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Red de mujeres solidarias: «Peleamos por nuestros derechos y también por un país mejor»
«Las que luchamos por nuestros derechos pero también peleamos por un país mejor, contra el ALCA y la ilegítima deuda externa, contra el hambre y la desocupación, por salud y educación para todos, realizaremos una serie de actividades en conmemoración del Día Internacional de la Mujer», convoca para el 8 de marzo la Red de mujeres solidarias, una organización que nació con la idea de que sus integrantes llevaran la discusión de género hacia adentro de los propios movimientos y que éstos la sumaran a sus reivindicaciones.
«Las que luchamos por nuestros derechos pero también peleamos por un país mejor, contra el ALCA y la ilegítima deuda externa, contra el hambre y la desocupación, por salud y educación para todos/as, realizaremos una serie de actividades en conmemoración del Día Internacional de la Mujer», convoca para el 8 de marzo la Red de mujeres solidarias, una organización que nació con la idea de que sus integrantes -universitarias, profesionales, militantes barriales, asambleístas- llevaran la discusión de género hacia adentro de los propios movimientos y que éstos la sumaran a sus reivindicaciones. Lo que se plasmó -en el marco del Foro Social Mundial de Porto Alegre de 2002- fue una militancia femenina insuflada por los nuevos aires sociales: inmersa en lo cotidiano, flexible, desestructurante, que trabaja en red, sin dogmas ni apuros para conseguir los cambios, tal como desarrolla Cecilia Merchán en esta entrevista. «Desde diciembre de 2001 la problemática doméstica se transformó en pública», sostiene.
– ¿Por qué la agrupación se organizó como una red?
– Porque nosotras tenemos la concepción de que las mujeres nos organizamos centralmente en otros movimientos, por determinadas necesidades. Por ejemplo, en las agrupaciones barriales, la organización de la mujer viene de la mano de la necesidad de resolver el alimento de los niños, la escolaridad, la salud… Por eso lo que nosotros creemos es que la discusión de género tiene que darse al interior de esas organizaciones. Que la tomen las mujeres y que la tomen los hombres. La Red la integran desde movimientos piqueteros hasta un grupo de documentalistas u otro de egresados de la Universidad de Córdoba, entre todos acordamos las discusiones que se van a llevar a cada una de esas organizaciones y también las estrategias de trabajo conjunto. En el caso de Barrios de pie por ejemplo, que tiene distintas áreas (salud, comunicación, cultura) la idea es que el tema del género las cruce a todas ellas.
– ¿No hay, en Barrios de Pie, un área específica de la mujer?
– Hay una delegada por barrio que toma específicamente el tema para encargarse especialmente de que la temática de género sea una parte más de las políticas de las áreas y del movimiento. Por tomar otro ejemplo: la idea es que en la universidad no sean solo las cátedras que tocan la problemática de género las que incorporen estas temáticas. De hecho, tenemos organizadas médicas que se ocupan del género en una materia como patología. Aislarse en una discusión solo entre nosotras, no sirve para avanzar e ir conquistando espacios… Hay que tratar de que las mujeres, desde los lugares donde participan, puedan llegar a ocupar roles de decisión, puedan salir al espacio publico… Esto sin perder de vista que tenemos que sostener espacios solo nuestros cuando creemos que es necesario, cuando se discute un problema de violencia se necesita de un lugar exclusivo para nosotras.
– Tradicionalmente, en la Argentina, la discusión de género se dio en ámbitos exclusivos para mujeres…
-Sin desvalorizar en absoluto esas luchas, nosotros creemos que ese tipo de organización ha tenido un límite en la discusión argentina. En la Argentina, ciertos movimientos de mujeres han estado desvinculados del resto de las mujeres. No pensamos que las mujeres tengamos que tener un montón de definiciones antes de poder avanzar en nuestros derechos. Por el contrario, nosotras muchas veces partimos de menos diez, ni siquiera de cero…
– ¿El modelo tradicional de roles se reproduce en los nuevos movimientos?
– Por supuesto que se da, se da todo el tiempo. Mujeres que en los movimientos ocupan roles de dirección y toma de decisiones, en sus casas crían a sus hijos con el clásico patrón de que las nenas lavan los platos y los nenes no. Estas son cosas que se trabajan a partir de muchísimos debates, de talleres, de una enorme acción. Nosotras creemos que la transformación de género es una transformación sumamente compleja, los roles femeninos y masculinos están tan marcados culturalmente que cambiarlos no es una tarea sencilla, que se vaya a resolver haciendo talleres un par de años seguidos. Es un debate que tiene que ir dándose, paralelo a los otros debates políticos y sociales. Hay mujeres que tienen polenta, que dirigen a 150 personas y les dan de comer a 300 chicos y en sus casas son golpeadas por sus maridos. Por supuesto que la experiencia que hacen de organización y dirección las fortalece tanto, que en un punto logran romper con esa situación. Pero no es de un día para el otro. Es una ruptura más lenta y muy profunda en las vidas privadas de las personas.
– ¿Se logran modificaciones?
– El problema de género es un problema de poder y como todo poder hegemónico nosotras creemos que aunque parezca enorme, no es eterno. Están tan naturalizadas ciertas relaciones de género, que parece que las cosas siempre van a ser siempre así, porque están internalizadas como esquema de poder. Por eso el cambio es un trabajo de hormiga, que a veces es más silencioso y que a veces nos despierta, como pasó con la participación de la mujer en el 2001. La Argentina tiene una tradición de lucha femenina -no feminista- que nosotras reivindicamos absolutamente: Juana Azurduy, La Peñaloza, Evita, las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas, Norma Plá, que no es muy recordada pero fue muy importante en la lucha contra el menemismo. Y detrás de esas figuras siempre hubo muchas otras mujeres.
– ¿Las mujeres ocupan lugares de dirección dentro de los nuevos movimientos?
-A partir de las transformaciones estructurales que hemos pasado en la Argentina y que hicieron su ebullición en diciembre de 2001, la problemática doméstica se transformó en pública: qué comen los chicos, cómo se los educa, cómo vivir… La política pasa hoy por un debate que, hasta hace pocos años, era del ámbito doméstico.
– ¿Eso hizo que la mujer se volviera protagonista?
– Exactamente, que se volviera protagonista de las luchas y las nuevas expresiones políticas y sociales en la Argentina. Eso no significa que las cuestiones de género estén resueltas. En un comedor popular, la mujer es seguramente la que hace la olla. Esas son las discusiones que nosotros llevamos a los movimientos. Para que podamos compartir tanto las tareas domésticas de nuestros propios movimientos, como las decisiones públicas. Nosotras creemos que desde diciembre de 2001 ha habido un gran avance en la participación pública de las mujeres, pero con grandes límites también. No porque lo privado haya pasado a ser público como eje de la discusión política, se rompieron completamente los esquemas de discriminación, de desigualdad, de roles…Cuando todo el movimiento popular logre entender que lo privado no está distanciado de lo público, habremos dado un salto cualitativo enorme
– ¿Por qué el protagonismo de 2001 no se tradujo en mujeres que aparecen como las caras visibles de esos movimientos?
– En el movimiento Barrios de pie, la mayoría de los coordinadores son mujeres y tienen referentes mujeres muy importantes.
– Pero no son los que aparecen en los medios ni se reconocen socialmente…
-Sí, en ese sentido el referente de Barrios de pie sigue siendo (Jorge) Cevallos. De hecho hay una situación que nosotras no desconocemos sino que por el contrario, sobre eso tenemos que trabajar. Y creo que esto tiene que ver, también con limitaciones propias que tenemos las mujeres; las que participamos tenemos triple jornada de trabajo: la militancia, el empleo -las que lo tienen- y la casa.
– ¿Qué problemáticas aparecen en las mujeres de los movimientos?
-Son múltiples…Nosotras nos abocamos fundamentalmente a algunas cuestiones como la violencia familiar, doméstica, y también la institucional: desde la mala atención en los hospitales hasta la situación de humillación y vejación cuando visitan a sus familiares en las cárceles o cuando, para entrar a la cancha o las bailantas, las palpan varones porque no hay personal femenino. Después está la problemática del trabajo, que tiene varios niveles: por un lado la desocupación, pero también que la mayoría de las mujeres se incorporan al ámbito laboral en peores condiciones que los varones y por un salario más bajo. También la cuestión de la salud, fundamentalmente ligada a la anticoncepción, el aborto, el cuidado de enfermedades venéreas, hiv, cánceres de útero y de mamas y la descalcificación. Aunque parezca mentira hay compañeras que han hecho marchas para exigir dentaduras postizas, además de calcio para el embarazo. Otro tema que nos ocupa es la educación; fundamentalmente son mujeres las que van a los talleres a alfabetizarse
– ¿Por que hay más mujeres analfabetas o porque los hombres no van a los talleres?
– Por las dos cosas. Hay más mujeres analfabetas que hombres analfabetos y también hay una predisposición más alta de las mujeres a ir a aprender, sienten menos vergüenza, a pesar de que a veces los maridos no las dejan, los hijos se les burlan… La división tan marcada que hubo durante mucho tiempo en el mercado laboral, hizo que algunos hombres tuvieran cierto tipo de acceso a la educación.
– ¿La estrategia de acción es siempre a través de talleres?
-Sí, pero no solamente. Los talleres son el trabajito de hormiga, experiencias prácticas, a partir de disparadores…. En Neuquén, por ejemplo, hicimos uno alucinante, cuya consigna era que los hombres tenían que pensar cómo usarían los métodos anticonceptivos si fueran mujeres y las mujeres cómo los usarían si fueran varones… Aparte de reírnos y pasarla bien, se discutió y se fue hasta el fondo. A la vez, tratamos de producir hechos que repercutan en la vida de la sociedad, hacia fuera de nuestros movimientos. Así, por ejemplo, dimos apoyo público a la designación de Carmen Argibay. Salir a apoyarla fue apoyar su trayectoria, apoyar el hecho que hubiera una mujer en la Corte pero centralmente fue acompañar sus opiniones respecto a los derechos de las mujeres, en particular en el tema del aborto. Con el mismo sentido participamos del último Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. Y también organizamos las actividades públicas en torno del 8 de marzo.
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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Fin de campaña de Adorni: crónica de un país olvidado
Todo lo que se narra a continuación sucedió mientras, en el Congreso, la policía reprimía a mansalva a jubilados, periodistas –incluido Lucas Pedulla, integrante de lavaca– y personas que se acercan a movilizarse cada miércoles. Fin.
Crónica de Franco Ciancaglini. Fotos de Sebastian Smok.


La historia comienza así: el partido del gobierno La Libertad Avanza organizó un acto de cierre de la campaña del vocero presidencial y candidato a legislador porteño Manuel Adorni, en Plaza Mitre, Recoleta.
El montaje del escenario afirma: “Adorni es Milei”.
Se espera que ambas personalidades estén y hablen hoy.
Pero falta para eso.
Media hora antes de la convocatoria, en distintas esquinas de la avenida Libertador, hay grupos de personas que, muy organizadas, esperan.
En las esquinas la mayoría va vestida de negro pero, en un acto de magia política, luego se las verá llegar a la plaza con la misma remera violeta, puesta arriba de sus verdaderas remeras o incluso de buzos y camperas.
Un notero de TN primero y luego de C5N hablaron con estas personas, que confesaron haber sido convocadas para trabajar en “prevención” bajo la promesa de una paga de 25 mil pesos.
El Whatsapp de la convocatoria, revelado a cámara por uno de ellos, decía: “Ahy (sic) un acto político de 17 a 21. 25 mil pesos. El que quiere se anota”.
Finalmente no era para prevención, sino para “presencia”.
Pero lo peor no es nada de esto, sino que finalmente no les pagaron los 25 mil, sino que quisieron darles 10 mil; ante la presión, algunos recibieron 20 y otros, nada: “Porque no me quiero poner la remera esa sucia no me quieren pagar”, denunció el más sincero ante las cámaras.
Fin.


Lo cierto es que estas columnas de unas 50 personas cada una fueron las que lograron ocupar una plaza Mitre que estaba semivacía.
Temprano, los remera violeta se negaban a hablar con la prensa, aún disciplinados por la promesa de la paga. Luego, ante la deflación de lo prometido descargaron su bronca ante las cámaras dejando en evidencia cómo trabaja el puntero Sebastián Pareja en la provincia de Buenos Aires, de donde provenían estas personas, para el cierre de una campaña porteña.
Alicia es jubilada pero no está marchando alrededor del Congreso, sino que está acá, colándose entre los violetas para saltear unas vallas y pasar más rápido hacia el sector del escenario. Hace un año y medio que se afilió al partido en la Comuna 13 Belgrano, Núñez. Habla de Milei como obnubilada, apurando su paso como ansiosa por la posibilidad de verlo en vivo. Faltan, al menos, dos horas.
Describe a Milei como un “bocho en economía” y se ríe al recordar que en la última elección, hace dos años, votó al actual jefe de gobierno, Jorge Macri. Está claro que no repetirá voto: “Está la ciudad muy abandonada. Mucho linyera, ratas por todos lados. En mis 82 años nunca había visto ratas en la ciudad”. Voto cantado: Adorni, a quien define como “alguien muy correcto”.
Sobre el otro Macri, el Mauricio, dice que “en su momento gobernó bien” pero ahora lo ve fuera de escena. No está al tanto de sus últimas apariciones contra Caputo, Karina y al propio Presidente, o no le interesan.
Alicia prefiere no hablar más y busca un lugar cerca del escenario para ver a su Presidente.


Lucía y Paula, también jubiladas, vinieron de Vicente López y prefieren mirar la escena desde atrás de todo. Es que llevan dos perritos de raza, o de diseño: Coca y Cola. ¿Qué les gusta de Milei? “Te puede gustar o no pero él habla desde el sentimiento. De lo que sentimos muchos”, dice Paula. Lucía suma: “Me gusta porque va a fondo”.
Sobre Mauricio Macri: “Yo lo voté. Ahora, de política no entiendo mucho, pero me da un poco de tristeza porque creo que tienen (con Milei) más coincidencias. Pero tiene que haber una oposición con responsabilidad. Tal vez Macri sea la oposición”.
Marta también es jubilada de 87 años bien llevados. Por qué vino acá (y no al Congreso): “Porque quiero escuchar quiero informarme quiero saber. Son tantos años de lo otro, que esto merece una oportunidad”.
Sigue sola: “El tono no me gusta. Cuando dice malas palabras es un mal ejemplo para la juventud”.
Qué le pedirías al gobierno a nivel Ciudad: “Por favor que saque las villas. La 31 es infernal”. Se pregunta y se responde: “¿Porque avanzaron tanto? Porque les han dado plata”.

¿Marra? “Sí, me gusta. Qué paso ahí, no sé. Me gusta, te soy sincera, pero ahora hay que unir fuerzas”.
¿Está de acuerdo con la medida anti-inmigratoria? “¿Vos te podés hacer ciudadano dinamarqués, o paraguayo? Acá entran todos. Los chorros, los burros. Y si no les gusta que se vuelvan a sus países”.
¿Y la pobreza? Marta cambie el eje: “Basta de decir ‘hagan lío’. Francisco se terminó. Basta de decir la iglesia de los pobres. Pepe Mujica era comunista. Se han hecho ricos con los pobres”.
Precisamente Mujica pareciera que no. Ella: “No sé. Déjame dudar. Pero basta”.
¿Qué representa para vos Mujica y qué Milei? “Apoyo a Milei y lo nuevo. Y que dios nos ayude”.
¿Y si sale mal? “Creo que ya no voy a estar con vida. Que se arreglen los que quedan”.
Fin.

A su lado hay un joven con una pala gigante. Posa sonriente para decenas de cámaras. Parece haber logrado su objetivo: llamar la atención.
Se llama Santiago y se tomó dos colectivos desde “la zona más fea de la provincia”, Florencio Varela, donde vive. Tiene 21 años, camisa manga larga a cuadros y una enorme mochila roja sobre la que ató un pañuelo celeste.
Cuenta sobre el sentido de la pala: “Hay que trabajar en este país. Nada se puede conseguir gratis. Todo es trabajo en la vida”.
De qué trabaja: “Soy Rappi y Pedidos YA”. ¿Cuánto gana? “Un poco, mi mamá me decía: muy bien Santiago, ese dinero lo sacaste de tus esfuerzos”. No dice números. Y finalmente revela que ahora ya no trabaja.
Al joven de la pala lo interrumpe Franco, otro joven, vestido de traje, que quiere sacarse una foto con el instrumento. Me da la cámara y posa de mil maneras para fotos que luego subirá a su Instagram. Franco Vera, sabré después, es un joven militante que ha irrumpido hace pocos meses en el colegio Nicolás Avellaneda de Palermo –estando él domiciliado en el conurbano- para postularse como Presidente del centro de estudiantes de la institución.
Franco Vera es de estatura pequeña pero en el debate del centro de estudiantes miró a sus contendientes de la lista oficialista, asociada al peronismo, y al ver que eran 8 personas dijo: “Yo estoy solo pero me la aguanto”. Primera gran ovación del público que recién lo conocía en un debate que ganó con comodidad con palabras clave como fútbol, Messi, Dios, diversidad.
Su lista, hasta antes del debate compuesta por él solo, se llama Ruge el cambio.

Ahora tiene una decena de seguidores, más después de su segunda jugada: hacerle una cámara oculta a la directora. En la cámara, subida a las redes, se ve cómo la mujer lo apercibe por una serie de hechos difíciles de entender desde afuera, supuestas actitudes de Franco desde que llegó al colegio. Es cierto, se lo nota sobre excitado y concentrado en su carrera estudiantil. Y si bien el video no lo muestra, él asegura que el objetivo de la directora es censurar a Ruge el Cambio para que no se presente –y gane- las elecciones del centro.
Así utilizó la cámara oculta para denunciar la censura institucional.
Su historia merece un documental aparte, que no entra en esta nota. Sobre la elección porteña, él no puede votar. Y pese a las preguntas sobre la actualidad él hablará como representante de los jóvenes de LLA en tono candidato y pedirá que sea a través de videos: “Menos Estado es menos peso al sector público. O sea… Si una persona no capacitada no nos sirve, ¿para qué lo vamos a tener como empleado? Necesitamos tener personas capacitadas. Hay que aprender en esta batalla cultural que los que nos gobiernan son personas normales, no son entes superiores, no tienen título de nobleza”.
¿Los Menem no serán parte? A Franco no le entra una bala: “Los jóvenes somos el cambio” responde en casete y mostrando su sonrisa de dientes con aparatos. Corta la charla para seguir sacándose fotos que subirá tanto a su Instagram como al de la agrupación Ruge el cambio, actividad que le sale muy bien: durante la tarde noche logrará cosechar selfies con personajes como el Gordo Dan o el diputado Martín… Menem.
Fin.




Otras celebridades que se llevan las miradas:
El Zorro con la bandera de Argentina.
Mickey Mouse con un cartel que dice “Aguante Adorni”.
Lila Lemoine vestida como playera de YPF.
Una mujer que tiene tatuada en la cara, justo arriba de su ceja, la palabra “Castrate”. Hay que acercarse bien para entender bien de qué va… o no tanto. En su cachete izquierdo amplía las siguientes consignas:
- Castrá
- Adoptá callejeritos
- Educá
- No compres
- No + piroctenia
Son tatuajes.
En la cara.
Fin.

Franco Carcedo es autor de un libro recién salido del horno que se llama Milei: Conexiones filosóficas. Lo escribió junto a su esposa en La Pampa, donde vive, de donde llegó hoy 7AM y a donde vuelve hoy mismo a las 22. Vino, además de para ver a Adorni y Milei con el objetivo concreto de vender su libro. Lleva 5 ejemplares en la mano, y cuenta que ya vendió otros 5. “Es un camión”, anuncia. Y cuenta sobre su contenido: “El libro relaciona distintos acontecimientos que sucedieron durante la vida de Javier Milei, lo que hizo y muchas veces lo que dijo y dice”. ¿Un ejemplo?
Lo que sigue es literal y no está trucado ni escrito maliciosamente: es parte del libro editado por la editorial Dunken, que cualquiera puede comprar. Dice Franco: “Cuando habla de la felicidad él sin saberlo está hablando de algo que dijo Oscar Wilde en 1888”. ¿Cómo? “Cuando Milei dice que la felicidad es no tenerle miedo a la muerte. Oscar Wilde dice algo parecido”.
La pido mejor hojear el contenido; al inicio hay dos citas. Una de Napoleón que dice: “Los hombres excepcionales son parte de un momento excepcional”. Y otra de Javier Milei: “No seré reconocido como economista sino como rockstar”. Ahí nos vamos entendiendo.

En el libro, profundiza Franco, “hay referencias a Nietzche, Maquiavelo, hay cosas de Spinoza… y la frutilla del postre”. Atención: “La cita de Wilde de la felicidad es de 1888. Milei en 1998 funda una banda que se llama Everest. ¿Sabés cuantos metros tiene el Everest? 8848.88”. Ante mi mirada atónita, Franco Carceda prosigue: “Pero hay más. El día que nació Milei se jugó un partido amistoso para homenajear a Arsenio Erico (futbolista paraguayo muy querido en Independiente). En ese partido debutan Bianchi, Carrascosa y César Laraignée. Ese día nació Milei”.
¿Y entonces? Franco Carceda repite: “El día que nació Milei ellos debutan con la casaca argentina”.
¿Pero cuál sería la conexión filosófica: “Es algo piola porque Milei es fanático de Boca y Bianchi es casi el máximo ídolo de Boca, con Riquelme y Palermo, ponele”.
Vuelvo a pedirle el libro. Sobre el nacimiento de Milei, se informa también que nació el mismo día que el guardameta ruso «Araña» Yasín (¡dos arqueros!) y que se editó un álbum del conjunto Jackson 5 de donde saltaría a la fama Michael Jackson.
Fin.


Equivalencias y bebidas.
Una señora envía videos a un grupo y le responden “como quisiera estar ahí”, “cuidate” y le ponen emojis de un león.
Una nena con la careta de Milei y una motosierra posa para las fotos mientras la mamá, al lado, tiene una careta de Adorni, un caniche y muchos pañuelos celestes atados a la mochila, como si los hubiera llevado para hacerse unos pesos.
Un remera violeta grita “viva la libertad” y otros remera violeta, alrededor, lo miran y estallan en carcajadas. Él también.
Franco Vera me contará luego, orgulloso y dolorido, que le tocó la mano a Milei pero que eso le costó que, literalmente, que los seguridad lo tiraran al piso y le pisaran la cabeza: “Estoy bendecido”.
Suena en el escenario un tema con acordes punk cuya letra asegura que Milei es “el último punk” y “el último superhéroe de la libertad”; eso significa que están al caer el Presidente y también Adorni, a quien nadie parece esperar demasiado. Menos que nadie, los remera violeta.
Aparece más allá otro contingente de remeras violetas que ahora llevan bengalas violetas y tocan bombos violetas, siguiendo a una bandera sostenida por jóvenes prolijos y sonrientes sin remera violeta.
La inscripción de la bandera en la cabecera dice «Jóvenes LLA» y otra atrás “Lugano”. La entrada es de cancha: se canta “el domingo cueste lo que cueste” y “un minuto de silencio para Macri que está muerto”.
Otro de los hits son “El que no salta es radical” y uno que cambia la palabra “Perón” por “León”.

Un hombre de 40 y pico, vestido de traje, es el que saca las canciones y agita.
Lidera a la barra hasta meterla en el centro mismo del escenario.
Mientras este cronista anota otras cosas, como la presencia de francotiradores en las terrazas de Recoleta y al lado del escenario, se ve que el hombre sale del tumulto, ofuscado.
Le han robado el celular.
Habla con una persona de seguridad, que abre las manos en señal de “no puedo hacer nada”.
El hombre está visiblemente afectado, dice “no lo puedo creer” y pide un celular para “dar de baja las tarjetas”.
Consigue una cómplice, a quien le confesará lo que él cree es la razón del robo:
-Es que está lleno de negros.
Fin.
