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Pedagogía del virus: postales más acá de la grieta

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Crónica y voces de un día agitado en CABA, donde los chats del colegio se madrugaron con el desafío porteño al DNU nacional, con hijxs como rehenes de una pelea judicial-política. ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar frente a la confusión, en medio de una pandemia? La vuelta a la virtualidad, de los chats de madres y padres a las clases por Zoom. La voz de docentes en paro, y lo que pasaba en algunas aulas; lo que dicen lxs chicxs, en casa. Las diferencias entre lo privado y lo público, o los privados de clases. Cómo no caer en la dicotomía entre abrir y cerrar, y tener criterios propios cuando la salud, la educación, el trabajo y la vida nos ponen ante el asombro y el aprendizaje constante.

Pedagogía del virus: postales más acá de la grieta

“Estimadas familias” comienza el mail enviado por el Ministerio de Educación porteño en la madrugada del lunes, a la 1.54.

Soledad lo abrió sorprendida por la hora y por la noticia. El asunto: “Continuamos con las clases presenciales” (pero todo con mayúsculas). El texto: “Queremos contarles que, dada la resolución judicial de público conocimiento, continuaremos con las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires  tal como lo hicimos estos dos meses en todos los establecimientos educativos, dándole continuidad a los planes de organización establecidos por cada institución y aplicando el protocolo vigente”.

Días antes del mail un Presidente había anunciado otro pasaje a la virtualidad educativa durante 15 días en medio de las crecientes estadísticas sobre contagios y muertes, y un Jefe de Gobierno había decidido ir en sentido opuesto, promoviendo la presencia escolar.  

Pedagogía del virus: postales más acá de la grieta
Ilustración @agus.tina.olivera

Todo ocurre en un año electoral, lo cual permite sospechar que el SARS-CoV-2 no es el único virus suelto en estos extraños tiempos, ni lo único que explica estas batallas de poder, o tal vez de impotencia.

Soledad trabaja como empleada doméstica y vive con su hijo Patricio (11 años)  en Villa Alsina. Desde allí el niño debe viajar a la escuela Olegario Víctor Andrade, de Boedo. “Más allá de lo que digan yo tengo mi criterio: que no vaya a clases. Primero porque ni él ni yo somos de riesgo, pero mi mamá que vive al lado, sí”, explica Soledad. “En el WhatsApp de padres de la escuela había dos mamás que querían clases presenciales. Y 23 que no. Estaban de acuerdo con el paro o con clases virtuales. Yo creo que es porque se están viendo más contagios. Hay una mamá que tiene pensamiento de derecha, pero tampoco quería clases presenciales porque le pasa como a mí: sabe que la enfermedad no es solo un riesgo, sino un costo económico y un costo de energía que no podemos permitirnos. Ella sabe que Larreta no le va a bancar ese costo. Así que lo votará, pero no quiere contagiarse”.

Salió del grupo

Escenas de la vida laboral: “Yo trabajaba en cuatro casas, pero en dos se cortó por esto de la pandemia. O sea que me quedé con la mitad del trabajo. Me dijeron que no vaya, por ahora. Pero el ‘por ahora’ puede ser dos semanas, o meses, o nunca más. Si no salgo, no tengo ingresos. Pero si salgo, no me puedo permitir contagiarme. Y mi hijo tampoco”.  

Cree Soledad que no se entiende casi nada de lo que pasa: “Pero yo nací en Argentina, así que estoy acostumbrada a que las cosas no se entiendan”. La confusión en tiempo y espacio es uno de los signos de la locura, de la alienación. Agrega Soledad: “Ya de chica me llevaron a ver la Carpa Blanca, y no se entendía nada, o se entendía que estaba todo mal”.         

El domingo a la noche, frente al anuncio de Horacio Rodríguez Larreta de continuar con las clases presenciales, el grupo telefónico formado principalmente por madres,  ardió. “Unas decían que era una vergüenza que hubiera paro. Otras estaban de acuerdo. Una madre salió del grupo. Dos proponían hablar de los buzos de egresados. Y otra puso ‘váyanse a dormir que son las doce menos cuarto de la noche’. Después llegó el mail del gobierno”.

Soledad logró que su hijo vaya solo tres veces por semana a la escuela: “Así es menos exposición, y menos gasto de boleto. Estoy viendo de dejarlo ir solo, porque sería otro boleto menos. Yo trato de acompañarlo al estudiar, pero siempre es mejor que esté en la escuela, aprende más. Con lo de las tres veces por semana es una especie de equilibrio: que socialice, que aprenda, y que haya menos riesgo”. Antes de la pandemia la escuela era de 8 horas. Pasó a la virtualidad en 2020 y este año comenzó con turnos o burbujas de cuatro horas. “Antes les daban de comer a los chicos todos los días. Ahora les dan una bolsa de comida pero muy cada tanto. Esas cosas también cambiaron”.   

Palabras privadas

En una escuela de Almagro hay hojas A4 pegadas en las paredes con palabras que ningún niño pronunciaría: “Responsabilidad”, “Tolerancia”, “Empatía”, “Cuidado”, “Respeto”, “Acompañamiento”. Empatía figura cuatro veces. En la escuela no hay niños ni actividad aparente. Los gremios calcularon un 90% de acatamiento al paro. Una directiva, en la entrada, dice. “No podemos hablar con periodistas” y agrega “buenos días”, frase que aplicada a este lunes parece tan vacía como le ocurre tantas veces a esas palabras impresas con tinta negra y buenas intenciones en A4.    

Por la vereda, con mochilas rodantes y uniformes, pasan niños de una escuela privada cercana, que tuvo clases presenciales. Quienes viven lejos de la escuela, en esos casos, suelen ser  llevados y traídos en auto, cosa infrecuente para quienes asisten a las escuelas estatales y deben viajar en transporte público.   

Así fue la brecha en la Ciudad: privadas con clases y públicas, o privadas de clases.

Me quedé sin datos

“Es un desastre de los dos lados, tanto del Gobierno Nacional como del de la Ciudad. No puede ser que a las 11 de la noche nos enteremos si hay o no clase: no tienen en cuenta ni la organización familiar, laboral ni los sentimientos de los chicos. No están a la altura del momento político y de pandemia en el que vivimos; deberían parar con la política partidaria y electoral y gobernar para el pueblo”, dice Miguel, papá de Lola, de 11 años y de Amanda, de 6. Ambas van a la escuela pública en la Ciudad y no tuvieron clases presenciales. Lola, por el paro de los gremios docentes, y Amanda tuvo clases virtuales.

Lola discute con lo que escucha por televisión: “El año pasado ya lo vimos. Cerrar es para cuidarnos y no contagiarnos ni contagiar”. Lo dijo sabiendo que por 15 días no podrá ir a gimnasia, ni teatro ni a inglés. Cuenta Miguel que desde la escuela mandaron una comunicación el domingo diciendo que no habría clases presenciales. “Horas antes de recibirla, el nivel de incertidumbre en los grupos de WhatsApp fue algo nunca visto: padres, madres y cuidadores que no sabían cómo harían para ir a trabajar y para trasladarse a las escuelas, porque el transporte es solo para esenciales”. El rol que en otros tiempos podían cumplir abuelas y abuelos hoy está en tela de juicio por el riesgo de contagio de quienes no están vacunados o lo están solo con la primea dosis, en un sistema que sigue tomándose sus tiempos.

“Seguimos en estado de alerta y movilización. Este lunes 19 no vamos a las escuelas, paramos. La docencia defiende la no presencialidad en las escuelas”, se lee en un comunicado de Ademys, gremio de docentes de la Ciudad. En CABA, sólo el 15% de les docentes tienen alguna dosis de la vacuna y temen tal vez ser contagiados, y contagiar a su vez al alumnado y sus familias.

En uno de los grupos de WhatsApp una madre virtualizada clamaba ayuda este lunes: “No pude conectar a Santino porque me quedé sin datos en el celular, me pueden pasar lo que hicieron, por favor”. El caso se repite en miles de familias de la Ciudad que al no poder pagar los servicios que proveen Internet, se quedan afuera de la virtualidad.

Hacés algo o te callás

Cuenta Bernardina, empleada pública que vive con su hija que va al 7º grado de un colegio privado de Flores: «La síntesis es una frase del grupo de WhatsApp de mamis: ‘¿A las diez de la noche nos avisan que vamos a arrancar la semana así? Es demasiado’. Ya estamos acostumbradas a resolver lo que no hacen las instituciones. Así que ante el primer indicio de que se nos venía esto, nos pusimos a chequear la información y al mismo tiempo, a organizarnos para ambas opciones, más allá de lo que luego dijeran los anuncios. En el grupo nunca hubo ni un solo comentario con olor a grieta. Creo que a todas les pasó lo mismo que a mí: cuando iba a poner algo, pensaba: mejor acá no: es demasiado.  No es un lugar para indignarse ni descargar. Son esos momentos y espacios donde hacés algo o te callás”.

Antes de las 23 del domingo el colegio mandó una nota diciendo que el lunes iba a seguir tal cual lo anunciado el viernes (modalidad virtual) y que durante el día nos iban a avisar cómo seguía todo.

“A las 17 todavía no había ninguna comunicación, o cosas contradictorias. Entonces resolvemos las madres cómo organizarnos para poder trabajar y atender las tareas, si son virtuales, o correr para llevar y traer a los chicos del colegio. Esta semana justo habíamos comenzado a volver a una cierta normalidad de horarios. El año había empezado con una cursada de 4 horas, y en abril ya había alcanzado a 3 días de doble jornada y dos de jornada extendida. Y justo cuando habíamos alcanzado un respiro para poder trabajar sin cargar con todo el peso de la escolaridad encima, se vino esto, que es peor porque es incertidumbre que se suma al cansancio. Yo estuve todo el tiempo muy desconfiada de que las condiciones garanticen que la presencialidad no sea peligrosa, especialmente porque en los horarios de almuerzo, donde obviamente los chicos se sacan el tapaboca, no había control ni burbuja ni nada. Pregunté al colegio y no me respondieron. Sentí cierto alivio con los anuncios de cuidados, pero la verdad es que a mi hija le cambió el humor desde que volvieron las clases presenciales. Cambió la apatía por otra energía. Y eso es algo que no podés obviar.»

La educación vacante  

Muy serio baila León frente a la computadora. Tiene cuatro años y está en salita de cinco de un jardín público. Ana, su mamá, embarazada nuevamente, relata: “La primera propuesta que recibimos en febrero fue que tenía que ir una hora y media por día todos los días. Conciliar eso con el trabajo es imposible. Pero a la vez es obligatorio mandarlo si no tenés un justificativo que lo exceptúe, aunque el gobierno no te garantice las condiciones para que el mismo protocolo que confeccionó se cumpla. El riesgo de no mandarlo sin justificativo nos dijeron que es, directamente, perder la vacante”.  
Ana no quiere ser mal pensada: “Pero para mí lo que buscan es bajar el grandísimo déficit de vacantes que tienen. La falta de vacantes en la Ciudad es crónica y es mucha, aunque no se difunden datos oficiales. El otro día leí en el diario Tiempo que este año se solicitaron 117 mil para los tres niveles: inicial, primaria y secundaria, pero la recibieron 61.200. El resto, el 47,7% del total, quedó sin lugar asignado”.

Con el establecimiento abierto, el grupo de madres y padres solicitó por carta aireadores que se suponía que el gobierno de Ciudad debía mandar por protocolo. La opción, a la espera de tal milagro y sólo apta para tiempo templado: dejaban abierta la puerta de calle del jardín para que el aire pudiese correr. “Pero con el anuncio del Presidente y después el de Larreta fue una confusión total. León ya dijo que no quiere ver más a esos ‘señores’ en la televisión, sino dibujitos animados. En el grupo de WhatsApp mucha gente dijo que prefiere que sus hijos no vayan a clase hasta que todo esté más claro. Pero hubo que hacer cartas para aclarar la situación por lo que hablábamos antes: el miedo a perder la vacante”. Esta semana León sabrá si va a tener clase presencial o virtual, mientras clama por no seguir viendo a los señores.

Natacha, del barrio Agronomía, también mandó cartas a la escuela pública de sus mellizos para aclarar que no los enviará a clases porque cree que el DNU del gobierno nacional tiene el valor de una ley superior a lo que disponga la Ciudad, y no quiere dejar de cumplirla. “Mi situación es privilegiada, mi marido y yo trabajamos desde casa, tenemos Internet, computadora, y a la vez creemos que el eje del problema no es la educación ni la economía, sino la salud. Creo que las medidas restrictivas tendrían que haber llegado incluso antes, sin esperar los 30.000 contagios diarios. A mis hijos los veo bien, pero tienen períodos de mucha angustia, o en los que no pueden dormir. A mí también me pasa. Creo que es saludable estar angustiado en una situación pandémica tan difícil”. 

Pedagogía del virus: postales más acá de la grieta

Salir del binarismo

Juan Giménez dirige la escuela Creciendo Juntos de Moreno (inicial, primaria y secundaria), que no es estatal ni privada, sino de Gestión Social. “Somos el tercero en discordia” cuenta, matizando desde el Conurbano con su experiencia de una escuela autoconstruida, los vaivenes de lo que ocurre en estos días. “Este año armamos dos grupos por año intercalándose una semana cada uno para permitir la presencialidad, y los chicos venían. No faltaban. El año pasado pese a la pandemia armamos una olla popular, la escuela estuvo abierta para salir del binarismo de cerrar o abrir. Abríamos aunque no hubiera clases presenciales para que las familias tuvieran un punto de contacto. La escuela no es solo el lugar en el que se dictan clases, sino que es un elemento más de la comunidad en el territorio”.

La escuela cobra una cuota de 1.500 pesos por alumno. El año pasado los ingresos fueron del 30%. “Nos salvó que hay algunos sueldos que se pagan directamente desde el Estado y las ATP”. Inscribieron de todos modos a quienes no podían pagar, con el plan de trueque por trabajo de mantenimiento de la escuela, y fundamentalmente para que no se sigan cayendo chicos del sistema, explica Juan. “Y hasta pudimos crear un nuevo primer grado, para garantizar que puedan entrar todos los chicos que vienen del preescolar”.

Lo actual: “Todo es muy complejo. El virus no es una pavada, hemos tenido familiares de estudiantes fallecidos, y toda una situación muy tremenda. El año pasado hubo también el suicidio de un chico de 16 años. Entonces es complejo lo pedagógico, pero también lo social”.   

En Moreno la conectividad es muchas veces una ilusión óptica y se hace a veces impensable la virtualidad al estilo porteño. “Ya hay profesores que armaron grupos de WhatsApp al menos para estar en contacto con el grupo de chicas y chicos, mandarles algún material, que contesten con algún audio, pero que no se pierda la conexión. Yo veía escuelas que en la virtualidad aparecían en la pantalla con uniformes y hasta preceptores que tomaban lista. Eso es un sector minúsculo. Nosotros no podemos hacerlo”.

En 2020 varios cursos de primaria estuvieron en contacto a través de Facebook. “Con los grandes se va haciendo más difícil, porque consiguen trabajo, porque se desenganchan. El año pasado pudimos mantener un 60% de contacto razonable, pero el resto no tenía conexión, o era muy inestable, y así empezás a perder el vínculo”. 

Creciendo Juntos aceptó las restricciones frente a la pandemia. “Vemos lo que está pasando en Moreno” aunque siguen defendiendo como cuestión de fondo la educación presencial: “La educación es presencial. Lo virtual puede ser un rato, pero imagínate que aquí hay familias que no tienen celulares para cada hijo, y ni hablar de computadora. Además, esa virtualidad muchas veces se transforma en un simulacro educativo”.    

Por eso Juan tampoco acuerda cuando gremios o escuelas suspenden o postergan las clases con argumentos débiles: “No anda el inodoro, no empiezan las clases. Yo comparto que las escuelas tienen que estar impecables, pero tampoco podés dejar a los chicos en el aire. Acá hay problemas desde siempre. Con Scioli, agravados por Vidal, porque en el macrismo terminaron de destrozar a la educación. Pero hay que romper también esa cosa burocrática de dejar a la familia afuera. Lo estatal perdió la dimensión de la escuela como territorio, y se quedó con la escuela como edificio del que no se apropia la comunidad”.      

Por eso Giménez plantea, como suele ocurrir en Creciendo Juntos, que hay que generar cosas nuevas. “Las escuelas tienen que ser un espacio, un motor de organización en las comunidades. Pero si los maestros están en la idea de salvarse, de lo individual… lo individual nos comió a los docentes. Yo tengo mi salario, pero muchas familias no. Entonces, ¿qué hacemos con eso? Cuando caemos en eso se empantana todo en el temor, en el miedo, que permite que rebrote el discurso de que los docentes son vagos que no quieren trabajar. Ese discurso es injusto, porque no siempre es así. Pero es el discurso que gana la batalla comunicacional”.

Juan cree que muchas veces la escuela trata a las familias como maniquíes. “Aquí las familias forman parte activa de la comunidad educativa. Incluso hemos insistido y logrado que intervengan y cuestionen también lo pedagógico. Eso ha generado algunas crisis, nos obligó a hacer cambios, pero no hay que tenerle miedo a los conflictos sino comprende el protagonismo, la participación, la toma de decisiones. Porque ahí está la posibilidad de cambiar las cosas”.

No se sabe qué formas tomará ese proyecto de cambio durante estos meses, entre un virus cada vez más excitado y una sociedad cada vez más confundida. Por ahora, la sensación es que más y más docentes van sumándose al paro. Los días dirán, y se verá mejor el rol político y judicial de personas y espacios de poder que consideran tener entre manos el destino de millones de personas.

Frente a tales incertidumbres, Juan, con los pies en el Conurbano, recuerda algo que siempre plantea Cristina, una de las fundadoras de Creciendo Juntos: “Todo se puede, menos rendirse”.

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Alerta Lugano: a espaldas de la comunidad, AUSA y el GCBA avanzan con el Máster Plan 

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La obra que pretende modificar al barrio sin ningún beneficio vecinal, para colocar entre otras cosas un nuevo peaje, se estima que acabará con 70 mil metros cuadrados de espacio verde. Ayer la empresa concesionaria de la autopista Dellepiane comenzó con la tala, pese a que se había pactado una “mesa de trabajo” previo al inicio de las obras, que la comunidad rechaza. La voz de las y los vecinos, el silencio del gobierno porteño y la postura de AUSA: no dar entrevistas “en on”. Hoy por la tarde el barrio se autoconvoca a una ceremonia de reflexión y concientización: 18.30, en Cañada de Gómez y Riestra. 

Por Francisco Pandolfi

Ni el gobierno porteño ni la empresa AUSA (Autopistas Urbanas Sociedad Anónima) cumplieron lo que habían prometido: ayer, con la luz verde del Gobierno de la Ciudad, la empresa concesionaria de la Autopista Dellepiane empezó con la tala indiscriminada de árboles, incumpliendo la promesa de no comenzar la obra del Máster Plan Autopista Dellepiane hasta iniciar una mesa de trabajo conjunta con las y los vecinos autoconvocados de Lugano, que la vienen exigiendo desde noviembre pasado.

Silencios y engaños

El pedido de diálogo primero fue en una audiencia pública. Ante el silencio como respuesta, se exigió por escrito un pedido de información pública a AUSA, a APRA (Agencia de Protección Ambiental), al Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño. No hubo ninguna respuesta hasta el pasado jueves 20 de febrero, cuando en una reunión en la Junta Histórica de Lugano, el Gobierno de la Ciudad se comprometió a iniciar las mesas de trabajo previo al inicio de la obra. Los representantes gubernamentales en la reunión fueron Facundo Echeverría, de la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano de la Ciudad, y Jorge Fiorentino, asesor de la secretaría de Ambiente y Espacios Arbolados. “La obra empezó y de las mesas de trabajo no hubo noticias, hasta que hoy vinieron y arrasaron con los primeros siete árboles”, denuncia la comunidad. 

Desde AUSA, la semana pasada habían informado que hoy harían la extracción y posterior trasplante de cuatro especies (dos ceibos y dos aguaribay) en Dellepiane Sur, pero el accionar fue otro: no hubo trasplante, sino tala directa, tanto en Dellepiane Sur como en Dellepiane Norte.

‼️ Ahora, urgente. El Gobierno de la Ciudad empezó hace minutos con una tala indiscriminada de árboles, incumpliendo la promesa de no empezar la obra del Máster Plan Autopista Dellepiane hasta iniciar una mesa de trabajo conjunta con las y los vecinos autoconvocados de Lugano.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-05T15:20:39.551Z

Sin beneficios

En esta nota publicada la semana pasada (https://lavaca.org/actualidad/lugano-resiste-al-master-plan-que-quiere-imponer-macri/), contamos los pormenores de una obra que modificará al barrio sin ningún beneficio vecinal, y de la que no está enterada (como figura por ley) la mayoría de los frentistas a la Dellepiane. Allí, a metros de la General Paz, el gobierno porteño pretende colocar un nuevo peaje, a sólo 4 kilómetros del ya existente en avenida Lacarra.

El “Máster Plan Autopista Parque Dellepiane” se emplazará sobre la traza de la autopista Dellepiane, desde el cruce de la avenida General Paz hasta el Peaje de Lacarra, y abarcará 4,6 km. La comunidad afirma que en ese tramo se talarán cientos de árboles, entre los cuales hay álamos, ceibos, ombúes, aguaribay, algunos de más de 100 años, que ahora están marcados con una cruz, como señal de la muerte anunciada. Dice Silvina Cammarotta, vecina: “Según un ingeniero de AUSA, 121 árboles los van a arrasar con una máquina y triturar, hasta convertirlos en aserrín”. 

El rediseño de la autopista incorporará dos carrilles exclusivos para metrobús y la terminación de las colectoras, por lo que se eliminarán de cada lado diez metros de espacio verde. Dice Néstor Muñoz, vecino de Villa Lugano: “El Gobierno de la Ciudad presentó esta obra de modernización de la autopista para poder cobrar un nuevo peaje, y para hacerlo, la ley obliga que cada camino con peaje debe tener un camino alternativo. La ampliación de las colectoras significa más asfalto, y la destrucción de 70 mil metros cuadrados de espacio verde”.

Policías y más policías

A sabiendas de la extracción que devino en tala, los vecinos autoconvocados fuera de toda bandera partidaria, se convocaron este miércoles a las 6 de la mañana, de manera pacífica, para registrar los movimientos de la empresa. Presagiaban que podía pasar lo que finalmente ocurrió: el aniquilamiento de los árboles. Cuando arribaron –todavía de noche–, ya había una camioneta de la Policía de Ciudad esperándolos. Luego llegó otra. Y luego otra. Y luego una más. 12 agentes uniformados y otros de civil se apostaron frente a la autopista, para garantizar que se llevara a cabo la tala, sin inconvenientes. 

Enzo es frentista de la Dellepiane. Le dicen el Tano. Mira la situación, con una docena de efectivos de un lado, con máquinas del otro. Y dice: “Es lamentable que destruyan, en vez de construir”. 

Recurso de amparo

Hace dos semanas, los vecinos y vecinas de Villa Lugano presentaron un amparo solicitando que el Gobierno porteño y AUSA detuvieran la obra hasta que se iniciaran las mesas de trabajo conjuntas. El amparo cuenta con el patrocinio del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires y lo presentó la Defensora Oficial, Giselle Furlong Pader, que exigió convocar a un proceso participativo institucional y vinculante, previo al desarrollo de la primera etapa de la obra. 

Eso ya no se cumplió. 

La Defensoría también exhortó a que el gobierno porteño convoque a una audiencia “para facilitar el diálogo entre las distintas partes del proceso judicial”. Y solicita suspender la extracción de los árboles hasta que no se dé cumplimiento “con la obligación de brindar información pública y se otorgue la debida participación en asuntos ambientales”.

Esto tampoco se cumplió.

Qué democracia

Silvina tiene una angustia que se le nota en los ojos. Y en la voz: “Nos mintieron en todo y en la cara. No hicieron nada de lo que dijeron. Talaron en vez de trasplantar; dejaron los troncos al ras. Vamos a hacer una denuncia penal. Llamamos a Facundo Echeverría, de Vínculo Ciudadano de la Ciudad y nos re boludeó; dijo que la obra se iba a hacer igual y que nosotros éramos unos subversivos. Siento mucha impotencia, dolor, un nudo en el pecho, se manejan con muchísima impunidad. Hicimos todo lo que había que hacer, sin violencia, buscando todos los canales de diálogo y nada. No parece un gobierno democrático, sino una tiranía”.

Néstor: “Seguiremos exigiendo al gobierno un plan integral de ciudad, donde se contemplen espacios verdes necesarios de mantener. Internacionalmente se busca que las ciudades tengan un 12% por ciento de espacios verdes, y nosotros con suerte pasamos los 6. Nosotros no tomamos un camino de violencia para reclamar, pero en cambio, la violencia la está generando este gobierno, vallando los caminos, no conformando las mesas de trabajo y ahora talando los árboles. El artículo 1 de la Constitución lo dice muy claro, y parece que este gobierno no lo sabe: el sistema que desarrollemos en la Ciudad de Buenos Aires debe ser democrativo y participativo” 

Cecilia, también vecina: “Esperamos que el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, entre en razón; lo que hicieron hoy es de sinvergüenzas. Hoy se llevaron puestos siete árboles. Hoy asesinaron siete árboles”. 

Que en esta nota hablen sólo vecinas y vecinos tiene un por qué. O dos, en realidad. Comunicarse a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano es una tarea titánica, que no da resultado. Nadie atiende. 

Con AUSA la cosa es distinta, aunque parecida: el prensa de la empresa le dice a lavaca que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”. 

Los vecindad organizada sigue en pie y para mañana jueves por la tarde (18.30, en Cañada de Gómez y Riestra) convoca a una ceremonia de reflexión y concientización ante el ombú centenario de Lugano. Es una más de las decenas de movidas que la comunidad viene haciendo desde noviembre, cuando se enteró del Máster Plan. Como la convocatoria casa por casa a los frentistas desinformados; como la repartición de volantes en los corsos de carnaval; como la juntada de firmas en los centros comerciales; como las innumerables reuniones presenciales y virtuales para organizarse; y hasta la creación de dos ideas fuera de lo común, pero bien dentro de lo comunitario: una cumbia que cuenta y canta la problemática (subir video) y un concurso donde se premiará (con una semana en San Clemente del Tuyú, gracias a una vecina que prestará su casa) a la pancarta más llamativa y original. Hay una en donde vuelan dólares, con el lema “Una obra que de verde, sólo tiene los billetes”; otra que muestra una topadora llevándose puesta un árbol; y hay otra que es una cartulina celeste, con letras rojas y negras, que dice: 

No hay peor 

Jorge Macri

que el que 

no quiere ver. 

Alerta Lugano: a espaldas de la comunidad, AUSA y el GCBA avanzan con el Máster Plan 

Silvina y Néstor, dos de los guardianes de los árboles. / Foto: Elena Gorocito.

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Megaminería, patotas y Cornejo junto a Milei: la asamblea de Uspallata resiste al proyecto San Jorge

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En la localidad mendocina de Uspallata el gobierno provincial junto a la multinacional Solway -radicada en paraísos fiscales, con denuncias de contaminación y agresión a pobladores originarios de Guatemala- buscan imponer (otra vez) el proyecto minero San Jorge, rechazado por la comunidad desde hace más de 15 años. Esta vez la ofensiva se dio a través de la represión (patota de la UOCRA, un vecino detenido y varios allanamientos), y la censura. El rol de la Justicia, los daños y perjuicios de la megaminería en una zona cordillerana y de glaciares, y la resistencia de un pueblo que sigue de pie: “Sin licencia social no hay minería”. El agua como recurso estratégico, y la figura del gobernador Cornejo, que mientras tanto se encuentra junto a Karina Milei en la «feria minera más importante del mundo en Canadá».

Por Francisco Pandolfi

Uspallata es una localidad del departamento de Las Heras, en el norte de Mendoza, que está a 120 kilómetros de la capital provincial y a 90 del paso fronterizo con Chile. Es un sitio estratégico: pasa la ruta del Mercosur. E histórico: albergó el Paso Sanmartiniano y el Camino del Inca. Uspallata es el pueblo argentino más grande a menor distancia del cerro Aconcagua (62 km). Y es, también, el epicentro donde el gobierno mendocino junto a la empresa multinacional Solway Holding, buscan imponer (por enésima vez) un proyecto minero de cobre, oro y plata, sin la licencia social y pese a la vigente Ley 7.722 que regula la actividad minera, prohibiendo el uso de sustancias tóxicas para el cuidado del ambiente y el agua.

Al proyecto minero San Jorge (PSJ) intentan instalarlo desde 2007, y es desde ese entonces que tiene la resistencia de la población. A inicios de este año volvió la ofensiva gubernamental y empresarial, sostenida en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Volvió con la fuerza de los millones, y también de la censura y la represión.

¿Qué está pasando en Mendoza?

A fines de enero se inauguró en Uspallata una oficina de la Cámara de Proveedores de Servicios Mineros, en un acto al que acudieron empresarios del sector, legisladores y funcionarios provinciales y municipales, así como el intendente de Las Heras, Francisco Lo Presti. Nora Moyano tiene 73 años e integra la Asamblea de las Heras por el Agua Pura de Mendoza. Le dice a lavaca: “El intendente, que en un año de gestión no fue nunca a Uspallata para conocer las necesidades de la gente, apareció para este acto acompañado por la patota de la UOCRA. Vinieron a amedrentar a las vecinas y vecinos de Uspallata en contra de la minería. A uno de nuestros compañeros la patota de la UOCRA se le vino encima, le rompió el tabique, y un vecino comerciante, para evitar que le siguieran pegando agarró un matafuegos de un negocio y le tiró el polvito (sic) para que se fueran”. Agrega Nora: “Este vecino se llama Mauricio Cornejo y el lunes 24 de febrero iba caminando por la calle del pueblo y lo detuvieron. Desde ese día está preso. A eso hay que sumarle varios allanamientos a vecinos de las asambleas. Es una locura lo que está pasando. Es tal la ambición y codicia que avanzan y ya no respetan ni las mínimas leyes de nuestras libertades democráticas. Defender el agua y los bienes comunes no es delito. Delito es llevar a la patota de la UOCRA a pegarle a los vecinos”.

El artículo 213 bis

Eugenia Segura conforma la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata, que denuncia la persecución del gobierno provincial con Alfredo Cornejo (UCR) al mando. Alfredo y Mauricio tienen el mismo apellido, pero no son parientes. Uno es el gobernador de Mendoza. Otro, está preso. Eugenia dice que “el foco y el ojo” de lo que pasa en su pueblo “hay que ponerlo en el artículo 213 bis del Código Penal”. Explica el por qué: “La figura penal que se agarran para detener a Mauricio apunta a convertir toda forma de protesta y organización en algo que puede ser tildado de terrorista; no importa si hacés algo que esté contra la ley o no, igual te pueden imputar porque hay un otro que se supone hizo algo ilegal y es de tu organización, lo cual debería ser completamente inconstitucional. Es inadmisible que corran el arco de los derechos humanos como lo están haciendo”.

El artículo 213 bis fue incorporado al Código Penal en 1984 y refiere al delito denominado de “prepotencia ideológica”, y apunta contra quien “comete, organiza o toma parte en agrupaciones que tengan por objeto principal o accesorio imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor”. La pena es de 5 a 15 años de prisión. 

Exclama Nora Moyano: “Estamos sufriendo una persecución y en esta peligrosidad nos encontramos. No puede ser que a tantos años de recuperar la democracia todavía esté en vigencia un artículo que nos quieren aplicar a todos los que somos de las asambleas socioambientales por defender el agua y los bienes comunes”.

Censura

En el marco de un ciclo de cine y ante la ofensiva minera, el 14 de febrero se iba a proyectar en el Club Gimnasia y Esgrima de Mendoza, el documental “HAM, historia del agua en Mendoza”, sobre cómo el pueblo revirtió la derogación de la Ley 7722 en 2019, que además de la decisión del entonces gobernador Rodolfo Suárez (UCR), también contaba con el apoyo del presidente de la Nación, Alberto Fernández (PJ).

Se iba a proyectar, hasta que desde parte de la comisión directiva del club la dieron de baja por ser una película “politizada”. Rápidamente se consiguió otro lugar (la radio comunitaria La Mosquitera), pero no cesó el hostigamiento. Bernardo Blanco es el director de HAM y le cuenta a lavaca: “Desde temprano se empezó a presentar la policía y a preguntar si iba a realizarse una manifestación por el agua o qué íbamos a hacer. Primero vinieron dos agentes, luego cuatro y después ya eran nueve. ¡Un montón! Tenían la intención de entrar y pudrirla”. A partir de este nuevo amedrentamiento, se pensó la idea de hacer funciones simultáneas de HAM: el sábado pasado se realizaron 29 en Mendoza y 46 en todo el país. Dice Bernardo: “Fue muy fuerte la respuesta de la gente en todo el país. Esto va más allá de los nombres propios y de la película, lo interesante es el fenómeno social/cultural/político que se pone de manifiesto con tantas proyecciones simultáneas”.

HAM es un documental independiente que “cumple la ley de cine, califica apta para todo público y tuvo su estreno en salas comerciales. Esto lo digo para acentuar aún más los intentos de censura y la presencia policial”, destaca el director.

HAM puede verse de manera gratuita en la plataforma BAFilma.

El fondo de la cuestión 

¿A qué se oponen quienes se oponen al proyecto San Jorge? 

Nora: “Nuestra provincia tiene agua por el deshielo de los glaciares de la Cordillera de los Andes. Por ella vivimos, cultivamos; por ella ustedes conocen la vid de la que hacemos el vino. Eso defendemos: el agua, nuestros bienes comunes, nuestros glaciares. Con los explosivos que usan en la megaminería van a destrozar las vegas alto andinas (pequeños oasis en el desierto). El polvillo que generan no se auto consume y en esa zona de vientos fuertes irá hacia los glaciares. La contaminación no sólo afectará a Uspallata: el río Mendoza es una cuenca que atraviesa toda la provincia y cuyo cauce desemboca en Neuquén, Río Negro, La Pampa y el sur de la provincia de Buenos Aires”.

Eugenia: “Uspallata es un pueblo de montaña que está en un valle. En Mendoza tenemos solamente tres oasis, el norte, el centro que es el valle de Uco y el sur. En el norte, donde está Uspallata, nace el río Mendoza que abastece al Gran Mendoza, donde vive la mayor parte de la población; más de un millón de habitantes beben de ese río, que riega las más de 250 mil hectáreas de malbec y que también sostiene el cuarto polo industrial del país. Uspallata se ubica en las nacientes de este río que el proyecto megaminero va a contaminar. Estamos protegiendo el área natural Uspallata- Polvaredas, patrimonio cultural, natural, paisajístico, un lugar bellísimo. Lo estamos haciendo desde hace más de 15 años de manera pacífica, y así seguiremos”. 

Megaminería, patotas y Cornejo junto a Milei: la asamblea de Uspallata resiste al proyecto San Jorge

Nora Moyano (a la izquierda) y parte de la Asamblea de las Heras por el Agua Pura de Mendoza, en una de las movilizaciones en Uspallata.

El rol de la Justicia

Otro actor clave en este conflicto es la Corte Suprema de la Nación, que en 2021 se hizo eco de la apelación de la minera San Jorge ante la ley 7.722 y declaró inconstitucional un puñado de palabras del artículo 1, que hacía referencia a la prohibición de “otras sustancias tóxicas similares”.

Este era el Artículo 1° completo: 

A los efectos de garantizar debidamente los recursos naturales con especial énfasis en la tutela del recurso hídrico, se prohíbe en el territorio de la Provincia de Mendoza, el uso de sustancias químicas como cianuro, mercurio, ácido sulfúrico, y otras sustancias tóxicas similares en los procesos mineros metalíferos de cateo, prospección, exploración, explotación y/o industrialización de minerales metalíferos obtenidos a través de cualquier método extractivo.

La Corte Suprema eliminó el “otras sustancias tóxicas” y consideró constitucional el resto de la ley. ¿Qué permite esa eliminación? Detalla Nora: “El fallo facilita la explotación de proyectos mineros que utilicen otras sustancias también muy contaminantes y dañinas para la salud, como el xantato, la poliacrilamida y otras, que están incluidas en la ley de residuos peligrosos y son prohibidas. Son tan graves como el cianuro y el mercurio, así que ahora está abierta la puerta para que revienten nuestra cordillera, nuestra montaña, pasarla por una sopa química por el proceso de flotación a través del xantato o la poliacrilamida”. 

Daños y perjuicios

¿Qué perjuicios trae el Xantato? Enumeran desde las asambleas:

-No sólo es altamente tóxico para la salud humana y de animales y plantas, sino que además es muy inflamable, explosivo y reactivo.

-Su combustión produce gases irritantes, corrosivos y/o explosivos.

-Reacciona violentamente al contacto con el agua y el dióxido de carbono, generando disulfuro de carbono, más tóxico aún.

-La inhalación de subproductos gaseosos de sus reacciones al contacto con el agua y el aire puede causar lesiones o la muerte.

-El contacto con la piel u ojos puede causar severas quemaduras.

-Las fugas pueden causar contaminación.

Retoma Nora: “El gobierno mendocino está tocando las leyes ambientales para adaptarlas a este negocio. Por ejemplo, el código de minería lo reformó Cornejo a sus intereses; tampoco cumplen la ley de glaciares, ni de bosque nativo. Sólo arrasan y arrasan. También acaban de presentar el plan maestro donde se revierten las históricas prioridades de la Ley de Agua, (que data de 1884 en Mendoza), y que establece que primero está el consumo humano, el riego agrícola, los árboles, las industrias, no la minería. Si llegaran a votarlo en la Legislatura, que es lo más probable porque casi no hay oposición, el gobernador tendrá la potestad de hacer lo que quiera y eso será gravísimo para los mendocinos. Están constituyendo, como decía Jauretche, un nuevo estatuto legal del coloniaje”.

La preocupación en Nora se le nota en su habla acelerada. “No tenemos problemas con la minería común, tanto la ripiera, como la cementera. Estamos en contra de la megaminería metalífera hidrotóxica que llevan adelante megacorporaciones internacionales como Solway, que además de estar radicada en paraísos fiscales, tiene denuncias de contaminación y agresión a pobladores originarios de Guatemala. A esa gente no la queremos. No queremos su violencia. Y como decimos junto a Víctor Jara, tenemos derecho a vivir en paz”. 

Megaminería, patotas y Cornejo junto a Milei: la asamblea de Uspallata resiste al proyecto San Jorge

Viernes 7 de febrero, Ciudad de Mendoza. Manifestación contra el proyecto minero San Jorge.

Un pueblo de pie

El pueblo mendocino dio una lección en 2019 de cómo organizarse (y vencer) al tándem lobby minero y apoyo estatal. En aquel entonces, enormes movilizaciones en toda la provincia torcieron la votación de diputados y senadores en sólo 10 días. Seis años después, Mendoza vuelve a estar en alerta. Cuenta Nora: “A raíz de todos estos atropellos volvimos a salir a la calle. Hicimos multitudinarias manifestaciones en Uspallata y en la Ciudad Capital. A mucha gente le parece increíble que nuevamente quieran hacer lo que no lograron en el 2019, pero hay motivos”. Describe: “Tenemos un gobernador lamebotas del presidente, que hasta salió a defender lo que dijo Milei sobre el saludo nazi de Elon Musk. Así de bestial. Cornejo es un alfil de Milei y hay muchos intereses económicos por encima de las necesidades y decisiones de nuestro pueblo. Volvieron a la carga porque sienten que tienen más poder aún que antes, por la ligazón con la Casa Rosada”. 

Cornejo acompañó a la Ley Bases, al Rigi y al Pacto de Mayo. Ahora mismo, al cierre de esta nota, está en Canadá junto a la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y otros cinco gobernadores (San Juan, Catamarca, Jujuy, Santa Cruz y La Rioja) en la PDAC 25, la feria minera más importante del mundo.

Cierra Nora: “Cornejo durante todos estos años generó una especie de suma del poder público: tiene a su favor el poder judicial y también el legislativo, que le vota todo. Construyó una red muy fuerte de contención, y al frente de toda esa telaraña estamos nosotros, de pie, nunca arrodillados. Y así seguiremos, defendiendo nuestro patrimonio, defendiendo lo que es nuestro”.

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Nota

57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.

El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores». 

Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11  y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos. 

A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo. 

Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero. 

Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:

Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.

Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa. 

www.observatorioluciaperez.org

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