Nota
El Teje, revista travesti
El Teje, en la jerga de las travestis es una palabra comodín que sale del mundo de la prostitucion. “Es la palabra cómplice entre nosotras, de lo que no queremos que el otro se entere: traeme el teje, por la cocaína; o mira el teje, es cuando tiene la billetera con dinero. Y es ese el nombre de la revista”. Lo cuenta a lavaca Marlene Wayar -de la organización Futuro Transgenerico-. Datos sobre el proyecto, ideas para entender lo travesti.
Marlene Wayar está sentada y es tan alta como tantos tacos intentan simularlo. Eso pienso mientras, casi como leyendo mi mente, comenta: “Unas maricas me dijeron esas piernas son para llamarte Marlene y cuando la vi a Marlene Dietrich dije: siiiiii”. Y el 1,90 metros que las lleva no deja lugar a dudas. Es sencilla, cálida y con una sensiblidad que emociona.
Se niega a definirse como una mujer atrapada dentro de un cuerpo de hombre, y quedar así como “una psicótica”; en cambio explica que una travesti es una persona que ha decidido, optado, por construirse en el género femenino más allá del condicionamiento biológico. ¿Y como es ese proceso de transformación? “Es un proceso que se empieza siempre en soledad, porque es un mundo del que no se tiene conocimiento, solo te conocés a vos misma, y solo reconocés en vos misma las sensaciones y las sospechas de no querer ser lo que te están diciendo que sos y que aun así, queres seguir adelante.” Estremece toda la desobediencia presente en lo que dice. Se siente en el ambiente y aumenta cuando explica que la idea de la revista nació a partir de la desesperación. “Veníamos trabajando con Paula Viturro, de tecnología del Rojas en relación a lo artístico, haciendo una búsqueda de un lenguaje expresivo, algo que a las chicas les gusta mucho como hacer shows, lo vocal, lo actoral. Habíamos hablado con un par de profesoras que con suerte para ellas y menos agradable para nosotras se fueron a Europa, y entonces ahí comenzamos a pensar en la revista. Paula se lo propuso a Maria Moreno de comunicación del Rojas. Y ella, encantada, ofreció capacitarnos en crónicas periodísticas.”
Así fue como un grupo “inestable y de crecimiento muy dispar”, como elige caracterizarlo, comenzó a capacitarse. Al principio eran unas diez, muchas se retiraron y las que se quedaron lo hicieron para luchar “por aquellas que tienen herramientas y que no confían en la revista, por aquellas que tienen un potencial muy rico para aprender pero que no confían en sí mismas, por las que no saben escribir y porque nosotras tenemos esta posibilidad”. Con esta misma ilusión la describe, invitando a conocer cada tres meses una revista del tamaño de MU, de unas diez páginas, de color fucsia, negro y blanco; con fotos, crónicas, con la mayor cantidad de voces posibles. “Irá creciendo con el tiempo, a medida que las chicas se apropien de ella.” Y ahora sus ojos brillan, inevitablemente.
El teje, en la jerga de las travestis es una palabra comodín, sale del mundo de la prostitucion. “Es la palabra cómplice entre nosotras, de lo que no queremos que el otro se entere: traeme el teje, por la cocaína; o mira el teje, es cuando tiene la billetera con dinero. Es lo que el otro no puede entender. Y es ese el nombre de la revista”. La presentación la realizó el Centro Cultural Rojas.
En primera instancia, El teje será de distribución gratuita, mientras esté en el Rojas pero ya con el número uno, están pensando en salir a tocar puertas para conseguir subvención, avisos. “Va a ser todo un aprendizaje”. A su vez el Rojas brinda sólo apoyo técnico, a lo sumo la sugerencia de temas pero “somos nosotras las que decidimos, y cada vez decidiremos más”. A esa fuerza Marlene le agrega información: “Vamos a ver como plantear los diferentes personajes paradigmáticos que nos acerquen otras miradas, y que ellos replanteen que les sucede cuando se les para una travesti enfrente, qué les despierta.”. Nada menos.
La voz robada
Marlene tiene unas manos únicas, no las podría definir, no son de hombre, tampoco de mujer, se contornean al hablar, giran y terminan de explicarme lo que está diciendo. “La idea parte de la voz robada. Los pueblos originarios de Latinoamérica han tenido una concepción de la persona, muxe´s en México (homosexual en zapoteco, se pronuncia mushe y se aplica principalmente a personas travestis y transexuales de la comunidad.); son construcciones que no tenían que ver con lo femenino ni lo masculino, estaban en el medio y tenían su statu y su rol social. Cuando llega la conquista, es juntar estos afeminados y que toda la población viera que era el pecado y que se venia a castigar. Por eso nacemos sin historia, hemos sido fragmentadas a la enésima potencia. Ahí la revista se propone un diálogo comunitario, recuperar todo ese conocimiento, ponerlo en manos de las chicas y desde ahí trabajar la colectividad, lo comunitario, lo social, y sostener la dignidad de decir: tenemos una cultura, un lenguaje particular; rescatar nuestros brillos, lentejuelas, la forma en que hablamos, la mirada diferente que tenemos de todo lo que nos sucede. Nosotras tenemos algo que nos hace seguir subsistiendo a pesar de, porque nuestra vida depende del golpe de vista: si te agachás frente a un auto y desconfiás, no tenés que subir porque vas a terminar muerta. Queremos que las criaturas que nacen sepan que se pueden crear y recrear permanentemente, que sepan que tenemos para ofrecer como potencial humano a todas y todos.”
La revolución y lo invisible
Con la misma naturalidad habla de los miedos y angustias que les provocó este proyecto. Miedos que se desprenden de estar en el lugar de “yo pobre prostituta”, de la mucha desvalorización que hay en ellas, de creer que es otra clase de prostitución. Y por el otro lado el miedo que genera enfrentar una tarea en la que uno no se piensa, “hablaremos de nuestra cultura, sí, pero ahí ¿qué tengo yo para ofrecer?”
Primero El Teja iba a ser un libro, pero de esa forma no podían asegurarse que todas las chicas accedieran al material, porque “no es cultura nuestra leer”. Y si bien la propuesta es para que todas y todos lo lean, en especial va dirigido a las chicas: “será una herramienta educativa”.
Entonces ¿es una revista del mundo de las travestis, con la mirada de las travestis y para las travestis? “Vamos a tratar de ser mayoritariamente travestis porque tiene la intención de ser un proyecto productivo que a las pocas que participen y a las que se sumen les suponga también un beneficio económico para que puedan dejar de prostituirse, pero va a estar abierto a todas. Tiene que ver con sostener lo travesti y sostener lo trans, precisamente porque sabemos que tenemos dos herramientas más para posesionarnos como sujetas políticas sin dejar de reconocer que somos travestis. Además pensamos con conciencia política qué es ser travestis. Vamos a tratar de sostener entre todos la palabra travesti contraculturalmente, pero la revista no va a hacer exclusiva, ni un gueto. Va a ver temas de transexuales y transgénero, voces lésbicas, las chicas en situación de prostitución, maricas, feministas, el pensamiento de izquierda; toda gente linda que quiera dialogar con las travestis y hacernos conocer un mundo que hasta ahora nos fuera negado y que a nosotras nos parece muy positivo. Nosotras reconocemos en lo travesti esta raíz, esta cuestión revolucionaria de ser a pesar del vacío, de la soledad, a pesar de ser un fosforito que encandila, a la vez que somos invisibles.”
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La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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