CABA
La marcha de los carteles pintados
En el Día Mundial del Agua, miles de jóvenes encabezaron una multitudinaria marcha del Congreso a Plaza de Mayo. La mayoría llevaba carteles pintados a mano y estampados con frases originales que denuncian a los distintos proyectos extractivos como “falsas soluciones”; reclaman leyes y medidas urgentes de acceso a la tierra, protección de humedales, del medioambiente y de las personas. De los incendios y la megaminería, a las granjas porcinas y los agrotóxicos; de las redes a la calle, por un cambio en la lógica productiva: qué dicen, quiénes son y cómo se está escribiendo un movimiento cada vez más grande.

La marcha de los carteles pintados se estaciona en el Congreso, avanza por Corrientes hacia Diagonal Norte y seguirá hasta caer la noche en la plaza de Mayo, frente a la casa Rosada. Durante todo ese recorrido brotarán los carteles pintados desde las bocas de subte; desde las paradas de colectivo; llegarán en bicicleta desde las arterias que conectan al centro porteño para nutrir durante más de cinco cuadras un grito que simboliza muchos gritos:
-El agua no se vende, el agua se defiende.
En el Día Mundial del Agua miles de jóvenes, organizaciones sociales y partidos políticos se convocaron en Argentina en contra del saqueo de los recursos naturales y a favor de medidas que protejan de manera urgente el medioambiente y a las personas que en él vivimos. Pero la marcha también representa mucho más que eso.
-El agua vale más que todo.
Un cartel pintado es un cartón arrancado, reciclado, escrito con una caligrafía irrepetible y con un marcador que traza un grito colorido que desborda las consignas políticas, los discursos hechos, los moldes; es el dibujo vivo de un movimiento que sale a la calle -aun en plena pandemia, o por eso mismo- para hablar de lo que –ellos también dicen- ni los medios, ni los gobiernos ni las empresas hablan.
-Estamos en emergencia climática y ecológica.
La generación de los carteles pintados es sub 30, viaja en bici, en general no come carne, no mira (ni siquiera tiene) televisión, y ha incorporado hábitos personales pero también discusiones macro económicas; es una generación que se crió en las redes, que las usa para informarse y conectarse pero que, además de carteles, está escribiendo el futuro (o el presente) con los pies.
-No hay tiempo para esperar a que la próxima generación arregle el desastre.
Intensxs y piqueterxs
Esta generación está escribiendo a mano un grito transversal que ayer, por lo pronto, reunió a partidos de todo el arco político: del PTS a una sorpresiva aparición de jóvenes que se identificaban con remeras que decían Juntos por el Ambiente, parte del PRO.
El ruido de los megáfonos y las banderas estuvo a cargo de organizaciones sociales como el Movimiento de Trabajadorxs Excluidos, Barrios de Pie, la Unión de Trabajadores de la Tierra o La Poderosa. Asambleas como la que defiende a la costa de Quilmes-Avellaneda. Y también algunos sellos que motorizaron la convocatoria como Jóvenes por el clima, Acción ecológica ambientalista, Voicot, Ecohouse, entre muchas otras.
Y el movimiento más grande: el de los carteles pintados.
-Basta de terricidio.
Clara Luján y Julia tienen 24 y 20 años. Y así como muchos dirían que son parte del futuro, ellas dicen que, en verdad, son el presente. Clara: “Dicen que los jóvenes somos el futuro pero no nos están dejando un futuro en el cual vivir. Entonces decidimos que, además de ser el futuro, queremos ser el presente y salir a la calle por lo que el día de mañana es nuestro y de todes”. También tienen historia. Julia: “Los argentinos tenemos historia piquetera y nos conviene utilizar ese poder a favor de estos temas”.
Juntas llevan un cartel que lleva escrita una frase del cantante Adrián Berra. Dice:
-Cuando todo se haya evaporado el dinero no sacará la sed.
¿De qué habla el tema? “Hablar de que el dinero que buscan ahora es lo que nos va a perjudicar en un futuro, cuando no tengamos qué tomar. Buscan constantemente la moneda a corto plazo. Hoy en día el 30% de la población argentina, sino más, con las actividades extractivas desde hace años. ¿Entonces?”
Lina, 27 años, y Silvia, su madre de 61, también descreen de las falsas soluciones. Los carteles que llevan son un cuadro pintado a mano con temperas negras, amarillas y rojas que simulan un fuego que arde. Las letras dicen:
-Todo fuego es político.
Dice Lina: “A mí me pegó fuerte la frase todo fuego es político justamente porque se habla mucho de los incendios como si sucedieran por causas naturales, por el cambio climático como si fuera una fuerza de la naturaleza, cuando en realidad está provocado por decisiones y por cómo se rige el mundo. Se culpa a quienes no tienen nada que ver y no se mira al extractivismo. Todo lo que paso en Chubut y en Rio Negro, que no se dice en los medios hegemónicos, que hay luchas para que no saqueen la naturaleza.
Silvia, su madre, tiene otro cartel que dice:
-No a la megaminería.
Explica: “En relación al agua la megaminería justamente derrocha agua que después no va a estar para la gente. Es un problema macro, que va más allá que uno no use plástico o recicle la basura. Tampoco se dice la verdad: en todo el mundo se sabe que hay una emergencia climática. Y acá se tapa con parchesitos y falsas soluciones”.
Otra de las que avanza a paso firme por avenida Callao, antes de doblar en Corrientes, es Natalia. Ella elige nombrarse con un hashtag: @ecointensa, una cuenta de Instagram en la que difunde información sobre ambiente y ecología que creó hace 2 años.
Cuenta: “En su momento me sentí muy sola: pensé que era una preocupación mía y de unas pocas personas más. Con el tiempo siento que se van plantando cada vez más semillas y se va haciendo una diferencia”.
Su cartel dice:
-No estoy de acuerdo (cartel aplicable a todas las falsas soluciones).
¿Qué significa? “Últimamente lo que me pasa es que siento que no estoy de acuerdo con ninguna de las soluciones que quieren vendernos, porque en realidad profundizan la problemática. Estamos atravesando crisis económica, a los índices de pobreza, y todo tiene que ver con el modelo económico y de producción que venimos sosteniendo en todos los años anteriores. Y ahora nos vienen a decir que la forma de salir de esas crisis es profundizando los modelos que nos llevaron a la pobreza, a la desigualdad, al hambre… Evidentemente, hay algo ahí que falla”.
Periodismo bobo
Algo que falla, algo que no cierra: puede decirse que gran parte de este movimiento lo que practica es el viejo arte de constatar la experiencia con la realidad. Y también se nutre de redes –virtuales y de las otras- para contactarse con otras partes del mundo y comparar experiencias, soluciones y verdades.
Al menos así lo cuenta Clara Luján, 24 años: “La verdad es que es todo autodidacta, porque si dejamos la educación ambiental en manos del Estado… En lo personal, desde internet busco en asociaciones y también miro que el sistema no está funcionando. Si yo creo que esto no está funcionando, ¿qué es lo que sí funciona? Aprendemos del movimiento colectivo, de quienes tenemos intereses en común”.
-Ni plata ni oro: el agua es un tesoro.
Su amiga: “No solo sucede con lo medioambiental: la desinformación sucede con todo. No solo hay que buscar fuentes confiables sino múltiples fuentes; ser parte de la comunidad te permite entender e ir aprendiendo. Nadie puede hacerlo todo pero todos podemos hacer algo: esa es la clave del impulso”.
Esa frase aún no fue estampada en ningún cartel pero es la que impulsa esta noción que va de lo individual a lo social en muchos de estos jóvenes que sacan selfies para mostrarse en las redes pero también para amplificar la cobertura de la marcha no mediática.
-El capitalismo es ecocidio y es patriarcado.
Lina, 27 años, cuenta sobre cómo busca info: “Yo trato de no consumir los medios hegemónicos pero por ahí miro qué están diciendo al respecto porque es lo que llega a la mayoría. Trato de buscar datos para contrarestar eso que están diciendo. Inclusive en la información oficial del gobierno están los datos, por ejemplo de las hectáreas quemadas, pero eso no se difunde”.
¿Lo que viene?
Emiliano, 31 años, lleva un cartel que dice:
-Justicia climática.
Y así lo explica: “Hoy en el mundo, como siempre, sucede que los países del norte extraen recursos de los países del sur, que sufren mucho más las consecuencias climáticas. Se trata de equilibrar esa relación y que los países del norte se hagan argo. Los gobiernos están fomentando el etractivismo. Por eso estamos acá. Y una gran parte de la sociedad se está dando cuenta de que esto no va más y hay que decir basta. Que se organice el pueblo y empezar a pensar otra forma de desarrollo”.
Queda claro que estos jóvenes no solo están resistiendo y oponiéndose a los modelos de muerte sino planteando otras formas de entender la vida. Así lo cuenta @ecointensa: “Lo que estamos proponiendo es que se deje de plantear que el desarrollo está en contra del ambientalismo. Se puede lograr el desarrollo económico de una manera sostenible en el tiempo y no como se hace ahora que es a costa de la naturaleza y de muchísimas personas que quedan relegadas. El principal planteo es repensar esa forma de producción y entender que hay otras maneras más respetuosas del entorno y de las personas”.
¿Ves signos de cambio?
Por suerte cada vez somos más personas en la calle, y eso es un signo de que las cosas están cambiando o van a cambiar. También creo que desde la política se mal utiliza la sostenibilidad como concepto, no se lo usa bien; eso es bastante dañino para el movimiento. Y también vemos como en los medios masivos de comunicación de repente se habla del “ambientalismo bobo” y no se habla directamente de los incendios: todo eso son decisiones políticas que tienen mucho que ver con las ideas que tienen nuestros dirigentes respecto a las prioridades que tienen en sus agendas.
Mientras las agendas político mediáticas sintonizan otros temas, la calle avisa dibujando sus carteles:
-No se van a salvar con billetes mientras nos estemos hundiendo.
Silvia, la madre de Lina, mira a los jóvenes que no dejan de llegar a Plaza de Mayo y ensaya una síntesis generacional: “Nuestra generación luchó por otras cosas. Y hay que seguir siendo crítica. Hablar de esto no es lo mismo que hablar de derechos humanos o feminismo: te miran como si fueses de otro planeta. Va a llevar un tiempo a que la gente más masivamente se meta. O quizá antes la realidad nos pase por encima”.
En este contexto de pandemia, incendios, contaminaciones y enfermedades extractivas, dice Lina, “la idea de los carteles es que llamen la atención”.
Solo es cuestión de tiempo que muchxs aprendan a leerlos.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
- Revista MuHace 4 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 3 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 4 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias
- ActualidadHace 3 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge