CABA
Vilma Ripoll: «La gente se siente aparateada por la izquierda»
Vilma Ripoll, ex diputada porteña por Izquierda Unida, hizo varias cosas raras en la política actual: cumplió un acuerdo, dejó su banca de legisladora, y volvió a trabajar como enfermera. Aquí explica su visión sobre la división en la izquierda, el PJ y Kirchner y el nuevo sindicalismo.
-No es un gesto habitual de la dirigencia política argentina renunciar a un espacio de poder. ¿Por qué dejó su banca de legisladora porteña?
-En Izquierda Unida teníamos un acuerdo programático que incluía también compartir los cargos obtenidos, de manera tal que todas las fuerzas que integran el frente tengan la posibilidad de pasar por la experiencia de llegar a la Cámara. Este tipo de cosas facilita ampliar la unidad. Saber que vas a tener la oportunidad de participar aunque salga electo solo un diputado le da más perspectiva al acuerdo. En la primera Legislatura, como sacamos dos diputados, no tuvimos necesidad de renunciamientos. Los compañeros independientes, como Patricia Walsh, que no son parte de este acuerdo, cumplen todo el mandato. En esta oportunidad, como la única que renovó soy yo, me tocó la posibilidad de demostrar si cumplíamos o no el acuerdo. Resolvimos cumplirlo y traspasar la banca a Marcos Wolman, que es de la otra fuerza.
-¿Y no tiene síndrome de abstinencia?
-No, volví a lo mío porque siempre fui trabajadora, tengo 21 años de antigüedad en el Hospital Italiano. Me parece que hay que dar señales de que no hay que quedarse a vivir de la política, que es lo que habitualmente hacen los diputados que se van. Uno tiene que volver al ámbito del que salió. Eso ayuda una barbaridad, es un cable a tierra. Si no, siempre estás dentro de ese circuito, de esa caja de cristal que tiene resonancia propia y bastante poco que ver con los reclamos de afuera. Además, me parece que esta es una manera de darle señales al resto de la izquierda: nos parece que la tarea pendiente de la izquierda argentina desde el 2001 es avanzar en construir una alternativa grande que ayude a que el tipo que quiere romper con los grandes partidos tenga una opción atractiva, sólida. Alguien que toda su vida estuvo en el peronismo y de repente rompe con él, es difícil que se vaya a un grupito chiquito o a una alternativa con poca entidad o trascendencia. En ese camino, desde 2001, hubo oportunidades. Desaprovechadas, esencialmente por (Luis) Zamora, que no se presentó a presidente cuando tenía el 15 por ciento de intención de voto sin arrancar la campaña. Después no quiso ninguna unidad, cosa que podría haber roto la polarización Ibarra-Macri. Se presentó solo, sacó votos, que después se transformaron en distintas rupturas. Eso da señales de que no quiere gobernar.
-¿Toda la culpa de los problemas de la izquierda la tiene Luis Zamora?
-No, pero era un referente fundamental. Nosotros le ofrecimos lo siguiente: yo me bajaba de la jefatura de gobierno y lo votábamos a él. Pero él tenía que aceptar, porque eso conlleva acuerdos políticos.
Zamora decía que no quería formar un frente con las demás agrupaciones porque el reclamo del «que se vayan todos» también incluía a la dirigencia de la izquierda. Dijo eso y después fue candidato a jefe de gobierno.
Si toda la construcción depende de una sola persona, algo debe estar fallando.
Desde Izquierda Unida le hicimos todas las propuestas. Porque creemos que hay que avanzar en una política de unidad de la izquierda y los luchadores No vemos la posibilidad de avanzar hacia la centroizquierda: para nosotros es una experiencia que ya fue, y que la gente experimentó con la Alianza. Lo vimos con los sectores nuevos que rompen con los viejos partidos. Para ese lado, Zamora tenía una ubicación privilegiada. La gente lo había elegido como una referencia de no corrupción y coherencia política. Le guste a él o no, era la persona a quien había que hacerle el planteo.
-Más allá del nombre de Zamora, ¿por qué tiene tantas dificultades la izquierda para generar unidad?
-Creo que es un mal que arrastramos. Para mí se debe a que en este país existió el peronismo. Y para sobrevivir a él, la izquierda siempre tuvo que recurrir a recursos sectarios. Porque no era fácil. Ahora es mucho más fácil porque el peronismo se está disgregando, se desintegra.
Sin embargo, una vez más, el peronismo parece haber generado su propia oposición. Ayer fue Menem-Duhalde y hoy son kirchneristas versus duhaldistas.
Pero ya no es una organización de la magnitud, de la fuerza y la estructura que tenía. Creo que esa adaptación es la que no ven algunos sectores de izquierda. El cambio que hay que dar ahora es para atraer a sectores de trabajadores que rompen masivamente. Para nosotros es un ejemplo Santiago del Estero, donde tenemos todo un movimiento de base con gente que rompió con el juarismo. Presentamos una alternativa unitaria desde el primer día, y en este momento somos la alternativa de la izquierda.
¿Cuándo dice «nosotros» a quién se refieres?
-Al Movimiento Socialista por los Trabajadores, a Izquierda Unida, a sectores de derechos humanos, al MOCASE, a periodistas, abogados. Movilizan cinco mil en Santiago del Estero… Eso es lo que hay que lograr. Acá es más difícil porque la izquierda tiene partidos que se hicieron en una tradición de sectarismo para sobrevivir a la existencia del peronismo. Fueron sectores de izquierda que dieron la pelea entre trabajadores y acá los trabajadores siempre fueron peronistas. Creo que esa fue la explicación histórica. Lo que le falta a algunas corrientes es ver que ninguna, por si sola, va ser la alternativa de atracción. Hay que unirse, también, a las nuevas comisiones internas que surgen, nuevos sectores de luchadores, que hay un montón.
Precisamente, los nuevos líderes gremiales se reivindican como hombres de izquierda pero se presentan como apartidarios. Son ex de todo, pero actualmente no están con nadie.
Por esa conformación, nadie que ofrezca una salida de un solo sector los va a ganar. Se los puede ganar con una alternativa donde ellos jueguen un rol, y también sus organizaciones. Desocupados, FUBA, telefónicos, ferroviarios, subtes, las nuevas conducciones que limpian a las viejas, todos deben tener un lugar en una organización tipo PT (por el partido brasileño) para decirlo de alguna manera. Donde nadie pierda su identidad pero pueda dar una pelea en común en todos los terrenos, desde lo gremial hasta electoral. Hay sectores que no lo ven y lo único que logran es que la gente huya despavorida. Siguen siendo sectarios, como si el peronismo siguiera igual, no ven que hay cosas nuevas de la izquierda y del peronismo. No es que lo del 2001 se cortó, sino que no surgió el lugar donde expresarse. No hubo alternativa para expresar el «que se vayan todos».
-¿Qué grado de responsabilidad le atribuye a la izquierda en la desmovilización social que se produjo a partir del 2003?
-La máxima, por no haber logrado una alternativa. El proceso, como todos los procesos, tiene picos de ascenso, que después bajan. Pero en la conciencia siempre queda un piso y el nuevo proceso se arranaca desde un escalón mas alto. No es que la gente ahora vuelve a creer en la justicia, ni en el Congreso, ni en los viejos partidos. Se arranca de un proceso en el que ya no creen en nadie, independientemente de que haya habido algunos errores en los sectores de izquierda.
-¿Cuáles?
-Hubo errores, pero también se dio una pelea política feroz con los viejos partidos, como se da ahora en Cromañón. El que dice que no tienen que entrar los partidos a las marchas es el gobierno, que mete su gente, que aparece como independiente. Los que los conocemos sabemos que es así. Lo que pasa es que hay una ruptura muy grande con los políticos, que incluye a la izquierda también: la gente se siente «apareteada» (manipulada por los aparatos partidarios) por la izquierda. Y hay quienes efectivamente aparatean. Hay sectores de izquierda que lo tienen como forma de actuar.
-¿Cómo se aparatea la masacre de Cromañón?
-Ahí no se puede aparatear. Se puede hacer un intento de conducir, pero te desborda. Igual que el 2001. Se puede aparatear una asamblea, una reunión donde metés todos los integrantes de un partido para coparla y así ganás las votaciones, vía el copamiento. Pero no podés aparatear esas movilizaciones.
-¿Qué siente usted cuando va a las manifestaciones de Cromañón y los chicos de quince años le gritan a los partidos que bajen las banderas?
-Nosotros estamos en contra de eso. Porque consideramos que si mi partido apoya y el radicalismo no, y el ARI no, y el peronismo no, se tiene que saber quién acompaña y quién no. Detrás de esa política, que la meten los sectores que no acompañan, está la idea de tapar a los sectores que no van, que no votan la interpelación en la Legislatura, a los que hacen roscas para que haya una comisión investigadora trucha, para sostener a Ibarra. Es una pelea política. Nosotros estamos en contra de que no lleven banderas, pero somos respetuosos de los que están involucrados. Si ellos dicen que no quieren banderas, nosotros los respetamos. Y no llevamos banderas.
-Tal vez las banderas hoy resultan expulsivas para buena parte de la sociedad.
-Al principio, la gente tiene miedo de ser copada. Entonces, la primera reacción es que no haya banderas. Pero después se va viendo, en un proceso, que hay sectores no quieren copar.
-La historia muestra que muchas veces familiares de víctimas de distintas tragedias terminan divididos en tantos pedazos como tiene la izquierda.
-Pero no solo por las fracciones de la izquierda, es por la pelea política que se da por la conducción. Milcíades Peña, que dio la pelea por la interpelación, al otro día fue a decirle a los familiares que no se movilicen, porque la que se movilizaba era la izquierda. Fue a hacerle el juego al gobierno y usó todo su prestigio y la muerte de su sobrino para hacerle la tarea sucia a los responsables del asunto. Lo mandó el kirchnerismo. Ellos utilizan a todas sus figuras para decirle a la gente que nos echen, que echen al sector que dice que para que haya justicia tiene que caerse Ibarra, o que se tiene que romper el pacto de impunidad con Juanjo Álvarez. Ellos tienen más poder que nosotros, tienen aparato, tienen plata para comprar familiares, tienen la prensa que dice que el culpable es el que arrojó la bengala. Es una pelea terrible, para lograr que salga a la luz la tremenda corrupción que había. Para nosotros hay que dar esa lucha, siendo respetuosos de los ritmos de los familiares. Es la única manera de que continúe, porque si no se divide y se frena. Si uno no logra entender ese problema es funcional a Ibarra y Duhalde, que quieren que con este pacto se terminen la movilizaciones.
-Esta lectura a contrapelo de una máxima aplicada por muchas agrupaciones de la izquierda: cuando no podés copar, rompé.
-Es lamentable pero es asi, hay sectores que hacen eso. Nosotros, en cambio, si no podemos incidir, acompañamos.
-Hoy la sociedad repudia la deuda externa, las privatizaciones, habla de distribución de riquezas. Todas demandas de la agenda histórica de la izquierda que, sin embargo, la izquierda no capitaliza electoralmente.
-No solo eso, todos se pintan de izquierda, hasta Kirchner. El doble discurso consiste en decir que ellos hacen esa tarea de izquierda: meten en cana a los genocidas, le pegan a las privatizadas, enfrentan al FMI. Hay un proceso a favor de la izquierda en la conciencia. Habiendo ese proceso si lográramos más unidad y presencia, podríamos desnudar con más fuerza el doble discurso y que sea más escuchada la verdadera salida de izquierda.
-Sin embargo, la unidad parece una expresión de deseos más que una realidad plausible.
-Nosotros hemos establecido mecanismos de todo tipo para evitar herir susceptibilidades. En la FUBA, cada seis meses rotamos los cargos, para compartir las experiencias. En la provincia de Buenos compartimos las lisas con el Partido Socialista. Con Partido Obrero dirigimos la FUBA y, sin embargo, no logramos hacer un acuerdo electoral o piquetero. El PO había dicho que la nueva clase era el piqueterismo, ahora se dio cuenta que no. Nosotros decimos que no se puede militar en los barrios si no le organizás el comedar, y los organizás para pelear. Se muere la gente, hay que ayudarlos a organizarse.
-La mayoría de las organizaciones piqueteras nacieron y se organizaron antes que los partidos de izquierda llegaran a los movimientos de desocupados.
-Es verdad. Pero solos tampoco se organizaban, los organizaron los punteros peronistas, las manzaneras. Ahora rompieron con esa estructura para venir a la izquierda, porque aquí vieron una posibilidad de que no los usen, de que ellos puedan ser protagonistas, de hay que hay reparto equitativo de las cosas.
-¿Y en la izquierda no se repiten las prácticas punteriles?
-En realidad, el grueso de los planes los siguen manejando los intendentes, y cada vez que recortan, lo hacen a la izquierda. Nosotros movilizamos seis veces más que los planes que tenemos. Tratamos de politizar, que la gente se haga dirigente de su barrio, que vaya un poco más allá. Hay pelea por los planes, en ese sentido, nosotros hacemos asambleas que resuelven para quienes van los nuevos planes. Se resuelve en cada local del partido, nunca de manera centralizada. De todas formas, cuando hay plata en el medio siempre hay problemas. Nosotros tuvimos que echar gente de los locales, porque empezó a manejar la comida y sacarla. Vienen del peronismo, entonces vienen con todas las mañas de ese movimiento. Hay que reeducar a esa gente, es toda una tarea.
-¿Se puede cambiar el mundo sin tomar el poder, como plantean las nuevas corrientes de izquierda?
-Son corrientes absolutamente equivocadas, funcionales al imperialismo. Y uno tiene que dar debate. Por eso fuimos al foro de Porto Alegre, una oportunidad interesante, porque ahí van muchos de ellos.
En realidad hay que construir partido. Si no, no se puede tomar el poder. Nosotros no estamos de a acuerdo con que haya un partido único ni nada de eso, pero hay que tener una estructura para dar peleas superiores, de lo contrario no ganas ni un sindicato. Si no tenés un partido no podés interpelar el poder. Nosotros estamos en contra de lo que fue la Unión Soviética, de la estructura de poder de Cuba de partido único, de China que es una dictadura basada en la esclavitud.
-¿Cuando piensa en un partido, piensa en una organización tal cual la conocemos?
-Hay que avanzar en organizaciones donde uno pueda convivir con diferencias, pero donde a la hora de la acción uno pueda ponerse de acuerdo. Además, hay que avanzar sobre las estructuras que actualmente no invitan a la participación.
CABA
El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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