Nota
Bailar la vereda: la potencia del movimiento, el goce compartido y los cuerpos que sueñan
Una convocatoria de MU Trinchera Boutique reunió a tres intervenciones perfomáticas en la Plaza de los Dos Congresos bajo un llamado bello y potente: bailar la vereda. El cuerpo eléctrico de Caudal, los anhelos bailables de Siempre Listas y el hip hop visceral de Big Mama Laboratorio fueron parte de una movida que se repetirá el próximo sábado a las 18, también en Congreso: “Un cuerpo que baila es un cuerpo que lucha. Muchos cuerpos que bailan son la revolución. Abrimos los ojos, sacudimos las penas, sentimos la música y a bailar la vereda”.
Sobre una alfombra de florcitas amarillas caídas de los árboles que envuelven la semi-glorieta convertida durante poco más de una hora en anfiteatro, dos filas de sillas negras formaron la platea al aire libre en la Plaza del Congreso. El espacio que parece un balcón-terraza al ras del suelo con columnas de cemento, fue el escenario de tres intervenciones performáticas que participaron de la convocatoria de Mu Trinchera Boutique: “Bailar la vereda”.
Mientras llegaban les participantes de la muestra de danza y se hacían pruebas de sonido, las sillas se iban ocupando. Una chica le comentaba a otra: “La danza es maravillosa. Con tu cuerpo, ya es suficiente. Bueno, necesitás música, pero podés imaginarla o cantar y acompañar tu danza. No hace falta nada más para bailar”. A las seis y media de la tarde, la actriz Virginia Silva Finguer de la Compañía Teatral Ver Llover, dio inicio con la lectura del texto de bienvenida:

Un cuerpo que baila es un cuerpo que sueña. Muchos cuerpos que bailan pueden desatar la catarata del sueño colectivo.
Con zapatillas, zapatos de taco, calzado lustroso, raído o descalzos, los pies portan la información del ritmo y ese registro es tan antiguo como el fuego.
Los pies conectan con la tierra y sus historias. Y así, levantan vuelo y sacuden el aire.
Un cuerpo que baila es un cuerpo que lucha. Muchos cuerpos que bailan son la revolución.
Abrimos los ojos, sacudimos las penas, sentimos la música y a bailar la vereda

Cómo escuchar un cuerpo
La primera intervención fue Caudal. Piezoeléctrico sobre sangre, de Casandra Velázquez, Violeta García y Carlos Quebrada. Casandra desliza por su cuerpo la punta de un cable que, como un sensor emite los sonidos que produce su anatomía. Descarga eléctrica continua propagada por un cuerpo que es piel, huesos, músculos y órganos. Y más. ¿Cómo escuchar un cuerpo? ¿Qué sonidos irradia un cuerpo en reposo? ¿Y en movimiento? Mientras tanto, Violeta toca el violonchelo. Sus acordes parecen chirridos que delatan lo que no se nombra. ¿Solo un corazón que late imprime la esencia de la vida?
“La obra está en proceso de creación –cuenta Casandra-. Inicié una investigación en torno al silencio, en principio, a hacer prácticas de silencio y empecé a percibir mucha pregnancia en los sonidos internos del cuerpo y a hacer un intento de microfonear los sonidos del cuerpo. Hubo algo de este trabajo en particular que fue en contexto de pandemia, en un silencio aturdidor, todo lo que late, todo lo que pulsa, todo lo que golpea, en la quietud, en el silencio, se abre la escucha. Ahí estamos, tratando de ampliar el borde, el limite de la piel para transmutar hacia otros lugares, por eso también incorporamos un recorte de un texto de Paul Preciado y la necesidad de tocar la temática del aborto, en este lugar, frente al Congreso”.

Listas para bailar
Luego fue el momento de salir a la pista para “Siempre Listas”, de Camila Conte Roberts, Bernardita Epelbaum y Eugenia Fontaba. Camila y Bernardita se fueron turnando para leer una lista de deseos: lo que anhelan que vuelva, lo que prefieren que no, lo que necesitan, lo que les sobra, lo que les deben y lo que deben. Mientras una leía, la otra bailaba y sus movimientos respondían a las consignas de la lista. “Este fue un año medio perdido, nos interesó participar para generar un proyecto realizable”, dice Camila. “Surgió de una lista que hicimos con mi novia en la que mezclamos varias cosas que teníamos ganas de hacer, así que bailamos esas listas. Fue pensado para esta participación”, agrega Bernardita.
¿Qué proponen esas listas?
- Que vuelvan los abrazos y los besos, las casualidades, las marchas, las fiestas, la bici todos los días y todas las noches, las plazas y los parques abiertos, las caricias a perrites que no conozco, la ternura de les desconocides, el café con leche en la esquina, las reuniones con amigues, las caminatas a la noche por el barrio, las muchedumbres, los picnics por ahí, el placer de estar en casa, la mugre, la vagancia, la pepsi twist, la libre circulación, bailar pegados, respirarnos cerquita, la piel, los osteópatas, los chapes colectivos, el diego, los lentos.
- Que no vuelvan los trámites en persona, el individualismo acérrimo, el subte en hora pico, los paraguas en el ojo, el tráfico y los bocinazos, los empujones y los insultos, los fuegos artificiales, los mosquitos y el dengue, los baños públicos sucios, el macrismo, el hiperconsumo, la contaminación en Venecia, las contracturas, las fronteras, la indiferencia social, el barbijo, el horario laboral regular, el aburrimiento, el hambre, el aislamiento social, la moda de los canutillos, las toreritas y el tiro bajo, tinelli, aquel que fue un cobarde, el celu, carlos saúl.
- Necesito un paisaje nuevo, plata, amigues, un sentido, comer, coger, mirar y ver, confiar, pensar, hablar, ahorrar, gastar, tocar, concretar, silencio, helado, romanticismo, memoria, gigas, trabajo, que mi gato me dé bola, cobrar lo que valgo, followers, caprichos, canjes, herramientas, mear ahora o me muero, dejarme de joder un poco, reggaetón.
- Me sobra facha, simpatía, mugre en el piso, las monedas, las cositas, las boludeces, los billetes de 2, el tono muscular, la onda, un poco de acá, un poco de allá, gordofobia, filtro, photoshop, capital afectivo, coraje, juventud, ganas, optimismo, buen humor, voluntad, buena vibra, suerte, bienaventuranza, dicha, glamour, sex appeal, plástico, la ropa (mucha ropa), pelo, deudas, vitaminas, colonialismo.

- Me deben el 2020, el aborto legal, un homenaje, una canción, guita, un libro, varias disculpas, tener bronca por algunas cosas, la vida, haber visto ya, una explicación, la justicia social, la posibilidad de andar tranqui cuando me pongo un escote, un lugar en las estadísticas, el futuro, la ilusión, la lista de navidad, los deseos de cumpleaños, la vacuna, la ESI, la 125, un subsidio, vacaciones, el aguinaldo.
- Debo hacer cosas útiles, entrenar más, la luz y el agua, avisar que llegué, relajarme, las expensas, el ABL, la tarjeta, cocinarme más, pagar el monotributo, comprar frutos secos, comer más legumbres, ir al ginecólogo, combatir la injusticia, separar la paja del trigo, llamar al 107, calmarme, cortarme las uñas, nostalgiar menos, tener obra social, lavar los alimentos antes de guardarlos, ponerme alcohol en gel, madrugar, agradecer, gustar, crecer, correr, saludar, soltar, sanar, elongar, resistir, renacer, limpiar los vidrios, llevar adelante mi economía, estar turgente, cambiar las sábanas, haber parecido una idiota, saber si es verdad que en algún lado estás, irme, mi planeta me necesita.
Al compás del cuarteto que sonaba de fondo, Camila y Bernardita, concluyeron su participación saltando al otro lado de las columnas y dejando estampada en las baldosas la tibieza de sus zapatillas imparables.

La esencia de la resistencia
Para el cierre del evento de danza, sonidos, palabras y encuentro, se hizo presente Big Mama Laboratorio, con Laura Zapata, Melisa Patriarca y Juliana Rezzano. Con ritmos de cumbia y hip hop, Big Mama es una experiencia musical que germinó en la villa La Cava, de San Isidro. Laura Zapata, su creadora, contaba a revista MU en el 2013: “Big Mama viene de la Pachamama. Las Big Mamas son las abuelas, las figuras sagradas en las familias negras. Y como en un principio fusionábamos hip hop, un ritmo que es re foráneo, pensé en la Pachamama, que es lo más autóctono y latinoamericano. Son dos extremos que tratamos de unir”.

Ayer, en Plaza Congreso, encendieron la mecha con canto y baile a puro ritmo. Laura contó: “Me discriminaron en la danza por ser gorda. Pará, pará, yo también canto, tengo mis herramientas y compuse este tema que se llama XXXL”. Y se puso a cantar y a menear. Letra: “Marcando tendencia, no me importa mi apariencia, Soy la resistencia, lo llevo en mi esencia, Nadie me lo va a quitar”
Desde el inicio de la pandemia, esta fue la primera vez que se presentaron en vivo ante público. “Nos enteramos de la convocatoria por Instagram, veníamos con muchas ganas de activar, de hacer algo, si bien los vínculos presenciales se pararon, la construcción de crear no paró. Estuve componiendo muchas canciones, afilando ideas, conociendo a otres artistxs, terminé de crear un disco que se llama Engendro, que tiene un laburo musical con artistxs y activistxs, y a la vez el audiovisual va a ser con organizaciones sociales que están vinculadas al arte”. Se puede ver por Alternativa Teatral, “Big Mama Laboratorio (Un movimiento XXXL)”, un streaming que dura diez minutos y es a la gorra, los próximos miércoles 16 y 30 de diciembre a las 21 hs.
Para el último tema musical, Laura invitó a que les presentes de pie y sentades en las sillas, subieran el escalón para bailar juntes. Y así fue. Se armaron coreografías espontáneas, con barbijos y con disfrute Más de dos decenas de pares de pies inquietos sacudieron soledad, aislamiento, miedo y desconcierto.
Y mientras escuchamos qué nos dicen los cuerpos e imaginamos nuestras propias consignas para agregar a las listas propuestas por Camila y Bernardita, volvemos a invocar: Que vuelvan los abrazos, Nos deben el 2020.
Que sea contagioso el fervor infinito de los cuerpos que bailan, de los cuerpos que sueñan.
El sábado 19 de diciembre a las 18 hs, nueva edición de “Bailar la vereda”, en Plaza del Congreso, Hipólito Yrigoyen y Solís.

Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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