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Raúl Zibechi: los frutos de la revuelta

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El autor de Genealogía de la revuelta cree que muchos sectores populares están recuperando la autoestima, que el repliegue de la efervescencia social es un fortalecimiento, que aparecen formas de autonomía jamás vistas y que los piqueteros no sólo pueden sino que deben construir lo suyo sin depender de los planes sociales. El debate sobre la toma del poder, y su mirada sobre las debilidades del gobierno de Kirchner.

No es probable que Raúl Zibechi coseche ovaciones ni firme autógrafos en determinados cenáculos piqueteros después de decir:

  • Para los piqueteros, el tema hoy ya no es el corte de rutas. El tema es el crecimiento hacia adentro. Lo plantea el MTD de Solano, y antes todavía el MTD de La Matanza. Durante el pico del reparto de planes sociales, los piqueteros de La Matanza eran como un adorno, porque rechazaron esos subsidios del gobierno. Hoy están inaugurando su propia escuela. Y hay cientos de grupos autónomos del Estado, de los partidos y de los sindicatos. Ya no son un adorno. Empiezan a ser un referente: demuestran que se puede construir sin planes. Es más: se debe construir sin planes.

Cuando se le pregunta si es periodista o militante, el uruguayo Raúl Zibechi, 52 años, ex integrante del frente de masas del Movimiento Tupamaros, ex exiliado en Argentina y en España, hincha sufrido de Nacional de Montevideo (sostiene que todos los hinchas de Nacional son sufridos), fumador, matero, papá de Agustín (4 años), amante de la novela latinoamericana y del rock argentino («escucho La Renga y Bersuit, que le divierte a mi hijo por las puteadas») autor de ensayos sobre la actualidad que ya son objeto de estudio, columnista y editor de la sección internacionales de la revista uruguaya Brecha, y profundo conocedor de los movimientos sociales argentinos y latinoamericanos, contesta con una duda existencial:
-No sé lo que soy.

En la banda oriental de la mesa de un bar porteño, revuelve el café con paciencia china (se verá que lo chino no le ha sido ajeno, de Mao al Tao) y explica algo que lo sintoniza con estos tiempos de un modo mucho más lúcido que los que suponen que saben lo que son:
-Veamos. No sé lo que soy. Periodista no: trabajo como periodista. Y tampoco me siento militante. No me siento un intelectual. Cuando digo que no soy periodista, hay una amiga que es María Esther Giglio dice que el periodismo es un mar de conocimiento de un centímetro de profundidad. Creo que es una linda definición con la que no me siento para nada identificado. Pero bueno, trabajo como periodista pero no me siento como los periodistas. Ni me siento con los periodistas. No sé qué es lo que soy. Puedo ser un activista. Un colaborador. La imagen que los teólogos de la liberación han fraguado me gusta: acompañar. Acompañar a la gente y a los movimientos.

Nació en Montevideo, estudió en escuelas privadas. Militó en el frente de masas del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro, de su país, antes del golpe de 1973. «Mi formación es marxista. Y leninista. Y además fui simpatizante de la revolución cultural china, Mao incluido». Los vientos militares lo empujaron hacia la Argentina en 1975 y 1976. Otros vientos militares, esta vez argentinos, lo soplaron hacia España en agosto del 76.
Allí se quedó. Empezó a tomar contacto con los movimientos sociales contra el ingreso a la OTAN y contra la guerra. «A mediados de los 80 mi cabeza y mi espíritu estaban con los movimientos sociales».
Un trabajo conectó con los movimientos latinoamericanos a este hombre al que le gusta acompañar. «En los 80 trabajé como guía turístico. Acompañaba a europeos a Perú, Bolivia, Ecuador, regiones andinas, Colombia. Estaba temporadas largas, de seis o siete meses, sobre todo en Perú y Ecuador. Fue un descubrimiento de América Latina desde otro lugar. El mundo indio. Me empapé muchísimo de eso y empecé a conocer dirigentes, personas de distintos ámbitos, y fui transitando por los movimientos que había aquí».
Viajaba seguido a Uruguay, a donde regresó definitivamente en 1992. Trabajó en la revista Mate Amargo, luego en Brecha. Comenzó a acompañar a movimientos sociales en Haití, en Chiapas (los zapatistas), y en Brasil (los Sin Tierra). Escribió Los arroyos cuando bajan – Los desafíos del zapatismo. En Chiapas no conoció a Marcos, pero sí a Tacho, y considera que su paso por allí es una de las experiencias más impactantes que le ha tocado vivir. Es docente sobre movimientos sociales en un instituto que no usa el nombre de universidad sino Multiversidad Franciscana de América Latina. Sus artículos pueden leerse en esta página, sección La vuelta al mundo.

Visita la Argentina cada dos meses, aproximadamente. Su libro Genealogía de la revuelta ya es un clásico sobre los orígenes del 19 y 20. En su último viaje dio charlas en la Asociación Madres de Plaza de Mayo y en el instituto Gino Germani, y tuvo reuniones con Clacso y su Observatorio Social para América Latina, y con el Colectivo Situaciones, además de múltiples encuentros y entrevistas.
-¿Qué impresiones le quedaron de esta nueva visita?
-La primera es que me reconforta la receptividad. Hay grupos de lectura de mi libro incluso en movimientos con los que nunca tuve contacto como el MTR (Movimiento Teresa Rodríguez).
Aparte, he encontrado una gran preocupación que atraviesa a todo el mundo, sobre el período de reflujo y repliegue, comparado con el alza que hubo en el 2001 y 2002. Otro tema es el de esta ofensiva por la seguridad a partir del caso Blumberg. Y en general noto la preocupación por el nuevo escenario en el cual la iniciativa ha pasado de los movimientos al Estado.
Pero encontré que por abajo en los movimientos están apareciendo cosas muy nuevas. Lo micro e interior de los movimientos está volviendo a ocupar un espacio muy importante.
-¿Por ejemplo?
-El jardín de infantes del MTD de La Matanza, los proyectos de salud de Solano, los talleres y emprendimientos productivos de todo este tipo de movimientos. Es un crecimiento con nuevos aspectos. Siento que estamos como a principios de los 90, cuando las novedades no eran visibles, no estaban en la calle sino puertas adentro, con una gran experimientación que fue redundando en el gran movimiento que conocimos del 97 al 2002.
-Pero entonces, ¿hay repliegue?
-Bueno, no se puede estar todo el día en la calle. A los movimientos les pasa como a los seres humanos. No se está todo el día trabajando ni todo el día durmiendo porque en los dos casos te anulás como persona.
Aquí hay -después de una gran actividad hacia fuera- un repliegue, el pliegue que vuelve hacia adentro, pero eso no es malo ni negativo. Es la búsqueda del alimento, de recursos de los seres humanos y de los colectivos. Si alguien dice que va a descansar o a dormir, se trata de un repliegue necesario.
-Suena mejor si se habla de reflexión.
-Claro, pero ¿el sueño o el descanso no son productivos? ¿Qué paradigma estamos usando si pensamos que el descanso o la reflexión son momentos negativos?
Fijate vos. Si La Matanza estuvo replegado y termina haciendo una escuela, ¿no será que dentro algunos años tendremos decenas de escuelas? No sabemos, pero ya hay una.
-Que tiene un tipo novedoso de programa y de relación con la comunidad.
-Pero además está autogestionada por ellos. No es aquella escuela a la que mando mi hijo para que el Estado le enseñe. Yo creo mi escuela. Hasta ahora, eso lo hacían las clases medias o altas al mandar a sus hijos a escuelas privadas.
Pero esta es una escuela creada por un movimiento de desocupados. Es un cambio tremendo. Me dicen que es una escuelita con «apenas» 52 niños: para mí representa un giro copernicano. Asombroso. Y además ese mismo movimiento tiene un taller de filosofía al que van personas que nunca pisaron una facultad. O la piscifactoría que está haciendo Solano, que les sirve para alimentar sus merenderos con sus propios productos. O la experiencia de salud, donde están acotando la medicina de las pastillas, la medicalización de la salud, y empezando a usar gotas de yuyos, y se están planteando además cultivar ellos mismos las flores y yuyos para sacar los concentrados.
Entonces estamos hablando nada menos que de la pavada de asumir colectivamente el cuidado de la salud.
Es un cambio de la dependencia a la autonomía. Lento y tortuoso, porque no se puede hacer del día a la noche, pero yo digo: qué maravilla. Eso es lo que veo que está pasando.
-Sin embargo, se nota una nostalgia por cierta efervescencia social.
-Creo que hay que aprender a mirar otras cosas, no necesariamente lo espectacular o masivo. Hay que cambiar la mirada mediática, de lo público, que muchas veces te obnubila y te impide ver lo micro.
Pero propongo dejar de decirle «micro» a esas experiencias, porque un corte de ruta hecho por 100 personas también es micro. De lo que hablo es de la cotidianeidad, el día a día, que juega un papel muy importante.

Como si un director invisible decidiera que ese era el momento indicado en la escena, el día a día interrumpió la charla: un adolescente se acercó a la mesa para vender biromes. «Mire, funcionan» demostró, superando la comunicación de más de una agencia de publicidad. La moza del bar se acercó. «No puede estar aquí. Acompáñeme» dijo, y el chico contestó marchando tras ella con media sonrisa y un puñado de biromes: «¿Para donde la acompaño?»
Zibechi miró el café:
-La vida se cuela siempre. Buenos Aires es maravillosa.
-Otra vez, depende de una cuestión de mirada.
-Sí, estaba por decir que en la mirada política tradicional, la política es algo que sucede en la esfera pública. Ahora ¿por qué plantar yuyos para cuidar la salud es considerado un hecho no político? En realidad es tan político como la decisión de ir al médico a que me digan lo que tengo. Esa es una política de la heteronomía, y la otra es una política de la autonomía en un espacio concreto que es el del cuidado de la salud. Son dos planteos. Uno: la salud me la cuida el Estado, a los chicos los educa el Estado. Otro: nos cuidamos nosotros y educamos nosotros.
¿Es pequeño todo esto? Sí, si se reduce a ese lugar. Pero hay países que hicieron la revolución, y no consiguieron eso. Todo depende de cómo se mire. Creo que hay que usar la mirada fina, la mirada de rayos X que sea capaz de ir más allá. A lo invisible, que son los vínculos humanos.
No se ven, hay que construirlos. Hay que aprender a mirar para ver la riqueza de eso.
-¿Cómo plantearías los frutos de la revuelta? Las consecuencias de lo que pasó.
-Veamos primero a escala grande. El gobierno de Kirchner, aunque practique una política neoliberal no es neoliberal. Sus componentes y su discurso no lo son. Es fruto del 19 y 20, y de todo ese ciclo de protesta.
La política de derechos humanos, e incluso la de seguridad, que no recae en temas represivos, el pase a retiro de más de 50 militares de la cúpula, la limpieza de la bonaerense -aunque eso no se terminará porque es un tema muy denso y largo- son todos frutos de la revuelta.
La tensión con el FMI del pago o no pago, de la quita, es fruto de la revuelta. Sería impensable un gobierno como el de Kirchner sin el 19 y 20.
En el escenario más cotidiano creo que hay un fuerte crecimiento de la autoestima en los sectores populares, o por lo menos en muchos sectores. Para hacer talleres de filosofía, escuelas y emprendimientos, hay que partir de una situación de recuperación de esa confianza en uno mismo. La revuelta fue posible porque ya había en movimiento y en situación un crecimiento de la autoestima, fortalecida a la vez por la propia revuelta.
Esos son frutos. Tal vez no sean mensurables o cuantificables. Aunque empiezan a serlo porque ya estamos hablando de cosas visibles.
Y hay otros que son menos visibles pero que son importantes porque representan el establecimiento de nuevos vínculos. La Asamblearia, ahí hay otro fruto tangible. Y otros menos tangibles que hay que descubrirlos en el día a día.
Cuando lavaca organiza un seminario visitando a los movimientos ¿cómo se mide humanamente esa vivencia, esa intensidad? ¿O cómo se mide lo que ocurrió en Enero Autónomo, con el encuentro de gente de las más diversas clases sociales, trayectorias, culturas, edades? Yo soy de clase media, educado en colegio privado, y en esas situaciones hablo de igual a igual con gente que a lo mejor no terminó la escuela. Y compartimos, conversamos, yo escucho todo lo que tengo que aprender de él, y él me escucha. Ese diálogo era impensable hace tiempo, salvo en sectores muy pequeños. Pero si yo me relacionaba era para que me escucharan y yo diera línea: yo «iluminaba» al otro.
Ese encuentro desde otro lugar es en gran medida posible porque ha habido un cambio en la forma de vincularnos.
¿Qué no afectó a todo el mundo? Totalmente de acuerdo. Pero incluso cuando se produce el caso Blumberg y un sector significativo y mayoritario dice «la culpa es de la policía», eso es conciencia. Puede variar, pero es algo que se ha adquirido. Una forma nueva de ver el mundo. Antes se pedía más represión, pero ahí se nota un cambio grande.
-Es mucho entusiasmo, Raúl, pero mucha gente sigue deprimida, ve poco avances y mucho retroceso. ¿A qué se debe?
-A que seguimos siendo tributarios del paradigma del desarrollo lineal. Las cosas avanzan o retroceden. Pero el tiempo no es lineal. El tiempo fabril es lineal. Y el del capitalismo. Yo miro los árboles y pienso: un árbol ¿cómo imagina el paso del tiempo? El sol le da de un lado, del otro, el viento sur le da frío, del norte viene más calor, pero es una visión circular del tiempo, lo cíclico. Si hay alguna imagen posible del tiempo, es la cíclica.
Hay un movimiento muy alto, cae, hay brotes que envejecen, hay un repliegue, una hibernación, un renacer. A mí los zapatistas me enseñaron que el silencio puede ser una forma de lucha. ¿Por qué hay que estar hablando todo el tiempo? El silencio ¿no es una forma de comunicación? Para los músicos hay compases, y hay silencios.
Si te callás la boca siempre, estás en un problema. Pero si hablás siempre también estás en un problema.
Ese paradigma lineal nos confunde, y también una actitud un poco religiosa. La fe en que alguien que no seamos nosotros mismos, nos resuelva los problemas. El Estado o el presidente. Porque muchas veces la gente se queja: esto está mal, esto hay que arreglarlo. ¿Quién? El Estado. El gobierno ¿Y por qué? A las comunidades indígenas no se les pasa por la cabeza que los caminos para llevar los productos o comunicarse con el mundo los tenga que hacer el Estado, porque nunca los hizo. Los hacen ellos, o no hay caminos.
Independientemente de la política oficial y de sus tiempos, nosotros somos los que tenemos que asumir nuestra responsabilidad de construir y crear, la responsabilidad de nuestra vida. Nadie lo va a hacer por nosotros. Creer eso es una utopía negativa y obstructiva.
Si uno fuera capaz de tener la memoria del bario o del asentamiento, concluiría quizás en que hace diez años en el barrio los vecinos pasaban con cara triste y no hacían nada. Ahora algunos andan tristes, otros se ríen, y otros toman en sus manos cuestiones del barrio. Esa es una revolución cultural. Y todo cambio cultural es, necesariamente, de larga duración. El tiempo no es solo circular, hay también una flecha del tiempo, por lo cual este momento que estamos viviendo es a la vez irreversible, no lo vamos a repetir nunca más. Creo que por ahí hay un problema de cómo entender los resultados.
-Otra queja: se cataloga al gobierno como gran cooptador de los movimientos.
-Es que yo estoy de acuerdo. Es así. En la vida somos también prisioneros de nuestros éxitos. Uno dice «quiero conseguir tal trabajo», pero después habrá que madrugar todos los días, bancar a un jefe, pero bueno, se consiguió. Yo quería derrocar a De la Rúa, quería que se vayan todos. No se fueron todos pero bueno, apareció Kirchner. Y la tarea número uno de cualquier presidente de este período es recuperar la legitimidad del Estado. Yo, si estuviera en su cabeza, ¿qué querría hacer? Lograr esa legitimidad. Nunca va a poder recuperarla totalmente, pero sí en parte. Y entonces te debilita, te tracciona, te crea problemas que antes no tenías. Ya estás en otro nivel de problemas. Te quita planes trabajar, debilita a los grupos piqueteros. Claro, no iba a haber un desarrollo permanente de los grupos piqueteros hasta la victoria final.
Lo que pasa es que a los nuevos problemas no se puede dar respuestas viejas. Hoy el problema no es el corte de rutas.
Pero visto en el largo plazo, se generaron grupos autónomos del Estado, de los partidos y de las centrales sindicales. Eso está ganado. Hay cientos de grupos autónomos.
Aunque se haya desarmado buena parte del clima de protesta social, partimos de unos niveles de autonomía del Estado, los partidos y los sindicatos, que nunca existieron. Y algo más: yo siento es que esos espacios de autonomía se están consolidando y creciendo de otra manera: siendo autónomos en lo material, como nunca lo fueron. O arraigando sus autonomías en espacios físicos que les permiten tener una escuela, una salud propia, proyectos propios.
Entonces podemos ver un horizonte en el cual el próximo ciclo de protesta va a partir de espacios autónomos ya existentes y probablemente muchos de ellos territorializados. Y ese punto de partida para el próximo desafío que haya que afrontar, es infinitamente superior al que había en el 88, 89 o 90, cuando quebró el movimiento sindical como eje ordenador del movimiento popular.
-Anoté una frase: el problema no es el corte de ruta. ¿Cuál es el problema?
-Para los piqueteros, el tema hoy ya no es el corte de rutas.
El tema es el crecimiento hacia adentro. Lo plantea el MTD de Solano, y antes todavía el MTD de La Matanza. Durante el pico del reparto de planes sociales, los piqueteros de La Matanza eran como un adorno, porque rechazaron esos subsidios del gobierno. Hoy están inaugurando su propia escuela. Y hay cientos de grupos autónomos del Estado, de los partidos y de los sindicatos. Ya no son un adorno. Empiezan a ser un referente: demuestran que se puede construir sin planes. Es más: se debe construir sin planes.
¿Por qué? Porque si no si no construimos sin planes, todo es muy frágil.
Hay cosas que no funcionan más. Llevo a la gente a la ruta. Corto, me dan planes, gestiono los planes, y con eso agarro a la gente, la llevo al galpón y trato de concientizarla y politizarla. Ese esquema ya no funciona.
Entonces tenemos que aprender a trabajar de otra manera. El llamador en el futuro no van a ser los planes sino la capacidad de autocuidado de la salud, de la alimentación, ese va a ser el llamador de los grupos piqueteros. Y tenemos muchas fábricas recuperadas. Algunas son horribles y otras son muy buenas. Y si estás produciendo en una fábrica en condiciones que no son a mi modo de ver las más interesantes, porque son verticalistas o lo que sea, bueno: a un patrón no le vas a cambiar el modo de producir pero en una cooperativa hay chance de hacerlo. Y muchas lo hacen. Es poco a poco, porque la difusión de lo nuevo en los movimientos nunca es homogénea. Como no fue homogénea la transición del mono al hombre. Sucede en uno o dos lugares y después se generaliza.
Estoy convencido de que más allá de sus líneas internas, y diferencias, muchos grupos van a tener que hacer lo mismo. Mirá la CCC que es un grupo que par mí tiene un interés relativo. Pero en el tema de salud trabajan muy bien. Y en algún momento van a tener que cultivar, o lo hacen sin que sepamos. O los MTR que son otra línea que también está cultivando la tierra.
A todo esto yo lo llamo la producción de vida, y es una tarea que está asumiendo el movimiento popular: los piqueteros, las asambleas, las fábricas. Veremos hacia dónde va. No hay un camino trazado, la gente lo va haciendo.
Son cosas incipientes, pero vigorosas, y van más allá de las etiquetas y las ideologías. Porque si hablamos de «horizontalidad», eso es algo bueno, pero no es un requisito para valorar un trabajo como interesante. Si es horizontal, a mí me gusta más, pero tal vez haya cosas en las que yo me equivoque y mañana descubra que no pueden ser horizontales.
-¿Ejemplo?
-La defensa militar de una región autónoma no puede ser horizontal. Tiene que estar Marcos ahí defendiendo. Y por ahí ciertas gestiones o ciertas cosas tengan que ser múltiples, en varias velocidades a la vez, en varios planos.
-Sin caer en nuevos dogmas.
-Claro, no reducir la riqueza, la multiplicidad a una sola característica.
-Hay un debate en todo esto, entre quienes sostienen que hay que tomar el poder, y quienes no. Mucha gente piensa que eso de los peces, los jardines de infantes y demás, no le hacen ni cosquillas al poder, al que hay que salir a confrontar. Y que los cambios verdaderos llegarán cuando se tome el poder.
-Yo parto de que no es bueno tomar el poder. Probablemente esa formulación sea válida, como lo plantea Marcos y lo teorizan otros, pero tal vez es básicamente un buen punto de partida para empezar a trabajar. Lo que dice Marcos me parece más fecundo aún. Pensemos qué tipo de militante, de activista y de ser humano surgiría de una política que no se propone tomar el poder.
La pucha, es difícil, es interesante. ¿Qué sería? ¿Un apóstol? ¿Un impulsor o disparador de cosas?
A mí me parece que en algún momento hay que moverse de esa polaridad: toma o no toma del poder. Yo tal vez me esté moviendo. No voy a ir a la idea de la toma del poder, eso lo tengo descartado, pero sí a una posición más flexible en la cual aún no queriendo tomar el poder estatal, que para mí sigue siendo lo válido, haya que buscar formas de construcción de alguna forma no-Estado, Estado sin Estado, a escala descentralizada.
O sea, construir un tejido de poder no estatal. ¿Puede haber un poder no estatal? Quizás haya que construir poder. Pero ¿tiene que ser estatal? ¿Todo poder debe cuajar necesariamente en la forma Estado? ¿Cuáles son las características de la forma Estado que rechazamos?
Bueno pensemos: la homogeneidad, la centralización, la verticalidad, pero que además parecen formas únicas y hegemónicas y válidas para todo tipo de organización social.
Yo siento que vamos caminando hacia formas múltiples de organización más vinculadas a las tareas que hay que cumplir que a un modelo a reproducir. Porque el principal problema de la forma Estado es la opresión. Yo lo veo así, como una losa que oprime, que divide aguas entre el poder de unos, y el no poder hacer de otros.
Y en la medida que el poder hacer, la capacidad de hacer como dice Holloway (John Holloway, autor de Cambiar el mundo sin tomar el poder) se difumina en la sociedad, se crean miríadas de formas de poder que en algún momento se pueden vincular entre sí y construir formas de poder no Estatal.
-Me imagino aquí a un ortodoxo diciendo «¿de qué habla este hombre? El poder hay que tomarlo porque de lo contrario, no se cambia nada. Es un argumento simple y fuerte. El suyo en realidad es complejo, trabajoso. ¿Puede ser que la dificultad sea justamente que se trata de una idea tal vez nueva, pero no acabada?
-Absolutamente. Yo siento que no trabajamos con ideas acabadas, sino con una deconstrucción y movimiento permanente. Y estamos acostumbrados a pensar en fijo y no en movimiento, en tránsito. Acá el desafío es «Pensar sin Estado», como el nombre de un libro que salió hace poco (del recientemente fallecido Ignacio Lewkowicz).
Sacarnos la forma Estado de la cabeza, que no es nada fácil, y sobre todo poder ver que el Estado no es algo neutro, sino una forma capitalista.
En Clacso me decían unos compañeros: «Hay que formar cuadros». Y yo contestaba: ¿no te parece que formar cuadros es hacer capitalismo?
Ahí está el problema, cómo construir espacios de poder colectivo e individual, y autónomo, sin construir Estado ni relaciones capitalistas.
Es un desafío. La humanidad está en período de ebullición y crisis de los paradigmas viejos. Todo el mundo coincide en que los partidos políticos están en una situación de colapso, de crisis. Yo digo ¿son solo los partidos políticos los que están en crisis?
¿O la crisis de los partidos es un emergente de una crisis más profunda que abarca a todo lo que es organización, la forma Estado como forma de organización?
Dejemos esa pregunta abierta, a ver cómo opera en nuestras prácticas y nuestras reflexiones.
Y yo creo que hay movimientos que están trabajando, algunos conscientemente y otros no, sin crear forma Estado. Es muy curioso lo que pasó con las asambleas. Muchas asambleas prefirieron desaparecer antes que congelarse en forma Estado.
-Quiere decir: antes de burocratizarse como aparatos orgánicos.
-Exacto. Entonces, que todavía haya más de 60 asambleas en Capital metidas en la vida cotidiana, y con algún tipo de actividad, produciendo, trabajando, y sin forma Estado, es una verdadera maravilla. Yo me puedo agarrar de dos cosas. Una es decir «ah, eran 300 asambleas, ahora son 60, y en vez de un promedio de 200 personas cada una, tienen 15 ó 20».
Si esa es una realidad. Pero la otra realidad que yo trato de ver también es que los que quedan trabajan sin forma Estado: a la pucha.
-¿Y todo eso no es funcional al poder? Trabajan, comercializan, se ocupan de la salud y la educación, y le facilitan todo al sistema, que se ve fortalecido.
-Yo lo veo distinto. Son espacios donde no está entrando el capitalismo, y lo están debilitando. Y además le enseña pedagógicamente a la sociedad que es posible curar la salud, educar, intercambiar, y hacerlo de otra manera.
¿Cuánto puede tardar en generalizarse? No sé. Capaz que nunca se generaliza y antes viene el retorno de la barbarie y estalla la bomba atómica, la crisis ecológica y desaparecemos todos.
Pero no creo para nada que esas experiencias sean funcionales al poder. Para nada. Es la desconexión con el capitalismo. Una fuga. Yo aprendí en Haití cómo los negros echaron a los colonizadores blancos esclavistas, pero al quedarse con las haciendas, se convirtieron en patrones negros con esclavos negros. La producción esclavista no cambiaba. Sólo cambiaba el amo.
Dicho en un sentido taoísta -esto a alguno le parecerá una chantada pero es lo que yo pienso-: la lucha de contrarios la lucha contra el poderoso ¿me fortalece o me debilita? Los orientales sostienen que se fortalece al otro. Por eso a veces hay que enfrentarse, pero también hay que entender que la polaridad del enfrentamiento me sitúa en la misma lógica del que me oprime. La lógica del opresor y el oprimido es la misma.
Hay un texto El sueño del pongo del peruano José María Arguedas, que recupera de la historia oral. El pongo es un siervo de la hacienda, que sueña su liberación. Viene un ángel que unta al pongo de estiércol, y al amo de miel. Y desde el cielo les dicen que se laman el uno al otro por toda la eternidad. El amo se humilla al lamer mierda, y el pongo lame miel.
Perfecto, se invirtió la tortilla, pero ahora el opresor está en el lugar del oprimido, y el oprimido en el lugar del opresor. Pero no hay una liberación sino una nueva dominación.
No caigamos en lo mismo. Por eso no puede ser un objetivo humillar a los opresores, ni siquiera derrotarlos. Esto es muy fuerte. Pero yo ahí reivindico otra vez al zapatismo cuando dice «un mundo en el que quepan todos los mundos, incluso los opresores». No para que nos sigan oprimiendo.
O cuando hablan de las ideas. Ellos no hablan de síntesis, al estilo dialéctico, porque la síntesis es siempre excluyente. Trabajemos con la idea del arco iris, donde un color esté al lado de otro sin que ninguno se imponga al otro. Pensar en multicolor y no en monocolor, es un ejercicio que podríamos tratar de hacer.
-Difícil cuando hay toda una tradición, himnos, canciones populares y demás dedicados a celebrar la destrucción del enemigo. Pasa hasta en las guitarreadas de los movimientos autónomos.
-Es que trabajan con la idea de simetría. Ese pensamiento simétrico del pongo no puede ser un pensamiento emancipador. Es un pensamiento reproductor de la opresión.
-Pero si nada es lineal y todo es abierto, la pregunta es lógica: ¿Por qué descartar la idea de la toma del poder?
-Porque vamos a ser más capitalistas. El problema para mí lo plantea Holloway de modo brillante. El asunto no es destruir al capitalismo, sino dejar de producirlo. Nosotros con esas prácticas, reproducimos capitalismo.
-Estos debates se producen en el llamado campo popular, pero parecen insalvables, y mucha gente lo ve como un síntoma de fragmentación. ¿Eso es bueno o malo? ¿Lo bueno sería lograr una unidad de pensamiento?
-Creo que en la etapa actual del capitalismo, que yo la siento como una etapa de desintegración, la unidad no es deseable ni posible. Un pensamiento, un lenguaje, una visión totalizante, no son posibles.
Pero te digo más. Acabo de participar en una discusión muy interesante donde decíamos: si el capitalismo se está desintegrando, si los espacios de control tradicional, la familia, la escuela, la fábrica, el cuartel, los partidos, los sindicatos, están desestructurados. Nosotros,
¿cómo potenciamos la desintegración del capitalismo?
¿Organizando a la gente? ¿Sustituyendo a Taylor y al cuartel? ¿O potenciando esa desintegración? ¿Cómo trabajamos? Es una duda que tengo. Si organizamos mucho a la gente, como tratan de hacer algunos movimientos, ¿no estamos resolviendo la crisis de desintegración del capitalismo? Porque además nosotros siempre hemos pensado -los de la izquierda marxista- que la transición de una sociedad a otra, del capitalismo al poscapitalismo, con el nombre que sea, es un proceso dirigido.
Eso implica que alguien lo dirija. Y ese partido, vanguardia o lo que sea, es una nueva opresión, está demostrado. Entonces, ¿podemos pensar una transición, como dice Imanuel Wallerstein, que asuma la forma de desintegración?
A la vez, se ven esos rasgos de desintegración, como otros de recomposición. Si uno mira 50 años atrás, se han multiplicado las formas de desintegración que pueden asumir formas muy violentas, muy catastróficas, muy terribles. Pero ¿no serán necesarias para reconstruir un tipo de sociabilidad que sea mejor que la que tenemos hoy? Otra pregunta abierta.
Yo lo que le pido a los compañeros es que abramos nuestra cabeza a pensar otras ideas, no congeladas. No pensar que lo yo digo es lo bueno y maravilloso.
Experimentemos. Ahora: si en ese tránsito hay cientos de islas auto gestionadas, como dice Marcos, no para solazarse en la isla sino para usarlas como barquitas que se conecten unas a otras, ¿no pueden ser esas miles de islas -los 4.000 asentamientos de los Sin Tierra en Brasil, por ejemplo- no pueden ser la bases para la reconstrucción de algo mejor? Quizás sí. Quizás no. Pensemos esta posibilidad. Y dejemos las preguntas abiertas.

***

El diálogo bajo la mirada de Groucho Marx y Vittorio Gassman en las fotos de las paredes fue nuevamente interrumpido, esta vez por la camarera quien pareció intuir que -grabador mediante- allí estaba perpetrándose un reportaje a un escritor. «Y yo amo la literatura». Zibechi le dejó una tarjeta y ella trajo el último café.
-¿Cuál es su impresión sobre los medios de comunicación?
-Espantosa. El rol de los periodistas y comunicadores ya es como el de los dirigentes. Se ponen en un lugar central, clave, tienen el poder, o eso creen. Me gusta más la idea del periodismo como transmisor, el que pone en contacto una cosa con otra, un facilitador, pero no el que ocupa un lugar central. Me gusta el periodista como voceador, para que otros a su vez tomen esa voz y formen una cadena».
-En el rol de analista político de lo que ocurre en la región: ¿qué ocurre en la región?
-Estamos en un momento de inflexión. Según para donde caiga la moneda, que está tambaleando, se definirán los próximos tiempos. El gobierno de Kirchner está en una situación en la cual no se va a poder mantener mucho tiempo. Va a empezar a sufrir una ofensiva fuerte por parte de la derecha nacional, internacional, del FMI, etcétera.
Y el gobierno de Lula, que hasta ahora ha tenido una luna de miel con el capital, tiene por un lado la ofensiva de los Sin Tierra, y por el otro la de la banca internacional que duda de su capacidad para pagar deuda externa y empieza a subir el riesgo país en Brasil. Es una coyuntura en la cual el gobierno de Lula va a tener que tomar una definición más clara aún. Hasta ahora optó por la banca internacional pero en la medida que la gente se moviliza algo tendrá que hacer.
Entonces intuyo que los equilibrios actuales se irán moviendo en los próximos meses hacia una decantación de algún tipo que provocará que una coyuntura fluida y abierta como aún lo es en la región, se congele, se defina, por un tiempo.
Este es un escenario abierto, pero no se va a mantener por mucho tiempo.
-¿Y qué pasará con un gobierno como el de Kirchner?
-Es una situación de equilibrio. Kirchner plantea ciertas cosas con la deuda externa que el FMI y los acreedores no están dispuestos a tolerar, y a la vez hay desequilibrios internos que van a tener que zafar por algún lado. Porque el crecimiento de la economía en algún momento se estabilizará. El PBI no podrá crecer al 8 o 9% todos los años. Es imposible. Más aún si eso depende de la exportación.
Yo siento que estamos al fin de un período de gracia en la región. Estados Unidos necesita compensar los desequilibrios que sufrió. Fracasó dos veces en Venezuela, con el golpe y con la huelga petrolera, hay una consolidación del gobierno de Chávez, y las cosas no se van a mantener siempre así. Creo que la ofensiva imperial es cercana en la región. Y ante eso, veremos.
-¿Qué pasará?
-Misterio absoluto. Por ahora, el que lea La Nación (diario publicado en Buenos Aires) descubrirá que la derecha está rearmando un discurso y buscando brechas por donde meterse. A la vez hay una lógica inmediata de política estatal por la cual Kirchner es producto de una amplia movilización social, pero su sostenimiento no puede ser producto de la movilización, porque lo debilita.
-¿Por qué?
-Porque la movilización social de reclamo tiene que ser contenida o con programas económicos, o con represión. Cualquiera de las dos variantes genera un cambio en el escenario. Yo creo que estos gobiernos que aparecen fuertes porque tienen mucho apoyo de la opinión pública, en el fondo son débiles.
-¿Y cómo se supera esa debilidad?
-Mi intuición es que va a intentar navegar a dos aguas. Puede ser un Lula. No te digo un De la Rúa pero puede quedarse como un Lucio Gutiérrez. Es una gran inestabilidad. Y creo que no lo agarra bien parado al gobierno.
-¿Por qué?
-Porque está buscando contemporizar. Ante la ofensiva Blumberg no se planta bien: se para a medias. Ante la ofensiva del Fondo tampoco se planta, ni trata de arrastrar a otros gobiernos, sino que termina cediendo. Entonces yo creo que el hilo del lado del movimiento popular y lo progresista, se rompe por el lado de la deuda. Fijate que Brasil el año pasado pagó por concepto de intereses de la deuda 50 mil millones de dólares. Es poco menos que un tercio del PBI argentino y el 10’% del PBI brasileño. Un país no puede pagar 10% de su PBI en intereses de la deuda, y tener planes sociales. Una cosa o la otra. Entonces la deuda es una forma de succión de recursos y depredación de los países. Y eso se frena, o no se frena.
El otro gran problema que veo es que no se puede romper con el neoliberalismo sin una profunda crisis política, económica y social en nuestros países. Y tengo la intuición que el gobierno de Kirchner no está dispuesto a pagar esos costos. El de Chávez, con el que no simpatizo, sí parece dispuesto. Y el de Lula, menos que el de Kirchner.
La estabilidad favorece lo que hay. Y es muy difícil convivir con la inestabilidad. Se ve en Venezuela, los golpes, las clases medias en la calle, el odio y las broncas.
Pero es mentira que el neoliberalismo sea una cuestión solo de las élites. El neoliberalismo ha beneficiado a muchos. Incluso los que estamos en esta confitería. Yo tengo que decir con sinceridad que no soy un perjudicado por el neoliberalismo. Yo estoy bien. Si estuviera viviendo en Europa estaría mejor. Pero si miro alrededor, la pucha. Entonces también hay que tener esa conciencia. No soy un perjudicado por el neoliberalismo, pero por una cuestión puramente ética -ni siquiera de conciencia- tengo que pensar: ¿estoy dispuesto a pagar los costos de un cambio? A lo mejor puedo perder cosas, y en vez de ver televisión color tendrá que ser en blanco y negro, Y en vez del último modelo tengo que usar una motito, o un modelo viejo, y ese es el costo para la reintegración para poder ir tranquilo.
Hay costos en lo personal, lo cotidiano, y tengo que pensar esas cosas porque si no es falso lo que estoy diciendo.
Si hay una salida del modelo probablemente mis ingresos se vean mermados. De hambre no me voy a morir a esta altura de mi vida, pero es una realidad.
Si miramos las cosas desde ese lugar, la salida del neoliberalismo es más complicada de lo que parece porque la mayoría de los que están como yo va a protestar, como en Venezuela, para que los negritos se queden en sus casas. No es fácil. La pucha que no.

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Jubilados e hinchas: “No queremos que vengan a defendernos de la policía, tenemos que luchar juntos por los derechos de todos”

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En vísperas a la movilización del miércoles, que promete unir a jubilados con hinchas de todos los clubes, motoqueros y distintas organizaciones (hasta de kick boxing) que se siguen sumando al ritual semanal alrededor del Congreso, las y los jubilados cuentan por qué marchan: “No es solo para defendernos a nosotros, ni solamente por la situación de la jubilación. Nosotros luchamos por todo: por el trabajo en blanco registrado, por el cuidado integral del trabajador. No es solo por los medicamentos sino por el derecho a estar sano, a que no te contaminen, a que no te roben el agua, que no se pudra la comida: por todo”.
Mientras el gobierno nacional agita la idea de que las barrabravas son violentas, ellos informan: “Los barras cuidaron a Milei cuando hizo el acto en Parque Lezama. Los que vienen son hinchas. Y los hinchas son trabajadores que tienen los mismos problemas que nosotros”. 

La idea, y el trabajo de hormiga, de la unidad entre sectores que hacen de alianzas inesperadas una forma de quiebre horizontal a la sociedad, que empezará a verse este miércoles a las 16 horas.

Por Franco Ciancaglini. Foto de Nacho Yuchark

Desde hace más de un año Zulema -ex trabajadora telefónica, actual jubilada y masajista-, marcha todos los miércoles alrededor del Congreso, realizando junto a sus compañeros y compañeras el ya famoso “Semaforazo”, que empezó aprovechando los cortes de tránsito para agitar consignas de reivindicación salarial y para cambiar el sistema, y se fue desbordando, mes a mes, con el deterioro social que impulsa el gobierno de Milei, hasta tejer una trama de distintos sectores que tendrá como protagonista el próximo miércoles a una alianza inesperada: jubilados e hinchadas de fútbol. 

También se sumaron motoqueros autoconvocados, y al cierre de esta nota –cuenta Zulema- se conocían las adhesiones de sindicatos de actores o de la Asociación de Kick Boxing. Entre otras.

Zulema se encuentra justo en esta semana en Villa la Angostura, atendiendo problemas familiares en la zona de donde es oriunda, y desde esa distancia y con una mirada política lúcida y sin pelos titula lo que pasará en dos días como un “miércoles de solidaridad”. “Lo de las hinchadas es increíble, y lo de los motoqueros a mí me hace recordar al 2001”, comienza conectando con ciertas revueltas y climas de época. “Me suena que va a haber un cambio fundamental con la participación de ellos: los jubilados ya no vamos a estar más solos”.

La vanguardia

“¡Justo ahora que se pone lindo!” comienza lamentándose Zulema y esa ausencia – ella que es parte creadora y fundamental del grupo Jubilados Insurgentes- merece ser suplida por una breve autoreferencia: envía un video en el que, hace exactamente un año, irrumpe en una entrevista televisiva con palabras como éstas: “Necesitamos que vengan todos a Congreso a las 3 de la tarde. Necesitamos una gran unidad, porque no podemos contar con la CGT”.

El video nunca vio la luz pero el muchacho que lo tenía filmado, pre convocatoria de este miércoles, se lo envío ahora bajo el lema: “Al fin te hicieron caso”.

Ella se ríe: “No es a mí. Es un trabajo de muchos”, dice en relación a todo el resto de jubilados organizados en distintos grupos que durante muchos años se vienen movilizando, a veces –literal- en veredas opuestas. 

Cabe agregar otra autoreferencia: hace un año, también, publicamos esta tapa de MU con los jubilados y jubiladas.  

A nivel hinchadas, La vanguardia la llevó Chacarita, que tras difundirse un video en el que un jubilado con una camiseta de ese club lloraba en medio de una represión, fue el primer cuadro del cual sus hinchas convocaron abiertamente a movilizarse. “Nos sorprendimos gratamente porque los que vinieron eran jubilados. Y los jóvenes de Chacarita dijeron que ellos venían para que a sus abuelos no los hagan sufrir. Fue una cosa genuina y sencilla, no eran provocadores, ni venían con discursos”.

Algoritmo vs. acciones

La presencia de hinchas de Chaca que aguantaron los gases y los palos como siempre lo hacen las y los viejos funcionó en la práctica como una mojada de oreja a otros clubes que quisieron sumarse. Y no solo otros clubes: “Me llamó una vecina que yo nunca hubiera pensado, diciendo ‘me siento conmovida’”, revela Zulema sobre personas que no militan necesariamente los colores. “Es que a la gente le conmueven las buenas acciones y sienten que el apoyo de las hinchadas a los viejos es una cosa solidaria buena: nadie piensa que van a hacer lío. Fue un primer paso”.

En tiempos donde los algoritmos y el poder digitan el movimiento de odios y negatividades, el contagio de las buenas acciones del que habla Zulema tal vez sea otra de las fórmulas más políticas para cambiar el presente. Buenas acciones que no implican solo ayudar a los viejos en el sentido literal: en esta entrevista Zulema resume el contenido de la marcha de este miércoles, su relación transversal con los problemas de la sociedad toda, y deja definiciones dignas no de una pobre abuelita (ellos dicen: “no somos viejos meados”) sino de las personas que encabezan una forma de luchar y proyectar futuro. Porque como dijeron en la última nota de MU que les hicimos:

-Aunque estemos grandes, nosotras también tenemos sueños y tenemos tenemos esperanzas.

El aguante

¿Por qué marcharán este miércoles hinchadas y jubilados?

Nosotros siempre dijimos que el tema de los jubilados está íntimamente ligado al deterioro de los trabajadores activos, que están cada vez más precarizados, y no se van a poder jubilar porque está desfinanciando al sistema jubilatorio. Además de que no se van a poder jubilar, es una situación de deterioro general: el derecho al salario y al derecho a la jubilación están unidos. No hay derecho a medias, no es que vos podés tener medio derecho: revindicamos el derecho completo.

¿Cómo relacionar esos derechos de sectores distintos?

Cuando vos te jubilás por moratoria, algunos sí y a otros no, tenés que pasar un filtro: eso no es un derecho. El derecho tiene que ser una cosa completa a la cual accedés por haber trabajado toda tu vida. No sos empresario, no sos latifundista, viviste de tu trabajo: revindicamos eso. Por esa razón tenés derecho a que cuando cumplís la edad, tengas el derecho. No es un gasto para el Estado, es un pase de manos de divisas, es la clase trabajadora que se autosustenta. Nosotros luchamos por todo: por el trabajo en blanco registrado, por el cuidado integral del trabajador. No solo por los medicamentos, sino por el derecho a estar sano, a que no te contaminen, a que no te roben el agua, que no se pudra la comida: por todo. Por cosas que ni siquiera se puede resolver con dinero… Hay gente que no tiene dónde vivir, y la Canasta Básica no contempla el alquiler. Luchamos también, -como la Constitución dice- por el derecho a la vivienda. Por eso nos tenemos que ni unir para ponernos de acuerdo en qué país queremos y un plan de lucha hasta dónde queremos llegar y transformar la realidad nosotros mismos, porque somos las únicas personas que tenemos derechos.

Ustedes, militantes desde jóvenes, siempre pensaron en que se puede cambiar el mundo…

Lo seguimos pensando, incluso lo discutimos a raíz del volantito (que repartirán el miércoles) por la llegada de las hinchadas. Y algunos compañeros decían: no queremos que vengan a defendernos de la policía. Nosotros venimos resistiendo y no nos asusta, el tema es que nos apoyen en los reclamos, en un proyecto de país que sea beneficioso para todos. No queremos que vivir sea para una clase parasitaria a costa de los trabajadores.

¿Tuvieron contacto con representantes de hinchadas o de motoqueros, o es una relación por construir?

No tenemos mucha conexión. Fuimos a muchos conflictos planteando lo mismo, pero parece que el tema de la unidad para luchar juntos tiene otra maduración. Nosotros planteamos que la unidad tiene que ser una organización donde nadie quiera llevar al otro de las narices. Tiene que ser un plan que responda a las necesidades de todos los sectores. Y el plan de lucha que sea lo que estamos dispuestos a hacer todos. Que nadie se arrogue la representatividad, que no te manipulen, tiene que ser unidad en serio: si eso pasa, sería como un parlamento obrero, no necesitamos ni al Congreso. Queremos que los trabajadores decidan.

Eso pareciera que sí está un poquito más lejos…

Pero apunta para ese lado. Sabemos que vamos paso a paso. Por ejemplo, los motoqueros no tienen un lugar donde se reúnen, no sabemos cómo hacen. Porque nunca vinieron tampoco, nosotros sí hemos ido donde la gente luchaba. Ahora vamos a tener la posibilidad de quedar más relacionados.

¿Cómo se puede hacer más duradera estas alianzas, más allá del miércoles? 

Del miércoles tenemos que salir sabiendo a dónde va un trabajador que tiene dificultades, que  tenga a dónde ir; un lugar donde estén todas las organizaciones de trabajadores para articular un plan de lucha. No parecía que los jubilados tuviéramos esa atracción, ahora pinta distinto: no sabemos a dónde va a llegar, pero es interesante este momento. A diferencia de las hinchadas, las organizaciones a veces te vienen a conversar con un discurso que sabes de memoria, pero las hinchadas son trabajadores que tienen las mismas problemáticas. Y también el lugar que está dejando la CGT, lo están llenando. Porque después la CGT hace un paro y lo negocian ellos, y te dejan a gamba. Tener un espacio nuestro que tengamos decisión de que hacer es mucho más digno y duradero.

En este momento, Patricia Bullirch está preparando el operativo de seguridad. Hoy más temprano planteó la relación de las barrabravas como sectores violentos, para desacreditar lo que se está gestando. ¿Cómo se le contesta? 

Son capaces de traerse algún tanque. Si la semana pasada éramos 500 y pusieron 1.000 policías, ahora no sé. Estaba la Prefectura, la Federal, la de la Ciudad… faltan los tanques de guerra, los soldados, la artillería. Pero nosotros sabemos que si hay mucha gente hay menos posibilidades de represión, ya lo vimos en la Marcha Universitaria… Entonces yo confío en que si somos tantos, se van a quedar en el molde. Pero vienen cebados, la semana pasada agarraron a algunos hinchas para decir que los que no son jubilados vienen a hacer lío. Pero no es así. Ellos quieren asociarnos a los barrabravas, pero nos dimos cuenta que no tienen nada que ver con los que vinieron, que son hinchas: los barras cuidaron a Milei cuando hizo el acto en Parque Lezama. Los hinchas son autoconvocados, y la verdad que estuvieron tranquilos y resistieron como resistimos nosotros. Ojalá que sea lo mismo. Y que sea un quiebre. 

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Continúa el destierro mapuche: Desalojan a otra comunidad para favorecer a un empresario forestal

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La lof Quemquemtrew, en Cuesta del Ternero, El Bolsón, fue desalojada tras la denuncia del empresario Rocco, que ocupa esas tierras fiscales y goza de impunidad judicial, con aval político. El fallo que da la razón a la comunidad, versus las presiones que reconoció la fiscalía local a la comunidad mapuche. El testimonio de sus integrantes, y la relación con los recientes incendios. La voz de la abogada que desmiente las relaciones con la RAM y el «circo» montado para justificar el despojo con argumentos racistas. El post del gobernador Weretilneck, alineado a la bajada de Nación, y las amenazas a los pobladores locales. Una de terror que sucede en la Patagonia, donde las comunidades originarias se encuentran sin ley y sin derechos, y con cada vez menos territorios. «Vamos a presentar una medida cautelar para volver a nuestro territorio lo antes posible”.

Por Francisco Pandolfi

El 10 de diciembre pasado, Javier Milei derogó la ley de Emergencia Territorial Indígena dando así vía libre a los desalojos de las comunidades originarias y allanando el terreno para el destierro, sobre todo del pueblo mapuche y sobre todo en la Patagonia. Ayer, el Gobierno de Río Negro, mediante un despliegue de más de 150 agentes de la Policía provincial, dio un nuevo paso en ese sentido: desalojó de sus tierras a la comunidad Quemquemtrew, en el paraje Cuesta del Ternero, El Bolsón.

El operativo se realizó por orden judicial tras una denuncia del empresario forestal Rolando Rocco, que ocupa esas tierras fiscales desde hace años, gozando de beneficios tanto por parte del Ejecutivo como de la Justicia. En noviembre de 2021, dos empleados de Rocco atacaron a la comunidad y asesinaron a Elías Garay e hirieron de gravedad a Gonzalo Cabrera, dos de sus integrantes. 

La voz de la comunidad

Romina Jones es integrante del lof Quemquemtrew, pero no habla con lavaca desde ahí. “Nos dejaron sin nada”, comienza.

¿Qué hay detrás de este despojo?

Los intereses de un empresario forestal, Rolando Rocco, a quien la provincia prácticamente le regaló más de 2500 hectáreas en Cuesta del Ternero, en un proceso de muchísimas irregularidades. A un fiscalero (quien ocupa tierras fiscales) se lo obliga a vivir en el lugar, pero él vive incluso en otra provincia (Chubut); a un fiscalero se le otorga un terreno único, pero a él le dieron diferentes porciones de la Cuesta, un montón de parcelas. A un fiscalero también se le exige que tenga buena relación con sus vecinos, pero él tiene denuncias de varios por amenazarlos con armas de fuego y armas blancas. Y ni hablar que él fue quien contrató a las dos personas que entraron al territorio a matar a Elías (Garay, asesinado en noviembre de 2021). La Justicia lo eximió, pero la vinculación es evidente, no sólo por sus amenazas previas de que lo iba a hacer, sino que su abogado es el mismo que defiende a uno de los asesinos de Elías. En ese crimen también estuvo involucrado el Ministerio Público Fiscal y el Ministerio de Seguridad provincial, ya que los autores materiales eludieron, portando armas de fuego, varios retenes policiales, en un momento donde nadie podía pasar. Hubo una cadena de responsabilidades que nadie las paga, como las hay ahora también con el desalojo de ayer. Hicimos varios reclamos a la Dirección de Tierra de Río Negro, pero es un organismo que ha venido regalando grandes extensiones a distintos empresarios, como es el caso de Joe lewis (el magnate británico que tiene la llave de Lago Escondido). Nosotros teníamos todas las de ganar, pero sin embargo nos desalojaron.

¿Por qué tenían todas las de ganar?

Porque estamos en territorio mapuche y eso fue reconocido por la jueza Romina Martini en la sentencia del juicio. Habló de nuestra ancestralidad, nos reconoció como comunidad mapuche, el derecho a reagruparnos, la necesidad de desarrollar la espiritualidad, pero ni eso alcanzó. El fallo que ordena el desalojo es una gran ironía, que se explica por los aprietes que hay hacia el Poder Judicial, que no es autónomo, sino que se inclina según las presiones políticas. Desde la propia fiscalía nos reconocieron las presiones del gobernador y de su partido Juntos Somos Río Negro. 

Circo y mentiras

Andrea Raile integra la Liga Argentina por los Derechos Humanos y es la abogada que representa a la comunidad Quemquemtrew. Dice que le gustaría que algo quede bien claro: “Tiene que dejar de hablarse de desalojo porque aunque la sentencia de la jueza sí ordenó la desocupación del predio, lo que hizo la lof fue un cumplimiento voluntario de la sentencia”. Se pregunta y se responde: “¿Qué significa esto? Significa que tanto el operativo que hizo ayer la provincia de Río Negro llevando tantos policías, así como sus discursos que hablan de una vinculación con la RAM, es todo circo y pura mentira. No hay ninguna vinculación con la RAM y lo único que encontraron en la comunidad fueron banderas mapuche y cartelería de Eíias Garay, recordando su asesinato”.

El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, ayer hizo una publicación en sus redes sociales en la que se jacta del magnífico operativo (cuando ya sabían que no habría nadie) y endilga a la comunidad de violenta y desobediencia judicial, así como de ser un sector radicalizado “que pretende imponer sus propios términos, desafiando al Estado y a la Justicia”. 

Andrea tiene muchísima bronca. Dice que la provincia siempre se escuda en un privado, pero es la que “tiene que dar la cara, porque es la dueña de la propiedad de la tierra”. Y aclara: “Esta comunidad siempre estuvo abierta al diálogo, aún después de que entraran en la comunidad y asesinaran a uno de sus integrantes, burlando dos retenes policiales. Lof Quemquemtrew siempre estuvo a derecho y cuando quedó firme la sentencia, la comunidad la cumplió y dejó su tierra, sin violencia. El circo que hicieron ayer no sé quién lo pagará, no era necesario”. 

Patagonia en venta

El desalojo de ayer se da en un contexto de persecución general al pueblo mapuche. A principios de este año el gobierno provincial desalojó a la comunidad Paillako; hace dos semanas comenzó el juicio a lof Lafken Winkul Mapu; todo en medio de monumentales incendios que desde el poder político buscaron culpabilizar al pueblo ancestral:

Romina Jones cuenta lo que percibe que sucede en la Patagonia: “Se están vendiendo todos los recursos naturales que todavía existen, a capitales extranjeros israelitas, cataríes, yanquis, a los amigos del poder. Y se va contra quienes defendemos estos bienes, sean del pueblo mapuche o no. Hace un mes, en el incendio de Mallín Ahogado, detuvieron a brigadistas a partir de mentiras, ensuciándolos, diciendo que en vez de apagar los incendios los prendían. Hoy sale a la luz, a punto de empezar las clases, que una escuela arranca con cuatro hectáreas menos en su predio, por habérselo vendido a terceros. El empresario Rocco tiene una plantación de pino, y justamente el pino es uno de los factores de incendios, porque además de secar la tierra, al prenderse el lugar se expande la pinocha, que vuela y genera distintos focos en poco tiempo. Entonces, el trasfondo de todo es la entrega de la tierra y para eso valen todos los hostigamientos, vale toda la campaña mediática que nos tilda de terroristas e incendiarios. Y esto se está extendiendo a cualquiera que nos acompañe”.

Romper el silencio

Daniela tiene 32 años y desde hace seis que se mudó de Buenos Aires a la Comarca Andina. Es productora hortícola y vive en Mallín Ahogado, paraje rural de El Bolsón. Integra la red de apoyo al lof Quemquemtrew. Daniela, anteayer, no dio más, y necesitó decir. Escribió un comunicado, en el que denunció: 

“Cómo es de público conocimiento, hoy jueves 6 de marzo 2025, durante la mañana se llevó adelante el nefasto operativo de desalojo en dicha Lof. Hoy también, alrededor de las 12hs, mientras el ministro de seguridad de la provincia (Daniel Jara) y el jefe de la policía de Río Negro (Daniel Bertazzo) daban una conferencia de prensa en la Comisaría N°12, se presentaron frente a la casa donde vivo junto a una amiga, un móvil y una 4×4, ambos de la policía de Río Negro. Desde hace un mes, en distintos momentos, venimos siendo amedrentadas por la policía. Empezó el 6 de febrero, cuando agentes subidos en tres motos señalaron nuestra casa desde el camino”. 

Horas después, Daniela habla con lavaca: “Desde que fue el desalojo a la comunidad Paillako, en el Parque Nacional Los Alerces, comenzó una campaña mediática acusando al pueblo mapuche de terrorista. Empezaron los incendios en Epuyén (noroeste de Chubut) e inmediatamente militarizaron la Cuesta del Ternero, donde está el territorio del Lof Quemquemtrew. Luego se prendió fuego Mallín y la solidaridad que empezó a gestarse entre la comunidad fue impresionante, para  gestionar donaciones, armado de viandas. Eso molesta mucho al poder, lo pone en jaque, así que en respuesta arrancó una embestida de medios de comunicación demonizándonos, se escrachó a gente que estaba ayudando a apagar el fuego para generar pánico y divisiones, que detonó en detenciones al voleo y una patota (de Joe Lewis) golpeándonos a quienes reclamábamos por las liberaciones. Ese circo que se armaba era alrededor de un montón de vecinos de a pie que pedían el linchamiento y la muerte de todos los que estábamos ahí. Desde ese día empiezo a notar el hostigamiento policial hacia mí y a otras personas”.

¿Qué tipo de hostigamiento? 

Al día siguiente, tres motos de las fuerzas especiales de la Policía rionegrina se apostaron frente a mi casa a señalarla. Yo estaba adentro. Me asusté, me paralicé; sabía que no era algo individual, sino un un mensaje para el conjunto. Para resguardarme, decidí apagar el celular, y a los diez días aproximadamente se me prendió. Estaba muy caliente y tenía la fecha cambiada: decía 24 de marzo, una fecha lo suficientemente sugerente para nuestro país. Una semana después, volviendo a mi casa una noche, me apuntaron con un láser hasta que me perdieron de vista. Y ayer fue el detonante, tras el desalojo de la comunidad, el apostarse en la puerta de mi casa. Primero le resté importancia, pero después uní todo y decidí salir a hablar, y en las próximas horas presentar un hábeas corpus para averiguar qué pasa, qué están haciendo realmente conmigo y por qué merodean mi casa”.

Cuando le pregunto a Daniela cómo está, cómo se siente, su primera respuesta es en llanto. Y después le sale la voz, un poco entrecortada pero le sale, porque decidió decir: “Tengo mucha bronca, mucha impotencia y si estoy así de mal es por mi vieja, que vive en Buenos Aires; ella fue presa en la dictadura, estuvo un año y tres meses detenida en Chaco y todavía no he podido contarle la situación para no asustarla. El llanto, en realidad, es porque no sé cómo abordar la situación con mi mamá. Pero otra enseñanza que nos dejó el periodo de la dictadura es que hay que decir, que si me llega a pasar algo, se sepa el por qué”.

Quemquemtrew, en mapudungún, significa el sonido que se produce con la corriente de un río y las piedras. Romina Jones, integrante de la comunidad, adelanta que presentarán una medida cautelar en resguardo al sitio ceremonial y al rewe (sitio sagrado) y para que la machi (guía sanadora y espiritual) pueda volver al territorio: “Como pueblo originario lo que reclamamos es recuperar nuestros sitios ceremoniales, que son de suma importancia para nuestro físico, para lo espiritual, lo emocional. Entendemos que gran parte de la sociedad no llega a comprenderlo, porque hay un trabajo muy fino del discurso oficial, con expresiones racistas de distintos gobiernos, que reforzado por los medios hegemónicos da como resultado que no haya ni un pequeño interés en nuestra cosmovisión, al punto de banalizarla. Pero quienes menos respeto nos tienen son los que toman las decisiones, y que en realidad están obligados a proteger nuestras creencias, como lo establece la Constitución Nacional. Porque si bien hay leyes que protegían nuestros derechos y que Javier Milei ha derogado, siguen vigentes la Constitución y varios convenios internacionales que nos amparan. Vamos a presionar, porque el objetivo es claro: volver a nuestro territorio lo antes posible”. 

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Alerta Lugano: a espaldas de la comunidad, AUSA y el GCBA avanzan con el Máster Plan 

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La obra que pretende modificar al barrio sin ningún beneficio vecinal, para colocar entre otras cosas un nuevo peaje, se estima que acabará con 70 mil metros cuadrados de espacio verde. Ayer la empresa concesionaria de la autopista Dellepiane comenzó con la tala, pese a que se había pactado una “mesa de trabajo” previo al inicio de las obras, que la comunidad rechaza. La voz de las y los vecinos, el silencio del gobierno porteño y la postura de AUSA: no dar entrevistas “en on”. Hoy por la tarde el barrio se autoconvoca a una ceremonia de reflexión y concientización: 18.30, en Cañada de Gómez y Riestra. 

Por Francisco Pandolfi

Ni el gobierno porteño ni la empresa AUSA (Autopistas Urbanas Sociedad Anónima) cumplieron lo que habían prometido: ayer, con la luz verde del Gobierno de la Ciudad, la empresa concesionaria de la Autopista Dellepiane empezó con la tala indiscriminada de árboles, incumpliendo la promesa de no comenzar la obra del Máster Plan Autopista Dellepiane hasta iniciar una mesa de trabajo conjunta con las y los vecinos autoconvocados de Lugano, que la vienen exigiendo desde noviembre pasado.

Silencios y engaños

El pedido de diálogo primero fue en una audiencia pública. Ante el silencio como respuesta, se exigió por escrito un pedido de información pública a AUSA, a APRA (Agencia de Protección Ambiental), al Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño. No hubo ninguna respuesta hasta el pasado jueves 20 de febrero, cuando en una reunión en la Junta Histórica de Lugano, el Gobierno de la Ciudad se comprometió a iniciar las mesas de trabajo previo al inicio de la obra. Los representantes gubernamentales en la reunión fueron Facundo Echeverría, de la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano de la Ciudad, y Jorge Fiorentino, asesor de la secretaría de Ambiente y Espacios Arbolados. “La obra empezó y de las mesas de trabajo no hubo noticias, hasta que hoy vinieron y arrasaron con los primeros siete árboles”, denuncia la comunidad. 

Desde AUSA, la semana pasada habían informado que hoy harían la extracción y posterior trasplante de cuatro especies (dos ceibos y dos aguaribay) en Dellepiane Sur, pero el accionar fue otro: no hubo trasplante, sino tala directa, tanto en Dellepiane Sur como en Dellepiane Norte.

‼️ Ahora, urgente. El Gobierno de la Ciudad empezó hace minutos con una tala indiscriminada de árboles, incumpliendo la promesa de no empezar la obra del Máster Plan Autopista Dellepiane hasta iniciar una mesa de trabajo conjunta con las y los vecinos autoconvocados de Lugano.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-05T15:20:39.551Z

Sin beneficios

En esta nota publicada la semana pasada (https://lavaca.org/actualidad/lugano-resiste-al-master-plan-que-quiere-imponer-macri/), contamos los pormenores de una obra que modificará al barrio sin ningún beneficio vecinal, y de la que no está enterada (como figura por ley) la mayoría de los frentistas a la Dellepiane. Allí, a metros de la General Paz, el gobierno porteño pretende colocar un nuevo peaje, a sólo 4 kilómetros del ya existente en avenida Lacarra.

El “Máster Plan Autopista Parque Dellepiane” se emplazará sobre la traza de la autopista Dellepiane, desde el cruce de la avenida General Paz hasta el Peaje de Lacarra, y abarcará 4,6 km. La comunidad afirma que en ese tramo se talarán cientos de árboles, entre los cuales hay álamos, ceibos, ombúes, aguaribay, algunos de más de 100 años, que ahora están marcados con una cruz, como señal de la muerte anunciada. Dice Silvina Cammarotta, vecina: “Según un ingeniero de AUSA, 121 árboles los van a arrasar con una máquina y triturar, hasta convertirlos en aserrín”. 

El rediseño de la autopista incorporará dos carrilles exclusivos para metrobús y la terminación de las colectoras, por lo que se eliminarán de cada lado diez metros de espacio verde. Dice Néstor Muñoz, vecino de Villa Lugano: “El Gobierno de la Ciudad presentó esta obra de modernización de la autopista para poder cobrar un nuevo peaje, y para hacerlo, la ley obliga que cada camino con peaje debe tener un camino alternativo. La ampliación de las colectoras significa más asfalto, y la destrucción de 70 mil metros cuadrados de espacio verde”.

Policías y más policías

A sabiendas de la extracción que devino en tala, los vecinos autoconvocados fuera de toda bandera partidaria, se convocaron este miércoles a las 6 de la mañana, de manera pacífica, para registrar los movimientos de la empresa. Presagiaban que podía pasar lo que finalmente ocurrió: el aniquilamiento de los árboles. Cuando arribaron –todavía de noche–, ya había una camioneta de la Policía de Ciudad esperándolos. Luego llegó otra. Y luego otra. Y luego una más. 12 agentes uniformados y otros de civil se apostaron frente a la autopista, para garantizar que se llevara a cabo la tala, sin inconvenientes. 

Enzo es frentista de la Dellepiane. Le dicen el Tano. Mira la situación, con una docena de efectivos de un lado, con máquinas del otro. Y dice: “Es lamentable que destruyan, en vez de construir”. 

Recurso de amparo

Hace dos semanas, los vecinos y vecinas de Villa Lugano presentaron un amparo solicitando que el Gobierno porteño y AUSA detuvieran la obra hasta que se iniciaran las mesas de trabajo conjuntas. El amparo cuenta con el patrocinio del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires y lo presentó la Defensora Oficial, Giselle Furlong Pader, que exigió convocar a un proceso participativo institucional y vinculante, previo al desarrollo de la primera etapa de la obra. 

Eso ya no se cumplió. 

La Defensoría también exhortó a que el gobierno porteño convoque a una audiencia “para facilitar el diálogo entre las distintas partes del proceso judicial”. Y solicita suspender la extracción de los árboles hasta que no se dé cumplimiento “con la obligación de brindar información pública y se otorgue la debida participación en asuntos ambientales”.

Esto tampoco se cumplió.

Qué democracia

Silvina tiene una angustia que se le nota en los ojos. Y en la voz: “Nos mintieron en todo y en la cara. No hicieron nada de lo que dijeron. Talaron en vez de trasplantar; dejaron los troncos al ras. Vamos a hacer una denuncia penal. Llamamos a Facundo Echeverría, de Vínculo Ciudadano de la Ciudad y nos re boludeó; dijo que la obra se iba a hacer igual y que nosotros éramos unos subversivos. Siento mucha impotencia, dolor, un nudo en el pecho, se manejan con muchísima impunidad. Hicimos todo lo que había que hacer, sin violencia, buscando todos los canales de diálogo y nada. No parece un gobierno democrático, sino una tiranía”.

Néstor: “Seguiremos exigiendo al gobierno un plan integral de ciudad, donde se contemplen espacios verdes necesarios de mantener. Internacionalmente se busca que las ciudades tengan un 12% por ciento de espacios verdes, y nosotros con suerte pasamos los 6. Nosotros no tomamos un camino de violencia para reclamar, pero en cambio, la violencia la está generando este gobierno, vallando los caminos, no conformando las mesas de trabajo y ahora talando los árboles. El artículo 1 de la Constitución lo dice muy claro, y parece que este gobierno no lo sabe: el sistema que desarrollemos en la Ciudad de Buenos Aires debe ser democrativo y participativo” 

Cecilia, también vecina: “Esperamos que el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, entre en razón; lo que hicieron hoy es de sinvergüenzas. Hoy se llevaron puestos siete árboles. Hoy asesinaron siete árboles”. 

Que en esta nota hablen sólo vecinas y vecinos tiene un por qué. O dos, en realidad. Comunicarse a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano es una tarea titánica, que no da resultado. Nadie atiende. 

Con AUSA la cosa es distinta, aunque parecida: el prensa de la empresa le dice a lavaca que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”. 

Los vecindad organizada sigue en pie y para mañana jueves por la tarde (18.30, en Cañada de Gómez y Riestra) convoca a una ceremonia de reflexión y concientización ante el ombú centenario de Lugano. Es una más de las decenas de movidas que la comunidad viene haciendo desde noviembre, cuando se enteró del Máster Plan. Como la convocatoria casa por casa a los frentistas desinformados; como la repartición de volantes en los corsos de carnaval; como la juntada de firmas en los centros comerciales; como las innumerables reuniones presenciales y virtuales para organizarse; y hasta la creación de dos ideas fuera de lo común, pero bien dentro de lo comunitario: una cumbia que cuenta y canta la problemática (subir video) y un concurso donde se premiará (con una semana en San Clemente del Tuyú, gracias a una vecina que prestará su casa) a la pancarta más llamativa y original. Hay una en donde vuelan dólares, con el lema “Una obra que de verde, sólo tiene los billetes”; otra que muestra una topadora llevándose puesta un árbol; y hay otra que es una cartulina celeste, con letras rojas y negras, que dice: 

No hay peor 

Jorge Macri

que el que 

no quiere ver. 

Alerta Lugano: a espaldas de la comunidad, AUSA y el GCBA avanzan con el Máster Plan 

Silvina y Néstor, dos de los guardianes de los árboles. / Foto: Elena Gorocito.

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