Nota
Vandana Shiva: La globalización y su caída
(Por Vandana Shiva) La globalización se impuso al mundo con una promesa de paz y prosperidad. En cambio estamos enfrentados con la guerra y la crisis económica. No sólo la prosperidad ha resultado ser evasiva, las seguridades económicas mínimas de las personas y los países están desapareciendo rápidamente. En países como Argentina donde el hambre nunca fue un problema, han empezado a ocurrir muertes por hambre, y el hambre ha vuelto a países como la India que había eliminado la hambruna, como la de 1942 que mató a 2 millones de personas bajo el mando colonial, y había proporcionado seguridad alimentaria a través de una política pública dirigida por el proceso democrático de un país independiente y soberano. Incluso las economías ricas de EE UU, Europa y Japón afrontan una decaída. La globalización ha fracasado claramente en la mejora del bienestar de los ciudadanos o de los países.
Sí ha ayudado a algunas corporaciones a aumentar sus ganancias y mercados, pero muchas de ellas, como AOL/TIME Warner y Enron, cuyo crecimiento no sostenible estaba basado en la desregulación que acompaña a la globalización, han quebrado o se han desvalorizado. Seguir el camino de la globalización demuestra ser una receta para la no sostenibilidad para los ricos y para el empobrecimiento y la indigencia para los pobres.
La paz fue otra promesa de la globalización, pero lo que hemos heredado ha sido terrorismo y guerra. La paz debía ser un resultado del aumento de la prosperidad global a través de la globalización. El aumento de la pobreza es la realidad que se revela. Y la inseguridad económica y la exclusión están creando las condiciones para el aumento del terrorismo y el fundamentalismo.
La exclusión económica y política, y la erosión de la soberanía económica nacional están haciendo que muchos jóvenes viren hacia el terrorismo y la violencia como una forma de alcanzar sus objetivos. La erosión del nacionalismo económico y el crecimiento de la inseguridad económica también proporcionan tierra fértil para el ascenso de los políticos fundamentalistas de derechas, con partidos que usan la realidad de la inseguridad económica para echar leña al fuego de la inseguridad cultural, y llenar el vacío dejado por el derrumbamiento del nacionalismo y la soberanía económicos con la agenda pseudo nacionalista del «nacionalismo cultural».
A escala global, la retórica «del choque de civilizaciones» y la guerra contra el Islam realiza la misma función que las agendas políticas exclusivistas de nacionalismo cultural e ideología fundamentalista en el nivel nacional.
La convergencia del Fundamentalismo
Dos formas de fundamentalismo parecen estar convergiendo y comenzando a reforzarse y apoyarse mutuamente.
El primero es el fundamentalismo del mercado de la globalización en sí mismo. Este fundamentalismo redefine la vida como mercancía, la sociedad como economía, y el mercado como medio y fin de la empresa humana. El mercado se está convirtiendo en el principio de organización para el aprovisionamiento de comida, agua, salud, educación y otras necesidades básicas; se está convirtiendo en el principio de organización para el gobierno, se está convirtiendo en la medida de nuestra humanidad.
Nuestra humanidad ya no se afirma en los derechos humanos fundamentales consagrados en todas las constituciones y en la declaración de los derechos humanos de la ONU. Ahora está condicionado a nuestra capacidad de «comprar» nuestras necesidades en el mercado global, en el cual las condiciones de la vida (comida, agua, salud, conocimiento) se convierten en las mercancías esenciales controladas por un puñado de corporaciones. En el fundamentalismo del mercado de la globalización, todo es una mercancía, todo está en venta. Nada es sagrado, no hay derechos fundamentales de los ciudadanos ni deberes fundamentales de los gobiernos.
El fundamentalismo del mercado de la globalización y la exclusión económica inherentes a él están dando lugar a (y se refuerza y apoya en) políticas de exclusión que surgen en forma de partidos políticos basados en el «fundamentalismo religioso» /xenofobia/limpieza étnica y en el refuerzo del patriarcado y el sistema de clases. La cultura de la mercantilización ha aumentado la violencia contra las mujeres, sea en forma del aumento de la violencia doméstica, del aumento de los casos de violación, de epidemias de feticidio femenino, y del aumento del tráfico de mujeres.
La globalización como un proyecto patriarcal ha reforzado las exclusiones patriarcales. Las atrocidades contra los dalits [N del T: casta más baja del sistema social de la India] también han aumentado como consecuencia de la globalización, disfrutando las castas más altas de un nuevo poder con su integración al mercado global e intentando también usurpar los recursos de los pobres y marginados, sobre todo los dalits y tribus indígenas, para la explotación comercial. Se han deshecho las leyes de reforma agraria que hicieron inalienables los derechos de la tierra de los dalits. Está en marcha un intento para deshacer la protección constitucional de los derechos tribales de la tierra bajo el título V de la Constitución.
Mujeres, dalits, tribus, las minorías son las víctimas especiales del impacto social y económico de la globalización. Los nuevos movimientos de solidaridad como la Campaña del Pueblo Indio contra la O.M.C forjan nuevas alianzas entre diferentes movimientos. Sin embargo, la política de exclusión emergente está rebasando los movimientos de la gente.
La inseguridad económica hace vulnerables a los ciudadanos a la política basada en la exclusión. Para aquellos en el poder, o buscándolo, una política de exclusión se convierte políticamente en una necesidad. Se hace necesaria para llenar el vacío creado por el fallecimiento de la soberanía económica y del estado del bienestar y para sustituir una política con identidad basada en los derechos económicos.
Se hace necesaria para desviar la atención pública del impacto negativo de globalización y explicar la falta de empleos y de sustento, y la carencia de satisfacción de las necesidades básicas que resultan de la globalización económica en términos de competencia por empleos y recursos escasos con «minorías» e «inmigrantes». El fundamentalismo y la xenofobia resultan ser auxiliadores de la globalización corporativa, dividiendo y distrayendo a la gente, dando así protección e inmunidad al proyecto de la globalización.
En la India, cada voto desde 1991 ha sido un voto en contra de la globalización y la liberalización del mercado que crea 10 millones de nuevos desempleados cada año, depaupera a los campesinos y priva de derechos a los marginados. Esto cambió en 2002 en las elecciones de Gujarat que siguieron a la masacre de 2000 musulmanes, con una violenta re-ingeniería de la agenda electoral para alejarla de las necesidades básicas y centrarla en un conflicto y lucha entre mayorías y minorías. La aritmética garantizó la victoria al partido que había creado una división entre las comunidades mayoritarias y minoritarias y que había sembrado el miedo y el odio mutuos mediante violaciones y asesinatos. Esta agenda violenta y exclusivista se extiende ahora a todas las elecciones siguientes.
Y mientras las matanzas estaban en camino, y la preocupación nacional se centraba en combatir el comunalismo y el fundamentalismo, la agenda de la globalización se impuso a marchas forzadas. Se autorizaron los OMG (organismos modificados genéticamente), se cambiaron las leyes de patentes para permitir patentes sobre la vida, se introdujo una nueva política del agua basada en su privatización, y se introdujeron nuevas políticas para desmontar la seguridad del sustento de los agricultores y la seguridad alimentaria de la gente. El presupuesto de 2003 ha llevado aún más lejos la agenda de la globalización, usando la distracción de la división religiosa y de las comunidades para disipar la oposición democrática.
En EE UU y el Reino Unido, la guerra contra Irak se ha convertido en una distracción conveniente de los asuntos de la globalización y el aumento del paro y la inseguridad económica. La política del odio se convierte en el apoyo indirecto al fracasado y fallido proyecto de la globalización.
Necesitamos una nueva política de solidaridad y paz que trate simultáneamente la violencia y la exclusión inherentes a la globalización, la violencia del terrorismo y el fundamentalismo y la violencia de la guerra. Las diferentes formas de violencia y las diferentes formas de fundamentalismo tienen raíces comunes, y necesitan una respuesta común. La globalización es intolerante a la descentralización, a la democracia y a la diversidad económicas. El terrorismo y el fundamentalismo son intolerantes a la diversidad cultural. Y la máquina de guerra es intolerante al «otro» y a la resolución pací
fica de conflictos.
La respuesta a la globalización es la protección y la defensa de nuestras diversas economías a escala local y nacional. La respuesta al fundamentalismo es la celebración de nuestras diversidades culturales. La respuesta a la guerra es el reconocimiento de que «el otro» no es una amenaza, sino la condición previa misma de nuestro ser.
Imagínese como sería de diferente el mundo si estuviera basado en una filosofía de interdependencia mutua en vez de la filosofía dominante actual que está basada en «Para que yo exista, tu debes ser exterminado» o «Tu existencia es una amenaza a mi existencia».
En un mundo basado en la interdependencia más que en la dominación, la exclusión, y la exterminación, Monsanto no podría presentar un acuerdo de TRIPS (Derechos de propiedad Intelectual Relacionados a la Industria) que trata como «ladrones» a los agricultores cuyas semillas Monsanto ha patentado. Monsanto, Syngenta, Ricetec y otros biopiratas tendrían que reconocer que su cosecha está basada en la cosecha previa de los agricultores.
Si las corporaciones biotecnológicas pudieran ver que la humanidad depende de la diversidad biológica, y que la seguridad alimentaria necesita polinizadores y especies de diferentes plantas, no harían uso de cosechas de Bt [N del T: Insecticida compuesto de bacterias Bacillus thuringiensis modificadas genéticamente ] de ingeniería genética que matan abejas y mariposas, no crearían plantas resistentes a herbicidas, ni borrarían la diversidad de las plantas.
Si el Presidente Bush pudiera ver el Tigris y el Eufrates y la civilización de Mesopotamia como antepasados y reconociera nuestras raíces comunes en una evolución común, no entraría precipitadamente para borrar las raíces históricas con bombas no tripuladas y armas de destrucción masiva.
Si los que controlan el capital pudieran ver que su riqueza incorpora la creatividad de la naturaleza y el trabajo de la gente, no crearían reglas de comercio que destruyen la naturaleza y los medios de vida.
El fundamentalismo del mercado y el fundamentalismo de las ideologías del odio y la intolerancia están arraigados en el miedo – el miedo del otro, el miedo de la capacidad y la creatividad del otro, el miedo de la soberanía del otro.
Estamos siendo testigos de las peores expresiones de violencia organizada de la humanidad contra la humanidad porque somos testigos del exterminio de la filosofía de la inclusión, la compasión y la solidaridad. Esto es el costo más alto de la globalización: está destruyendo nuestra capacidad misma de ser humanos. El redescubrimiento de nuestra humanidad es el imperativo más alto para resistir e invertir este proyecto inhumano. El debate sobre la globalización no es sobre el mercado o la economía. Es sobre recordar nuestra humanidad común. Y el peligro de olvidar el significado de ser humano.
Nota
Alianzas bobas, espanto político, el ajuste y el oro, en el Día de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer

Tras el resultado electoral, las integrantes de distintas organizaciones sociales, barriales, políticas y sindicales (ATE, CCC, UTEP, CTA, FPDS, Barrios de Pie, PO, Evita) analizan lo que pasó, en la previa al Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer. Los errores que llevaron al presente, la situación económica actual y la inflación, la falta de trabajo. El regreso de los que se la llevaron con pala, el clima en los barrios y el comienzo del ajuste, en paralelo a la desmovilización de las mujeres tras la Ley de aborto. Sensaciones, incertidumbres y estrategias frente a lo que viene.
Por Anabella Arrascaeta.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
“No es posible que siempre nos esté uniendo el espanto”
Silvia León, referenta de ATE Nacional, llegó a Plaza de los Dos Congresos el viernes con el pañuelo violeta sindical al cuello y el verde por aborto legal en la muñeca. El día anterior, siempre en representación de las trabajadoras y trabajadores estatales, había estado en la Ronda que las Madres de Plaza de Mayo hacen cada jueves. “El límite es el ataque a los derechos humanos, el ataque a las mujeres, el ataque a los trabajadores. Pertenezco a ATE, en la época de Macri sufrimos alrededor de 60.000 despidos en el Estado y esto se avecina de la misma forma pero con características más graves”, dice sobre quienes acaban de ganar las elecciones. “En esta etapa, con este gobierno, tenemos que ampliar los ámbitos de debate y de construcción colectiva. No es Macri, va a ser más fuerte, más feroz y más profundo: más fascista. Y la única forma de enfrentar eso, como decían las Madres en la Ronda, es con esperanza y con organización. Ahora bien, creo que en este tiempo hay que pensar una estrategia bien distinta a lo que estamos haciendo”.
¿Por qué?
No es posible que siempre nos esté uniendo el espanto. Hacemos las alianzas, el frente, y después adentro hay un aquelarre y cada uno tira para su lado, los personalismos y los egos… todo ya lo vivimos. Porque la primera pregunta es: cómo llegamos a este momento. Hay que dar una respuesta distinta, ampliar los espacios del debate, no se puede salir con una resistencia loca, salir a la calle sin pensar lo que vamos a hacer; hay que construir bases sólidas con una visión de futuro.
¿Esa base con qué alianzas se puede construir?
Desde los feminismos tenemos una experiencia grande de construcción donde ponemos objetivos concretos y secundarízamos las diferencias, eso es lo primero. Y para nosotras se construye desde todo el campo popular, porque además hacen falta proyectos y formas que puedan enamorar y llegar a los y las jóvenes. Yo estoy segura que gran parte de la población que votó al partido que ganó no votó el proyecto de Milei, sino que votó una oposición ante la desesperación por este gobierno que no dio respuestas profundas, y que pudiendo hacerlo no lo hizo. Hay que hacerse cargo. Y el primer paso es estar en la calle todas juntas, defendiendo nuestros derechos, van a cerrar el Ministerio de las Mujeres que es nuestra conquista, están atacados los derechos que construimos, tenemos que estar defendiéndolos desde los sindicatos, desde la intersindical feminista que es una experiencia a profundizar, desde las organizaciones sociales, desde los feminismos, y sobre todo tendiendo puentes. También estamos acá por el Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual en las infancias, porque en este contexto como siempre los que van a perder derechos son las niñeces: a medida que se agudiza la violencia en la sociedad, también se agudiza dentro de los hogares. Este es un momento para pensar cómo hacer la resistencia.

Silvia León. (Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.)
“Los que se la llevaron con pala están de vuelta”
Nené Aguirre, de la Corriente Clasista y Combativa, vive en zona norte de la provincia de Buenos Aires, donde cuenta que grandes fábricas ya empezaron a suspender trabajadores. “Lo hacen a dos días de ganar, ni subieron, pero se envalentonan, y el camino es este: juntarnos para pensar qué hacer”, dice en Plaza Congreso. “La convocatoria de hoy es importante: una vez más las mujeres estamos en la calle. Estamos acá para defender lo conquistado y avanzar con las conquista que faltan”
¿Cómo creés que será esa defensa y avance?
Primero tenemos que encontrarnos, reunirnos, hablar, nosotras supimos hacer una gran unidad ante las adversidades, siempre el recorrido fue poder reunirnos primero, y en este momento necesitamos unirnos como fuerza, y entre todas pensar qué medidas, qué acciones, qué objetivos. Las mujeres seguimos haciendo frente a la violencia de género en los barrios y seguimos a cargo de las ollas, y esto va a venir peor porque ataca a muchos sectores a la vez, todos populares.
¿Qué autocrítica tiene que hacer el movimiento?
Creo que desde el movimiento de mujeres peleamos mucho para que no llegue Milei. Nos manifestamos en todas las formas posibles, no alcanzó porque hay una situación objetiva de 150% de inflación. Al haber firmado con el FMI hubo un cambio. En nuestra organización decimos: tienen que pagar los que se la llevaron en pala, que son los que ahora volvieron, están de vuelta. Hubo infinidad de manifestaciones para defender lo que conseguimos, no alcanzó porque el gobierno no dio respuesta a quién paga la crisis. Hay que hacernos fuertes para que los sectores que la tienen paguen la crisis, y no el pueblo.
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“Hay que llorar, patalear y putear, pero después seguir adelante”
Lis González es de la villa 21-24, donde en las PASO ganó Milei, pero en las generales Massa. “Se vienen tiempos muy duros, como mujeres quedamos más perjudicadas, y más como mujeres pobres y villeras”, dice. Lis milita en el Movimiento Evita. “No le tenemos miedo, pero hay cierta consternación sobre qué va a pasar. No estoy enojada con la gente, soy autocrítica y entiendo que no hicimos un buen gobierno, mucha gente la pasó mal y fue un voto bronca”.
¿En el barrio qué se ve?
Es que no podes decirle a alguien que vive en una villa que va a vivir sin derechos, cuando alguien que vive en una villa no goza de derechos: no tenemos luz, ni agua potable, no tenemos cloacas, caen dos gotas y perdemos todo porque se inunda o se electrocutan las paredes, y mucha gente no entiende qué gobierno tiene que hacerse cargo, no se sabe que no hay programas del gobierno de la Ciudad para mejorar la calidad de vida de las personas que viven en la villa. La gente en el barrio está triste, porque no sabe qué va a pasar. Es complicado, pero hemos sabido durante el gobierno de Macri organizar la resistencia y en este gobierno también lo vamos a hacer.
¿Cómo se sale de la tristeza y de la consternación hacia la acción?
Organizándonos, hay que llorar, patalear y putear lo que haya que putear, pero después seguir adelante, y siempre juntas, porque cuando no hay un proyecto de país que nos ayude se hace más difícil pero quizás podemos generar, en esa falta, la alternativa.

_Lis González (Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org)
“La organización comunitaria es nuestro oro”
Norma Morales, de la UTEP, suspira y dice: “Seguimos teniendo las heridas abiertas, es difícil, pero tenemos que reflexionar sobre qué está pidiendo el pueblo que votó a favor de esta nueva dirigencia política. Veníamos notando que la política se venía alejando de la realidad, entonces era difícil contrarrestar los planteos que te hacía un jubilado o una mamá que está criando sola y que no llega a fin de mes, o ir a un hospital y que te den turno para 6 meses, o la inflación; hay que sentarnos a reflexionar y ponernos a la altura de lo que hoy está pidiendo el pueblo”.
¿De dónde agarrarse?
Creo que tenemos un tesoro los feminismos y los movimientos sociales: la organización comunitaria, es nuestro oro, tenemos que fortalecer y cuidar esa red que hemos construido en este tiempo. Falta, hay cosas que estamos haciendo mal, se nos siguen muriendo mujeres por feminicidios, por eso tenemos que escucharnos, abrazarnos.
¿Qué aparece como sensación en los barrios?
Hay mucho dolor, miedo, intranquilidad, tenemos muchas compañeras grandes y los anuncios en las redes, en los medios, traen mucha incertidumbre. Y en la otra vereda tenemos muchos vecinos que nos dicen que votaron a Milei porque quieren un cambio, y así abrieron una puerta donde la habitación que aparece es oscura. Por eso: nos tenemos que preparar.

Norma Morales (Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org).
“Basta de alianzas bobas”
Leonor Cruz, Secretaria de Géneros y Diversidad de la CTA Autónoma, llegó desde Tucumán, donde dice que ya hay despidos y achique de Ministerios, por eso plantea para lo que viene: “Unidad, estrategia, y federalización” ¿Por dónde empezar? “Primero: dejar de decir que nos derrotaron y que tienen la mayoría, porque eso no es cierto, hay un 44% de la población que le dijo que no. Es un tiempo de mucha escucha, las organizaciones tenemos la obligación de seguir en las asambleas escuchando el run run que por lo visto estuvo abajo, no hemos sabido construir un liderazgo, construir alternativas. El movimiento feminista en toda su diversidad y en toda su amplitud debe hacer un análisis sincero de la construcción de nuevos liderazgos, porque construir nuevos liderazgos es construir nuevo poder, y el poder que hemos venido construyendo por lo visto no ha convencido ni ha enamorado; tenemos que poder revisarlo sin flagelarnos porque no vamos a ponernos la culpa. Hay que debatir la construcción real de poder pero no el que estamos acostumbradas, porque hay un nuevo tiempo y eso es también una nueva oportunidad: la oportunidad de volver a enamorar, no es utopía, es realidad, y el movimiento lo supo hacer y va a estar a la altura de estos tiempos”.
¿Qué alianzas pueden construir esa utopía?
Todas, creo que no puede quedar nadie afuera. Pero basta de alianzas bobas, la unidad no se decreta. Todos tenemos una idea de proyecto de país: con justicia social, con más democracia, con trabajo, con producción, con soberanía. ¿Qué significa eso para cada uno de nuestros espacios? Hay que empezar a amalgamarlo en una idea común que nos una. No podemos caer en decir que nuestro pueblo se volvió fascista, porque eso es la derrota, nuestro pueblo no se volvió fascista, hay una parte que siempre lo fue, y lo sabemos, pero hay otra parte que está cansada, que tiene hambre, que está agobiada, que ve que nuestros barrios son cárceles a cielo abierto, que las juventudes no es que no tienen futuro, no tienen presente, a esos compañeros y compañeras hay que volver a enamorar.
“Los derechos humanos nos abrazan y sostienen como sociedad”
Celeste Ortiz lleva atado en la cintura un pañuelo blanco con dos palabras: Nunca Más. Es militante de Barrios de Pie, está sentada con sus compañeras, y se ríen entre chistes. Cambia su ánimo al ponerse hablar del presente, y cuando dice que imagina que se vienen años de tristeza. “Es fundamental que el feminismo, las organizaciones sociales, políticas y sindicales estemos en la calle. Va a ser desgastante”.
¿Cómo hacerlo entonces?
Nosotros creemos en la democracia. El pueblo eligió, y lo respetamos. Vamos a tener que ser estrategas, hay que salir, pero cuidándonos, para no exponer a compañeras y compañeros.
¿Qué significa el pañuelo con el Nunca Más?
Los derechos humanos son los que nos abrazan y sostienen como sociedad, me parece importante usar el emblema de Nunca Más, vamos a tener una vicepresidenta negacionista, que defiende a los genocidas, y hoy más que nunca tenemos que recordar a nuestros compañeros y compañeras desaparecidas, a las infancias que han arrebatado, reivindicar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y llevar el pañuelo a todos lados, como una forma de seguir construyendo memoria.

_ Leonor Cruz (Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org).
“Hay que volver a las calles”
Vanina Biasi integra el Plenario de Trabajadoras y el Partido Obrero. Imagina que vienen años de mucha lucha, “y eso tiene un aspecto positivo para reivindicar, porque cuando te tenés que sacar de encima a un Milei, a una Villarruel, no da lo mismo cómo lo hagas, de eso depende si vas a tener un futuro o no. El movimiento de mujeres tiene que saber que tiene un poder enorme, y que tiene que salir a organizarse para frenar los atropellos, para tener nuevamente la primacía en las calles que es un elemento fundamental en nuestra lucha porque ellos trataron de competirnos en la calle y no pudieron. Y hay que seguir militando en los barrios, en los lugares de trabajo, hablando con el votante de Milei, explicando por qué llegamos hasta acá.
¿Qué propuesta hay que construir?
Creo que tenemos que identificarnos con un programa independiente, no podemos salir a decirles a los que votaron a Milei que queremos volver al esquema que tuvimos hasta ahora, porque la gente votó contra el esquema de este gobierno. Realmente creo que tenemos que defenderlo desde un lugar de mucha independencia para salir a reconquistar a quienes votaron a Milei y no son fachos, obviamente. Esa tiene que ser nuestra estrategia: ganó Milei, las mujeres tenemos que volver a organizarnos; el movimiento obrero también, pero tiene una losa más pesada sobre la cabeza: la burocracia sindical.
El movimiento feminista quedó desarticulado tras la Ley de aborto, ¿por qué?
Quedó desarticulado porque estos años fue la prédica de que no necesitábamos movilizarnos porque teníamos un Ministerio de las Mujeres, y finalmente ni una cosa ni la otra se hizo. Siento que hay que reconstituirlo, y va a haber que sortear muchos debates, hay que ir a hablar con gente de otra corriente política que depositaron sus esperanzas en el gobierno anterior y plantearles que hay que volver a las calles. El norte tiene que ser el programa de las mujeres, no el programa de un gobierno que después pone por delante los intereses económicos de ese gobierno y nos deja a nosotras nuevamente sin avanzar sobre nuestras demandas. No va a ser fácil, pero nosotras vamos a colaborar en este camino.

_Vanina Biasi. (Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org)
“No hay trabajo en las calles”
“Este gobierno en la campaña dijo todo lo que iba a hacer, así que ya lo sabemos. Hay que estar atentas, y luchando”, dice Vany Velarde, del Frente Darío Santillán, una de las organizaciones que concentraron frente al Congreso. “Hay una estigmatización grande, pero los movimientos sociales y piqueteros existen porque hay un Estado ausente. No somos piqueteras porque queremos, no somos como dicen planeras, lo que hacemos es defender derechos que no están garantizados”.
¿Cómo imaginás que puede impactar en las mujeres la quita de planes sociales?
Terrible, porque muchas estamos organizadas en cooperativas y lo que recibimos es un impulso. Por ejemplo el Potenciar Trabajo, que aunque no cubre la canasta familiar, ayuda mucho. Lo mismo con toda la ayuda social que hay, otro ejemplo es la Asignación Universal por Hijo, que es fundamental para nosotras las madres, lo necesitamos, porque hoy no hay trabajo para todas en las calles.

Vany Valerde (Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org)
Nota
Mar del Plata protagonizó una gran marcha para espantar el miedo

(Desde Mar del Plata) «Vine con mis dos hijas para que vean que mientras en las redes hay odio y miedo, acá hay mujeres aliadas» dijo Andrea a lavaca este viernes, en plena y multitudinaria movilización marplatense convocada ante el Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.
La marcha ocupó más de diez cuadras entusiastas en las que fermentaron también temas relacionados con el contexto político tras las elecciones del domingo pasado. La bandera que encabezó la movilización plantea: 25N Milei: ni un paso atrás con los derechos de las mujeres y diversidades”. Las mujeres aliadas que mencionaba Andrea esgrimieron también argumentos de las luchas por los derechos humanos y contra la violencia institucional y especialmente policial.
Algunas canciones, frases, ideas, sentimientos:
“Nuestros derechos no son privilegios. Derechos sí, derecha no”.

(Fotos: Sebastián Smok)
“No a la violencia/ las mujeres somos resistencia».
“Creyeron que el feminismo se va a acabar/ unidas y organizadas seremos más”.
Camila, de 21 años, iba con un letrero hecho a mano: “La ESI y la ley del aborto no se negocian”. Explicó a lavaca: «Tenemos que cuidar los derechos que ya tenemos, así, juntas y sin miedo». El tema del miedo parece acompañar estos tiempos, pero también los modos de superarlo.

(Fotos: Sebastián Smok)
Una pareja iba de la mano. El hombre explicó su presencia: «Ella tenía miedo y le dije: te acompaño».

(Fotos: Sebastián Smok)
Mucho más joven, Alex Sánchez (17 años) “Llevo este cartel porque la Memoria, la Verdad y la Justicia deben estar más vigentes que nunca».

(Fotos: Sebastián Smok)
La marcha en todo su recorrido unió las consignas clásicas del feminismo con las que denuncian la violencia policial, lo que despertó el aplauso de chicos jóvenes que miraban el paso de las mujeres muy desde afuera, al escuchar las canciones como “Dale alegría a mi corazón, vamos a llenar de ratis el paredón”.
Una mujere acompañaba también con aplausos. «Vienen tiempos difíciles pero nosotras vamos a dar pelea. Ni un paso atrás». La marcha continuó hacia adelante, en una ciudad que parece decidida a no dejarse ganar por el miedo.

(Fotos: Sebastián Smok)
(Fotos: Sebastián Smok)

(Fotos: Sebastián Smok)

(Fotos: Sebastián Smok)
Nota
Primera Ronda poselectoral de Madres: Tik Tok, el combate al miedo, las sonrisas, y otras batallas al sol

Primera Ronda de Madres de Plaza de Mayo, después de las elecciones. La gente en la Plaza, los comentarios, chiquilines de alto vuelo y mujeres que encaran el presente sin olvidar sonreír. Por Lucas Pedulla.
Jara Fernando.
Jarach Franca.
Jaramillo Galindo Maria del Carmen.
Juárez Carlos Héctor.
Los nombres siguen y siguen. Son decenas. Van por la jota, seguirán por la ele. La voz los lee en un cuaderno escrito a mano y todos son respondidos con un «¡Presente!» a puño alzado. La ronda da vueltas, como todos los jueves, alrededor de la Pirámide de Mayo, detrás de las Madres Nora Cortiñas, Mirta Baravalle y Elia Espen, acompañadas en sus sillas de ruedas.

Nora, Elia y Mirta. La imagen conmovedora en la Plaza, como siempre. Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
Pero, a diferencia de todos los jueves, hoy ocurrió algo: hay miles de personas acompañando. La ronda se transformó en el acto reflejo de una sensibilidad herida tras el triunfo de Javier Milei con el 55% de los votos en el balotaje del domingo. La Plaza se convirtió así en un escenario urgente de micro asambleas, donde en cada metro cuadrado había grupos de entre 3 y 6 personas con necesidad de hablar, mirarse y, sobre todo, pensar. Donde se escuchaban frases como:
-Hay que saber cuándo salir y cómo.
-Necesito llorar..
-Llorá, pero tenemos que pensar cómo poner el cuerpo para no pagar siempre los platos nosotros.
-Si ellas pudieron, cómo no vamos a poder.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
La madre de Tehuel y los sub-12
Una de las que llegó marchando es Norma Nahuelcura, la mamá de Tehuel de la Torre, el joven trans desaparecido desde el 11 de marzo de 2021. «Vine para pedir justicia por los que ya no están -dice a lavaca-. Siento que hay mucha gente que no sabe la historia, y por eso votaron lo que votaron».
-¿Tiene miedo?
-¿Miedo? No tengo. Soy la mamá de Tehuel y sigo luchando para que aparezca mi hijo.
-¿Cómo salir de esa sensación?
-Saliendo a movilizarse, por eso estoy acá para saber qué pasó con Tehuel.
La ronda también es escuela a cielo abierto, y por eso Inés -47 años, socióloga- trajo a sus hijos Facundo, de 11, y Malena, de 8. «Estamos para que las nuevas generaciones aprendan. Me da mucha tristeza que después de tanta lucha, a muchas Madres y Abuelas les toque terminar sus días en un gobierno que desconoce su lucha».
Facundo, con una camiseta de Argentinos Juniors, agrega: «Y que haya negado a los desaparecidos».
-¿Qué piensan tus compañeros de lo que pasó?
-Muchos lo votaron en sus casas.
-¿Qué pensás que les gustó?
-No sé si algo les gustó o si fue más lo que no les gustó de este gobierno, y por eso votaron por un cambio. Tengo un amigo al que le echaron al tío y difícilmente vote por Massa. A mí Massa me parecía un buen candidato, porque con lo horrible que fueron estos años, un 44% fue demasiado.
Es la descripción política de Facundo que, vale recordar, tiene 11 años.
Tania y Aimé son dos hermanas que caminan detrás de la ronda. Aimé, con 10 años, es la segunda vez que participa: “Hay mucha gente que viene porque se preocupa por el país y no le gusta que lo arruinen y disfruta lo que tenemos”. A algunos de sus compañeros les gustó Milei, a otros no: “Los que sí, decían que iba a hacer escuelas, y que como en Estados Unidos se hizo famoso, nosotros íbamos a ser famosos como Estados Unidos”.

Fotos Lina Etchesuri/lavaca.org
Tik tok y la comunicación
Tania tiene 19 y estudia Ingeniería Ambiental: “Mucha gente lo votó por conocer algo distinto, pero falta que conozcan de la historia. Si tu formación es Tik Tok y no hablás con tu familia, vas a repetir lo que ya vivimos. Hay que refugiarse en los cuidados y resistir”.
Natalia tiene 30, trabaja en una cooperativa de producción de alimentos saludables, y vino desde Avellaneda, sur del conurbano bonaerense. “Perdimos una batalla cultural -piensa-. Dimos por sentado cosas y nos costó poner una pregunta que desnaturalice lo que estaban diciendo: es terrible que hoy tengamos una vicepresidenta amiga de los milicos. La fragmentación, también, hizo que el debate sea entre los que pensamos parecido”.
Le preocupa el odio: “Habilitó la violencia. Esto viene con el antiperonismo histórico, luego fue con el kirchnerismo, la pandemia lo potenció, y el hito fue el intento de asesinato a Cristina: que no haya pasado nada a nivel político, social y judicial, es tremendo. Naturalizamos un hecho terrible, más allá del partido político que seas. Hay que fortalecer la organización, apoyarnos y ser inteligentes en cuándo salir y cuándo no, y qué enfrentar”.
¿Las causas del resultado electoral?: “Veo mucho descontento. Este gobierno no pudo resolver cuestiones materiales que mejoren la calidad de vida. La inflación termina opacando cosas buenas, porque la gente vota con el bolsillo, y el discurso político parece desanclado de las necesidades. Por otro lado, el odio. Luego, la juventud, con una dirigencia que ya no la interpela porque tampoco tiene un proyecto de futuro: no sabe si va a poder alquilar”.
Por último, subraya una crisis de la verdad: “Necesitamos construir una verdad: hoy decís algo, pero el otro no te cree. Sabemos que la verdad es una construcción, pero hoy las palabras que a nosotros nos marcaron ya no significan lo mismo. Lo que representaba un imaginario para otros no existe, y es un problema, porque no nos podemos comunicar”.

Nora y Mirta con paraguas
Hay miles de personas, hace calor, y a las Madres las refugian con paraguas para evitar el impacto directo de los rayos del sol. Cuando termina la ronda, se escucha la voz de Nora Cortiñas, 94 años, con su clásico final: tres veces “30 mil compañeros detenidos desaparecidos”, tres veces “presente”, tres veces “ahora y siempre”, tres veces “hasta la victoria siempre”.
Tres veces “venceremos”.
Frente al miedo y la angustia, las Madres.
Por eso Mirta Acuña de Baravalle, que desde el 26 de agosto de 1976 busca a su hija Ana María, secuestrada mientras estaba embarazada, junto a su compañero Julio César Gallizi, contesta tranquila: “El pueblo lo votó. Yo puedo sentir un montón de cosas, pero tengamos calma, confiemos en el tiempo”.
-¿No tiene miedo?
–El miedo es para los cobardes.
Dice esta mujer de 98 años que, en un gesto tan necesario para estos días, sonríe.
El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

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