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Juicio por Cromañón: La hora del matafuegos

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La crónica sobre la primera audiencia del juicio por Cromañón publicada por lavaca y elaborada por Diego Rozengardt, el hermano de una de las victimas, en la que describia, entre muchas otras cosas, que la propia Sala de Audiencias donde se desarrolla el juicio no posee matafuegos, provocó una aclaración de la Corte Suprema. Detalles del juicio, y la mirada de los familiares

Juicio por Cromañón: La hora del matafuegos
Las observaciones de los familiares de Cromañón sobre la inseguridad que percibieron en la propia Sala de Audiencias donde se lleva a cabo el juicio, transmitidas en la excelente crónica de Diego Rozengardt publicada por lavaca y difundida por los grupos de familiares de Cromañón, motivó una aclaración de la Corte Suprema sobre la existencia de matafuegos en el lugar. Es posible que este viernes, dia de la segunda audiencia, los matafuegos que no estaban, aparezcan.
Diego, en la crónica, planteaba el tipo de dilemas ante los que se enfrentan cotidianamente los familiares de Cromañón: «¿Qué pasa si hay un incendio aquí adentro?- nos preguntábamos- ¿también querrán echar la culpa a los padres de los presentes «por no saber dónde iban sus hijos»? El Estado no parece tener aún ni tan siquiera las respuestas más elementales a hechos como los de Cromañón».
José Iglesias, abogado y padre de Pedro, otra de las victimas, agregó que tampoco hay luces de emergencia, carteles de salida, y ratificó que una sola puerta, por la que sólo se puede pasar de a uno, es la salida para casi 200 personas. Si allí hubiera un incendio y se apagara la luz como en Cromañón, el lugar sería tan inseguro como lo fue aquel boliche incendiado el 30 de diciembre de 2004, ocasionando 194 muertes.
El eco de la crónica indica que merece que se lean con detenimiento todas las reflexiones y observaciones de Diego, por lo que volvemos a publicarla como material tanto de informacion como de debate.
La foto detrás del blindex
El primer juicio oral y público por Cromañón comenzó este 19 de agosto y a los familiares sólo les fueron asignados 160 lugares dentro de la sala, obligándolos nuevamente a organizarse y seleccionar criterios de autoexclusión. Todo esto fue llevado a cabo durante los días previos al juicio por algunos padres que priorizaron este rol organizador por sobre su propia presencia en la audiencia. Desde las 8 de la mañana estábamos los familiares haciendo fila para el ingreso que se suponía sería antes de las 9. Sin embargo, gracias a una incompetencia lindante con la provocación del Poder Judicial y la policía, la entrada a la sala se produjo pasadas las 11. Mientras, en la fila, algunas mamás bromeaban, simulando ofrecer coimas a la policía para entrar. Adentro, en el banquillo de acusados, estaban los verdaderos coimeros cuya avidez de lucro llevó a la muerte a 194 víctimas.
Sobre juicios y matafuegos
El recinto en el que se desarrolla el debate es el mismo donde fueron juzgados los integrantes de las Juntas Militares de la última dictadura. El peso simbólico que esto conlleva para toda la sociedad argentina, se vuelve algo contradictorio para los familiares de Cromañón, ya que luego de aquel juicio todos los jerarcas fueron liberados a través de las leyes de impunidad y los indultos ¿Será un antecedente macabro?
Y si de macabrismos se trata, resultó insoslayable notar que la sala de audiencias, colmada, es totalmente de madera (incluyendo bancos, sillas, puertas y parte de las paredes), no tiene matafuegos, la puerta de entrada es única y no puede pasar más de una persona a la vez. ¿Qué pasa si hay un incendio aquí adentro?- nos preguntábamos- ¿también querrán echar la culpa a los padres de los presentes «por no saber dónde iban sus hijos»? El Estado no parece tener aún ni tan siquiera las respuestas más elementales a hechos como los de Cromañón.
Las caras en la sala
Ver las caras de los acusados fue probablemente lo más fuerte del primer día. Omar Chabán se rasuró el pelo y se presentó con una simulación de recogimiento parecido al rezo cual monje budista, tomándose la cara y con la cabeza gacha durante casi todo el día, evitando mostrar su cara. Una periodista que cubrió el juicio a las juntas militares nos contaba que hace más de 20 años Jorge Rafael Videla mantenía una actitud también de rezo, mirando la cruz que está encima de la cabeza de los tres jueces del tribunal. En todo caso, está claro que para el ex actor del Parakultural esto se presenta como una obra de teatro de seis meses, en la que cuanto más miserable se muestre, más éxito de taquilla tendrá. Nosotros lo tenemos claro; no nos dejaremos engañar.
Durante la audiencia, pudimos finalmente ver las caras de policías y funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Todos los acusados estaban de espaldas a las víctimas (como lo estuvieron siempre) y detrás de un blíndex, pero por el circuito cerrado de TV conocimos el rostro actual de Fabiana Fiszbin, quien fuera Subsecretaria de Control del Gobierno de la Ciudad y llegara a ese cargo por ser la mejor amiga de Vilma Ibarra.
El circo de los medios
Este primer día no hubo testimonios, sólo se leyeron los autos de elevación a juicio. A pesar de haber sido redactados hace dos años, Patricio Fontanet (cantante del grupo Callejeros) no dejó de realizar muecas cuando se leían las acusaciones, como si estuviera sorprendido por los cargos que pesan sobre él. Si en dos años no tuvo tiempo de leer los textos de los querellantes, ¿tampoco miró de reojo la tapa de los diarios? Lo único que logró es que gran parte de la atención se centrase en él, desviándola de Chabán, policías y funcionarios ¿Eso quiere realmente? El show que hizo a la salida responde a esta pregunta.
En esta sala que tiene escrito el número 2045 en su puerta, Aníbal Ibarra fue acusador en juicios como el del copamiento de Aeroparque en uno de los levantamientos de los “carapintadas”. Hoy, todas las querellas creen que debería haber estado nuevamente en la sala, pero esta vez en el banquillo de acusados.
Afuera, la gente que no pudo o no quiso ingresar colgó 194 figuras recortadas primorosamente por un grupo de madres. En un micrófono abierto, se alternaba la lectura de los nombres de las víctimas con textos que aludían a la Justicia. Simultáneamente y en el mismo lugar, un grupo de jóvenes manifestó durante todo el día su rechazo a la acusación a los músicos de Callejeros. En un momento, hubo un breve cruce de insultos entre uno de ellos y un familiar, que no pasó a mayores. Pero instantáneamente, todas las cámaras que habían negado mostrar los reclamos planteados desde el micrófono, transmitieron en vivo para montar una vez más el circo nuestro de cada día. Luego, en los resúmenes informativos, esas imágenes primaron sobre cualquier otra relacionada con el juicio.
La foto de Romina
Posiblemente el diario del miércoles contenga gran parte de esas imágenes que vuelven a mostrarle al consumidor de medios masivos de comunicación la «violencia» y/o «división» que rodea al reclamo por justicia en el caso Cromañón. Sin embargo, y desde un punto de vista muy personal, la imagen del día ocurrió adentro: la pantalla se había detenido en el rostro de Diego Argañaraz –manager de Callejeros- cuando le leían las imputaciones (homicidio simple con dolo eventual repetido 194 veces en concurso real con lesiones repetido en 1524 veces concurrentemente con cohecho activo).
Alguien, detrás del blíndex puso la foto de una víctima cuyo rostro quedó así al lado del acusado en la imagen. La víctima es Romina Branzini Mangiarotti. Era la esposa de Argañaraz. La madre de Romina es una de las personas que testificará. Pero no por la defensa, sino por la acusación.
El proceso penal comenzó. Es el primero de ellos y excluye necesariamente las evaluaciones sobre todo tipo de responsabilidades que no sean penales. Ésas, las excluidas en este juicio, son las que podemos juzgar todos, de una buena vez sin prejuicios ni irresponsabilidad ciudadana.
Diego Rozengardt

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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