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Gore Vidal presentado por Manuel Vázquez Montalbán

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Gore Vidal. La escritura del exiliado interior, prólogo por Manuel Vázquez Montalbán al libro Patria e imperio selección de artículos de Gore Vidal. (editados por Edhasa, Barcelona, 2001).

José María Valverde, el poeta, catedrático e historiador literario, despacha a Gore Vidal como un escritor norteamericano, más o menos perteneciente a la generación de Norman Mailer, nacido en 1925, capaz de escribir un excelente libro, Williwaw, sobre el tema de la guerra y publicarlo en 1946, a los veintiún años de edad: “…luego se ha dedicado a versátiles experimentos de personajes extraños o remotos, en novelas históricas como Juliano (1964) o de indecente verosimilitud… Myra Breckinridge (1968) sobre una transexual…”. Valverde glosa la pieza teatral de Vidal Visita a un pequeño planeta, representada en 1957, en plena década de desvelamiento de autores como Miller, Tennessee Williams o Albee.

La década de los veinte se dedicó a engendrar una pléyade de literatos norteamericanos llamados a suceder la hegemonía de la llamada “generación perdida” y si Gore Vidal como autor teatral tuvo que ganarse un espacio entre autores como los citados, en novela no lo tuvo más fácil. Son sus compañeros de promoción: Mailer, Updike, Capote, Burroughs, Bellow, Carson McCullers o Salinger. En casi todos estos novelistas domina la exposición o el análisis del conflicto entre el yo y el nosotros, entre lo subjetivo y lo objetivo y el reconocimiento melancólico de la impotencia para controlar las relaciones de dependencia, sean interpersonales, sean sociales. Gore Vidal explicita su voluntad de combate contra lo que le disgusta, no lo padece, lo convierte en un arma arrojadiza. Comparte con Mailer la voluntad de diagnóstico sobre el presente de la vida y la política norteamericana y una cierta aspiración a transgredir arremetiendo contra los tópicos del canon virtual e histórico, aunque Vidal frente a Mailer aparece más convocado por el efectismo irónico provocador que por la transgresión ensimismada que trata de convocar insumisión civil.

Nacido en NuevaYork, escritor de éxito desde los veintiún años, dedicó una parte de su producción a escribir novelas policíacas con el seudónimo Edgar Box, exceso paracultural que no se hubieran atrevido a asumir otros escritores de cejas altas, como no hubieran osado presentarse como candidatos demócratas al Congreso en 1960. Gore Vidal lo hizo, consiguió 70.000 votos más que el futuro presidente Kennedy, y utilizó la experiencia para escribir una farsa teatral, The best man (1963), y algún ensayo recogido en sus compilaciones continuadas. El análisis del poder y sus excesos constituye una de las materias primas de este escritor, así como la defensa de la homosexualidad, a veces en directo, otras mediante la satirización de la cultura reproductiva y la moral de las apariencias: City and the Pillar (1948) o Myra Breckinridge (1968) o el libro Pink Triangle and Yellow Star and Other Essays (1982).

A pesar de esta militancia por la homosexualidad, el imaginario de Gore Vidal que se tiene en todo el mercado literario universal está muy condicionado por Raquel Welch. La presentada como sex symbol femenino máximo después de la muerte de Marylin Monroe fue la intérprete de la versión cinematográfica de Myra Breckinrídge y un factor importante para conseguir transmitir a millones de espectadores de todo el mundo la propuesta ambigua de la novela y el nombre de su autor. Su literatura va por un camino diferente de la calificada como comprometida y podría connotarse como literatura de intervención, condicionada por las provocaciones directas del desorden de las conductas, disfrazado de orden por el establishment, aunque a veces el autor recurra a la fabulación de personajes históricos, pero siempre con la voluntad de llamar la atención sobre algo que le provoca y le obsesiona en la contemporaneidad. Esta escritura de intervención es un valor obvio ya añadido a la propuesta literaria, y tal vez por eso Vidal padece la maldición de lo pretextual, es decir, ser leído desde una información previa sobre la finalidad denunciatoria o concienciadora de su escritura. Si esta característica de Vidal se percibe en sus novelas o en sus piezas teatrales, son casi consustanciales a sus ensayos que, desde Rocking the boat (1962) hasta compilaciones publicadas treinta años después, nos lo revelan como un formidable expositor de agravios y de crítica a la sociedad norteamericana, crítica ejercida hasta el punto de su larga residencia en Italia, a la manera de los exiliados morales de la generación perdida y que ha provocado que muchas veces los periodistas norteamericanos le hayan preguntado: “¿Cómo puede usted decir cosas tan terribles de Estados Unidos viviendo en Italia?” Vidal suele responder que paga sus impuestos en Estados Unidos y que el cincuenta por ciento de lo que gana contribuye, por ejemplo, a pagarle el sueldo al general Brown del Pentágono, estadista y militar, así como celoso estudiante del panfleto antijudío El protocolo de los sabios de Sión.

Estamos en presencia de Patria e Imperio, selección de siete ensayos políticos a cargo de Eduardo Iriarte Goñi, que alcanza escrituras de Vidal hasta de 1994 y por lo tanto un balance suficiente de sus obsesiones y su estrategia expositora: El estado de la Unión, 1975, El estado de la Unión, 1980, La segunda revolución americana, El día en que el imperio americano se quedó sin gasolina, El Estado para la Seguridad Nacional, Patriotismo, La unión del Estado. En cada uno de estos ensayos hay ideas fuerza dominantes y en todos ellos queda implícita o explícita la obsesión dominante en Gore Vidal: la crítica de la democracia norteamericana y el papel de Estados Unidos en el mundo, sea según la tónica de los McKinley y Theodore Roosevelt a fines del siglo XIX, sea según el espíritu de Guerra Fría contra la URSS que iniciara un presidente en teoría tan anodino como Harry Truman. Si se lee el primer ensayo propuesto, El estado de la Unión, 1975, se toma contacto con el estilo de Vidal desde siempre y para siempre. Recoge sus experiencias como conferenciante por diferentes lugares de Estados Unidos predicando contra el doble orden establecido, la doble verdad y la doble moral: “…cerca del ochenta por ciento de la actividad policial en Estados Unidos tiene que ver con la regulación de nuestra moral privada. Con eso me refiero a controlar lo que bebemos, comemos, fumamos y nos metemos en vena: por no hablar de regular con quién y cómo mantenemos relaciones sexuales, con quién y cómo nos acostamos. De resultas de ello nuestra policía se encuentra entre las más corruptas del mundo occidental”. Provocador donde los haya, pero moviendo con solvencia la brida del sentido del humor, Vidal es capaz de proponer la liquidación de la brigada antivicio, legalizar el juego, también las drogas siempre que se vendan previa receta médica y a precio de coste, revisar la política imperial que empezó con la anexión virtual de Cuba y la factual de Filipinas: “El pueblo filipino no quería que lo gobernáramos, de modo que matamos a tres millones de filipinos, el mayor acto de genocidio hasta Hitler”. Al tiempo que Gore Vidal nos explica cómo se bombardea a un público adicto o no, revela sus trucos y en ocasiones sus angustias de profeta. Por ejemplo, cuando en una conferencia está cuestionando el derecho social a tener muchos hijos, introduce la reflexión: “Recurro al truco barato de sacar a colación a la señora Burton para mitigar la tensión que se está creando. La mayor parte del público cree en el derecho a tener cuantos hijos le parezca y que limitar la población por ley resulta una imposición terrible…”, apenas un breve descanso para dejar al público K.O. al decirles que probablemente el fascismo sólo aparece como una palabra sin sentido para cualquier norteamericano, pero el concepto real, añade, está presente en Estados Unidos y con su intento de dominación mundial está frenando o usurpando libertades reales en todo el mundo.

Si de la lectura del primer trabajo ofrecido se pueden extraer las constantes de Vidal, más interesante me parece, en éste y en los demás ensayos, el inteligente juego que establece entre lo que afirma y cómo
razona o relativiza lo que afirma en función de lo que considera que haya podido metabolizar la conciencia de sus receptores. Es como si estuviera construyendo un discurso sin dar concesiones, pero teniendo en cuenta, sobre la marcha, el feedback que supone en el sujeto cocreador, el público. Vidal ensaya sus trucos y nos explica la eficacia de la compensación mediante alivios retóricos como la ironía y la búsqueda de la complicidad in situ con el receptor. Vayámonos del primer trabajo antologado al último, que se titula precisamente La unión del Estado, puesto que el autor explica que si ha escrito con tanta abundancia sobre el estado de la Unión, es legítimo que ahora lo haga sobre la unión del Estado, proposición que podría llevarnos a la perplejidad tras comprobar el radicalismo crítico antiestatalista, entre el anarquismo y Jefferson, que connota la ideología de Vidal. No. Gore no se ha vuelto estatalista, al contrario, ofrece como una posible solución a los problemas de Estados Unidos la descapitalización de Washington y dispersar los centros de poder para acercarlo a la ciudadanía. Llega a proponer la supresión del impuesto sobre la renta y de Washington como capital federal, y transmitir la responsabilidad de cómo administrar lo recaudado desde las regiones autónomas. El título del artículo se convierte en un bumerán, porque Vidal descalifica la posibilidad de esa Unión de Estado que sólo se ha conseguido, históricamente, mediante la fuerza, desde el principio de que el Estado es quien tiene el monopolio de la violencia.

En este último artículo de la antología, Vidal reseña que los tres candidatos a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de 1992, Clinton, Bush y Perot, han utilizado ideas suyas sobre el Estado y sobre la necesidad de relativizar el papel centrípeto de Washington. Algún candidato así lo ha reconocido y el autor lo administra en parte para dudar de la eficacia de sus ideas cuando son utilizadas como retórica para alcanzar el poder. Vidal se agarra al clavo ardiendo de la descentralización, utilizando a Jefferson como su profeta particular y entregándose a la esperanza de que “alguna vez veremos algo parecido a una democracia en nuestra sección de Norteamérica; tradicionalmente siempre hemos sido una república gobernada de arriba abajo por el dinero, pero, al menos, dentro de las regiones habrá más diversidad de la que hay en la actualidad y, sobre todo, el pueblo tendrá por fin la sensación de que ya no es víctima de un gobierno lejano, sino que tanto él como sus impuestos están por fin en casa”. De la obsesión del dinero como factótum de poder operante de arriba abajo pasaríamos a la del dinero como posible factótum de libertad operante de abajo arriba. ¿Se pueden hacer experimentos con cosas tan serias como el dinero, sobre todo dentro de una sociedad construida según las pautas del capitalismo punta? Tal vez estas visiones un tanto desterradas de Gore Vidal traduzcan una vez más la tensión regeneracionista de los escritores norteamericanos que pasaron del exilio interior al exterior, ya que desde Henry James, la mejor literatura norteamericana buscó en el exilio exterior la resolución a los problemas creados por el exilio interior, y la diáspora fue una de las características de excelentes escritores posteriores, se llamaran Eliot, Hemingway o Kerouac. No es Vidal un crítico sistemático de Estados Unidos como podría serlo un marxista o un fascista, y es la suya una mirada a la vez ilustrada y regeneracionista. ¿Cómo puede usted criticar tan duramente Estados Unidos si vive en Italia? suelen preguntarle los periodistas más patrióticos, sin atender al hecho de que vivir en Italia es como habitar en una de las provincias más singulares del mismo imperio y que en el punto de vista distanciador de Vidal influye tanto la nostalgia de la pureza constitucional del origen de Estados Unidos, de ahí sus frecuentes citas de Jefferson, como la rebeldía de un personaje singular que exige el derecho a vivir su diferencia.

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Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña

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El jurado popular y el Tribunal Técnico de la Cámara 3ª del Crimen de la Ciudad de Córdoba condenaron este martes por la tarde a Diego Gustavo Concha, ex titular de Defensa Civil de la provincia (en la foto, durante la audiencia). La pena: prisión perpetua por el delito de abuso sexual seguido de homicidio en perjuicio de Luana Ludueña, una bombera voluntaria que se quitó la vida en enero de 2022, nueve semanas después del ataque. En el fallo se consideró que el hecho fue un caso de violencia institucional ya que Concha “abusó de su poder como jefe de un área clave del gobierno de Córdoba”. Tanto él como la provincia de Córdoba deberán indemnizar solidariamente a los padres de Luana por daños y pérdida de chance de ayuda futura.

Desde Córdoba por Bernardina Rosini

Finalmente hubo justicia.

El ex titular de Defensa Civil de Córdoba, Diego Concha, fue condenado a prisión perpetua por el abuso sexual seguido de homicidio en perjuicio de Luana Ludueña. Luana era bombera voluntaria y se suicidó en enero de 2022, como efecto del ataque que había sufrido.

El Tribunal rechazó el pedido del fiscal Fernando López Villagra, quien había solicitado que se declarara inconstitucional la pena máxima en este caso y que Concha fuera sancionado con 20 años de cárcel.

En su fallo, el Tribunal reconoció el caso como un hecho de violencia institucional, señalando que Concha “abusó de su poder como jefe de un área clave del gobierno de Córdoba” para perpetrar el abuso contra la joven. Además de la pena de prisión, Concha fue inhabilitado de forma perpetua para ocupar cargos públicos. El Tribunal ordenó que Concha, en forma solidaria con la provincia de Córdoba, pague una indemnización a los padres de Luana, Cristina Caminos y Sergio Ludueña, por daños y pérdida de chance de ayuda futura.

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña

Luana y su perro Ciro.

Hallado culpable en todos los cargos en su contra, el ex funcionario también fue sentenciado por los hechos de violencia de género cometidos contra su ex pareja. Los fundamentos de la sentencia se darán a conocer el 17 de septiembre.

Un arma en la cabeza

Diego Concha, de 53 años, llegó a juicio acusado de homicidio por abuso sexual contra Luana Ludueña, de 25 años. Ludueña, tras ser atacada por quien era entonces el Director de Defensa Civil de la provincia, intentó suicidarse en tres ocasiones. Durante su internación en una clínica de la ciudad capital, se enteró de que Concha había renunciado a su cargo y había sido detenido por otro caso en su contra. El funcionario fue arrestado el 27 de noviembre de 2021, luego de que su ex esposa, también bombera, lo denunciara por agresiones y amenazas. Según su testimonio, Concha la habría amenazado de muerte apuntándole con un arma en la cabeza, además de perseguirla en la carretera y cruzarle la camioneta, sumando estos incidentes a una serie de agresiones sufridas desde su separación.

El homo sapiens y la tarjeta de crédito

La jornada comenzó en el Palacio de Tribunales II con las palabras de Sergio Ludueña, padre de la joven bombera, quien se dirigió al jurado popular: “Tienen en sus manos la posibilidad de hacer una diferencia y que la muerte de Luana no quede impune, y que Diego Concha sea condenado para que esto sirva y no haya ninguna víctima más de abuso de poder”. Visiblemente conmovido, recordó los esfuerzos de su hija por superarse profesionalmente: “La vi nacer y me tocó verla morir. Pido justicia por Luana y por quienes no se animaron a hablar”.

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña

Diego Concha, en el centro, durante una de las audiencias. Foto: Natalia Roca para lavaca.org.

Inmediatamente después, fue el turno del ex funcionario. Llamó la atención la omisión de la palabra “inocencia” durante los 17 minutos de su exposición. Al dirigirse al tribunal, compuesto por los jueces Juan Manuel Ugarte, Eugenio Pérez Moreno y Marcelo Jaime, y al jurado popular, Concha declaró: “En el encuentro con Luana no pasó nada malo ni nada bueno, sencillamente no pasó absolutamente nada”.

Luego, hizo una referencia a tiempos prehistóricos: “El homo sapiens no conocía la palabra, entonces se comunicaban por señas o dibujos. Luego el hombre evolucionó y logró conseguir la palabra, y con la palabra se puede hacer el bien o el mal”, afirmó.

Continuó: “Muchas veces el hombre usa la palabra para hacer mucho daño, para tergiversar y sacarlas de contexto, y en muchos casos, mentir”. Posteriormente, mencionó su labor como Director de Defensa Civil, destacando sus años de servicio como bombero y apoyando su defensa en su ejercicio profesional. En cuanto a las denuncias de su ex pareja, mencionó que “tenía un adicional de mi tarjeta de crédito y gastaba libremente, así también con mi tarjeta de débito”.

Después de tal argumento bancario pidió perdón a sus hijos por “tal vez no estar en momentos importantes como eventos escolares” y prosiguió: “Disculpas también a mi ex pareja. Ningún hombre, bajo ningún concepto, debe discutir con su pareja, fuese el motivo que fuese. Lo tengo re claro, lo he hablado muchísimo con las psicólogas que me han ayudado en el penal de Bouwer”. Y para concluir, afirmó: “Quiero que quede bien en claro que quien les está hablando sabe perfectamente qué es la violencia de género”.

Un día de justicia: prisión perpetua a Diego Concha por el femicidio de Luana Ludueña
El colectivo Fuegas, brigadistas forestales, sostuvo el reclamo de justicia.

El poder en el banquillo

Después de las palabras de Concha hubo un cuarto intermedio de varias horas hasta conocerse la sentencia. Profundamente conmovida al saber que finalmente fue hallado culpable, la madre de Luana expresó:Ninguna condena es suficiente porque Luana no nos la devuelven. No puedo decir que estoy feliz pero Luana puede descansar en paz y nosotros como familia cumplimos con su pedido de justicia”.

Agradeció a los presentes, sobre todo a las Fuegas, brigadistas forestales de Sierras Chicas que acompañaron fuertemente a la familia a lo largo del proceso. Sobre Concha dijo: “No me interesa él. No escuché en el recinto lo que dijo. Yo solo rezaba. A lo largo del juicio y de las audiencias llevadas a cabo, no hubo ocasión en la que él mostrara arrepentimiento, empatía, ni reflexión alguna sobre lo que significó su conducta”.

El abogado de la familia Ludueña, Dr Carlos Nayi dijo sentirse “ampliamente conforme” con la condena. Se le ha devuelto la paz a una familia, y el honor a una joven que supo decir que prefería dar la vida que claudicar. Valió la pena”. Y dijo que este caso marca un precedente: “Se trata del poder sentado en el banquillo de acusados”.

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Daniela Calarco, presa desde hace 2 meses por manifestarse contra la Ley Bases: la criminalización de la protesta, y de la organización

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La acababan de despedir. Se fue a manifestar. Y la metieron presa. La historia corta de Daniela Calarco, hace 2 meses detenida en la cárcel desde la votación de la Ley Bases, suena a una cadena de injusticias y trampas en las que el Estado, desde el Poder Ejecutivo al Judicial, es victimario y cómplice. En esta entrevista con lavaca repasa su historia de organización, y dice que su militancia es señalada como “agravante” en la causa judicial, en otro de los peligros de su caso. El clima previo a su detención, con el Congreso militarizado mientras se sesionaba. La encerrona que hizo la policía para cazar manifestantes arbitrariamente, relato que coincide con el de Roberto y el resto de los detenidos ese día. Las torturas que siguieron: 12 horas esposadas, aislada, sin comida ni agua, luego obligada a desnudarse. La criminalización mediática, la rutina del encierro, las lecturas para pasar el rato a la espera de verdadera justicia, y su mensaje: “Nuestros reclamos son justos. Son necesarios y posibles. Entonces hay que tomar la fuerza y el ejemplo de las mejores generaciones de lucha de nuestro país, y no abandonar la calle”.

Por Lucas Pedulla

El teléfono del módulo 3 sector A de la cárcel de Ezeiza suena cuatro veces. 

-¿Hola?

Hola, buenas tardes, ¿se encuentra Daniela Calarco?

-Sí, soy yo.

Daniela Calarco Arredondo -39 años, militante del Movimiento Teresa Rodríguez “Votemos luchar”, trabajadora desocupada, lesbiana- atiende ella misma el teléfono del pabellón. El lunes cumplió dos meses de estar presa en Ezeiza luego de movilizarse el 12 de junio en protesta contra la sanción de la Ley Bases, cuando la detuvieron y la acusaron de terrorista.

Junto con Roberto de la Cruz Gómez , son las dos personas que siguen presas.
La única mujer de las diez detenidas en esa cacería.
Daniela habla con lavaca por primera vez tras su detención.

Trabajadora despedida

Daniela es de Mar del Plata. Empezó a militar en el MTR-Votemos Luchar contra las fumigaciones con agrotóxicos en su barrio. Su inquietud por lo ambiental la llevó a colaborar con la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). Luego, su vinculación pasó al movimiento de trabajadorxs desocupadxs. 

Hace cuatro años Daniela se mudó al sur del conurbano bonaerense, en Lanús, y dedicó su militancia en Lomas de Zamora en comedores populares, en la mejora de viviendas, en cursos de capacitación. Empezó a trabajar en la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación: “Hacíamos el vínculo del Estado y organizaciones sociales que recibían convenios de construcción o capacitación” cuenta ahora, presa. Y conecta: “Hoy veo la persecución que se hace a organizaciones y puedo acreditar que los compañeros rendían cada peso que recibían. También se creó un show para justificar los despidos, pero puedo dar fe de cómo esa política cambiaba la calidad de vida de la gente”. 

Ella lo vivió en carne propia: “Fui una más dentro de la tanda de despidos de marzo”.

El 12 de junio, día de la Ley Bases, Daniela llegó a la Plaza ya desocupada. 

La cacería inhumana

Dice sobre ese día: “Todo empezó mucho más temprano que el momento de la represión. Había un clima: quienes somos militantes o conocemos la térmica de la movilización, sabíamos que no iba a ser una jornada tranquila. La zona del Congreso estaba absolutamente militarizada. Ese escenario dantesco nos daba la razón por la que estábamos reclamando: si necesitás militarizar así para votar una ley, claramente no es bueno para los que estamos afuera”.

Recuerda que al momento de desatarse la represión, las columnas empezaron a desconcentrar por Avenida de Mayo en dirección a 9 de Julio. “Hubo muchísimos gases, corridas, empujones. La represión en la Plaza hasta la 9 de Julio la hace la Federal. Nos desvían a todas las columnas grandes por Avenida de Mayo y la única posibilidad de doblar que teníamos era en 9 de Julio para el lado de Constitución, porque hacia el lado norte no teníamos forma porque había un cordón de motos de la Ciudad. Procesando después, empezamos a ver que estaba todo armado para salir a cazarnos en la 9 de Julio”. 

A Daniela la detienen en Chile y Lima, a la salida de un McDonalds: “Todas las motos que estaban esperándonos en Lima y Avenida de Mayo empezaron a tirar balas de goma. Había gente asustada y con una compañera empezamos a meter gente al McDonalds. Estuvimos unos minutos y después salimos. Una persona me intenta detener y la gente me ayuda, imaginate el temor de que una persona que no está uniformada ni identificada chupe a alguien de una movilización. Muchas chicas me ayudaron a zafar. Pero cuando estoy tratando de irme, se me tira en la espalda. Me mantiene ahí 2 o 3 minutos, cuando llegó más Policía de la Ciudad en moto. Recién a la media hora aparece personal femenino”. 

En la causa figura que el nombre del policía que la detuvo es Marcos Rodríguez, jefe de servicio externo de la Comisaría Vecinal 1B, en el móvil 601. ¿Le informaron por qué la detienen? “En ningún momento me dicen por qué. Solo cuando me suben al patrullero me leen mis derechos. De ahí me pasan a una camioneta en la que me hacen acta con las cosas que me secuestraron con un testigo dudosísimo, que llegó antes de los refuerzos de la policía y ya venía con el policía que me detiene. En un momento ese efectivo le explicó a las policías cómo tenía que hacer el acta. Nunca me hacen firmar nada, y el acta que figura en la causa no es la misma que hacen delante mío”.

Primero quisieron subir a Daniela a una camioneta donde había todos policías varones. El oficial a cargo se negó. La llevaron a otra, donde había dos mujeres y dos hombres detenidos. “Bajan a los chicos y usan esa para subir a todas las mujeres. Desde el primer momento tratamos de bancarnos con las pibas. Se armaron lazos muy buenos que fueron los que nos sostuvieron en esos días tan terribles”. 

¿Por ejemplo? “Pasamos más de 12 horas esposadas en una camioneta sin que nos bajen en la comisaría. Creo que nos bajaron una o dos veces al baño en toda la noche. Después, cuando finalmente nos bajan, nos dejan en un pasillo porque la comisaría no tenía ni una celda para nosotras. Fueron momentos muy angustiantes; cómo nos sostuvimos entre nosotras la bancamos mucho mejor”. Tampoco les llegaron la comida ni los bidones de agua que las familias les compraron. Y en Comodoro Py las hicieron desnudar y las mantuvieron esposadas con pesadas cadenas en pies y manos hasta declarar. 

Daniela observa: “De estos dos meses, los peores momentos fueron mientras estuvimos en Capital. Obvio que es una situación horrible estar en un penal de máxima seguridad, pero acá el trato cambió: por lo menos fue humano”. 

El agravante militante

Al momento de la detención, y por recomendación de sus abogados, Daniela se negó a declarar. Fue una de las detenidas más criminalizadas mediáticamente, acusada de supuestamente incendiar bicicletas del Gobierno porteño. “La criminalización se sostuvo en lo mediático, donde los medios hegemónicos jugaron un papel horrible, pero nada pudieron sostener cuando nos trataron de terroristas y golpistas. Hasta hoy solo queda una imputación de incendio agravado por ser un bien de uso público, que es lo único que pueden seguir para agarrarse y que sea federal; si no, se les caería. Sobre lo que figura en la causa, toman fotos de las cámaras de seguridad de la calle y de la plaza, y hablan de videos que no presentaron en la causa, con lo cual no tienen ningún valor”.

El lunes, al cumplirse los dos meses, organismos de derechos humanos se presentaron ante el juzgado de María Servini para presentarse como amicus curiae en la causa. A su vez, la defensa informa a lavaca que la jueza cerró la etapa de instrucción para que la causa vaya a juicio. En los próximos días presentarán un nuevo pedido de excarcelación para que Daniela espere el proceso en libertad.

Los pedidos de excarcelación de Daniela fueron rechazados porque los jueces entendían que podía entorpecer la causa: “Un supuesto delincuente puede entorpecer una causa plantando pruebas o haciendo desaparecer otras, pero las únicas pruebas que toman en mi contra son las cámaras de seguridad. No hay forma de entorpecer eso porque no hay forma de que yo pueda entrar a algún lugar a borrar esas imágenes. Incluso en la última negativa de excarcelación, la jueza le da a la fiscalía la oportunidad de presentar más pruebas, pero no presenta nada. En el fallo que sostiene mi prisión no dicen cómo yo haría eso: lo que es sumamente preocupante es que hablan que por ‘mi condición’ podría entorpecer la causa”. 

¿Cuál es su condición? “Me hace pensar que mi condición es estar organizada políticamente. Es preocupante que hoy, en Argentina, estar organizado se esté tomando como agravante en una causa. Y eso no me va a caer solo a mí sino a todas las personas que decidimos organizarnos. Es un precedente”. 

El mensaje de Daniela

Acostumbrada a la hiperactividad de la militancia en los barrios y que cada día sea ir de acá para allá, Daniela admite que la rutina del encierro le pesa. Se la escucha firme, clara, y cuenta que aprovecha el tiempo para hacer ejercicio en el patio. También para leer, mucho. Estos días está leyendo un libro sobre el abordaje de los medios de comunicación durante el ataque a las Torres Gemelas en Estados Unidos, como antesala a la invasión a Irak. Agradece los libros que le acercan. Y agradece, sobre todo, la solidaridad de ese afuera que lo siente en el alma: “Es lo que me hace seguir bancando. Una, al estar organizada, sabe que su familia y su organización va a estar, pero la verdad es que todo lo que se armó excedió esa concepción. Son cientas las organizaciones que están bancando, además de los organismos de derechos humanos que visitan, que llaman. Me emociona muchísimo”.

Al mes de su detención, sus compañeras leyeron en Plaza de Mayo una carta que había escrito de puño y letra. Decía: “Somos hijes de un pueblo que sobradamente sabe de ganar y defender sus derechos con lucha. Somos hijes y nietes de la plaza, y si las madres y las abuelas siguen en ella, lo mínimo que tenemos que hacer es honrar su lucha luchando”. 

Le pregunto, entonces, si tiene miedo.

 Piensa unos segundos en la respuesta.

Y dice, del otro del teléfono del módulo 3 sector A de la cárcel de Ezeiza: 

“No sé si es miedo la palabra que usaría. Sí mucha preocupación. Para quienes nos tomamos en serio, desde el primer día, un proyecto de cambio social real, y cuando el capitalismo no tiene nada más para ofrecer al pueblo trabajador, entendemos que el adversario es grande y terminar preso o herido es una posibilidad obvia, que no tomamos a la ligera, pero sí sabemos conscientemente que los derechos se ganan en las calles. Hoy hay un nivel de ataque y de violencia mucho más explícito y profundo que lamentablemente ha encontrado asidero en una parte de la sociedad. Que muchos diputados hayan venido a visitar a genocidas donde yo estoy, en otro momento se hubiese generado un repudio como fue el 2×1, masivo. Lo preocupante, cuando hablamos de discursos de odio, es entender que no queda solo en el discurso, porque hay gente que pasa a la violencia explícita. Tenemos que entender eso como un cambio de época para poder combatirlo. Vamos a tener que ser creativos, ingeniosos, pero no dejar de luchar, porque todo lugarcito que cedamos lo van a ocupar con la porquería que militan. Nuestros reclamos son justos. Son necesarios y posibles. Entonces hay que tomar la fuerza y el ejemplo de las mejores generaciones de lucha de nuestro país, y no abandonar la calle”.

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Chaco: continúa la Marcha Multisectorial desde el Impenetrable hasta Resistencia

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Una larga marcha que va del Impenetrable chaqueño a la Capital -casi 300 kilómetros- reclama la entrega urgente de comida para merenderos, comedores y programas sociales al gobierno provincial. Además, señala al nacional bajo la consigna “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”. Hoy dos columnas que provenían de distintas comunidades se unieron y dormirán en Castelli; mañana siguen, mientras arman los petitorios y conforman una Multisectorial de campesinos, comunidades originarias, sindicatos, productores y hasta la Iglesia.

Informe: Luchas del Chaco

https://twitter.com/lavacatuitera/status/1823479023533539607?s=48

El hambre y la falta de respuestas impulsan la larga marcha de las comunidades del Impenetrable chaqueño. Hoy y luego de recorrer a pie 50 kilómetros las dos columnas en que se organizó esta marcha acamparon en Castelli, a casi 300 kilómetros de Resistencia, a donde se dirige esta protesta para exigir que el gobierno provincial entregue comida para los merenderos, para los comedores escolares y para los programas de asistencia alimentaria.

Este jueves 8 de agosto una columna partió desde Miraflores y otra desde Bermejito. Cada una se nutrió de comunidades del Impenetrable. Hoy y en un emotivo encuentro, las dos columnas se abrazaron en la entrada de Juan José Castelli, luego de caminar durante casi dos días. Denuncian así la dura situación que se vive en el Chaco: el hambre y la falta de comedores escolares y comunitarios. La multitud, que provenía de diversas comunidades, marchó por la ciudad bajo la consigna: “Milei: basta de hambre, ajuste, entrega y represión”.

La columna de Miraflores estuvo compuesta por personas de Fortín Belgrano, Sauzalito, Sauzal, Vizcacheral, Misión Nueva Pompeya, Wichí, entre otras, mientras que la columna de Villa Río Bermejito reunió a habitantes de El Espinillo, La Leonesa, Las Palmas, Pampa del Indio, parajes rurales y localidades aledañas.

Ahora se encuentran acampando en el acceso de Castelli y se preparan para armar los petitorios y convocar a la Mesa Intersectorial, que estará integrada por campesinos, originarios, asociaciones comunitarias, asociaciones sociales, iglesias, pequeños productores, intendentes, etc..

El objetivo es claro: que se abran las negociaciones con el gobierno de la provincia y se de respuesta urgente a las demandas alimentarias.

Continuará…

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