Nota
La Ley y después: decenas de sindicatos se comprometieron a garantizar que la equidad en medios se cumpla
Decenas de sindicatos y el colectivo Periodistas Argentinas se reunieron en la Asociación Argentina de Actores y Actrices para celebrar la Ley de Equidad en Medios de Comunicación (sancionada hace 2 años y publicada el pasado 9 de junio) y comprometerse en el seguimiento de la norma para su efectiva implementación. Los testimonios sobre el trasfondo de la votación: el mail que envió Clarín a las senadoras y senadores. Por qué fue fundamental la organización intersindical de la Multisectorial por el Trabajo, la Ficción y la Industria Audiovisual Nacional. Las estrategias de seguimiento de la Ley a través de esos sindicatos y de las universidades: foros en el país, capacitaciones, presión social. El testimonio de las oradoras, entre ellas la de nuestra compañera Claudia Acuña, y la presencia de las protagonistas de una gesta colectiva. Y lo más importante: de qué trata la norma, que ahora se tiene que cumplir.


No fue casual que la fecha del encuentro fuera hoy, 28 de junio, Día Mundial del Orgullo. Convocado por la Multisectorial por el Trabajo, la Ficción y la Industria Audiovisual Nacional, que nuclea a decenas de sindicatos de todo el país, se realizó un acto de celebración de la Ley N° 27.635, conocida como Ley de Equidad en la Representación de los Géneros en los Servicios de Comunicación, durante el cual se planificaron las estrategias de seguimiento para el cumplimiento de la norma tal cual fue aprobada.
La ley tiene por objeto promover la equidad en la representación de los géneros desde una perspectiva de diversidad sexual en los servicios de comunicación, cualquiera sea la plataforma utilizada. A su vez, consagra un régimen obligatorio para los servicios de comunicación operados por prestadores de gestión estatal y un régimen de promoción para los servicios de comunicación operados por prestadores de gestión privada con y sin fines de lucro.
Eso fue lo que se festejó hoy. La convocatoria estuvo acompañada por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y el colectivo Periodistas Argentinas, uno de los principales impulsores de la norma en medios.
Entre quienes escucharon el panel de intervenciones estuvieron la ex senadora Norma Durango y el ex senador Alfredo Luenzo, quienes la presentaron en recinto; la diputada María Rosa Martínez; Rosario Lufrano, Presidenta de RTA (Radio Nacional y TV Pública); Jésica Tritten, Gerenta General de Contenidos Públicos; Cecilia Cross, Subsecretaria de Políticas de Inclusión en el Mundo Laboral del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; Liliana Mazure, ex presidenta del INCAA; Carmen Guarini, vicepresidenta de Directores Argentinos Cinematográficos; Verónica Fernández Méndez de Unión Global; Guillermo Tello, coordinador de la Multisectorial Audiovisual; Daniel Alvaredo y Daniel de Felippo de Sindicatos de Directores; Horacio Arreceygor, Secretario General de SATSAID; y decenas de sindicatos de medios, actores, directores y editores de todo el país.
Además, delegaciones de la Multisectorial de distintos puntos del país participaron de manera virtual.
Voces del encuentro
Nuestra compañera, la periodista y escritora Claudia Acuña, integrante y fundadora de Periodistas Argentinas, fue una de las primeras en tomar el micrófono. Recordó el proceso: el 8 de marzo de 2020 más de 500 periodistas firmaron una carta comprometiéndose a impulsar la Ley de Equidad así como el aborto legal. Ambas leyes salieron.
Acuña expresó que la Equidad está más cerca, pero no hay que perderle la mirada: recientemente fue reglamentada y actualmente se está trabajando en la implementación. “Está ley es la hija de la lágrima: hemos visto sufrir a muchas compañeras que han sido víctimas de un sistema de trabajo cruel. Está ley viene a saldar eso y a qué los espacios de trabajo sean dignos y nos de alegría ir a trabajar”.

La senadora Norma Durango, presente de manera virtual, tomó la palabra y expresó: “La equidad es esencial para la democracia. Cuando hablé en el Senado dije que no queremos más que los varones hablaran de nosotras: tenemos voz propia. Ahora hay que controlar que la ley se cumpla”. En ese sentido, la periodista Silvia Rato propuso que “los sindicatos seremos un órgano de contralor para que la ley se cumpla”. Acuña sumó el rol clave que tendrán las universidades en la difusión y seguimiento de la norma.
Carla Gaudensi, Secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y Secretaria adjunta de SiPreBA, explicó que “las articulaciones sindicales que se vienen dando son centrales para conquistar derechos” y convocó a que los “compañeros varones se apropien también de esta ley”.
Marianela Mel, Secretaria de Género del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (SATSAID), anunció que están trabajando en el armado de foros en todos el país para capacitar y llegar con la ley. “No hay quien nos frene a las mujeres sindicalistas: este es hoy uno de esos resultados. Está ley habla del delante y del detrás de cámara. La tele siempre nos mostró héroes y no heroínas. Y las necesitamos para que las infancias sepan que no solo los varones llevan capa. Cuando estén presentes todas las miradas, en cámara, en quien produce, en quien escribe, en quien dirige, ahí va a haber una democracia real que haga que las infancias se sientan abrazadas e incluidas para que puedan desarrollar sus sueños”.


Yamil Socolovsky, Secretaria de Género y Diversidad de la CTA, convocó a pensar la ley “como un camino de profundización de la democracia, y de la centralidad del mundo del trabajo en eso. Es clave poner en debate las formas de trabajo y de organización, y el rol central de los sindicatos”.
La diputada María Rosa Martínez, una de las últimas oradoras del encuentro, recordó cómo fue la votación, revelando un detalle inédito: “Recibimos todas un correo electrónico que decía que estábamos afectando la libertad de prensa porque estábamos hablando del incentivo de la pauta, firmado por representantes de Clarín. Muchos se levantaron por eso. Frente a la posibilidad de promover la igualdad de género, ellos pensaban en la pauta. Yo quiero valorar mucho a las compañeras que incentivaron a senadores pese a estos intentos de operaciones. Grracias a ese apoyo fue que puedo sacarse; la presencia de los sindicatos en el recinto fue fundamental”.

La historia
El 8 de marzo de 2020 Periodistas Argentinas convocó a la firma de una carta que exigía aborto legal ya y una ley de equidad en los puestos de trabajo. Un año antes la colectiva que nuclea periodistas de todo el país había realizado una encuesta autogestionada a 145 profesionales de medios de comunicación de distintas edades y ámbitos laborales para relevar la violencia y el machismo en estos espacios. Los resultados encendieron una alerta: más del 80% había sufrido maltratos y abuso de poder, otro 57% había sido acosada sexualmente, y 5 profesionales habían denunciado abuso sexual.
La carta completa decía:
«Nosotras, Periodistas Argentinas, reunimos nuestras firmas para expresar nuestro compromiso para lograr que nuestra profesión ofrezca condiciones de trabajo equitativas y libres de violencia.
Respetuosas de nuestras diferencias, sabemos que esa diversidad nos potencia y que es una tarea encontrar las cosas en común que nos unen y que, por escasas, nos enfocan.
La primera fue y es la lucha por el aborto legal.
Ahora, sumar nuestras fuerzas en la campaña por la equidad en los puestos de trabajo, tanto en pantallas, como en micrófonos y puestos de decisión, con igual salario a igual responsabilidad y en todas las áreas de la agenda periodística.
Nos une, además y fundamentalmente, la lucha contra la violencia en todas sus formas y la convicción de que es ahora el momento de erradicar estas prácticas para que quienes nos sucedan puedan ejercer este maravilloso oficio en condiciones democráticas y ajustadas a pleno derecho.
Cada una desde su lugar, con sus herramientas y de acuerdo a sus posibilidades hará lo que pueda y quiera para conseguir hacer realidad estos objetivos.
Que así sea.
Buenos Aires, 8 de marzo de 2020″.
Para junio de 2020 el proyecto de Ley de Equidad ya estaba en el Senado. Tras trabajo en comisiones donde se sumaron modificaciones, pocos meses después, en octubre de 2020, el Senado aprobó la media sanción de la Ley de Equidad en Medios de Comunicación por unanimidad inédita: 61 votos.
Fue nuevamente en el Día del/la Periodista (en 2021), cuando el colectivo Periodistas Argentinas se presentó ante la Cámara de Diputados de la Nación para reclamar la media sanción que faltaba. Dos días después se consiguió la media sanción que faltaba: fue la madrugada del 10 de junio de 2021, la Equidad en Medios de Comunicación se convirtió en ley con 134 votos afirmativos, 9 negativos y ninguna abstención.
La reglamentación llevó casi dos años. Fue publicada el 8 de junio de este año en el Boletín Oficial bajo el decreto 304/2023 con la firma del presidente Alberto Fernández; el Jefe de Gabinete, Agustin Rossi; y la Ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Argentina, Raquel Cecilia «Kelly» Kismer de Olmos. Así se avanzó hacia el segundo paso clave que sucedió apenas once horas después de estar publicada: se conformó una mesa de trabajo encargada de avanzar en su aplicación. En ese encuentro se asumió el compromiso de que en 90 días se generen foros en tres regiones del país (norte, centro y sur) donde se establezca la hoja de ruta de acción. Según lo acordado el proceso de consulta con organizaciones de la sociedad civil no se extenderá más allá del 31 de agosto y se hará mediante foros que contemplen distintos mecanismos de participación bajo tópicos de trabajo específicos: inclusión, formación, violencias, políticas públicas y futuro del trabajo. Sobre la base de las opiniones y reclamos escuchados se redactarán los puntos pendientes de la implementación.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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