Sigamos en contacto

Nota

Maristella Svampa, socióloga: sobre intelectuales, countries y piqueteros

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Primero investigó el boom de los countries y las clases medias en ascenso buscando seguridad. Luego, el fenómeno de los piqueteros: la resistencia de las clases en descenso e inseguridad. Maristella Svampa y su visión sobre la actualidad de ambas situaciones. Los countries y el derrumbe de la utopía de la comunidad aislada. Los movimientos de desocupados entre la izquierda, los populistas y los autonomistas (o nueva izquierda). Y la crítica a los intelectuales que necesitan a Marco Polo.

Svampa reivindica la figura del intelectual crítico, frente a la del académico profesional, el experto, y el colaborador con el poder. Atribuye esa decadencia de la crítica a la derrota de los 70. Pero también se diferencia de la figura del intelectual militante.
Estudió la huida hacia los countries de las clases medias en ascenso, antes de la crisis. Después de la época del gran pánico (donde se practicaban simulacros de evacuación frente a una presunta invasión de pobres y piqueteros) se derrumbó la idea de la comunidad perfecta y aislada.
Señala que existe una retórica sarmientina de desprecio hacia los sectores populares, a cargo de los llamados medios de comunicación.
Considera que la privatización de la seguridad es un fenómeno que se ha visto hasta en la guerra de Irak (que efectivamente cuenta con la participación de empresas privadas y mercenarios fotogénicos). Advierte sobre el endurecimiento de la «sociedad de control» en el país, y un posible horizonte represivo.
Describe el mapa piquetero actual, diferenciando a grandes rasgos a los populistas, los grupos ligados a la izquierda tradicional, y lo que denomina «espacio de la nueva izquierda» que no quiere llamar «autonomistas» porque considera que tal término se asocia a una visión demasiado «solanocéntrica» (por el MTD de Solano).
Explica cómo los planes sociales fueron utilizados por el peronismo para relegitimarse, mientras la izquierda consideraba que tal movimiento era «un cadáver insepulto».
Advierte sobre el riesgo de que muchos movimientos piqueteros terminen reproduciendo el clientelismo político, a través del manejo de los planes sociales.

Maristella Svampa es socióloga, investigadora, y tiene nariz.

Eso podría explicar su olfato para estudiar dos temas que sus colegas del gremio de las ciencias sociales no juzgaron lo suficientemente interesantes:

En Los que ganaron investigó, a fines de los noventa, el boom de las clases medias en ascenso y su traslado a los countries y barrios privados, buscando un estilo de vida protegido de los peligros del mundo exterior.
En coautoría con Sebastían Pereyra, escribió De la ruta al barrio-La experiencia de las organizaciones piqueteros.
Sobre tal malformación nasal o sinusitis temática -o lo que sea- Svampa opina:

-El tema de los movimientos, sobre todo, me causa gracia. Siempre hay colegas y profesionales de la academia que ignoran completamente lo que ocurre en el campo de los movimientos sociales. Es una especie de mundo paralelo que ellos no ven. Y me invitan para que les cuente, como una especie de Marco Polo que les trae noticias de países lejanos.

(Aclaración para no iniciados: «academia» es una referencia sobre cierto establishment de profesores y funcionarios universitarios, y no sobre alguna sufrida entidad deportiva de la zona de Avellaneda).

Svampa-Marco Polo está preparando actualizaciones editoriales sobre sus libros, dicta clases en la Universidad de General Sarmiento, es investigadora del Conicet e integra la Red de Intelectuales, Artistas y Académicos denominación a la que reconoce excesivamente pomposa (por no mencionar lo académico):

-Con esa red nos proponemos acompañar en la reflexión a los movimientos sociales buscando combatir la imagen negativa que tienen, instalada en los grandes medios y la opinión pública. Esa es una tarea esencial que como intelectuales tenemos que hacer. También es importante reconstruir el rol de intelectual crítico.

-Hace tiempo que no se oye hablar de eso.

-Es que lo intelectual se ha profesionalizado en torno a la figura del experto, del consultor, y de ahí aparece también el colaborador. O si no, una suerte de académico impoluto ajeno a lo que pasa en la sociedad. Nosotros criticamos esas figuras que se consolidaron en la academia. Pero no nos identificamos tampoco de manera completa con la figura del intelectual militante. Creemos que es necesario involucrarse y acompañar a los movimientos sociales, pero también hay que tener distancia para construir en un vaivén y un equilibrio inestable con los movimientos. Todo eso definiendo la crítica como distancia respecto del poder, y cercanía con los movimientos sociales.

-No hay neutralidad.

-No. Siempre ha sido falsa en las ciencias sociales. Creo que la derrota en los 70 fue muy grande, afectó a los intelectuales, y hubo un repliegue.

-Pero esa profesionalización, consultoría o colaboración con el poder no parece ser solo argentina.

-No, es una figura consolidada en todos los países. En Francia los intelectuales están hiperprofesionalizados y por eso fue tan irritante Bordieu (Pierre Bordieu, sociólogo francés fallecido en enero del 2002) en los 90, al salir en defensa de las luchas sociales. Lo criticó toda la élite intelectual, socialdemócratas en primera línea. La derrota de la izquierda generó una crítica muy fuerte al rol del intelectual comprometido. Además hay una cooptación. El sistema académico ofrece grandes beneficios en ese repliegue.

-¿Y aquí?

-También. Con un plus: los intelectuales militantes realmente sufrieron la represión en carne propia, y muchos de ellos el exilio. Pero creo que han elaborado muy mal el tema de es derrota, y muchos de esos intelectuales que estuvieron comprometidos con el proceso de los 70 renegaron de eso, y en los 80 hubo todo un discurso en torno a la recuperación de los valores democráticos que desembocó en una visión hiperinstitucionalizada de la política.

Fue una época en la cual desaparece la sociología como tratamiento de lo social, y deviene en reinado de la ciencia política o filosofía política. Yo critico ese perfil de intelectual profesional asentado. De todos modos, a veces tenemos la tentación de descalificar la academia. Yo creo que hay que tomar lo mejor de la academia y potenciarlo.

Svampa está preparando un libro actualizado sobre la problemática de los countries.

-Volví al campo. Fui a Nordelta y a otros countries para tratar de ver cuestiones sobre el llamado proletariado de servicios y las relaciones asistenciales de los countries con los barrios aledaños

-El libro original es anterior a la crisis del 2001. ¿Qué cambios se notan en el lugar de «los que ganaron»?

-Hay distintas etapas en esta historia de segregación espacial, que tienen relación con la etapa menemista. La primera etapa, del 94 al 97, está recorrida por una euforia, una sobreactuación de los riesgos y oportunidades que representaban estos lugares. En la segunda etapa, que es cuando hice el libro, se veía que había ganadores, efectivamente, pero también una alta inestabilidad. Los que pertenecían a sectores medios en ascenso tenían muy en claro que al día siguiente podían estar del otro lado del alambrado. Eso los llevaba a ser más pragmáticos, y les impedía planificar a largo plazo. El 2002 fue el año del gran pánico en los barrios privados.

-Con simulacros de evacuación por si los invadían las hordas de pobres.

-Sí, fue el gran miedo. La imagen de los saqueos recorría el país y en los countries esperaban a los saqueadores y piqueteros. Ese era el fantasma: no sé, pensarían que les iban a ir a robar los palos de golf. Hubo escenas cinematográficas, gente que se iba al Uruguay, planes de evacuación en los barrios que no eran los más lujosos ni exclusivos. Y a la vez empezó a aparecer una necesidad de responder a la problemática de descomposición social a través de formas de asistencia.

-¿Por ejemplo?

-En un country muy conocido hubo un saqueo a un supermercado cercano, e inmediatamente la comisión directiva decidió crear un comedor comunitario. Se empezó a ver que la seguridad que habían comprado no era a prueba de fuego. Incluso afectó la aparición de casos resonantes como el de García Belsunce, que hablan de que los dispositivos de seguridad al interior de los countries han sido muy descuidados. Siempre se maneja la idea de que el enemigo está afuera, cuando en realidad esta idea idílica de que se puede construir una comunidad perfecta con los semejantes también está en cuestión.

-Se trataría de la doctrina del pituto.

-Digamos que se rompió la idea de que las zonas de seguridad se construyen a partir de fronteras. Y hubo mucha ingenuidad en creer que se iba a crear la comunidad ideal, con un exceso de reglamentarismo que nadie respetaba y todos transgredían. Ahora encontré una actitud un poco más realista.

-¿Pero no hay allí reclamos de mano dura? ¿Marchas Blumberg?

-En esas marchas no sé si son de los countries, aunque hay sectores de clase media y media alta. Hay barrios abiertos que también tienen sus garitas. El tema de la seguridad privada es muy amplio, hay 60.000 efectivos en la provincia de Buenos Aires.

-Más que la policía bonaerense.

-Exacto, y se reparten en countries pero también en garitas, bancos, shoppings, es un verdadero ejército paralelo que tiene que ver con la matriz neoliberal que ha reforzado el sistema represivo institucional. Hay una militarización en las calles y también en las villas, pero esto pasa desapercibido o naturalizado. Pero es un fenómeno totalmente ligado al modelo neoliberal y abarca inclusive situaciones como la guerra en Irak, en la que intervienen empresas privadas con mercenarios. El neoliberalismo requiere seguridad privada. Lo que siempre se dice: tiene seguridad el que puede pagarla. Es una marca de status, que define todo un nuevo estilo de vida.

-¿Los medios recrean una especie de country psicológico: un nosotros en peligro por ellos?

-Es posible. De modo general hay que entender que la Argentina vive un proceso de fragmentación muy grande. Mundos y universos que no se tocan. No hay puentes.

-Estalló la vieja idea sociológica de la pirámide social, con los pobres abajo y los ricos arriba pero formando parte de la misma figura.

-Sí. Hay que pensar otra imagen. El archipiélago, o no sé qué. Es lo que decía también con respecto al mundo académico y al de los movimientos sociales. No hay puentes.

En los medios hay intereses ideológicos muy fuertes. Son grandes grupos económicos que forman parte de las organizaciones empresariales. ¿Cuál es el interés efectivo de esa gente? Y eso se trasluce en la manera como dan las noticias. El modo en que tratan, por ejemplo, la protesta social. Los titulares son increíbles y forman parte de una campaña antipiquetera muy fuerte, en la que convergen diversos sectores: clases medias que manifiestan su irritación y desprecio hacia los que han sido despojados.

Sobre esa irritación se montan los medios. Hay una derecha dura que pide represión y que no vacila en usar una retórica sarmientina contra lo plebeyo. Hay mucho desprecio hacia los sectores populares.

Y el gobierno utiliza ese malestar y lo alimenta, para disciplinar a los sectores más díscolos.

-Una paradoja: el gobierno hace eso, pero a la vez en los countries y en la derecha dura ven a Kirchner como un izquierdista, que dice «compañeros» cuando habla de los piqueteros.

– Yo creo que el gobierno de Kirchner instrumentó distintas estrategias simultáneas con respecto al movimiento piquetero. Kirchner se hizo cargo de las demandas de más Estado, con un discurso donde estaban los derechos humanos y la necesidad de purificar ciertas instituciones. En ese marco hay que comprender la oportunidad que se le presentó al gobierno frente a un movimiento social que había tenido gran frontalidad y protagonismo durante el último año y medio, de llevar a cabo distintas estrategias: negociación, disciplinamiento y represión, todo junto.

Si se analiza qué se hizo como negociación, la masificación de los planes sociales benefició a varias corrientes piqueteras. Por otro lado se crearon nuevos subsidios para proyectos productivos muchos de los cuales fueron un reclamo histórico de las corrientes autónomas e independientes.

-¿Qué mapa podría trazarse actualmente para entender el universo piquetero?

-Es un conglomerado muy heterogéneo, donde convergen alineamientos que dependen de partidos de izquierda, organizaciones territoriales más independientes y autónomas, y otras más ligadas a los sindicatos. Algunas de ellas tienen una fuerte matriz populista.

Venimos de tensión entre las corrientes ligadas a una concepción de izquierda, y las autónomas. Pero este año vivimos el gran apogeo de los movimientos populistas, que si bien habían tenido protagonismo en la calle, no lo habían tenido en términos de debate.

-¿Y cómo entran en el debate?

-Con Kirchner se les abre la posibilidad de pensar en reconstituir una suerte de proyecto nacional, con un correlato americano: Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, vamos a ver si Evo Morales en Bolivia. Polo latinoamericano, bases movilizadas, nuevo liderazgo y pacto social. Kirchner se alimentó de esas organizaciones y la oposición quedó en los grupos territoriales y los ligados a partidos de izquierda.

-¿Cuáles serían esos movimientos populistas?

-La FTV (Federación de Trabajo y Vivienda, conducida por Luis D’Elía), Barrios de Pie, y todos los que han conformado el frente piquetero kirchnerista. Buscan recrear la idea Pueblo-Nación.

-Y pelearle el territorio bonaerense a los punteros duhaldistas. Supongo. Ese parece ser el gran unificador de todos los grupos bonaerenses.

-Sí, salvo que no creo que estos grupos hayan peleado realmente contra las estructuras del peronismo. No son ellos los que han sufrido la represión y la oposición. La FTV desarrolló componentes pragmáticos muy claros.

-No entiendo.

-Siempre negociaba. Estos grupos no confrontan en términos estratégicos con el duhaldismo. Son parte de la interna.

-¿Dónde entra en este esquema la Corriente Clasista y Combativa, que fue casi oficialista y a la vez funciona con el Partido Comunista Revolucionario (maoísta)?

-Tiene una doble matriz. Una perspectiva anticapitalista con fuertes elementos populistas. Por eso tiene esas relaciones de acercamiento y alejamiento con el gobierno. Ahora rompió con la FTV y actúa sola, coordinada a veces con otros grupos.

-¿Castells (del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados)?

-Buena pregunta. Creo que tiene una estructura movimientista clásica. Organización muy verticalista, que funciona en relación con su lider, jerarquizada y centralizada. Como en el peronismo. En ese sentido Castells tiene más elementos en común con la FTV, aunque se diferencia por su perspectiva anticapitalista.

-¿Y los grupos piqueteros oficialistas?

-Ahí lo que no está claro es qué lugar ocupan las bases sociales movilizadas. La experiencia del 2002 dejó la marca del desborde de las masas y la amenaza a la gobernabilidad. Con lo cual la transversalidad tiene ese límite: quiere contar con masas movilizadas, pero gobernables.

De todos modos creo que las experiencias ligadas a los partidos de izquierda subestimaron al peronismo. Se creyó que había desaparecido. Yo recuerdo que un dirigente llegó a decir que el peronismo era un cadáver insepulto.

-Es algo que se viene anunciando desde 1945.

-Pero eso es desconocer la historia. No es que uno considere que estamos en las tierras del peronismo infinito: durante mucho tiempo tuvo el monopolio de la representación de los sectores populares, pero ahora hay experiencias territoriales innovadoras por fuera del peronismo. De todos modos desconocerlo o subestimar su rol entre los sectores populares, es ser ciego.

No se tuvo en cuenta lo primordial: los planes sociales. En 1997 se otorgaron 300.000 planes a las organizaciones piqueteras incipientes. Pero a partir de ahí se multiplicaron los planes, hay más de dos millones, de los cuales sólo el 10 por ciento es controlado por organizaciones piqueteras. El resto -el 90 por ciento- depende directa o indirectamente del peronismo.

-Renació el cadáver insepulto.

-Claro, porque en realidad a estos planes más allá de responder a la urgencia ante la crisis, hay que verlos como una estrategia de legitimación del peronismo para recuperar su relación con los sectores populares. Si uno se olvida de eso, puede minimizar lo que ocurre en ciertas organizaciones piqueteras que eligieron el camino de la masificación y hoy corren el riesgo de caer en el clientelismo.

-¿…?

-Quiero decir: la masificación conlleva el riesgo de clientelismo, porque se necesitan mediadores, y los mediadores provienen muchas veces del peronismo. Hubo un pasaje de punteros y manzaneras a las organizaciones piqueteras, que los aceptaron con el desafío de cambiar la cultura política. Pero ante la urgencia de la gente, el rol de mediador es tan grande que existe el riesgo ni digo del asistencialismo, pero sí del clientelismo

-Y las organizaciones que querían romper un tipo de relación terminan copiándolo.

-Digamos que es un riesgo. Los que acompañamos estos procesos tenemos que verlo y analizarlo. Porque al principio se vio a los planes como una ruptura con el sistema clientelar.

-La cuestión es: si la gente tiene que obedecer las órdenes de los dirigentes y, por ejemplo, ir a los actos y marchas para sumar puntos y recibir un plan, la práctica es idéntica a las de los punteros, más allá de los discursos.

-En todo caso creo que hay que enfrentar el problema y resolver la cuestión. Más allá de las críticas de las clases medias sobre asistencialismo, que tienen un nivel de hipocresía en el cual no quiero entrar. Pero la cuestión está. La cuestión de la dependencia. Durante la primera etapa del movimiento piquetero surgieron los elementos más positivos de esa relación ambivalente con el Estado. Hoy salen a relucir los elementos más negativos, como el riesgo de clientelismo. Por eso es necesario que distintas organizaciones piqueteras salgan de esa lógica.

Hay varias propuestas. Hay quienes proponen la universalización de los planes, y eliminar la figura del mediador.

-Que los planes vayan directamente a la gente.

-Claro. Ahora existen muchos mediadores. El sistema punteril, organizaciones religiosas tipo Cáritas, organizaciones no gubernamentales. Los grupos piqueteros son los únicos que han abierto una brecha innovadora en el mundo comunitario. Los otros no hacen más que reproducir la lógica asistencialista. De todos modos hay que llamar la atención a las organizaciones piqueteras sobre que efectivamente hay un peligro mayor en esta relación de dependencia con el Estado. Hay una profundización de la matriz neoliberal por el lado del asistencialismo. El Estado controla la vida de dos millones de personas. Es escandaloso. El movimiento piquetero tiene que romper esa lógica para continuar con sus prácticas innovadoras. Es el nuevo desafío, y no es fácil.

Otra propuesta es la idea del ingreso ciudadano, que permitiría disociar lo que es el ingreso, del trabajo, y asociarlo al derecho a la vida, para poder ejercitar la ciudadanía.

Y me parece que algo que se desdibujó en los últimos tiempos en los movimientos es el tema de los derechos. Los medios y el rechazo de las clases medias han contribuido a reducir la protesta a la realización de un piquete o la obtención de un plan, cuando lo que está en debate es el derecho a la vida, a la educación, a la alimentación.

Me parece que uno de los grandes desafíos es la ampliación de la plataforma discursiva y reivindicativa de las organizaciones piqueteras.

-¿Por ejemplo?

-Hay cosas que surgieron en el Foro de Mosconi. Además del rechazo a la criminalización de la protesta, el otro eje fue el de recuperar los recursos naturales, denunciar la acción de las multinacionales, interpelar a otros actores -no sólo al Estado- que han tenido un rol devastador en la sociedad. Hay que ampliar la plataforma discursiva, porque si hay algo preocupante para las organizaciones piqueteras, es su grado de aislamiento.

-¿De qué modo se amplía el discurso?

Creo que una manera de tender puentes y buscar lazos es tocar temas que involucran a todos, porque implican el derecho a la vida, a la educación y demás.

Pero hay que tener en cuenta que la capacidad de interpelación que históricamente han tenido los excluidos ha sido bastante débil. Cuando me dicen «¿por qué los piqueteros no realizan otro tipo de protesta?», yo siempre digo: son desocupados, tienen menor posibilidad de interpelar a la sociedad que un trabajador ocupado. La forma de salir de la invisibilidad fue el piquete.

Pero hoy, las clases medias que en algún momento -por la crisis- tuvieron un punto de resonancia con los piqueteros, están naturalizando otra vez la brecha y dicen: «señores, resígnense, ustedes son excluidos, vuelvan a sus barrios y no molesten». Ese es el aislamiento que favorece la represión. La afinidad de las clases medias fue episódica, aunque también es cierto que surgieron nuevas organizaciones y espacios de cruce social entre distintos movimientos. Las asambleas fueron espacios donde se gestaron nuevas articulaciones. Muchos de los que salieron a la calle están desarrollando nuevas experiencias. No todos se volvieron a sus casas. Eso es muy positivo, y hay que señalarlo contra esa visión pesimista y negativa de las clases medias.

Hay profesionales, médicos, psicólogos, grupos culturales, colectivos de contrainformación, un conjunto heterogéneo que hace sus aportes. Los movimientos piqueteros no son lo mismo que hace dos o tres años. Han realizado cruces y articulaciones con otros sectores sociales, han tenido la oportunidad de viajar y de conocer otras realidades. Se han insertado en el mapa de las luchas sociales. Eso es algo que no ve la opinión pública.

-Otra vez: el mundo paralelo.

-Claro, lo que no reflejan los medios.

-Lo que mucha gente percibe como retroceso, podría verse como un proceso de transformación.

-Sí, sobre todo en las experiencias como el autonomismo en todas sus expresiones, no sólo el radical. Quiero decir que hay una visión muy «solanocéntrica» de la autonomía (traducción: referencia al Movimiento de Trabajadores Desocupados de Solano), pero creo que eso forma parte de toda una nueva vertiente que yo prefiero llamar el espacio de la nueva izquierda, donde hay matrices diferentes, unas populistas y otras anticapitalistas. Y dentro de las anticapitalistas hay diferentes expresiones. La izquierda tradicional partidizada, por ejemplo, con mucha visibilidad por su confrontación con el gobierno, que bien valdría la pena revisar. Hay una necesidad de repensar cuál es el sentido de la acción de los que creen que el sujeto político se construye sólo a partir de la movilización callejera.

-Me perdí. El mapa piquetero se dividiría en tres: organizaciones populistas, de izquierda tradicional, y el espacio de la nueva izquierda.

-No sólo en el movimiento piquetero, sino que en el espacio de los movimientos sociales nosotros podemos ver reflejadas distintas lógicas de construcción del sujeto político. Por un lado, la izquierda tradicional piensa en la construcción de un sujeto que reenvía a la clase revolucionaria, con una propuesta vanguardista que cree que el sujeto político se construye con la sola movilización callejera. Esto se vio al extremo durante los últimos dos años.

Luego están en ese espacio político los que conciben al sujeto político en términos de «pueblo-Nación», que reenvían nostálgicamente al viejo modelo populista con el líder conductor, la masa movilizada y el pacto social. Hoy suma expectativas por la coyuntura latinoamericana. Acá no hay clase revolucionaria sino pueblo-Nación.

Y creo que hay una tercera que yo no llamo autonomista porque se corre el riesgo de identificarla con una sola de sus variantes (el MTD de Solano). A esto lo llamaría el espacio de las nuevas izquierdas, donde encuentro distintas orientaciones ideológicas. Ahí uno puede encontrar organizaciones como la UTD (Unión de trabajadores Desocupados de Mosconi, Salta) en la que si se buscan definiciones teóricas claras tal vez no se las encuentre en los términos que nosotros podemos plantearlas. Están también los MTD de la Verón (que se han dividido) y los MTR (Movimiento Teresa Rodríguez, también divididos) con todas sus ambivalencias y contradicciones, y hasta uno podría decir que hay otras corrientes diseminadas en el espacio piquetero.

Pero en el espacio de las nuevas izquierdas hay una búsqueda, no una definición contundente de lo que es el sujeto político. Para los autonomistas radicales, no hay sujeto, sino una subjetividad radical: no hay la posibilidad de articulación de un nuevo sujeto político. Ahí hay un debate teórico que hay que seguir dando. Pero también están quienes buscan la construcción de un sujeto político por fuer de las concepciones vanguardistas y populistas, pero siempre dentro de una vía anticapitalista de recreación de nuevas relaciones sociales.

-¿Pero qué sería ese sujeto? ¿Un partido político, o algo por el estilo?

-No, no. El espacio de nuevas izquierdas niega toda posibilidad de representación a través de los partidos. Eso es claro. Pero por lo demás no hay definiciones sobre cuál sería ese sujeto político. Hay una búsqueda y un debate.

-Debate difícil, porque están subdivididos hasta los que teóricamente piensan parecido. Y todos parecen tener buenas razones para no querer estar unidos.

-A ver. Algunos defienden la diversidad. Pero el costado negativo de la diversidad es la fragmentación. Estamos viviendo eso, que conspira contra crear espacios de articulación nuevos. Insisto, conspiró cierta vocación autonomista de negar toda posibilidad de articulación, en tanto esta posibilidad era portadora de una amenaza hegemonizante.

-Pero sería también un tanto «solanocéntrico» pensar que la fragmentación de otras organizaciones ocurre por las ideas de autonomía.

-Claro, hay un proceso de fragmentación alimentada por otro lado por el contexto político y por la heterogeneidad del origen de las organizaciones piqueteras. Un tema que no fue menor durante el 2002 fue que hubo un gobierno débil como el de Duhalde. Esa debilidad alentó la proliferación de grupos, las divisiones. Maquiavelo dice que un rival débil favorece la fragmentación.

-En esas nuevas izquierdas, ¿qué es lo que hay en común?

-Eso también es importante de señalar, porque hay muchas cuestiones. El estilo de construcción basado en la democracia asamblearia. Cada grupo defiende esa democracia asamblearia de diferentes maneras, pero es una característica, sea el MTR, la Verón, y aún la CCC. Está también la autogestión y la voluntad por crear espacios de economía alternativa. Y la diferencia está entre quienes niegan toda posibilidad de aglutinamiento porque eso implicaría constituir un polo hegemónico, y aquellos que sostienen que es posible construir nuevos espacios de articulación. Sería como la discusión entre Negri y Gramsci (Toni Negri, italiano, autor de Imperio. Antonio Gramsci, también italiano, teórico marxista y presidente del Partido Comunista de su país, fallecido en 1937). Negri venció a Gramsci pero creo que hay que repensar la cuestión de la articulación política. Me parece muy rico el pensamiento de Negri sobre las transformaciones en la subjetividad, pero me parece más complicado cuando esto adquiere un registro político. Ahí hay que ponerlo en diálogo con otra gente. Es necesario abrir ese diálogo.

-Se le pide muchas cosas a los movimientos, que además tienen que sobrevivir día a día.

-Pero bueno, si algún aporte podemos hacer es discutir este tipo de cosas.

-Después de la semana contra la criminalización de la protesta, ¿se puede pensar en una situación represiva más dura?

-Creo que a todos nos acosa el fantasma de la represión final. Pero es cierto que el contexto se va endureciendo cada vez más, y con hechos objetivos. Cada vez hay más policías en las calles, fuerzas represivas que se van diversificando, y la seguridad privada en aumento, como un ejército paralelo. La sociedad de control no es una imagen metafórica. Y el endurecimiento va más allá de la situación de inseguridad que plantean muchos sectores. Pasa no solo por la presencia policial, sino por situaciones como la judicialización de la protesta social, que favorece la represión.

-¿Hay grupos piqueteros a los que les convenga el escenario represivo?

-El «cuanto peor, mejor». Me parece que es una idea simplista. Si hay algunos que piensan así, es algo marginal. No es algo que esté presente en los movimientos. Pero es una idea explotada por el gobierno y ciertos sectores progresistas. Parecería que todo desafío o confrontación es funcional a la derecha. Pero entonces, ¿qué habría que hacer? ¿quedarse en el barrio para no despertar al lobo feroz? Ahí hay otra discusión. Sin caer en el simplismo de los que simplemente piensan que hay que atizar para tener mayor apoyo, en una confrontación siempre hay riesgo de que haya mayor represión. Eso lo saben todos los grupos desde la primera vez que salieron a cortar una ruta.

Nota

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Seguir leyendo

Nota

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

Seguir leyendo

Nota

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.

Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.

La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.

El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.

Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.

Pero falta para eso.

Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.

En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.

Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.

Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.

Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.

Fin.

Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.

Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.

Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.

Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.

Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.

Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.

Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.

Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.

Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.

Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.

Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.

¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.

¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.  

Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.

¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.

¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Fotos: Sebastian Smok

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.

Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.

Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.

De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.

Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.

Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.

Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Vera, candidato a presidente por la lista Ruge el cambio del centro de estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.

Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.

¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Lila Lemoine apareció vestida de playera de YPF.

Otras celebridades que se llevan las miradas:

El Zorro con la bandera de Argentina.

Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.

Lila Lemoine vestida como playera de YPF.

Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:

  • Castrá
  • Adoptá callejeritos
  • Educá
  • No compres
  • No + piroctenia

Son tatuajes.

En la cara.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?

Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.

La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Franco Carcedo y su libro.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.

¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.

¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.

Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.

Fin.

Equivalencias y bebidas.

Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.

Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.

Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.

Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.

Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.

Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.

La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.

Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.

Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.

Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.

Le han robado el celular.

Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.

El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.

Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:

-Es que está lleno de negros.

Fin.

Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.