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Adams Ledesma, periodista y delegado villero

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Adams Ledesma fue asesinado el 3 de setiembre en la Villa 31bis. Tenía 33 años y era uno de los responsables de la señal de tevé comunitaria Mundo Villa y delegado de la manzana en la que vivía desde hace décadas. «No fue un ataque callejero ni un afano. Fue el hecho más violento que sufrió esta villa en los últimos años» aseguran los vecinos. Las hipótesis que circulan por la villa son dos y ambas están relacionadas con el destino que Ledesma estaba dándole a su flamante canal de televisión.
Adams Ledesma, periodista y delegado villero
«Vamos a escrachar a los que vienen en 4 x4 a comprar droga al barrio», había anunciado a los periodistas que lo entrevistaron cuando inauguró la señal, hace apenas dos meses. «Ésa era su gran misión: luchar contra la droga en el barrio. Todos lo sabemos porque él lo dejaba en claro en cada conversación». Su lema: «Mi única línea divisoria es la droga», repetía para explicar con quién estaba dispuesto a dialogar y con quién no.
En un barrio en donde el gobierno macrista apostó a la división y al enfrentamiento, Ledesma era un puente entre los bandos enfrentados por el reparto siempre insuficiente de la ayuda social. «Acá el macrismo compró con prebendas al 75% del barrio, pero el cuarto que no cedió molesta un montón». La tensión actual está relacionada con el plan de urbanización en la que ese cuarto de vecinos está trabajando desde hace varios años y que, a fuerza de empeño, presión y esfuerzo consensuado, lograron que llegue a la Legislatura para su aprobación. Diluyeron así los planes de erradicación, pero también fueron testigos de un efecto inesperado: la zona se convirtió en el territorio donde se dirime uno de los dramas sociales de la actualidad: la falta de techo. En los últimos tiempos, la villa fue escenario de nuevas tomas que tensaron el clima entre los recién llegados y los que vecinos veteranos que temían que se pusiera en riesgo el plan de urbanización, para el cual se había censado a toda la población. «Hace unos días se quisieron tomar unas casas vecinas a la de Adams -señala un vecino-. Él intervino para evitarlo y dijo que iba a filmarlos si trataban de reincidir». Esa es la otra hipótesis que recorre el barrio.
A las dos teorías las sostienen una misma lógica homicida: ¿muerta la cámara se acabó la rabia?
El multimedio villero
Adams Ledesma, periodista y delegado villeroLedesma era parte del equipo que desde hace dos años edita el periódico Mundo Villero, dedicado a informar sobre la vida y los problemas del barrio. Con el impulso del debate por la Ley de Medios creció la idea de ampliar esa experiencia a la radio. En cuanto comenzó las averiguaciones para la instalación de la antena, se encontró con la posibilidad de que el proyecto se convirtiera en un canal de tevé. Se asoció en el proyecto con Victor Ramos (hijo del legendario Abelardo Ramos), un documentalista que durante el menemismo fue jefe de gabinete de la Secretaría de la Función Pública y que desde 2004 es consultor del BID. Guionista de tevé y fundador de la oenegé SOS Discriminación, Ramos dirigió la película  Las 21 Barracas que retrata la guerra de pandillas en la villa 21.
Esa mezcla -delegado villero, documentalista oenegero- posibilitó  que se formalizara el trámite para obtener la licencia del canal de tevé en un barrio en el que los operadores de cable trazan su propio aparheid: «La villa 31 y la 31 bis son las únicas de la ciudad que no tienen acceso a la TV por cable, porque todas las señales pasan por arriba de la autopista. Y la empresa no toma el pedido si decís que vivís acá, por miedo y prejuicio», explicó Ramos. Ledesma y los integrantes de SOS acudieron a la Justicia: «El juez Roberto Gallardo hizo lugar a nuestro pedido y solicitó en su fallo que ‘ante la situación de emergencia incomunicacional del barrio se legalice la distribuidora’. También contempló la propuesta que hicimos de la obtención de una señal propia», señalaron los responsables de la nueva señal: Canal 31.
Así nació Mundo Villa tevé.
A los vecinos les ofrecieron el servicio de cable a cambio de 70 pesos mensuales. «Como muchas de las cosas que suceden en esta villa, el proyecto tuvo más impacto afuera que adentro. Ledesma salió mucho en los medios y se convirtió en otra cosa: un delegado con cámara», explican sus vecinos.

La paradoja
Adams Ledesma, periodista y delegado villero«Nadie puede negar que Ledesma se rompía el lomo por el barrio», dicen incluso quienes se definen como sus enemigos en la interna barrial. No puede comprenderse en otro contexto por qué Ledesma respondió al llamado de un vecino, a las 4 de la mañana, para que se haga cargo de reparar la luz que había sido cortada. Era el delegado de su manzana y esa era su responsabilidad.
Poco después, dos vecinas que se dirigían a su trabajo lo encontraron tirado y con varias puñaladas. La ambulancia llegó como es habitual en la villa: horas después.
Ahora, cuando su familia y vecinos reclaman justicia, las múltiples actividades sociales que tejían la vida de Ledesma son interpretadas por muchos más como un problema que como una virtud.
Por un lado, sus vecinos resaltan el carácter profesional que él quiso imponerle a su canal. «Podés tener la verdad, pero para decirla acá también tenés que tener quién te cobije y para lograr ese respaldo es más importante tu compromiso social que tu trabajo periodístico» dice con sabia síntesis uno de los referentes del barrio. No es un reproche, sino una descripción cruda de la realidad. Desde esa perspectiva, Ledesma fue asesinado por pretender ser más periodista que delegado. «Y acá no podemos cambiar la realidad del barrio de arriba hacia abajo. Es un error que se paga muy caro». El vecino señala que incluso las movilizaciones por reclamo de justicia que se organizaron después del asesinato fueron motivadas por el reconocimiento a su trabajo social. «Pero en esta villa hay delegados muy jugados a los que nadie puede tocar», resalta para reforzar la idea. Ledesma merecía ser uno de ellos, pero eligió tomar distancia para ubicar a su medio en el medio, tal como suelen inculcarle a los periodistas para que se pongan en línea profesional.
Resulta una paradoja que la identidad profesional de Ledesma no sea ahora claramente reconocida por sus colegas. En especial, frente al panorama que abre la nueva legislación, que sembrará en territorios bien distintos a los acostumbrados a periodistas sociales que, como Ledesma, convierten su casa en redacción, su militancia en noticia y su vida en trinchera.
FOPEA, un foro de defensa de la libertad de expresión, emitió muy rápidamente un comunicado con el que le otorgó a Ledesma la identidad que hoy muchos le niegan. Incluso decidió formar una comisión investigadora para seguir el tema. La Asociación de Prensa boliviana -país en el que nació Ledesma- se dirigió al gobierno argentino para exigir que investiguen su caso. También el portal Diario sobre Diarios mostró su interés por encuadrar el caso como un ataque a la profesión. Sin embargo, la Comisión para la Libertad de Expresión del Senado solicitó pruebas que demuestren que el asesinato estaba vinculado al periodismo. No objetaron tal cosa cuando Joaquín Morales Solá clamó impunidad en los salones del Congreso, en los días en que se ventiló el tema de la complicidad de ciertos periodistas con la última dictadura. «No nos van a callar aunque haya un muerto» advirtió para victimizarse.
El caso Ledesma condensa todos los interrogantes que abre el cambio de paradigma que nos toca hoy interpretar.
¿Quiénes son los protagonistas de los ataques a la libertad de expresión?
¿Cómo defenderlos?
¿Qué representa el campo de batalla territorial para el periodismo social?
¿Cuáles son sus potencialidades y sus desafíos, pero también sus peligros y sus trampas?
Nadie nos prepara para responderlos.
Tampoco hay espacios para debatir la cuestión de fondo que sostiene todos estos interrogantes, la gran tarea: cómo construir la identidad del comunicador social.
No sólo desde dónde, sino con quién.
En eso nos obliga a pensar hoy Ledesma.
Y esa es hoy nuestra deuda.
Adams Ledesma, periodista y delegado villero
Adams Ledesma, periodista y delegado villero

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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