Nota
Alerta Jujuy: más de 40 detenciones en 1 día, en un Estado de terror y sin derechos

El 12 de junio se libró un pedido de detención hacia 20 personas en San Salvador, y a 22 en Humahuaca, finalmente ejecutadas ayer. Se trata de una “investigación penal preparatoria” que tiene origen el 20 de junio, día de la revuelta en la Legislatura local, firmada por el Juez de primera instancia Rodolfo Miguel Fernández, ejecutada por el fiscal Diego Funes y promovida por el gobernador Morales. Los imputados, en su mayoría, son referentes sociales y políticos que denunciaron cómo la policía se infiltró en aquella marcha para causar los desmanes que ahora les atribuyen a ellos. A la mayoría se la detuvo en violentos allanamientos por ser presuntos autores de los delitos de “atentado a la autoridad”, “resistencia a la autoridad”, “lesiones leves doblemente agravadas” a policías, “daños a bienes de uso público”, “estragos” y “entorpecimiento funcional del transporte terrestre”. De trasfondo, la cacería judicial promovida por el gobierno provincial “es la criminalización y la destrucción de cualquier organización: lo que quieren imponer es un estado de terror donde la gente deje de movilizarse y luchar por sus derechos”, dice a lavaca la compañera de uno de los detenidos. También fue detenido el abogado Alberto Nallar acusado de “sedición”. El atropello de esta semana se completó con la policía irrumpiendo en una universidad pública. Voces desde Jujuy, para comprender la magnitud del reclamo y la denuncia de una de las perseguidas: “Pedimos que el Estado nacional intervenga la provincia, no con pequeños gestos: tienen que saber que ya no hay Estado de derecho en Jujuy”.
Hablar con alguien que está en Jujuy es conocer cómo se oye la voz cuando la acecha el terror y la domina la desesperación. “Que intervenga el Estado nacional, no con pequeños gestos o con tweets de funcionarios: tienen que saber que ya no hay Estado de derecho en Jujuy”, reclama Miriam Morales, Secretaria de Género de CTAA, quien no duerme desde ayer cuando la policía entró a las 6 y media de la mañana a su casa para llevarse a su marido y realizar un allanamiento en su casa. “Se llevaron todos los celulares de la familia, hasta el de la novia de mi hijo”, cuenta.
Santiago Zamora, referente de la organización Corriente Clasista y Combativa (CCC) de Jujuy está detenido en el penal de Gorriti desde entonces, junto a una veintena de referentes de otros partidos y organizaciones sociales y políticas que han sido el foco de la persecución judicial de ayer en San Salvador y Humahuaca. “Lo pudimos ver, estaba bien, pero había otro compañero de las organizaciones originarias que se lo llevaron desnudo. Y en Humahuaca es otra la situación: ahí hay mucha más violencia, mucho más racismo”.
En el departamento de Humahuaca se libraron otras 22 órdenes de allanamiento y detención, totalizando más de 40 detenidos solo en el día de ayer, más de 100 desde que comenzó la cacería.
La caza de brujas
A la mayoría de los detenidos el día de ayer se les imputan los delitos de “atentado a la autoridad”, “resistencia a la autoridad”, “lesiones leves doblemente agravadas” a policías, “daños a bienes de uso público”, “estragos” y “entorpecimiento funcional del transporte terrestre”; los mismos que se les han imputado a las 60 personas que fueron detenidas el 20 de junio, día de la manifestación ante la Legislatura. Las detenciones están comandadas por el juez de Control en lo Penal y Delitos contra la Administración Pública, Rodolfo Fernández, y por el fiscal Diego Funes, según órdenes expresas del gobernador Morales. La mayoría tiene origen en aquella revuelta del 20.
La semana pasada, el jefe de policía local (el mismo que tras la represión aseguró sin pruebas que los disturbios habían sido causados por “gente de Buenos Aires”) hizo saber que se habían abierto 100 causas judiciales por los “incidentes” de aquel día. Una de esas causas involucra a Santiago Zamora.
Su compañera cuenta qué hizo Santiago ese día y qué pasó en verdad: “En esa movilización el gobierno organizó grupos de infiltrados que se pusieron a hacer distintos desmanes, entre ellos, aparte de intentar entrar a la Legislatura, a quemar autos que estaban puestos especialmente en ese lugar, autos sin dueño. Mi marido trató de impedir eso, todos vieron cómo estaban esos autos preparados para ser incendiados… Santiago es uno de los que sale auxiliando al hombre al que le pegan con un gas en la cabeza”, recuerda sobre la imagen que circuló y al que los manifestantes, a falta de ambulancias, trasladaron hasta el hospital más cercano, salvándole la vida.
Sigue: “Horas después a nosotros nos incendian el auto: es el único auto incendiado que tiene dueño. Estaba en una zona liberada de la policía. Hay registros fílmicos de como la policía estaba alrededor del auto… y es la zona donde detienen a un montón de personas, entre las que estaba este chico con autismo que había ido al supermercado”.
Desde entonces hasta ayer, día del allanamiento y detención, pasaron más cosas: “Ese mismo día 20 a la noche recibí dos llamadas intimidatorias. Y durante la semana los autos blancos, camionetas blancas sin patente estacionaban tanto en mi domicilio como mi trabajo en tres ocasiones”.
Con estas intimidaciones como marco, la caza de brujas finalmente se desató ayer. “Entraron al domicilio con la violencia que suele hacer la policía, 15, 20 efectivos. 6 y media de la mañana, estaban mis hijos, todos estábamos durmiendo. Entregaron preguntando si había dinero efectivo o joyas, y los dispositivos celulares. Se llevaron los celulares de todos, incluso de la novia de mi hijo, que ni vive acá. Duró como una hora y pico”.
Sobre la detención: “Lo primero que hicieron fue llevarlo detenido, no le terminaron ni de leer la causa”.
Miriam asegura que este es un caso más que grafica el estado de terror en el que vive la población, así como la persecución directa a los referentes sociales. “Santiago es un referente de la CCC, particularmente de los comedores, y como él han detenido ayer de muchas organizaciones. La causa de fondo es la criminalización y la destrucción de cualquier organización, con lo cual van por los referentes. Lo que quieren es imponer un estado de terror donde la gente deje de movilizarse y luchar por sus derechos, que no es otra cosa que salir de los salarios de hambre que tienen los estatales, y del saqueo del litio y los recursos naturales. En las tierras fiscales están haciendo un jugoso negocio el gobernador… y en la zona del litio están metidas las financieras más importantes del mundo, que son prestamistas del FMI, y tienen negocios arreglados”.
Además de referentes sociales, durante el día de ayer fue detenido el abogado Alberto Nallar, en las inmediaciones de su domicilio. Nallar era uno de los letrados que había presentado recursos contra la reforma. Según trascendió, fue acusado de “sedición”. El Colegio de Abogados y Procuradores de Jujuy está reclamando su libertad y exige que “se respete la dignidad, libertad e independencia de los y las profesionales del Derecho. Todo ello de conformidad con las normas constitucionales y convencionales”.
Ante estas detenciones, la reacción popular no tardó en llegar: sindicatos docentes y otros sectores estatales de Jujuy, agrupados en la Intergremial y la Multisectorial anunciaron un paro por 24 horas para exigir la libertad de las personas detenidas y realizaron una movilización en Salvador. Por la noche, se trasladaron al penal donde se encuentra detenido Santiago junto a una veintena de personas: “Ayer fue re importante, además de la marcha de la mañana bajo la lluvia, a la tarde hubo una concentración grande frente al penal, con música, cantos orquesta que están a full acompañando esta lucha: ha sido una característica el arte y la música como transformadora, tomando los ritmos y la cultura de Jujuy. Eso lo escuchan los compañeros adentro, les dan fuerzas, y es presión para que salgan”.
Hoy, nuevamente, los gremios docentes y las comunidades originarias se encuentran en las calles y en las rutas
Miriam reclama: “Pedimos que el Estado nacional intervenga la provincia, no con pequeños gestos: tienen que saber que ya no hay Estado de derecho en Jujuy”.
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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