, al producto hay que aguantarlo. Nos decían que daba pérdidas”.
El primer tambo lo pusieron en marcha después de 7 meses. “Era un tambito en el paraje Vela, a 70 km de la fábrica, y sacábamos 600 litros día por medio. Íbamos con el camión sin seguro, en la precariedad total. Pero ese tambito empezó a reactivar, y la apuesta a los quesos fue lo que repuntó la economía”. Los quesos cremosos y gouda picaron en punta, y con rigor periodístico lavaca pudo chequear esa impresión: son riquísimos.
“Hoy no nos alcanzan los productos y hay una capacidad de expansión grande. Estamos en 60 mil litros por día y no nos alcanza. En Mar del Plata, por ejemplo, tenemos tres locales propios. En uno solo entran 1500 personas por día. Es un orgullo”. En Tandil tuvieron que inaugurar nuevos depósitos y en el punto de venta que tienen en las instalaciones ubicadas sobre el km 134 de la ruta 226 no paraa de entrar y salir personas deseosas de quesos, dulces de leche, yogures y etcéteras lácteos. “El vecino también ha aportado mucho en comprar nuestros productos”. La fábrica aportó lo suyo: la cooperativa decidió comercializar sus productos a precios económicos.
“Hoy cubrimos Mar del Plata, toda la zona de la costa, Tandil, Juárez, Tapalqué, Alvear, Azul, Olavarría. Tenemos obra social, tenemos jubilación, hacemos retiros semanales de 5 mil pesos por socio. Estamos facturando 15 millones de pesos por mes”.
¿Medalla olímpica para la vaca?
Miranda se ríe: “Y para los compañeros”.
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El arte
Lautaro Palma tiene 20 años y es de la nueva camada autogestiva en Nuevo Amanecer. Es hijo de uno de los socios fundadores de la cooperativa. “Cuando cerró la fábrica, a mi papá le dieron un reparto de soda y quedó trabajando como sodero. Vi todo el movimiento que había desde casa. No es que no llegaba la plata, pero ya no era lo mismo. Fue raro. Difícil. Yo siempre lo veía levantarse a las 4 de la mañana y volvía a las 3 de la tarde, cansado. Dormía dos horas de siesta y después se iba de nuevo. Durísimo. Y, de un momento para el otro, tenés que ponerte la familia al hombro y otro montón de cosas que no estuvieron buenas”.
Lautaro no entra en detalles. Dice que tiene otras dos hermanas.
Y, con una sonrisa, que este presente cooperativo le resulta maravilloso.
“Es mi primera experiencia laboral. Estoy cómodo, me tratan de maravilla. Me han enseñado muchas cosas. Tuvimos un crecimiento importantísimo. Hay demanda, el producto se vende. La cooperativa es una de las mejores formas de trabajar. Esta forma te dan ganas de venir a trabajar. Y, además, veo que para mis compañeros volver a generar puestos de trabajo es genial”.
Uno de ellos es Hugo, 52 años. “Yo agarré otro laburo. Estuve de panadero, 9 meses, pero siempre acompañé, porque era algo que teníamos que hacer funcionar sí o sí. Es un negocio que daba. No podés largar 75 años de fábrica por unos chantas así, que ni son empresarios. Es una ofensa decirles así. Y el tiempo te da a querer lo que vos hacés. Por eso también estamos acá. Yo hago queso fundido. Y es un arte”.
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La recontra lucha
En Impopar, el arte pasa por surfear la situación del país: Mascetti contabiliza 1500 equipos menos vendidos que en 2015. “Y es nuestra época fuerte, por el invierno, que suele cubrir los retiros de los meses siguientes, pero todo estuvo muy quieto. Ni la siderurgia mueve, porque el poder adquisitivo del obrero cada vez está más abajo. No te compran termotanque, cocina, nada de lo que sea chapa porque el producto no se vende. No sé qué va a pasar, pero así a fin de año no llegamos”.
¿Y el tarifazo? “La luz nos pasó de 9 mil pesos a 18 mil. El gas, todavía, no vino. Pero como el fallo de la Corte beneficia sólo a los usuarios residenciales, vamos a tener que salir a hablar, porque nos va a afectar rotundamente”.
Impopar llega a este escenario con media sanción en diputados a la prórroga por cinco años de la expropiación, cajoneada desde 2014. ¿Cómo es el trabajo cooperativo en estas épocas? “Psicológicamente te tenés que preparar. Imaginate que pasás del mal llamado patrón a ser vos quien maneja la fábrica. Estás acostumbrado a que vengan y te den una orden, pero acá vos tenés que tomar tu propia decisión y saber que lo hacés es para beneficio tuyo y del colectivo, de nadie más”.
Payero: “Todavía nos cuesta. Todos los días tenés que enfrentar cosas. Todavía tenemos arraigado el tema de ser empleado, de no quedarte 5 minutos más porque tenés que ver un pago. No somos dueños: somos socios. Y esto lo llevamos adelante juntos. Otra cosa: no tenemos estudios. Y nos cuesta. La remamos nueve horas por día, nos quedamos de más, pero son las ganas las que te empujan. Las de luchar y recontra luchar. Las ganas son la clave”.
Villar: “Es un día a día. La conciencia se va transformando con la práctica. Pero también hay que leer, nutrirse de la teoría de los que nos han dejado otros compañeros en otras épocas. Por supuesto que esta lucha es difícil, muy espinosa, donde hemos dejado salud, compañeros que han fallecido, algunos que se han ido por no creyeron. Es totalmente respetable. Pero lo más importante es que, más allá de todo, no nos quedaba otra salida: hicimos la cooperativa para tener trabajo”.
Miranda, de Nuevo Amanecer, aporta una receta personal: “Sacrificio, voluntad y horas. ¿Sabés qué le diría a un trabajador en esta situación? Que se puede”.
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La mirada
Villar, de Impopar, deja en claro qué significa una recuperada. “No hay recetas. Es una experiencia más de la lucha de los trabajadores de nuestro pueblo. Debería funcionar un Estado que ponga todo su aval y apoyo en la recuperación de estas fábricas, porque los que generamos las riquezas de las sociedades somos los trabajadores, siendo cooperativa o sociedad anónima. La lucha es dura, durísima, pero vale la pena”.
¿Y cómo se ve esa lucha desde esta Argentina? “En estos meses hubo un gran saqueo a los sectores populares: de la derecha y del gran capital hacia los sectores más vulnerables. A este Gobierno hay que sacarlo. El tema es ver las herramientas para sacarlo por algo superior, y superior a lo que ya estaba. Las fuerzas represivas están avanzando totalmente en contra de los trabajadores. Se ve en cada movilización y en recuperadas como RB, donde nos sentimos completamente solidarios”.
RB es una metalúrgica recuperada en San Isidro, que aun con la fábrica funcionando y una ley de expropiación prorrogada por la legislatura bonaerense fue reprimida brutalmente por la Policía Bonaerense.
¿Cómo hay que accionar sobre ese panorama?
Piensa Villar:
“Lo más importante es la unidad de los sectores de las recuperadas. Y, también, tenemos que tener capacidad de poder actuar políticamente, porque a este país lo hicimos nosotros. Necesitamos a alguien que defienda nuestros intereses y vaya hacia otras perspectivas, porque si seguimos siempre con esta gente que nos está gobernando ahora, vamos a armar 20 mil organizaciones y movimientos, todos muy lindos, pero siempre vamos a tener un techo. Nosotros tenemos que empezar a pelear por el poder”.
-Bueno, algo es algo: un tandilense llegó.
    Villar mira serio a los ojos serios y responde:
-No es tandilense. Su país son los grandes grupos económicos.
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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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