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El callcenter enferma: Intoxicados

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Veinte jóvenes trabajadores del call center Teleperformance fueron internados por aspirar pegamento con el que se pegaban las alfombras mientras ellos trabajaban. Los que reclamaron, fueron además despedidos poco después. El sistema de control y “quema del cerebro” tiene aditamentos como que no se contrata a chicos que estudien Humanidades o Sociales, por considerarlos peligrosos. lavaca acompañó la movilización de esta semana. La confesión del presidente de la empresa, sobre cómo crear empleo.

Hipólito Irigoyen 2350. 16.30 horas. Frío insoportable. La escena es desoladora: un edificio a medio construir, cien chicos de entre 20 y 27, con barbijos y máscaras, reclaman en la calle a los gritos algo inédito: “Queremos trabajar sin ser intoxicados”.
Se repiten varios reclamos del estilo: “Queremos que el edificio esté en buenas condiciones y no a medio construir como está en este momento” o “No queremos perder la audición, tener ataques de pánico, de estrés, ser medicados”. Para la empresa Teleperformance estos reclamos son imposibles de resolver. El mismo Norberto Varas, presidente de la empresa, les dijo hace poco a dos despedidos: “La única forma de crear empleo en Argentina es en estas condiciones”. Los dos jóvenes repiten la historia, como si no pudieran creerla, como tampoco puede creer nadie con sentido común que Varas admita su propia incompetencia sin renunciar.
Las condiciones de las que habla Varas pueden graficarse con una reciente anécdota:
El 4 de julio en el edificio de la calle Hipólito Irigoyen 2350, obreros pegaban alfombras en los pisos al tiempo que los jóvenes trabajaban atendiendo llamados. Veinte de ellos comenzaron a sentir náuseas, mareos, empezaron a vomitar, a toser. Estaban intoxicados por el pegamento. “La empresa habilitó una sala para poner a los enfermos y decidió no llamar a la ambulancia porque sería tremendo para su imagen tener ambulancias llevándose a veinte trabajadores intoxicados”, cuenta Raquel de 27 años, que presenció la situación.
“Los metieron en un taxi y los llevaron a una clínica de Villa Crespo”, dice con bronca. Por reclamar frente a esa situación, dos de los que regresaron al día siguiente recibieron como bienvenida la noticia de que se quedarían sin trabajo. “Casi como un castigo por ser débiles, por enfermarse…En este momento pedimos la reincorporación de los despedidos y que mejoren las condiciones de trabajo ¿Es tan descabellado?”, se pregunta Raquel.
Humanidades y sociales, discriminadas
Ella, al igual que muchos de los 2.000 jóvenes que trabajan en ese edificio de TP es estudiante universitaria, está terminando la tesis para recibirse de Licenciada en Comunicación Social. “Sabemos que en Telefónica dejaron de contratar estudiantes de carreras humanísticas o sociales porque creen que es más probable que intenten organizarse”, dice Raquel.
Algunos vecinos salen a mirar, entre ellos, tres señoras ataviadas con joyas y tapados de piel fruncen el ceño, salen de enfrente del edificio y se acercan a preguntar qué pasa. Alguien les contesta que hay una protesta porque la empresa que está aquí enferma a sus trabajadores. ¿De dónde es?, pregunta la señora, “Es una multinacional”, dice uno y otro dice “Es yanqui”. “Yo trabajé en una multinacional y nunca me pasó nada”, dice la señora, insistente. “Pero ésta explota a los trabajadores”, le responden. “Igual yo estoy contenta, porque antes ahí estaba lleno de cirujas”, expresa la mujer y se toma del brazo de las otras dos para después irse caminando despacio.
Algunos cantos y bailes al ritmo de bombos y redoblantes obligan a moverse un poco y eso ayuda a mitigar el frío. Música sobre la situación sindical y la patronal: “A dónde está, que no se ve, la CTA y la CGT”, “Trucho y cagón son los apodos del patrón”. Algunos trabajadores tomaron la palabra, otros grafitearon la vereda de la empresa con consignas como “Reincorporación Ya” “No a los despidos” “Si a la elección de delegados”. Todo cobró un clima de desahogo, el que se siente cuando uno puede expresarse en un contexto hostil como lo era la puerta de la empresa. Más de veinte uniformados en fila protegían la semi destruída empresa y cada tanto se asomaban los de seguridad privada que estaban adentro.
Cuando hasta logearse es un drama
Los jóvenes que están protestando trabajan en un régimen que les permite apenas dos descansos diarios de quince minutos cada uno. En ese tiempo tienen que ir al baño, relajarse, comer algo y prepararse para el regreso. Una vez en el lugar de trabajo tienen que encontrar una máquina que funcione, si no se pueden logear porque la maquina está rota, se les descuenta el tiempo que les lleve conseguir otra computadora que funcione. Ya logeados se calzan el headset o auricular que en la mayoría de los casos funciona mal y les termina causando problemas de audición. Los llamados empiezan a “caer”, como dicen ellos, uno atrás del otro, sin parar, y si no conseguís atenderlos y resolver los problemas en pocos minutos, te quedás sin el premio y no sólo eso, dejás sin premio al grupo. Los compañeros de al lado te miran mal. El supervisor te dice “No servís para nada”.
Todo esto que cuenta Raquel, lo repiten todos los operarios de call centers que son aproximadamente 50.000 en todo el país.
Gloria Buccella tiene 27 años, pelo negro y ojos verdes. Está en tercer año de la carrera de Sociología y desde los 23 trabaja en Teleperformance para la campaña de Motorola en la que atendía a los clientes de Estados Unidos. Se acerca en medio de los tambores y cuenta su historia: “Por el maltrato psicológico y las presiones para vender más, porque todo el tiempo escuchan las llamadas, y en fin, las malas condiciones de trabajo, tuve un cuadro de estrés laboral. Empecé a estar muy nerviosa, a no querer ir a trabajar, a tener ataques de llanto, de miedo. Mi médica me aconsejó tomar distancia del trabajo y me dieron una licencia psiquiátrica”, cuenta.
La situación de trabajo y la licencia psiquiátrica parece un paisaje normal en estos tiempos. Gloria se fue de la ciudad, estuvo casi confinada por un mes y para cuando pudo volver, la empresa debía reasignarla en un nuevo lugar de trabajo. Contestando mails, haciendo tareas administrativas, lo que sea, pero lejos de la atención telefónica. En lugar de eso, la despidieron el 2 de julio. En una carta abierta a sus compañeros de Teleperformance, Gloria escribió: “Nos tratan como si fuéramos material descartable, tenemos un tiempo de uso y luego de exprimir al máximo todas nuestras capacidades, ya está, nos despiden, con o sin indemnizar y luego, contratan otros jóvenes a los que también engatusan con falsas promesas”. La carta completa puede leerse en www.teleperforados.com.ar seguida de varios comentarios de chicos de TP que resaltan la capacidad de trabajo de Gloria y se solidarizan con ella. Hoy, junto a los dos chicos despedidos tras ser intoxicados, pide su reincorporación.
17 horas. La temperatura desciende pero los cantos persisten sobre la calle cortada por el piquete de los precarizados. De la puerta de la empresa sale un joven y empieza a gritarle a una chica, despedida hace poco, la chica le devuelve el grito. Los tambores paran de sonar, el chico se va rápido, algunos corren a ver a la chica que llora con fuerza.
¿Qué fue lo que pasó? “Bajó un trabajador y le dijo a una compañera nuestra que por culpa de ella que es integrante de Teleperforados, habían echado a algunos compañeros. “¿Ves? Estas son las presiones psicológicas de las que hablamos. Esto es lo que nos hace la empresa, nos divide”, explica Raquel con bronca.
17.30. Una comisión formada por los dos despedidos a raíz de la intoxicación, más Gloria y Raquel ingresan al edificio para presentar formalmente un pedido de reincorporación y de mejora de las condiciones del edificio ante un directivo de la empresa. El hombre les responde que en una semana tendrá una contestación sobre los despidos porque necesita analizar los casos uno por uno. Sobre las condiciones de seguridad en el edificio les asegura que ya están trabajando para acelerar las obras. Habrá que esperar entonces para saber cómo termina la historia. Afuera, espera el resto del grupo, que sigue agitando las alocadas consignas: “Si no querés ser adicto al poxi por culpa de TP o tener una licencia psiquiátrica o que te rajen cuando se les da la gana, organizate con tus compañeros para reclamar lo que te corresponde”.
Para contactarse se puede visitar el sitio www.teleperforados.com.ar
O escribir a [email protected]

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas de cada miércoles llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El dispositivo incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería» de la Policía de la Ciudad». El organismo también observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro.

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!”.

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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