Sigamos en contacto

Nota

Los porqués que deja la pandemia, de Suecia a Argentina, entre la ciencia y el teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

En otra carta que viaja de Estocolmo a Buenos Aires, después de compartir durante meses las reflexiones e informaciones sobre la pandemia, la dramaturga América Vera Zabala le escribe a Claudia Acuña sobre la crítica situación post pandemia de la cultura y del teatro en particular. ¿Un espejo de lo que aquí viene?

Estocolmo, Suecia, 10 de agosto de 2020

Querida Claudia:

Por qué, por qué, por qué, por qué, por qué y más por qué. El coronavirus nos infecta con un montón de porqués.

Han pasado más de dos meses de la última carta. Mucho tiempo. Muchos porqués.

¿Sabes una cosa que me pasó? En la mañana del 28 de junio me desperté sola en mi cama. Axel y los chicos se quedaron en el archipiélago y yo regresé a Estolmo para trabajar sábado y domingo. Pasamos una semana de vacaciones juntos, en una casa de verano, con mucho calor para ser Suecia: 28-29 grados. Nos bañamos mucho, jugamos mucho, nos divertimos mucho, y estaba feliz, pero esa mañana me desperté sola y leí las noticias y el anuncio de que la cuarentena iba a seguir en Buenos Aires. Me puse muy triste. Pensé: es mucho tiempo en una situación demasiado difícil.

Esa mañana decidí escribirte esta carta y puse como música de fondo la canción que canta en La Toma -la película de Avi (Lewis) y Naomi (Klein)– un trabajador de una fábrica recuperada: Yo vengo a ofrecer mi corazón. Así que escuché esa canción, y aumentó mi melancolía. Y después escuché Razón de vivir, en una versión en la que Mercedes Sosa canta con Lila Down, y eso a su vez, no sé por qué,  me hizo recordar la primera vez que escuché Latinoamerica, de Calle 13: fue en teatro comunitario Catalinas Sur. Busqué esa grabación y la puse a todo volumen. Era como si yo necesitara consolarme con su arte, cuando en realidad mi angustia la había desencadenado el sentimiento de que ustedes necesitaban consuelo.

No escribí ninguna carta.

Regresé a mis vacaciones.

Y ahora cuando terminaron, te escribo.

No fui la única sueca de irme de vacaciones. La gran diferencia de este verano fue que la gente no salió de Suecia para sus vacaciones y hubo como una explosión de turistas internos. Las playas, lagos y cabañas, llenas. Lo cual originó una lógica un poco extraña en la prensa: las playas llenas, y los medios escandalizados por las playas llenas. Pero tú sabes cómo funciona eso y ya me contarás si escandalizarse vende.

Nosotros en Suecia vivimos con varios meses de muy poca luz y mucho frio. Necesitamos el sol, tanto la vitamina D como su luz. Lo necesitamos para sobrevivir. Este verano también, y quiza mucho más que otros´, cuando tenemos que irnos de vacaciones con la pesada mochila de las recomendaciones de la autoridad de la Salud Pública. La más extraña: “No hagas nuevos amigos este verano”. Se supone que así fomentaban el distanciamiento social, aunque a mí la frase me sonó muy xenofóbica.

Son este tipo de cosas las que me hacen preguntar por qué. Y creo que nos vamos a estar preguntando esos por qué durante  varios años.

¿Por qué se tomaron medidas tan drásticas con este virus y no antes, con otros desastres que provocan más muertes, incluso, y más destrucción económica también, como el hambre, el cambio climático, la desforestación, etc. etc?  

¿Por qué para el Estado argentino es tan importante escuchar ahora a los científicos y no cuando hablaron de las consecuencias del glifosato?

¿Por qué?

¿Por qué Suecia informa todos los días sobre la cantidad de muertos que produce el Covid-19 – “2 muertos”, “3 muertos” “1 muerto”, es ahora el promedio diario- pero no  informa el número de muertos por otras razones. Un ejemplo: en Suecia hoy murieron 12 personas por razones de alcoholismo, pero no hubo al respecto ninguna conferencia de prensa por parte de  la autoridad de Salud Pública. Sí de Covid-19. ¿Por qué?

¿Por qué Argentina entró tan temprano en cuarentena, cuando el pico de contagios de este virus coincide siempre con los meses de más frío?

¿Por qué?

¿Sabes? En este tiempo tan difícil me he transformado en directora de cine. Culpa del Covid-19, que nos obliga a crear sí o sí lo que no hay. Todo comenzó porque tenía un contrato para hacer tres obras en el teatro oficial. Dos se estrenaron, pero la última no: se canceló toda la programación del teatro oficial por el coronavirus. Mis obras no son interpretrada por actores, sino or personas relacionadas directamente con las temáticas: ellas actuan sus dramas, podríamos decir. Bueno: esta obra cancelada iba a ser interpretada por tres mujeres somalíes. El tema: cómo las afectaba ser somalí en Suecia. El estreno se canceló por el virus y, al mismo tiempo, la somalí fue a población más afectada por ese virus. Estaba siendo doblemente azotada. Cuando lo señalé a las autoridades del teatro, me propusieron hacer la obra por stremming. Realmente no creo que el teatro se lleve bien con esa tecnología, al menos según mis posibilidades de dirigirla, así que les contra propuse filmar una película que narre eso: la cancelación por la pandemia del coronavirus de una obra de teatro sobre la comunidad somalí afectada por la pandemia de coronavirus.  Esa es la película que ahora voy a dirigir,  por suerte en colaboración con un somalí, director de cine, muy bueno: Salad Hilowle.

Sobre cómo es esa experiencia te contaré más en la próxima carta.

Veo en Instagram que están haciendo acciones culturales para exigir que abran los teatros. Ya me contarás cómo afectó a la producción cultural esta pandemia, pero te adelantó cómo lo hizo acá: muy mal. En marzo cerraron los museos y los teatros. Mucha gente se quedó sin trabajo de un día al otro. Si eres artista free lance, pues muy jodida es la situación. Tengo amigas que han editado libros con muy buenas críticas, pero con charlas y encuentros cancelados les ha sido muy difícil difundirlas, pero tú sabrás mejor de este tema, porque tu primera novela salió a la venta pocos días antes del cierre de todo.

Ahora todos los teatros municipales o nacionales se están preparando para reabrir. Ya han definido la programación y también las condiciones: 50 personas es el máximo de público admitido. Eso significa que el teatro va a tener muy poco público, y esto afecta especialmente a los más grandes y a las producciones más importantes. Pero además no sabemos siquiera si va a haber 50 personas dispuestas a arriesgarse, ya que gran parte del público teatral está en este país compuesto por personas mayores de 60 años, edad de riesgo para este virus y en la cual se han centrado las campañas que alientan a que no se muevan del hogar. Entonces, no sabemos quién va a ser ahora “el público” ni cómo será ser público: ¿una nueva aristocracia?

¿Por qué?

En estos meses de cierre cultural, la ayuda del Estado ha sido poca y sólo dirigida a los artistas  más establecidos, cosa que es muy injusta. Un par de semanas atrás un escritor muy querido, Jonás Gardell, salió públicamente a pedir la renuncia de la ministra de Cultura. Sonó como un grito desesperado en una situación muy desesperada. La ministra de Cultura es del Partido Verde, y no tiene mucho poder, y menos en este tema, ya que los reglamentos sobre cantidad de personas que podrán ingresar a un teatro fueron elaborados en el área del ministerio de Relaciones Interiores, pero es cierto que la ministra de Cultura tampoco hizo mucho para lograr otra cosa ni para defender al sector. ¿Por qué?

¿Por qué la cultura es abandonada por el Estado en un momento así?

Por otro lado, nosotras, las personas que hacemos teatro, música, arte… es como que estamos todos esperando, pero no sabemos qué.

¿Por qué?

Pienso en ti, en el invierno frío y húmedo de Buenos Aires, desde los bonitos días del verano de Estocolmo.

Te abrazo,

América.

Nota

83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

Publicada

el

Pablo Grillo
Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

Seguir leyendo

Nota

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Seguir leyendo

Nota

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.