Nota
Cromañón: la voz de los sobrevivientes
Como todos los días 30, el Movimiento Cromañón marchó por las calles de la ciudad, desde el santuario de Plaza Once hasta Tribunales. A 56 meses de la masacre y pocos días después del fallo, el documento que dio marco a esta marcha fue escrito y leído por los chicos y chicas sobrevivientes. Expresan así su opinión sobre el fallo y la cadena de impunidad que consagra, mencionando explícitamente a aquellos que ni siquiera rindieron cuentas a la justicia en las distintas causas en las que se desmembró la investigación y que fueron cerradas. Dedican también un párrafo a Callejeros: “Jamás te escuchamos pedir Justicia; nunca te vimos luchar por los pibes muertos; jamás te escuchamos exigir Nunca Más Cromañón. Te convertiste en el títere funcional de las Ratas que Estafan y Zafan”. Y concluyen su declaración con una frase que resume la historia de demasiadas batallas contra la impunidad del Estado argentino: “ni olvido ni perdón”.
Este es el documento completo:
«Tras 5 años de dolor, de terapias psiquiátricas y psicológicas, pastillas, ataques de pánico, pesadillas, recuerdos imborrables y cientos de marchas pidiendo justicia, la corrupción de nuestro amado país volvió a golpearnos con un fallo que lejos de ser justo, nos devolvió el mismo dolor que nos envolvió aquella noche del 30 de diciembre de 2004, la misma impotencia, la misma bronca… Con las manos atadas y cansados de tantos golpes, nosotros, los jóvenes, sobrevivientes y amigos de los 194 chicos fallecidos en Cromañón, queremos hacer llegar nuestro mensaje de repudio hacia la justicia , representada por los jueces Llanos, Álvero y Maiza, quienes creyeron que con este fallo infame dejarían contentos a la mayoría, sin entender que estamos resignados a no volver a tener paz , pero no nos resignamos a no tener justicia.
Otra vez la impunidad que instala que “el matar es gratis”, “el vale todo” y el “sálvese quien pueda”.
Impunidad con la que un Estado presente, con una clara direccionalidad, viola sistemáticamente los derechos humanos cuando deja de garantizar el derecho a la vida de los jóvenes y los deja librados al cuidado individual.
Impunidad que permitió que Cromañón se convirtiera en la trampa mortal de 200 jóvenes, que existiera abandono de personas por parte del sistema de emergencias, que a más de cuatro años y medio de la Masacre no haya hacia los sobrevivientes una asistencia integral.
Y esta impunidad se entiende (y se sostiene) cuando se conoce el entramado de corrupción; cuando sabemos que López es concuñado de Ibarra; que Fiszbin fuera una compañera de la infancia de Aníbal y Vilma Ibarra; que Vilma Ibarra sea la mujer del ex Ministro coordinador de la Nación, Alberto Fernández; que el Director de Inspecciones Torres haya sido íntimo colaborador de Fernández en su paso por el Banco Provincia y en otras funciones; que Torres haya sido reciclado luego de su procesamiento a similares funciones en la Provincia de Buenos Aires; que el manejo de los fondos de salud estuvieran a cargo de Massa, un primo de Ibarra; que Ibarra haya vivido en el mismo edificio que Chabán y tengan una propiedad en el mismo edificio del barrio de Once; que se hayan desarrollado acciones sistemáticas para destruir los procedimientos, el personal y la idoneidad del poder de policía; que Cromañón fuera incorrectamente habilitado en 1997…
Y es la misma impunidad que en los últimos dos meses permitió que se cerraran las cinco causas conexas a Cromañón, con prescripciones y sobreseimientos que involucraban la habilitación de bomberos, a todos los comisarios de la Superintendencia Federal de Bomberos, y a todos los funcionarios del Gobierno de la Ciudad que intervinieron en la inspección de Republica Cromañón. Que se cerraran la causa de la Asociación Ilícita, en la que había cinco procesados en instancia de juicio oral, y la causa de Emergencia sobre los delitos cometidos durante el operativo de rescate de las víctimas. Por otro lado, la causa “Romagnoli, Gerardo y otros”, una causa macro que juntaba las denuncias por los delitos cometidos durante el juicio político: cohecho y malversación de fondos. Y también la causa de la Morgue por los delitos cometidos con los cuerpos de las víctimas.
Y es otra vez la impunidad, la que dejó fuera de este Juicio Penal a Aníbal Ibarra, la que permite que de los sólo 15 imputados de todos los involucrados en la cadena de responsabilidades de la Masacre de Cromañón, se condenara solo a Chabán, Argañaraz y al subcomisario Díaz por estrago doloso y el pago y cobro de coimas; que se castigara a Villarreal con la irrisoria condena a 1 año de prisión en suspenso y la obligación de hacer tareas comunitarias; que las ex funcionarias del Gobierno de la Ciudad – Fabiana Fiszbin y Ana María Fernández- tuvieran la trivial condena a 2 años de cárcel una vez que el fallo quede firme, por el incumplimiento de los deberes de funcionario público; y que fueran impunemente absueltos el ex director general, Gustavo Torres; el comisario de la comisaria 7º, Miguel Belay y todos los integrantes de la banda Callejeros.
Este es un fallo que entendemos inconsistente al no seguir la cadena de mandos, al condenar a Chabán y no de igual manera a su mano derecha Villareal; al condenar al subcomisario Díaz y no de igual forma al comisario Belay para quien estaba destinado el pago de coimas; al condenar a las ex funcionarias Fiszbin y Fernández y dejar absuelto al director general Torres, quien tenía bajo su cargo los inspectores de gobierno.
Un fallo inconsistente que entendió que Argañaraz decidía unidireccionalmente las acciones de la banda.
Atrás quedarán entonces, Callejeros, tus discursos de autogestión y horizontalidad. Te traicionaste y nos traicionaste. Nos traicionaste cuando priorizaste el lucro por sobre la vida y nos trataste como mercancía, porque eras vos quien se llevaba el 70% de las entradas. Tus letras querían enfrentar al sistema pero tus acciones te convirtieron en un bicho de ese mismo sistema. Nos traicionaste cuando te transformaste en funcional al sistema de impunidad y caíste en la nefasta estrategia de culpar a tu público, a quienes te seguíamos, acusando al pibe de la bengala.
Nos traicionaste, cuando seguiste lucrando sobre la muerte de los 200 pibes; y nos volviste a traicionar, cuando tu lema solo fue “Basta de culpar a Callejeros”. Jamás te escuchamos pedir Justicia; nunca te vimos luchar por los pibes muertos; jamás te escuchamos exigir “Nunca Más Cromañón”.
Preferiste enfrentarte a los padres; padres de los pibes que te seguían a vos, padres de muchos de los pibes que dieron sus vidas por los que sobrevivimos. Y al ubicar a los padres como tus enemigos, te convertiste en el títere funcional de las “Ratas que Estafan y Zafan”.
Y es entonces, otra vez la impunidad, la que ubica a las víctimas como victimarios e instala el perverso discurso de que los padres no cuidaron a sus hijos, de que los pibes eran unos barderos, remitiéndonos al siniestro “algo habrán hecho”.
Pero si algo hemos aprendido, como movimiento en estos 56 meses, es que la lucha contra la impunidad toma fuerzas en las calles. Se fortalece y sostiene en el acompañamiento de otros casos de impunidad, en un solo reclamo por Memoria, Verdad y Justicia, como el caso Kheyvis, que dejo 17 muertes sin ningún responsable.
Y es por ello, que entendemos, que si bien el fallo no ha reflejado nuestro reclamo, ha sido una conquista de los familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas de Cromañón el haber llegado al desarrollo del juicio, como lo ha sido también la destitución de Ibarra, el denunciar que la lógica Cromañón sigue vigente y fundamentalmente, el construir un movimiento nacido del dolor.
Hoy los sobrevivientes, queremos dar un abrazo fuerte a los padres de nuestros hermanos, amigos y novios masacrados en Cromañón, que estoicamente durante un año escucharon durante el proceso del juicio como habían muerto sus hijos; que lejos están de ser los padres violentos y golpistas!! Somos ejemplo de lucha porque desde hace más de cuatro años y medio venimos luchando contra un sistema corrupto. A ellos, nuestro compromiso de seguir luchando a su lado, de seguir exigiendo Justicia por los que no están y por los que sobrevivimos.
Y porque todos somos sobrevivientes de este país, donde gobierna la impunidad, seguiremos saliendo a la calles a recordarles a todos los responsables de la masacre que POR LOS PIBES DE CROMAÑÓN NO HAY OLVIDO NI PERDÓN.
Documento redactado por los sobrevivientes de Cromañón.
30 de agosto de 2009.
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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