Nota
Diario desde el ojo de la tormenta: así se contagió en Roma el Coronavirus, el miedo y la organización
Crónica desde Roma, de la llegada del coronavirus hasta las prohibiciones y miedos que vaciaron las calles. El rol de los medios, el manejo político y la situación social. De la revuelta en las cárceles a la caída de las bolsas. Lo que empieza a resquebrajarse. Y las oportunidades que se abren: «Estamos viviendo tiempos difíciles, pero también es una oportunidad para organizarnos de otra manera». Escribe Giansandro Merli desde Italia, donde las muertes por coronavirus llegaron a 1.441 y hubo 175 en un día. Primera parte.

-¿Te acordás cuando íbamos a la cancha?
Mi amigo me pregunta, habla, escucha, pero no huele. Su cara está detrás de una pantalla, en mi computadora. Fuimos juntos a la cancha a ver al Lecce hace tres semanas; hace dos prohibieron los visitantes. El domingo jugaron pocos partidos y sin público. El martes pararon la Liga. El miércoles salió el primer caso de Coronavirus en la Serie A: es Daniele Rugani, jugador de la Juventus.
Solo tres semanas, pero todo cambió. Los primeros dos casos de Covid-19 fueron encontrados en Roma el 29 de enero: turistas chinos. El tercero -siempre en la capital- el 6 de febrero, un italiano de vuelta de Wuhan. Pero es desde el 21 de febrero que la vida empezó a volverse otra. Hace 22 días un hombre de Codogno resultó positivo. Pocas horas después, otros dos en Vo’ Euganeo. Son dos pequeños pueblos en Lombardia, en la región de Milano, la “capital económica de Italia”.
Al principio las medidas principales estaban localizadas sobre todo en esos pueblos y en la provincia de Lodi. Escuelas cerradas, prohibición de circulación y de reunión, cuarentena por la gente con fiebre y problemas de respiración.
Desde otras partes de Italia el problema parecía aún lejano, a pesar de que el virus en pocas semanas había llegado de China recorriendo casi 9 mil kilómetros. El punto de inflexión fue el sábado 7 de marzo. Desde entonces, cada día las cosas cambian muy rápido, mientras sigue subiendo la cantidad de infectados y muertos.

Cuando todo cambió
Ese sábado, a la hora del almuerzo, en la primera página de todos los periódicos la primera noticia es que Nicola Zingaretti resulta positivo al test del Covid-19. Zingaretti es el gobernador de la regione de Lazio, donde queda Roma, y el secretario nacional del Partido Democrático, parte de la coalición de gobierno. En pocos minutos las redes sociales están llenas de una imagen suya de pocos días antes: se lo ve en Milano con varios jóvenes del partido junto al alcalde de la ciudad Giuseppe Sala bajo el hashtag #MilanoNoPara. El sentido del lema es que Milano no para porque la economía no puede detenerse, porque si la gente deja de salir de casa, deja también de gastar dinero.
A las 8 de la tarde del mismo sábado otro hecho cambia la percepción general de las cosas. A esa hora, se filtra el decreto que el primer ministro Giuseppe Conte (jefe de un gobierno que une el Partido Democrático y el Movimiento 5 Estrellas) iba a anunciar el día siguiente. Todos los periódicos y varias páginas Facebook lo muestran antes. La CNN y otras fuentes periodísticas afirman en seguida que el texto les llegó por mail con el remitente de Attilio Fontana, gobernador de la Lombardia, miembro de un partido de extrema derecha – al momento en la oposición, pero hasta agosto pasado, oficialista-.
El texto del decreto dice que la región entera, más algunas provincias de Veneto y Emilia-Romagna, van a ser zona roja desde el día siguiente: prohibido salir y entrar sin motivaciones urgentes o necesarias, o razones laborales.

Menos de dos horas después cientos de personas asaltan los trenes que salen hacia el sur. El decreto aún no está en vigor y los inmigrantes internos tienen miedo de quedarse en cuarentena lejos de casa y en una región que, a pesar de tener uno de los mejores sistemas sanitarios regionales de Italia, se está quedando sin camas en terapia intensiva. La medida que quiere confinar geográficamente el virus se vuelve de repente en una de las causas de posibles contagios.
A las 2.35 de la noche del sábado, ya mañana del domingo, Conte está obligado a hablar por televisión, explicar las disposiciones del decreto y parar el pánico. O al menos intentarlo. Mientras tanto, los gobernadores de la regiones del sur ordenan a los migrantes bajar de trenes y autobuses y volver al norte, para no traer el virus a las casas de sus padres y abuelos y hacia sistemas sanitarios muchos más débiles que el de Lombardia.
No pueden hacer mucho. Por eso la mañana siguiente, cuando los universitarios y trabajadores sin trabajo llegan a la ciudad donde nacieron, encontrarán enfermeros y carabineros con mascarillas en la cara para medir la fiebre y ordenar la cuarentena.

Encerrados
El día después, el domingo 8, mientras en todas las ciudades de Italia despacito empieza a aumentar el número de barbijos en la calle, a disminuir abrazos y apretones de manos y en los andenes los ojos más atentos empiezan a medir el metro de distancia entre seres humanos ordenados por las autoridades médicas, algunas miles de personas no pueden seguir las mismas indicaciones: 61.320 hombres y mujeres están presos en los 189 centros penitenciarios italianos. La capacidad total de las prisiones es de 50.931 y la tasa media de sobrepoblación llega al 120%. “Fuera, a un metro de distancia; adentro, ocho en una celda”, dice una pancarta pegada en la noche por la Acción antifascista de Roma Est.

La primera cárcel que empieza a sublevarse es la de Modena. Los detenidos la toman y empiezan a prender fuego colchones. Llamas también en Bologna y Torino. 54 huyen de Foggia. Los detenidos llegan al techo de las estructuras en Milano, Venezia, Rieti. En Napoli y Roma los familiares junto a pequeños grupos de anarquistas protestan abajo. Todos piden amnistía e indulto. Las fuentes oficiales dicen que la revuelta, que en pocas horas incluye 30 prisiones y según las cifras del ministerio unos 6 miles detenidos, empezó porque el gobierno buscaba prohibir las conversaciones con los familiares por unas semanas para evitar que el virus entre en esos sitios cerrados. El lunes se conoce que en la cárcel de Modena hay un prisionero positivo de Covid-19.

La derecha pide el ejército para controlar las prisiones, pero al mismo tiempos algunas secciones locales de los tribunales empiezan a soltar gente. Sobre todo los más viejos y los que están en régimen de media libertad. Incluso los policías saben que así no se puede seguir, que si el virus llega a más personas dentro de las cárceles será un infierno, incluso para ellos. Voces no confirmadas dicen que durante las revueltas los policías han dejado las llaves, en algunas prisiones, porque no querían enfrentarse y tener contactos con los detenidos.
Lo cierto que es que hasta ahora la revuelta carcelaria ha dejado 13 detenidos muertos (según las autoridades, 12 murieron de sobredosis después de atracar las enfermerías con metadones y psicofármacos), 40 policías heridos, 500 millones de euros en daños, y 12 fugitivos.

El contagio
El lunes 9 de marzo, sobre las 10 de la tarde, Conte habla otra vez por televisión y redes sociales. “Toda Italia es zona roja”, dice. En las grandes ciudades y pocos minutos después, en frente de los supermarket que están abiertos 24 horas, empiezan a formarse largas colas. En algunos casos llega la policía para evitar robos pero también – o sobre todo- para medir la distancia entre la gente: uno por metro. El 4 marzo el gobierno ha cerrado todas las escuelas y universidades hasta el 15 del mes. Pero en el discurso del lunes el cierre es prolongado hasta el 3 de abril. Además cierran cines, teatros, restaurantes, bares (después de las 18), gimnasios y piscinas.

Las movilizaciones, incluso el paro feminista del 8 de marzo, habían sido prohibidas la semana antes, pero ahora también se prohíben reuniones sociales. Se puede salir de casa para hacer compras, ir a la farmacia, a trabajar, a ayudar parientes enfermos, hacer deporte (pero solo en los parques y con la distancia de seguridad). El martes paran todos los deportes de equipo.
El miércoles los números de la epidemia no bajan. Conte habla otra vez en la televisión. Poco minutos antes Confidustria Lombardia, la organización de los grandes dueños de la región, piden que no se pare la producción. El primer ministro cierra tiendas y todos los servicios no esenciales. En poco minutos la gente está pateando las maquinas que distribuyen cigarros. En media hora sale la lista: supermarket, bancos, correo, farmacias, quioscos, tiendas de comida, gasolineras quedan abiertas. Fábricas y cadenas de distribución alimentaria y de productos, abiertas.
La mañana después, en los sitios de distribución logística y de producción donde no hay condiciones mínimas de seguridad, los obreros hacen huelgas repentinas.
El día antes muchas compañías de vuelos ya habían han cancelado los aviones desde y hasta Italia. Ahora se borran también la mayoría de los en el interior, juntos a trenes y autobuses.
Las bolsas financieras se caen 10%, 16%. Cada día es peor. El gobierno pide derogar el “pacto de estabilidad” que la Unión Europea impuso a los gobiernos nacionales para que no tomen deuda. El pecio fue cortar los gastos sociales desde 2010 hasta ahora. Acaso hoy estamos viviendo el efecto. El virus empieza a cambiar las bases de la arquitectura neoliberal de Europa, y parece ser sólo el principio.

Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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