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4 marchas de mujeres por femicidios impunes, para movilizar al Poder Judicial
Jujuy: ¿habrá justicia para Iara Rueda?
En los próximos dos días cuatro marchas en distintos puntos del país exigirán justicia por cuatro víctimas de femicidios: Luna, Iara, Maria y Micaela. Cada uno de esos crímenes se encuentra aún impune. Cada una de sus historias muestra la máquina que funciona después del femicidio: búsquedas que no sucedieron, denuncias que no protegieron, investigaciones mal encaradas, causas mal caratuladas. Compartimos las convocatorias de estos dos días, que simbolizan un mapa y una radiografía de la violencia, y también la capacidad de resistencia de familias y comunidades.
Jujuy: ¿habrá justicia para Iara Rueda?
Mañana jueves 13 de abril, comienza el juicio por el femicidio de Iara Rueda (16 años). Su familia convoca a acompañar la primera audiencia, que se iniciará a las 8.30hs, en los Tribunales de San Salvador de Jujuy (Argañaraz, esquina Independencia).

Iara Rueda tenía 16 años cuando el miércoles 23 de septiembre de 2020 salió de su casa en Palpalá, Jujuy, para llevarle un trabajo práctico a un compañero de la escuela. Fue la última vez que su familia la vio con vida. La policía eludió todos los protocolos de búsqueda. Ante la inacción policial, los y las vecinas del barrio se autoconvocaron para ayudar a la familia Rueda a buscar a Iara, y lo hicieron con intensos rastrillajes, de noche, sin luz. En distintos puntos de la provincia se replicaron los cortes de ruta (algunos fueron reprimidos) que exigían que la busquen. Su cuerpo fue encontrado días después, el 28 de septiembre.
Al juicio llegan tres acusados: Raúl Arnaldo Cachizumba y Mauricio Esteban Abad, ambos imputados de “homicidio doblemente agravado calificado por alevosía y por ser cometido en contra de una mujer”. Va también a juicio un tercer hombre, T. F. –que en el momento del femicidio tenía 17 años– imputado por “homicidio triplemente agravado, por el vínculo, alevosía y por ser cometido contra una mujer”.
“Estamos pidiendo que los padres y madres de otros casos puedan asistir, porque es muy importante el apoyo entre familiares y víctimas. Este dolor de que te han arrancado a alguien de esa forma solamente lo sentimos los familiares. En este momento me hace falta mucho ese apoyo. Estarán también muchas organizaciones, los gremios, la Multisectorial de la Mujeres y Disidencias de Jujuy; muchos familiares, vecinos, amigos, nos dijeron: vamos a estar con ustedes. Es importante el apoyo de la sociedad, porque no queremos que le suceda a nadie más”, dijo a lavaca Mónica Cunchila, mamá de Iara.

CABA: Luna Ortiz, el crimen sin castigo
El próximo viernes 14 de abril, Luna cumpliría 25 años. Su familia convoca a concentrarse a las 9 de la mañana en Tribunales (Talcahuano 550, CABA).

Luna tenía 19 años cuando fue drogada, alcoholizada y violada en varias ocasiones por varios hombres mientras le suministraban drogas. Fue Isaías Villarreal quien la había contactado a través de las redes sociales, y llevado a su casa, donde la esperaba con dos hombres más; ahí la drogaron, alcoholizaron y la trasladaron en un raid en el que la intercambiaban como mercancía. El 3 de junio de 2017, encontraron el cuerpo de Luna sin vida en la casa de Villarreal.
El fiscal Marcelo Fuenzalida, de la Unidad Funcional de Instrucción Violencia de Género San Isidro, caratuló el caso en 2019 –dos años después del femicidio– como “abandono de persona seguido de muerte con suministro de estupefacientes a título gratuito”. Por ello se condenó a Villarreal a 14 años de prisión y se imputó a Pablo Paz Gutiérrez por abuso sexual seguido de muerte. Dos años después, en marzo de 2021, los jueces de la Sala I de la Cámara de Casación Penal de La Plata, Daniel Alfredo Carral, Ricardo Ramón Maidana y Ricardo Borinsky, hicieron lugar al pedido de la defensa y catalogaron el femicidio de Luna como “suministro gratuito de estupefacientes destinado al consumo personal en concurso real con homicidio imprudente”. Así, en 2022, Villareal consiguió la excarcelación
“Hoy se pasea cómodamente viviendo sólo a 6 cuadras de nuestra casa, porque los jueces después de liberarlo nos otorgaron, ‘casualmente’, una perimetral sólo por 500 metros”, sostiene la familia en un comunicado en el que difunde la convocatoria a Tribunales “Hemos presentado varios recursos a la justicia desde antes del fallo que lo excarceló, pero al día de hoy no tenemos respuesta por parte de la Corte Suprema para realizar el fallo de cesura y así poder comenzar una nueva instancia de juicio por justicia”. Por eso marchan.
Escobar: El ADN del femicidio de Micaela Rascovsky
A dos años del femicidio, su familia convoca a una marcha de velas el próximo jueves 13 de abril, a las 18 en Colón, entre Tapia y Doctor Travi, Escobar, Provincia de Buenos Aires.

Micaela Rascovsky tenía 26 años cuando fue asesinada el 13 de abril de 2021. La autopsia determinó que había sido atada, tenía marcas de golpes, y en sus uñas se encontró ADN de dos hombres y en su ropa interior de quien era su pareja Guido Pascuccio.
En un principio la causa fue caratulada como “homicidio” y se detuvo a Pascuccio pero, tras apelación del hombre, la Cámara de Casación cambió la carátula. En diciembre del año pasado el juez Manuel Gorostiaga, del Juzgado en lo Criminal N°2 de la ciudad de Buenos Aires, le otorgó la excarcelación. La causa está elevada a juicio como “abandono de persona agravado por lesiones y por el vínculo». Por eso marchan.
El comunicado que difundió la familia dice: “Sus padres siguen luchando porque la causa lleve el nombre que corresponde, «femicidio», una lucha inmensa que no dejarán hasta que los asesinos de Micaela Rascovsky estén presos y paguen por todo lo que le hicieron”.
CABA: María Isabel Speratti Aquino y la ceguera judicial
A un mes de su femicidio su familia, organizaciones y amigas convocan el próximo viernes 14 de abril a las 10 frente al Palacio de Tribunales (Talcahuano 550, CABA).

María fue asesinada el pasado 16 de marzo por su exmarido de cuatro disparos en la puerta de su casa en Cañuelas frente a sus dos hijos de 13 y 17 años que ahora están viviendo con sus tías.
Durante dos años María realizó denuncias que no fueron escuchadas ni atendidas para proteger su vida. En julio del 2021 su marido, Gabriel Alejandro Núñez, intentó ahorcarla y desde entonces María realizó denuncias en la Fiscalía 1 de Cañuelas, en el Juzgado de Paz, en el Juzgado de Garantías 8 y en la policía.
El juez Martín Miguel Rizzo había caratulado de «lesiones graves» el intento de asesinato. Gabriel Alejandro Núñez pasó solo unas horas detenido y continuó amenazándola. Hasta que la asesinó.
Dice el comunicado que difunde la convocatoria: «Estamos de luto y hartas de la inacción de la justicia en las causas de violencia de género. Iremos vestidas de negro y con una venda blanca en los ojos para denunciar la ceguera y la inacción de jueces y fiscales, que derivan en complicidad con los agresores”.
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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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