Nota
Una semana sin Santiago: qué se sabe y qué no
Hace una semana que Santiago Maldonado está desaparecido: la última vez que lo vieron fue durante el allanamiento represivo de Gendarmería en el Pu Lof del Departamento de Chusamen, Chubut. La semana pasada un hábeas corpus enmarcó la investigación bajo desaparición forzada y motorizó una serie de pruebas que arrojaron evidencias de que Santiago estuvo ese día en ese lugar, al igual que el Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad Pablo Nocetti. El hallazgo de un gorro y la hipótesis del río. Las pruebas que desmienten a Patricia Bullrich y el pedido de sus familiares y organismos de derechos humanos: «Aparición con vida ya».
Siete días pasaron desde la última vez que vieron a Santiago Maldonado, en el Pu Lof del Departamento de Cushamen, Chubut, escapando de la represión de Gendarmería Nacional en la comunidad que desde el 13 de marzo de 2015 inició la recuperación de tierras ancestrales en una de las estancias de la corporación Benetton. El Juzgado Federal de Esquel –a cargo del doctor Guido Otranto- está llevando a cabo la investigación en el marco de los habeas corpus presentados por “desaparición forzada”.
Organismos de derechos humanos brindaron hoy una conferencia de prensa en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo y convocaron una movilización a Plaza de Mayo el viernes a las 17 horas. “La urgencia de este encuentro es un dolor colectivo: estamos reunidos para exigir la aparición con vida de Santiago”, dijo la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto. “Pedimos garantías para los testigos de este caso, para los defensores de los derechos humanos y para los miembros de la comunidad. Queremos convocar a una concentración este viernes por la aparición con vida y para repudiar la desaparición forzada en democracia. Esperamos que sea multitudinaria. Vamos a pedir no llevar banderas políticas, sino consignas”.
Sergio Maldonado, uno de los dos hermanos de Santiago, pidió a lavaca sólo una síntesis:
-Queremos la aparición con vida de Santiago y que el Estado nos dé una respuesta ya.
Estela de Carlotto: "La urgencia de este encuentro es un dolor colectivo. Estamos reunidos para exigir la aparición con vida de Santiago" pic.twitter.com/2ldv4h7OYN
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) August 8, 2017
Qué se sabe y qué no
La abogada Elizabeth Gómez Alcorta (una de las defensoras del lonko Jones Huala, detenido desde el 27 de junio por un mismo proceso de extradición que ya había sido declarado nulo por torturas a un testigo por el Juzgado Federal) había brindado información sobre el operativo de Gendarmería del 1 de agosto en el Pu Lof.
- “Comenzó alrededor de las 7:30 de la mañana”.
- “Terminó entre las 17 y las 18 horas”.
- “Eran entre 80 y 100 efectivos de Gendarmería de, por lo menos, los destacamentos de Esquel y El Maitén”.
- Llegaron con móviles, ingresaron y quemaron las instalaciones de la comunidad.
- “El momento en que los testigos vieron que estaban golpeando a una persona, seguramente Santiago, fue en el horario del mediodía”.
- Muchos integrantes cruzaron el río huyendo de los disparos de Gendarmería: “Hay varios testigos que vieron que Santiago no lo cruzó”.
El Juzgado Federal ordenó una serie de medidas de prueba que se efectivizaron el sábado a través de la intervención de la Prefectura Naval Argentina en el Pu Lof. El juez Otranto sostuvo mediante una nota de prensa que la comunidad había impedido que la Prefectura continuara el rastrillaje más allá de un punto determinado del territorio. La versión comenzó a instalarse y la tomó la ministra Bullrich, que dijo que “los líderes de las comunidades impidieron la entrada para iniciar la búsqueda”. Sin embargo, organismos de derechos humanos, abogados, la comunidad y la Defensa Pública Federal de Esquel lo desmintieron.
El reclamo por la aparición con vida del joven de 28 años traspasó las fronteras nacionales: el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, luego de una presentación del CELS, exigió al Estado argentino una “acción urgente” para buscar y localizar a Santiago e identificar a los responsables. La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, sostuvo que el juez “no tiene ninguna comprobación de que la Gendarmería haya tenido algún tipo de participación”. Las pruebas la desmintieron.
El Defensor Público Federal, Fernando Machado, fue categórico: “Otranto no estuvo en la inspección”. En conferencia de prensa, aportó detalles de la investigación.
- Se hicieron pericias sobre cinco vehículos de Gendarmería: dos camionetas Ranger en Esquel, dos Amarok y una Iveco en El Bolsón. Están a la espera de resultados.
- Se hicieron rastreos de olores y se tomaron pruebas de restos de sangre y biológicos.
- A Machado le preguntaron si las camionetas habían sido lavadas: “Tenían una apariencia de estar muy impecables, demasiado como para poder haber estado con rastros de tierra o de haber estado en el campo. Estaban muy limpias”. Dijo que eso consta en los registros fílmicos de la inspección.
- Una de las camionetas tenía la faja de inspección rota del lado de la puerta del conductor: “Generalmente, cuando se clausura significa que eso no puede tener ningún tipo de modificación. Es como preservar un lugar. Si hay una faja rota es poco más que una anomalía”.
- Encontraron un gorro que la comunidad indicó que había sido de Santiago. Machado confirmó: “Fue reconocido como de Santiago”. Sobre ese gorro trabajó el perro del personal de Prefectura Naval Argentina: “Siguió los pasos hacia el margen del río: ahí se estableció como el último punto en el que el perro no pudo seguir el rastro. Esto fue realizado en más de una oportunidad y el perro repitió esa trayectoria”.
- Le preguntaron si la comunidad se negó a que la Prefectura ingresara al territorio: “Acá hay aspectos que se malinterpretan. Es cierto que había una orden judicial pero también hay aspectos de naturaleza cultural de la comunidad mapuche que a veces es necesario consensuar”. Y dejó en claro: “En ningún momento la comunidad se negó”. Advirtió que la comunidad necesita preestablecer la visita porque “hay lugares físicos que deben respetarse”, pero que una vez consensuados los objetivos de la inspección la Prefectura pudo “recorrer ambos márgenes del río en un espacio determinado”.
- Sobre las declaraciones del Juzgado Federal: “Otranto no estuvo en la inspección. La Prefectura inspeccionó los dos márgenes: eso a mí me consta”. El relato de Otranto es que la Prefectura quiso avanzar por el río y la comunidad lo impidió: “Tampoco es así. Fue algo muy dialogado. No fue que se parapetó. El agua, además, constituye un elemento neutralizador de los olores, con lo cual tampoco lo considero útil”.
- Machado dijo que no tuvo acceso al expediente para saber si los oficiales que hicieron el procedimiento el día de la desaparición están identificados.
- Sobre la hipótesis de que a Santiago lo detuvieron en una camioneta blanca y lo trasladaron a Esquel, le preguntaron sobre la importancia de medidas de prueba en el Escuadrón 36 de Gendarmería: “Hay un sinfín de medidas pedidas. Muchas se han requerido. No voy a exponerlas aquí porque no quiero que se frustre ningún tipo”.
-La ministra Bullrich dijo que no hay indicios de que Maldonado estuvo allí porque la gente estaba con los rostros cubiertos.
-Obviamente que no comparto. No me distraigo del objetivo. Mi objetivo es encontrar a Santiago. Y encontrarlo con vida. No investigo si Santiago estaba ese día con el rostro cubierto. No forma parte de mi interés.
-¿Alguna hipótesis de la Defensa?
-Yo creo que Santiago sí estuvo ahí a diferencia de lo que piensa la ministra. El recorrido del perro es muy claro, muy concreto y muy contundente: no titubeó en ningún sentido. Por otro lado, el personal de Prefectura dijo que es muy difícil que se hubiera podido ahogar ahí. Ese lugar tiene muchos palos, tiene una profundidad de 1 metro 30 en la parte más profunda, la corriente es muy poca. Si hubiese habido un deceso de esa naturaleza lo más probable es que estuviera a pocos metros en la orilla. Se hubiera quedado trabado.
-¿Entiende que fue detenido por Gendarmería?
-Entiendo lo que les estoy diciendo. Descarto la hipótesis de un ahogo. Digo que Santiago estuvo ahí. Hay huellas de vehículos y demás. El episodio ocurrió: la circunstancia de los indicios, en principio, hablarían de una desaparición forzada.
Rastrillaje sí, Gendarmería no
En la conferencia de prensa en Abuelas, luego de una pregunta de lavaca, la abogada Gómez Alcorta también desmintió las declaraciones del Juzgado Federal sobre los supuestos obstáculos de la comunidad en el rastrillaje de Prefectura: “La comunidad hizo todo lo que había que hacer y desde el minuto uno pidió auxilio para que se llevaran adelante todas las acciones y que todos tengamos la información que tenemos hoy”.
Luego que los gendarmes se retiraron del Pu Lof el día de la represión, la comunidad rastrilló el territorio hasta las 4 de la mañana del miércoles. Siguieron a la salida del sol: “Reconstruyeron cuáles fueron los hechos: cada uno había visto una parte. Toda esa información se obtuvo y se dio a la Justicia sin hacer aún ninguna declaración por el temor que tiene la comunidad. El CELS pidió medidas de prueba dentro del habeas corpus, entre ellos el rastrillaje, y fue charlado con la comunidad. Lo único que pidieron es que no ingresara Gendarmería, que al día de hoy sigue apostada a la vera del territorio sobre la ruta 40. Pidieron que se comunicara con una de sus abogadas, Sonia Ivanoff, que fue amenazada la semana pasada. El sábado a las 9 de la mañana la Prefectura llegó y nadie se había comunicado con ella, por lo que lo único que le pedimos fue la veeduría de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Se pudo entrar, se hizo y lo único que no se permitió fue un dron por una razón especial que por cuestiones culturales es muy difícil que lo pueda entender el Poder Judicial”.
Los detalles posteriores son los que confirmó el Defensor Federal Machado.

Fotos del rastrillaje en la comunidad, en el momento en que encuentran un gorro que el defensor identificó como de Santiago.
El Estado es responsable
Luego de una presentación del CELS, el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU le exigió al Estado “acción urgente” para buscar y localizar a Santiago Maldonado, e identificar a los responsables. El Comité expresó su preocupación por la integridad física y psicológica del joven y le pidió al Gobierno nacional los siguientes puntos:
- “Una estrategia integral y exhaustiva para la búsqueda y localización”.
- “Todas las medidas urgentes que sean necesarias para buscarlo y localizarlo, tomando en cuenta los datos proporcionados por los miembros de la comunidad mapuche Pu Lof presentes durante la acción represiva”.
- “La efectiva conservación, resguardo y análisis de todos los elementos de prueba que ya obran en la investigación o puedan llegar a hacerlo y que podrían permitir determinar la ubicación del señor Santiago Maldonado y la identidad de las personas responsables de su desaparición”.
- También exigió que “la Gendarmería Nacional Argentina se abstenga de participar en la búsqueda e investigación de la desaparición”.
.@abuelasdifusion convoca el viernes 11 a las 17:00 en Plaza de Mayo por la aparición con vida de Santiago Maldonado.
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) August 8, 2017
En la conferencia en la sede de Abuelas, el presidente del CELS, Horacio Verbitsky, reveló que el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj envió un escrito al organismo hablando de Santiago Maldonado como una “persona extraviada”. Verbitsky: “Es un detenido desaparecido y el Estado no puede ocultar su responsabilidad. La pretensión de la ministra Bullrich y de Avruj de hablar de una persona extraviada es parte del encubrimiento. Tanto el Defensor Público Federal de Esquel Fernando Machado como la fiscal federal Silvina Ávila hablan de desaparición forzada. La sociedad no puede tolerar que una persona desaparezca en una época de funcionamiento pleno de las instituciones”.
Verbitsky también sostuvo que es “inadmisible” que desde el Gobierno “se laven las manos cuando había un funcionario coordinando” el operativo. Habla del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, que en dos entrevistas radiales se ubicó en tiempo y espacio en Esquel y admitió que coordinó personalmente a fuerzas federales y provinciales de Río Negro y Chubut para comenzar a “tomar intervención y detener a todos y cada uno de los miembros del RAM que produzcan delitos en vía pública en flagrancia”. Noceti implicó en esos hechos al premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, a “gente vinculada al gobierno anterior” y a “extremistas kurdos”. El presidente del CELS recordó que Noceti fue defensor de una decena de represores procesados por desapariciones forzadas y que sostuvo que los juicios eran “la legalización de una venganza, estructurada y diseñada en el poder político”.
Ante una pregunta de lavaca sobre la implicancia de Noceti en el operativo, Verbitksy puntualizó: “Noceti no solo estaba en el lugar, sino que estaba dirigiendo el operativo. Eso lo ha dicho él mismo en dos entrevistas, una con Radio Nacional de Esquel y otra con Radio Sol. Dice que él ha venido a coordinar los operativos personalmente. Por eso señalamos que Noceti es el responsable directo, inmediato, de la desaparición forzada de Santiago Maldonado”.
Nota
Daniel Solano: la Corte Suprema confirmó la detención de los siete policías condenados por homicidio

Los siete policías condenados a prisión perpetua por el asesinato de Daniel Solano, el joven salteño de 27 años desaparecido en Choele Choel el 5 de noviembre de 2011, fueron detenidos tras el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un recurso de queja de los efectivos, y así deberán empezar a cumplir la pena en prisión por primera vez desde la sentencia. El juicio concluyó el 1 de agosto de 2018, pero desde entonces los oficiales Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez estaban en libertad, a la espera de la resolución de la Corte. “Nunca los sacaron de la policía: tenían libertad, cobrando sueldo y portando armas”, dice Leandro Aparicio, uno de los abogados de la familia Solano, que subrayó su “satisfacción” por el fallo: “Uno está golpeado, pero esto da energías para poder avanzar. No hay muchos casos que se detengan a 7 policías”.
La desaparición de Daniel se produjo tras un episodio de violencia policial en la vereda de un boliche de la ciudad. Antes había reclamado por su sueldo y el de sus compañeros como trabajadores rurales de la empresa Agrocosecha, tercerizada de Expofrut Argentina. Aparicio: “Fue un homicidio más allá de la desaparición, y fue un homicidio en un contexto de trata de personas, que está denunciada en la justicia federal de Roca, como está denunciado el narcotráfico, pero la causa no se mueve como se debería. Está parada. Pero esto va a servir para darle un impulso a toda esas cuestiones pendientes”.

Entre esas cuestiones, en abril habrá audiencias por la acusación a otros cuatro policías, entre ellos Tomás Vega, a quien la familia lo señala como el “nexo” con la empresa: “Vega estuvo cuando le pegaban a Solano en el boliche. Vio todo eso. Y fue el que estuvo a cargo de la investigación los primeros día de la desaparición”.
Daniel sigue desaparecido. Gualberto, su papá, murió en medio del juicio, sin poder llegar a la sentencia por homicidio, y fue el principal motor de la causa que denunció la desaparición forzada y la connivencia judicial y estatal bajo un reclamo concreto que repitió una y otra vez a lo largo de seis años y medio: “Quiero encontrar el cuerpo y llevarlo”. No se detuvo un día: hizo huelgas de hambre, inició acampes y se encadenó al juzgado para exigir respuestas. Así reveló la trama de explotación laboral en Río Negro, la corrupción judicial que cubrió el caso y logró la detención de los oficiales que hoy están presos. Aparicio lo recuerda: “Nosotros tenemos esperanza de que el cuerpo aparezca. Algún policía capaz que se puede quebrar, o Vega mismo, sabiendo lo que se viene, puede dar información. Hemos hecho lo imposible para que aparezca el cuerpo”.
Compartimos la investigación de MU sobre este caso:
Nota
Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.
En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.
La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.
Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.
El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.
Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:
- la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
- el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
- las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
- el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
- las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
- las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
- Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
- Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.
Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:
- Sí: sí a la vida.
- Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
- Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
- Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.
Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.
Nota
24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine
Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

Ahora es marzo de 2023.
24 de marzo de 2023.
Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.
El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.


Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.
Como el mundial
El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.
Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.
A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.
Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy
Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.
–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.
Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.



La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.
Memoria en este momento
Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.
Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.
El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.
Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.
Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.
Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.
–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.
–Por la desaparición de los compañeros.
La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.
Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

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