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Una asamblea para frenar la contaminación del Ceamse en González Catán

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Todos los lunes los vecinos de González Catán se autoconvocan para organizar su protesta contra el centro de disposición de residuos del Ceamse, un predio que desde 1979 contamina el agua que toman, el aire que respiran y sus propios cuerpos. El aumento del cáncer, la leucemia, el lupus y los problemas respiratorios llevaron a los habitantes de la zona a presentar una denuncia penal. Las primeras pericias judiciales comenzaron a darles la razón. Pero el intendente local, sin embargo, pone a los asambleístas en el lugar del victimario: los desaloja con la fuerza pública bajo el noble argumento de la emergencia ambiental. Pero no la decretó por los efectos del basurero, sino porque –dice- las protestas vecinales impiden la normal recolección de la basura de La Matanza.

Desde el puente peatonal de la estación de trenes se ve la silueta de la montaña: 40 metros de alto y un olor agrio, como a pescado podrido, que impregna el aire pesado de la tarde.
-¿Todo eso es basura?
Julia Pereyra dice que sí y se abanica con un cuaderno. Tiene los brazos blancos salpicados de ronchas. Baja las escaleras del puente y camina por la calle principal hacia al centro. Es lunes, en un rato va a empezar la asamblea.
Estamos en González Catán, partido de La Matanza. Una vez por semana, los Vecinos Autoconvocados contra la Ceamse (Coordinación Ecológica Area Metropolitana Sociedad del Estado) se juntan en el cine local para discutir qué hacer con el enorme centro de volcado de residuos donde reciben camiones con basura de siete municipios, entre ellos la Capital Federal. Son casi dos mil toneladas diarias de desechos domiciliarios e industriales con los efectos previsibles: la tierra y las napas están contaminadas. Y en el municipio no hay agua de red.
La historia lleva tantos años como la creación del Ceamse en 1979, pero puede resumirse bien con uno solo de sus capítulos, el último. El año que acaba de terminar, a raíz de las enfermedades que están apareciendo en la zona -cáncer de piel, de mama, leucemia, trastornos respiratorios, lupus, púrpura-, los vecinos hicieron una denuncia penal. El juez Juan Pablo Salas ordenó pericias que demostraron que el agua de pozo de la zona no es apta para el consumo humano. Por eso ordenó, en junio, que las autoridades de la provincia y el intendente proveyeran de agua potable a los habitantes de tres de los barrios linderos al cinturón ecológico: Las Marías, San Enrique y Nicol. La medida nunca se cumplió.
El 30 de octubre los vecinos bloquearon la entrada del Ceamse para pedir su cierre y medidas de sanamiento. Empezaron un lunes y, como tuvieron más adhesión que la esperada, se quedaron el martes y también el miércoles. El jueves ya eran cerca de tres mil personas que la infantería desalojó por la fuerza. Como respuesta, ese mismo día hubo una marcha de repudio de ocho mil manifestantes.
-¿Y con todo eso la situación sigue sin ser visible?
-Increíble pero real -dice Julia. Y se pasa la mano por la urticaria. Son unos granos rojos, parecen picaduras de mosquitos gigantes.
En la puerta del cine, Julia presenta a Ana Carabajal, también de Vecinos Autoconvocados. Ana vive en el barrio San Enrique, en una casa a dos cuadras de la base de la montaña de basura. Hace poco, uno de sus hijos murió de leucemia.
-La enfermedad empezó muy rápido y no dio tregua, tardó menos de cinco meses en llevárselo- expica.
Ana cuenta también que hay otros cuatro casos de cáncer en su misma manzana. Los vecinos evitan darle de tomar agua a los chicos, «pero el problema es que está todo contaminado: también el aire. Y además ¿cómo hacemos para bañarlos? No podemos bañarlos con agua mineral.»
Hugo Osores acerca una carpeta con datos técnicos. «El Ceamse fue creado en la última dictadura, pero siguió funcionando con todos los gobiernos democráticos. Tiene tres centros de disposición final de residuos, uno de los cuales es el nuestro, el de González Catán. Las empresas del Ceamse, que está tercerizado, cobran 40 pesos por cada tonelada de basura que traen. El proyecto se impuso con la promesa de que el relleno iba a ser una buena cosa, se suponía que íbamos a tener todo un parque y que no nos iba a contaminar: el verso del famoso cinturón ecológico. El predio debería tener 25 hectáreas pero el Estado les facilitó 50 más. En el área hay cuatro cementerios privados, un negocio de los 90, y un conjunto de barrios sin infraestructura, olvidados del Estado.»
-Cómo será que a uno de ellos la gente le puso Nicol, porque ni el colectivo entraba, ni había colegios -ilustra Osores que no puede evitar reirse del ingenio popular.
Los autoconvocados empezaron a reunirse en el 2002. «Había basura por todos lados y para empezar a hacer algo me puse a juntar firmas», recuerda Luciano Soria. «En los primeros tiempos todo fue muy lento: había que enfrentarse a la realidad de que ya estábamos contaminados. Hoy, por suerte, ya tenemos conciencia sobre el tema».
-¿Qué proponen como solución?
-El cierre inmediato del Ceamse, que se tienda una red de agua potable y se hagan cloacas. Pero no alcanza con eso, porque además hay que sanear las montañas de basura, tiene que haber responsabilidad social de parte del Estado y de las empresas para hacer ese trabajo. El daño ya está hecho, y nadie sabe por cuánto tiempo vamos a sufrir las consecuencias. La otra pata del problema son los hospitales, hoy no tenemos dónde atendernos. Mirá cómo son las cosas: inauguraron un hospital a veinte cuadras de acá, pero al poco tiempo cerraron el servicio de obstetricia, y después neonatología. Ahora tampoco hacen internaciones.
Una vecina lo interrumpe y apunta:
-Es para que no haya registros. Tenemos que ir a atendernos a la Capital y así nunca tenemos pruebas de la contaminación.
Los autoconvocados se organizan en base a asambleas. Sus reglas de juego son:
-No hay referentes, todos los meses elegen a cuatro personas que quedan a cargo de la coordinación: se ocupan de ir anotando a los que piden la palabra para que todos podamos hablar y hacen un acta de cada encuentro. «Al mes, rotamos para que nadie se atornille», dice Osores.
– Se acata lo que decida la mayoría. Lo que se dice en la calle, fuera del ámbito de la asamblea, no tiene valor.
La relación con los partidos –describe un vecino- es compleja: «Han aparecido concejales, pero como sólo prometen nadie les da mucho aire, y se van». Sin embargo, si alguna acción puede ser útil -un pedido de informes, por ejemplo- la asamblea le hace lugar.
En el último bloqueo al Ceamse -ya hicieron cinco- participaron movimientos piqueteros y partidos de izquierda, a los que se les pidió que cumplieran un rol de acompañantes. La decisión les permitió sumar nuevos sectores, pero tuvo costos: ya que un grupo de vecinos abandonó el espacio.
Entre los autoconvocados hay un alto pocentaje de jóvenes y docentes, muchos de ellos alumnos y maestros de colegios de las zonas afectadas. Partaicipan miembros de la clase media, pero no es la proporción mayoritaria.
Se reúnen todos los lunes, a las siete de la tarde, frente a la plaza principal de González Catán. Están tratando así de recomponerse de la represión de noviembre, cuando la policía se llevó a 25 detenidos. Los acusaron de causar disturbios y cortar la calle, aunque el juez a cargo del caso archivó la denuncia. Los autoconvocados dicen que a ese mal trago ya lo pasaron pero que todavía no terminaron de digerir una sorpresa mayor: «Para tener un argumento con que desalojarnos, el intendente decretó la emergencia ambiental», recuerda Daniel. «Pero no por los desastres causados por el depósito de basura del Ceamse, sino porque debido al bloqueo la basura no estaba siendo recolectada de las veredas de La Matanza».

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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