Sigamos en contacto

CABA

La escena del crimen

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

En Recoleta no creen que haya habido un atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Frases, lugares, contradicciones y silencios. Los enigmas alrededor de la grieta.  Por Sergio Ciancaglini

Al caminar por Santa Fe para acercarse al lugar del hecho, se pasa por una gran tienda de maquillaje llamada Rouge, por Mamy Blue y Brookfield, por la iglesia San Nicolás de Bari casi tan tradicional como Plata Lappas que está enfrente, y ya doblando por Uruguay hay una iglesia competidora, Ciudad Luz, informando que “compartimos la fe cristiana”. En esa cuadra está Colombraro, casa de plásticos no tan recoleta, como tampoco lo es el inevitable súper chino, en este caso llamado Market. Hay un winter sale de ropa para la infancia, el geriátrico Santa Catalina, la casa Las Motas (making great shoes), un local autopercibido como show room, el colegio Jesús María, Carters Lovers, otra casa que anuncia que we are on sale, el Morning Glory Kindergarten, Baby Cottons y además Rapanui, una especie de iglesia de los helados y chocolates que promocionó involuntariamente Cristina Kirchner hace tiempo y que posiblemente sea de lo poco, junto con el chino, que contiene a ambas orillas de la grieta.

Uruguay y Juncal. La esquina en la que este 1º de septiembre intentaron matar a Cristina Fernández de Kirchner (parto de esa evidencia que gran parte del barrio tiende a desechar denodadamente). En el lugar exacto del atentado hay ahora policías tras una faja en la que se lee: “Escena del Crimen- No pasar”.

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

Policías y movileros

Los policías lucen sus equipos antidisturbios, escudos y borceguíes, salvo un pequeño grupo: llevan la campera y las gorras con las siglas de la Policía Federal Argentina, pero uno de ellos tiene zapatillas Nike blancas sin medias, otro calza jeans rotos, otro zapatillas levemente zaparrastrosas y pañuelo palestino, como si hubiesen ido ataviados para mezclarse subrepticiamente con el lado de acá de la faja, hasta que les cambiaron la consigna.

La policía es apuntada por decenas de cámaras de televisión, mientras el mundo movilero anda nervioso de aquí para allá tratando de descubrir en sus redes neuronales qué cosa decir en la próxima aparición.  

En el anteúltimo piso de esa esquina está el departamento de la vicepresidenta. En el último hay una vecina anti K que colocó una bandera argentina (en algún momento reclamando “justicia independiente”) encima de la cual hoy se ve una azul y amarilla: Ucrania. El edificio, como tantos por allí, no parece tan lujoso, luce más bien despintado y descascarado (podrían ir de Rouge a maquillarlo), pero en la Recoleta tal vez eso debe ser tomado apenas como símbolo de algo más elegante: la pátina del tiempo.  

En esa esquina está la gente que permanentemente acompaña a Cristina, trasladada a Recoleta como un ejercicio de cuidado y de apoyo que ayer no bastó, cuando el lugar se convirtió en la escena del asesinato que no alcanzó a cometerse.

¿Qué ocurre con el resto del vecindario y de quienes frecuentan esas calles? ¿Qué dicen sobre la situación, qué plantean?  

Dos señoras de tapado y anteojos oscuros, a media cuadra del lugar del hecho, prefieren no hablar. De cerca intuyo que son madre e hija. “Es todo muy complicado” dice la supuesta madre con una sonrisa intencionada.

Igual de intencionada pero más clara, otra dama se acerca portando changuito y no se detiene mientras habla. Cuenta que hace 20 años vive en Recoleta y luego va al punto: “Esto es todo un desastre. Se politiza lo judicial, se mezcla todo, se pierde el horizonte de lo que es real y de lo que es manipuleo”. Hasta ahí, la frase podría pronunciarse a ambos lados de la grieta. Pero María se define:

-Lo del atentado fue totalmente manipulado y armado. ¿Para qué? Para victimizarse. Tapar, tapar y tapar la realidad. Ella quiere convencer a la gente de que hay una persecución. Nadie la persigue, es un juicio y punto.   

-Pero quisieron matarla.

-(Me mira casi con lástima) ¿Vos creés eso? ¿Con un arma vieja, con balas que no salían? Algo tiene que haber pasado pero no se sabe. Entonces que se investigue, que se sepa todo.

-¿Si se investiga y se demuestra que hubo un intento de asesinato usted lo aceptaría?

-Es todo un desastre– dice María, que se va con su changuito diciendo que no con la cabeza.

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

El amor, el odio y la princesa

Por esa vereda viene una señora que camina con dificultad. Al acercarnos, cruza la calle a una velocidad que emula a Mbappé. Dos pasos más allá, Fernando acaba de comprar algo en un kiosco. Acepta conversar: “¿Cómo no se va a aceptar conversar?”

Esboza su mirada: “Me parece muy raro que alguien que quiera cometer un magnicidio, que no sé sus antecedentes, tenga una pistola Bersa, aunque no sé nada de pistolas, pero que le falte justo una bala para la recámara, y entonces no la podía matar a Cristina. Me parece llamativo”.   

No entiendo el argumento pero Fernando continúa: “Por otro lado hay una relación de espejo del kirchnerismo acusando a la otra pate de promover el odio. Me parece demasiado místico eso de que ellos son el amor, y los demás son el odio”.

Siguiente razonamiento: “La división viene de hace mucho. Como decía el psiquiatra Carl Gustav Jung, hay algo que uno tiene que es la sombra, y la sombra se proyecta sobre el otro”.

-¿Por ejemplo?

-Con el fiscal Nisman hay que ver las barbaridades que dijeron Berni, Fernández y los demás. Pero no se sabe si pudo ser un homicidio. Ahí no hicieron un feriado. Pero para la princesa sí que lo hicieron. Entonces me parece que todo es muy de secta. Tendrían que haber dejado que Larreta ponga las vallas y se hubiera evitado este tipo de intento de asesinato.

Entre Jung, Larreta, y las princesas, el propio Fernando se refiere al hecho como intento de asesinato. Y dice: “Soy un ignorante en cuanto al peronismo, disculpe, pero sé que Cristina denostó al peronismo y ahora lo necesita, y el peronismo la cubre. Esas relaciones simbióticas no son interesantes ni constructivas”.

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

Relata que es maestro mayor de obras. Le pregunto si en el antiperonismo puede haber un componente racista: “No, para nada. Yo soy mitad sefaradí, mitad católico, y este es un pueblo de inmigrantes. Estoy de acuerdo eso sí con (Miguel) Pichetto en que no hay que dejar entrar tanta gente de otros países. Voy a Villa Lugano a hacer trabajo y es Bolivia a pleno. Entonces si un argentino quiere que lo atiendan en un hospital en Bolivia, no sé si lo tratan como aquí. Pero hay que cuidar el terruño. Yo no soy racista. Por eso pienso que tienen que venir los japoneses a arreglar todo esto como pasa en Escobar, que es tan floreciente”.

Me cuesta seguir sus ideas, le consulto por Macri: “Yo no sé si es un modelo a seguir. Es un estilo más de negociados, no digo que sean negociados turbios, pero mientras se destruye el mundo y hay cambio climático acá no se hace nada. Es un poco lo que dijo Patricia Bullrich. Te ponés de un lado o del otro pero no podés estar en el medio.

-¿Y usted de qué lado está?- pregunto cada vez más desorientado.

-Acá Larreta puso las vallas, yo no estoy de acuerdo con que las hayan tirado abajo. Pero si pone las vallas, le van a echar la culpa.

-No entiendo.

-Claro, es que nadie entiende. No se sabe de qué lado estar. Fíjese qué pasa con ella. (Cada vez que se habla de ella sin nombrarla, ya se sabe que hablan de ella). Yo tengo muchas dudas. El fiscal hace un alegato contra ella, pero no es una condena. O sea que todo este quilombo es solo por un alegato. Para mí Bullrich tiene que ver con el orden. Donde hay crisis hay oportunidad.

-Bullrich más que ordenada fue violenta cuando le tocó ejercer.

-Yo tendría que investigar lo que usted dice. Si actúa mal, que sea juzgada. No me fanatizo, porque lo fanático remite a una secta, y en la secta se pierde el pensamiento propio.

-Eso es cierto.

-Por eso aparece la grieta, que nos da la oportunidad de eliminarnos unos a otros, y perdemos la posibilidad de crecer. Por eso yo no pienso ni en Perón ni en Macri ni en otra gente, si no en San Martín cuando llegó en barco y decidió no bajar a tierra por la pelea de unitarios contra federales. Eso te muestra que este bolonki viene desde muy lejos.

La bestialidad y lo armado

Por Twitter y whatsapps descubro mensajes de gente del barrio. Uno simula ser de la fábrica de pistolas: “La empresa BERSA quiere dejar claro que sus productos son de primerísima calidad y que no se hace responsable de que el brasileño sea medio pelotudo”. Otro: “Ojalá que el VAR diga que Cristina se adelantó… y lo dejen tirar de nuevo”.

Pasan dos adolescentes que aplican para cualquier casting publicitario. Ella 17, él 16. No quieren fotos ni grabador. Les pregunto qué sintieron al ver un arma apuntando a Cristina Kirchner. Ella sonríe con frialdad. “Es Cristina”. Él completa: “No sentí nada. No me importa”. Con esa inocencia (o no), con esa actitud helada, fueron las únicas personas de esta recorrida, además de los policías de ropaje reversible, que me generaron una especie de escalofrío.

Estela forma parte del lado pudiente de la sociedad. Llegó desde Olivos por una consulta médica, y quería mirar con cierta curiosidad lo que ocurre en Recoleta. “Tengo mucha tristeza, indignación, impotencia. Es inusitada la cantidad de chicos y familias que se van del país. Se fue mi hijo a Italia. En Ezeiza vi gente que se iba hasta con las mascotas. Lo que pasó con Cristina es una bestialidad, no comulgo con la violencia. Pero querer atribuirle todo al discurso del odio, que me parece una etiqueta, es raro. Porque hablan de odio los que también fomentan el odio. Y del otro lado pasa lo mismo. Entonces no pueden atribuirse altura moral para decir que el resto hace discursos del odio”.

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

Ideas alrededor de la grieta. “Hay sindicalistas y políticos millonarios a costa de un pueblo hambreado, a costa de nuestros impuestos”. Le digo que el sector empresario suele ser el más subsidiado. “Claro, tenemos los sindicalistas que tenemos porque tenemos los empresarios que tenemos. Y entre todos cagan a los trabajadores. En el medio hay una franja que quiere vivir tranquila, una clase alta que vive con todos sus chanchullos, y en gente pobre que sigue a determinadas personas porque les dan de comer, y no los encuentro culpables a ellos, sino a los que viven de ellos”.

Explica Estela: “La señora que trabaja en casa y en varias casas de Olivos vive en Guernica. Y donde ella vive le dicen: ‘pelotuda, paraguaya de mierda, para qué vas a laburar en vez de cobrar planes’. Incluso le mataron el perro”. Nota que la miro con incredulidad y sigue: “Me cuenta que hay trabajo pero todos prefieren estar con el plan todo el día tomando cerveza. En cambio esta señora quiere salir sin esperar que le vengan a dar planes” aclara esta señora que se presenta como docente de Boulogne, que trabaja en un comedor de una parroquia católica, y que votó a Massa hace unos años, “cuando decía que iba a borrar a los ñoquis de La Cámpora”.   

Carlos viene con su bastón. Me dice incluso su dirección y departamento como para mostrar que no teme a sus 90 años: “Lo de Cristina fue totalmente armado. Como puede ser que llegue ahí un tipo que a los 10 minutos le conocían toda la biografía. ¿Son boludos?” Le digo que nunca hay que subestimar eso. Cuenta que hace mucho vive en el barrio, y se emociona recordando a su esposa. Dice que siempre fue radical, pero que su hijo mayor es de derecha: “Le tendría que romper la cabeza”. Agrega: “De los dos lados de la grieta son unos hijos de puta. Te imaginás lo que pienso de los peronistas, pero Macri también. Él, el padre y los que los rodean. Pero bueno, sigo caminando y no te distraigo más”.  

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

Entre el aborto y Evita

Pasa una pareja joven. Lucía e Ignacio son turistas uruguayos. “Acá accedemos a cosas que allá no podríamos comprar” reconocen por la diferencia del dólar. El jueves supieron que algo raro pasaba en una cervecería: “Unos gurises se pusieron a gritar. ‘¡mañana es feriado!’ Y todos celebraban. Preguntamos por qué, y dijeron: ‘casi la matan a Cristina, así que no se trabaja’. Decidimos venir a ver” cuentan. “Hay toda una radicalización política. Uruguay siempre es más mesurado, pero igual allí también está creciendo el discurso del odio. Pero esto es una locura” explica Ignacio, que en el caso uruguayo se vuelca por el Frente Amplio. “Es que nosotros estamos viendo lo que pasa con el neoliberalismo. Ya recortaron a cero el presupuesto para la educación, hay mucho retroceso en salud”. Lucía: “Se quiere cuestionar incluso el aborto legal, se manoseó la Constitución con una Ley que manda muchas cosas para atrás, hasta la relación entre propietarios e inquilinos. Ahora pueden echarte de un día para el otro. Esas cosas también son neoliberalismo”.

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

Llega otra señora de tapado y un andar que hasta en Recoleta llama la atención por la elegancia. Se llama Celina. Se está acercando a Uruguay y Juncal.

Cuando suponía que iban a propinarme otra dosis de antiperonismo explícito, ella dice:

“Lo que pasó es tremendo. Doloroso. Yo me esperaba cualquier cosa, pero esto supera toda imaginación”.

Se presenta como psicoanalista y poetisa. “Los discursos del odio están arraigados desde el comienzo de nuestra historia, de toda la formación o deformación social y cultural. El odio es algo intrínseco al ser humano, pero cuando alguien está equilibrado, cuando hay autoestima el amor equilibra las violencias internas, las venganzas, las ganas de pelearse. La falta de una educación, de lo cultural, o la malformación de la educación, tiene que ver con una raza política que es la que nos lleva a estos lugares peligrosos”.

La escena del crimen
Foto Lina Etchesuri para lavaca

Celina reconoce que de pequeña amó a Evita, contra su familia antiperonista. “Mi padre la sufrió mal. Pero yo me hice peronista convencida de que hay que estar con el pueblo. Cuando llegó Kirchner, y luego Cristina, participé incluso en agrupaciones, cosa que sigo haciendo”. La venida hasta recoleta desde Balvanera fue caminando, sola, y para ver al cardiólogo.

Conociéndolo familiarmente, ¿qué psicoanálisis haría del antiperonismo? “Es una clase que no quiere perder el poder, el ganado, los cereales y la soja. Son dueños de millones de hectáreas que se apropiaron indebidamente muchas veces, y que en muchos casos después vendieron a norteamericanos y europeos. Es una clase que va a emplear todo el odio posible, todos los crímenes posibles, para evitar que el peronismo siga adelante”.

Mira alrededor, ese escenario de público y camarógrafos de un lado y policías del otro, separados por la faja anaranjada que dice Escena del crimen. Celina, que escribió el libro de poemas Punto Cero, imagina: “Espero que todo esto sirva como campaña no querida, pero campaña al fin, para que el año que viene Cristina sea presidenta, que es lo que más deseo”.

¿Pensar así, como una canalización electoral, no es algo que justifica las críticas desde el otro lado de la grieta?

“Van a usar cualquier cosa” dice sin inmutarse. “No me importa. Pero es posible que esto haya movilizado a gente buena no partidaria, a gente que se dé cuenta de que el camino no es el neoliberalismo ni es la derecha”.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
Seguir leyendo

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.021