Nota
Caso Tejerina: que no se repita
El 23 de febrero se cumplieron seis años del encarcelamiento de Romina Tejerina. En diálogo con lavaca, habla de sus ganas de estudiar, y de la necesidad de que “las mujeres denuncien cualquier tipo de maltrato”. Cree que si esto comienza a ser una realidad, su nombre ya no será un símbolo de injusticia y desamparo.
Romina Tejerina fue condenada en junio de 2005 a catorce años de prisión por matar a su beba recién nacida, concebida producto de una violación. Tenía 19 años cuando tuvo el parto prematuro en el baño de su casa, luego de intentar abortar con métodos caseros.

Romina Tejerina
De inmediato, su defensa presentó un recurso de casación ante el Tribunal Supremo de Jujuy por considerar arbitrario el fallo. La pericia oficial, sobre la que se sustentó gran parte de la sentencia, argumentó que la adolescente estaba en su sano juicio cuando le aplicó varias puñaladas al recién nacido. Sin embargo, los abogados de Romina cuestionaron a los jueces porque no tuvieron en cuenta la pericia psicológica que sostenía que la muchacha había matado a la criatura durante un “episodio psicótico”. Según Tejerina, vio el rostro del violador en el de la beba.
En 2007 los magistrados jujeños confirmaron la condena por homicidio calificado de Romina Tejerina. Aunque sus defensores pedían la anulación del fallo. El año pasado la Corte Suprema de la Nación ratificó la medida y negó la posibilidad de conmutar su pena.
Desde la Unidad Carcelaria Nº 2 de San salvador de Jujuy, Romina describe el malestar con el que convive hace más de seis años. “Pensé que me iban a dar una rebaja, al menos un año para poder empezar a salir con mi laboral transitoria, pero evidentemente la justicia, el gobernador y toda esta mafia que tenemos están muy molestos, muy ensañados conmigo. Ya solo con el hecho de denunciar, más bronca te tienen.”
Sobre Tejerina pesa además, que el hombre acusado de la violación se encuentra en libertad. Eduardo Pocho Vargas, no fue detenido cuando ella lo denunció. Solo estuvo privado de su libertad por veinte días, y luego fue beneficiado por la justicia provincial que lo sobreseyó.
Sin desanimarse Romina insiste con la posibilidad de que el juez la autorice salidas para estudiar. “El secundario lo terminé en estas condiciones y recién ahora puedo empezar una carrera universitaria. Mi hermana Mirtha y mi abogada – Mariana Vargas – están viendo si me inscriben en Comunicación Social. Pero mi sueño es estudiar derecho, es difícil, por el poco tiempo que me dan, y porque mi familia no tiene recursos como para que yo pueda seguir esa carrera, que acá es privada.”
Tejerina sabe que desde hace tiempo, diversos grupos de mujeres en todo el país impulsan una jornada nacional de lucha por su liberación y por la despenalización del aborto legal seguro y gratuito. No pierde oportunidad, entonces, de agradecer ese apoyo. Pide, además, que ninguna mujer se calle ante el maltrato, algo que aprendió en carne viva. Y se nombra así misma en plural “Gritar para que no haya más Rominas”.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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