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Red de mujeres solidarias: «Peleamos por nuestros derechos y también por un país mejor»

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«Las que luchamos por nuestros derechos pero también peleamos por un país mejor, contra el ALCA y la ilegítima deuda externa, contra el hambre y la desocupación, por salud y educación para todos, realizaremos una serie de actividades en conmemoración del Día Internacional de la Mujer», convoca para el 8 de marzo la Red de mujeres solidarias, una organización que nació con la idea de que sus integrantes llevaran la discusión de género hacia adentro de los propios movimientos y que éstos la sumaran a sus reivindicaciones.

«Las que luchamos por nuestros derechos pero también peleamos por un país mejor, contra el ALCA y la ilegítima deuda externa, contra el hambre y la desocupación, por salud y educación para todos/as, realizaremos una serie de actividades en conmemoración del Día Internacional de la Mujer», convoca para el 8 de marzo la Red de mujeres solidarias, una organización que nació con la idea de que sus integrantes -universitarias, profesionales, militantes barriales, asambleístas- llevaran la discusión de género hacia adentro de los propios movimientos y que éstos la sumaran a sus reivindicaciones. Lo que se plasmó -en el marco del Foro Social Mundial de Porto Alegre de 2002- fue una militancia femenina insuflada por los nuevos aires sociales: inmersa en lo cotidiano, flexible, desestructurante, que trabaja en red, sin dogmas ni apuros para conseguir los cambios, tal como desarrolla Cecilia Merchán en esta entrevista. «Desde diciembre de 2001 la problemática doméstica se transformó en pública», sostiene.

– ¿Por qué la agrupación se organizó como una red?

– Porque nosotras tenemos la concepción de que las mujeres nos organizamos centralmente en otros movimientos, por determinadas necesidades. Por ejemplo, en las agrupaciones barriales, la organización de la mujer viene de la mano de la necesidad de resolver el alimento de los niños, la escolaridad, la salud… Por eso lo que nosotros creemos es que la discusión de género tiene que darse al interior de esas organizaciones. Que la tomen las mujeres y que la tomen los hombres. La Red la integran desde movimientos piqueteros hasta un grupo de documentalistas u otro de egresados de la Universidad de Córdoba, entre todos acordamos las discusiones que se van a llevar a cada una de esas organizaciones y también las estrategias de trabajo conjunto. En el caso de Barrios de pie por ejemplo, que tiene distintas áreas (salud, comunicación, cultura) la idea es que el tema del género las cruce a todas ellas.

– ¿No hay, en Barrios de Pie, un área específica de la mujer?

– Hay una delegada por barrio que toma específicamente el tema para encargarse especialmente de que la temática de género sea una parte más de las políticas de las áreas y del movimiento. Por tomar otro ejemplo: la idea es que en la universidad no sean solo las cátedras que tocan la problemática de género las que incorporen estas temáticas. De hecho, tenemos organizadas médicas que se ocupan del género en una materia como patología. Aislarse en una discusión solo entre nosotras, no sirve para avanzar e ir conquistando espacios… Hay que tratar de que las mujeres, desde los lugares donde participan, puedan llegar a ocupar roles de decisión, puedan salir al espacio publico… Esto sin perder de vista que tenemos que sostener espacios solo nuestros cuando creemos que es necesario, cuando se discute un problema de violencia se necesita de un lugar exclusivo para nosotras.

– Tradicionalmente, en la Argentina, la discusión de género se dio en ámbitos exclusivos para mujeres…

-Sin desvalorizar en absoluto esas luchas, nosotros creemos que ese tipo de organización ha tenido un límite en la discusión argentina. En la Argentina, ciertos movimientos de mujeres han estado desvinculados del resto de las mujeres. No pensamos que las mujeres tengamos que tener un montón de definiciones antes de poder avanzar en nuestros derechos. Por el contrario, nosotras muchas veces partimos de menos diez, ni siquiera de cero…

– ¿El modelo tradicional de roles se reproduce en los nuevos movimientos?

– Por supuesto que se da, se da todo el tiempo. Mujeres que en los movimientos ocupan roles de dirección y toma de decisiones, en sus casas crían a sus hijos con el clásico patrón de que las nenas lavan los platos y los nenes no. Estas son cosas que se trabajan a partir de muchísimos debates, de talleres, de una enorme acción. Nosotras creemos que la transformación de género es una transformación sumamente compleja, los roles femeninos y masculinos están tan marcados culturalmente que cambiarlos no es una tarea sencilla, que se vaya a resolver haciendo talleres un par de años seguidos. Es un debate que tiene que ir dándose, paralelo a los otros debates políticos y sociales. Hay mujeres que tienen polenta, que dirigen a 150 personas y les dan de comer a 300 chicos y en sus casas son golpeadas por sus maridos. Por supuesto que la experiencia que hacen de organización y dirección las fortalece tanto, que en un punto logran romper con esa situación. Pero no es de un día para el otro. Es una ruptura más lenta y muy profunda en las vidas privadas de las personas.

– ¿Se logran modificaciones?

– El problema de género es un problema de poder y como todo poder hegemónico nosotras creemos que aunque parezca enorme, no es eterno. Están tan naturalizadas ciertas relaciones de género, que parece que las cosas siempre van a ser siempre así, porque están internalizadas como esquema de poder. Por eso el cambio es un trabajo de hormiga, que a veces es más silencioso y que a veces nos despierta, como pasó con la participación de la mujer en el 2001. La Argentina tiene una tradición de lucha femenina -no feminista- que nosotras reivindicamos absolutamente: Juana Azurduy, La Peñaloza, Evita, las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas, Norma Plá, que no es muy recordada pero fue muy importante en la lucha contra el menemismo. Y detrás de esas figuras siempre hubo muchas otras mujeres.

– ¿Las mujeres ocupan lugares de dirección dentro de los nuevos movimientos?

-A partir de las transformaciones estructurales que hemos pasado en la Argentina y que hicieron su ebullición en diciembre de 2001, la problemática doméstica se transformó en pública: qué comen los chicos, cómo se los educa, cómo vivir… La política pasa hoy por un debate que, hasta hace pocos años, era del ámbito doméstico.

– ¿Eso hizo que la mujer se volviera protagonista?

– Exactamente, que se volviera protagonista de las luchas y las nuevas expresiones políticas y sociales en la Argentina. Eso no significa que las cuestiones de género estén resueltas. En un comedor popular, la mujer es seguramente la que hace la olla. Esas son las discusiones que nosotros llevamos a los movimientos. Para que podamos compartir tanto las tareas domésticas de nuestros propios movimientos, como las decisiones públicas. Nosotras creemos que desde diciembre de 2001 ha habido un gran avance en la participación pública de las mujeres, pero con grandes límites también. No porque lo privado haya pasado a ser público como eje de la discusión política, se rompieron completamente los esquemas de discriminación, de desigualdad, de roles…Cuando todo el movimiento popular logre entender que lo privado no está distanciado de lo público, habremos dado un salto cualitativo enorme

– ¿Por qué el protagonismo de 2001 no se tradujo en mujeres que aparecen como las caras visibles de esos movimientos?

– En el movimiento Barrios de pie, la mayoría de los coordinadores son mujeres y tienen referentes mujeres muy importantes.

– Pero no son los que aparecen en los medios ni se reconocen socialmente…

-Sí, en ese sentido el referente de Barrios de pie sigue siendo (Jorge) Cevallos. De hecho hay una situación que nosotras no desconocemos sino que por el contrario, sobre eso tenemos que trabajar. Y creo que esto tiene que ver, también con limitaciones propias que tenemos las mujeres; las que participamos tenemos triple jornada de trabajo: la militancia, el empleo -las que lo tienen- y la casa.

– ¿Qué problemáticas aparecen en las mujeres de los movimientos?

-Son múltiples…Nosotras nos abocamos fundamentalmente a algunas cuestiones como la violencia familiar, doméstica, y también la institucional: desde la mala atención en los hospitales hasta la situación de humillación y vejación cuando visitan a sus familiares en las cárceles o cuando, para entrar a la cancha o las bailantas, las palpan varones porque no hay personal femenino. Después está la problemática del trabajo, que tiene varios niveles: por un lado la desocupación, pero también que la mayoría de las mujeres se incorporan al ámbito laboral en peores condiciones que los varones y por un salario más bajo. También la cuestión de la salud, fundamentalmente ligada a la anticoncepción, el aborto, el cuidado de enfermedades venéreas, hiv, cánceres de útero y de mamas y la descalcificación. Aunque parezca mentira hay compañeras que han hecho marchas para exigir dentaduras postizas, además de calcio para el embarazo. Otro tema que nos ocupa es la educación; fundamentalmente son mujeres las que van a los talleres a alfabetizarse

– ¿Por que hay más mujeres analfabetas o porque los hombres no van a los talleres?

– Por las dos cosas. Hay más mujeres analfabetas que hombres analfabetos y también hay una predisposición más alta de las mujeres a ir a aprender, sienten menos vergüenza, a pesar de que a veces los maridos no las dejan, los hijos se les burlan… La división tan marcada que hubo durante mucho tiempo en el mercado laboral, hizo que algunos hombres tuvieran cierto tipo de acceso a la educación.

– ¿La estrategia de acción es siempre a través de talleres?

-Sí, pero no solamente. Los talleres son el trabajito de hormiga, experiencias prácticas, a partir de disparadores…. En Neuquén, por ejemplo, hicimos uno alucinante, cuya consigna era que los hombres tenían que pensar cómo usarían los métodos anticonceptivos si fueran mujeres y las mujeres cómo los usarían si fueran varones… Aparte de reírnos y pasarla bien, se discutió y se fue hasta el fondo. A la vez, tratamos de producir hechos que repercutan en la vida de la sociedad, hacia fuera de nuestros movimientos. Así, por ejemplo, dimos apoyo público a la designación de Carmen Argibay. Salir a apoyarla fue apoyar su trayectoria, apoyar el hecho que hubiera una mujer en la Corte pero centralmente fue acompañar sus opiniones respecto a los derechos de las mujeres, en particular en el tema del aborto. Con el mismo sentido participamos del último Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. Y también organizamos las actividades públicas en torno del 8 de marzo.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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