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Emiliano Hueravilo: «El gobierno nacional se ha olvidado de Julio López»

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A 32 años del golpe militar, el primer nieto nacido en la ESMA que fue recuperado por sus abuelos denuncia que la causa que investiga la desaparición de Julio López, el principal testigo del juicio a Miguel Etchecolatz, está congelada. Militante de la agrupación H.I.J.O.S.- La Plata y miembro del espacio Memoria, Verdad y Justicia advierte que ésa debe ser la preocupación central de hoy de los organismos de derechos humanos. “El aparato represor del Estado –subraya Emiliano a lavaca– está intacto: 12 policías bonaerenses que participaron de la represión fueron recientemente ascendidos”.

Emiliano Hueravillo nació en 1977. Lugar: la ESMA, República Argentina. Luego fue dejado en la puerta de la Casa Cuna. Y se convirtió en el primero de los nietos nacidos en ese campo de concentración, recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo.
Sus compañeros de H.I.J.OS – La Plata lo bautizaron en algún momento como Pilón, por la. altura de los sandwiches que es capz de comer. Fuera de las bromas, Emiliano sigue siendo un referente al mantener una actitud crítica con respecto al acercamiento de muchos organismos de derechos humanos al actual gobierno.
A 32 años del golpe, Emiliano denuncia en esta conversación con lavaca que la causa que investiga la desaparición de Julio López, el principal testigo del juicio a Miguel Etchecolatz, está congelada. Como militante de H.I.J.O.S.- La Plata es miembro del espacio Memoria, Verdad y Justicia. Aquí repasa además temas relegados de la agenda de derechos humanos, como la miliarización de villas y barrios, el hostigamiento a los jóvenes pobres, las muertes en las comisarías.
¿Cuál cree que debe ser la agenda de los derechos humanos de hoy en la Argentina?
– Por un lado siguen matando a pibes en las comisarías. Se meten en los barrios humildes, les pegan a los jóvenes por el solo hecho de pertenecer a otra clase social, los llevan a la seccional y salen muertos. Eso es terrible. Nosotros, en La Plata, trabajamos para que eso no suceda más y trabajamos, también, por el caso de la desaparición de Jorge Julio López. A 18 meses de su secuestro no hay ninguna respuesta del gobierno nacional ni tampoco del provincial. Aparentemente el gobierno nacional se ha olvidado de Julio López. No hay que olvidarse que Julio fue uno de los querellantes del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz y, a la vez, uno de los testigos fundamentales para condenarlo a cadena perpetua. El aparato represivo del país sigue intacto, hace 18 meses que está siendo demostrado.
¿Puede pensarse que. además del gobierno, una buena parte de la sociedad naturalizó la desaparición de una persona en democracia?
– Nosotros, el pasado 18, invitamos a todos los sectores de la ciudad de La Plata – organismos de derechos humanos, estudiantes, gremios, organizaciones sociales- a participar de una jornada para exigir la aparición con vida de López. Un artista australiano utilizó 1.800 velas para dibujar el rostro de nuestro compañero frente a la sede donde se llevó a cabo el juicio contra Etchecolatz, en la Plaza Moreno. No fuimos nosotros quienes naturalizamos la desaparición de una persona en democracia. Ya el primer día salimos a cortar la calle, frente a Casa de Gobierno mientras el Estado y sus funcionarios decían que Julio estaba en la casa de una tía. Hubo una fuerte responsabilidad del Ejecutivo en todo esto.
La confesión del ministro
¿El gobierno no puede o no quiere saber qué pasó con López?
– Desde un primer momento nosotros dijimos que se trató de una desaparición forzada y que Etchecolatz, más allá de sus 77 años, aún conservaba poder dentro de la policía bonaerense. Cuando nos reunimos con León Arslanian, entonces Ministro de Seguridad de ese momento, le planteamos que el Estado tenía que dar una respuesta. Y él nos contestó que de los 60.000 hombres que tenía a su cargo, había unos 20.000 que no manejaba.
¿Y ustedes qué plantearon ante esa confesión?
– Le dijimos que renuncie, o que denuncie la situación abiertamente.
– ¿Y qué contestó?
-Se quedó callado. Nosotros, entonces, le llevamos una lista de 9.000 efectivos que aún estaban en la fuerza y habían formado parte del terrorismo de Estado. Ahora, con el nuevo gobierno, ascendieron a 33 policías, 12 ellos participaron de la represión. Cuando asumió pedimos una entrevista con el nuevo ministro –Carlos Stornelli- y nos la negó. Tuvimos una con el gobernador Daniel Scioli y lo denunciamos.
Los presos que saben todo
-¿Cuánta ascendencia cree que tienen estos efectivos sobre el resto de la fuerza?
– No hay que ser ilusos, estos tipos siguen teniendo gente en las fuerzas armadas y de seguridad. Sabían de los allanamientos en la prisión de Marcos Paz, donde está detenido Etchecolatz, dos días antes que se produjeran. Mantienen contactos dentro de la penitenciaría y de todo el aparato represivo. Responden por cuestiones ideológicas, no necesariamente formalmente, por una relación jerárquica. El caso Febres (el prefecto asesinado cuatro días antes de escuchar su condena por su participación en la represión de la ESMA) también demuestra que el aparato represivo sigue intacto. No sólo gozan de impunidad para secuestrar a un testigo, sino también para entrar donde un represor está detenido y darle veneno para que no diga lo que sabe. Si yo robo una gallina para darle de comer a mi hijo, me dan 30 años de prisión, mi mujer para visitarme tendrá que pasar por requisas humillantes, la harán desnudar y con suerte me podrá alcanzar un pedazo de torta. Estos represores que ahora son juzgados viven en cárceles VIP, dentro de bases militares, o sino ocurre como Alfredo Fanchiotti (el comisario condenado por matar a los piqueteros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki), que resulta que puede salir a comer asados.
¿Qué opina del avance de la causa judicial que investiga la desaparición de López?
– Para nosotros, el Poder Judicial también es responsable de la desaparición López. Hace 18 meses apareció un cuerpo que enseguida dijeron que se trataba de Julio. Rápidamente quedó descartado, pero aún hoy no se sabe quién era. Como organismo defensor de los derechos humanos, queremos saber quíen es. Se trata también de una persona. La causa está totalmente congelada desde el principio, cuando se peleaban la Cámara Federal y la Provincial para ver a quién le correspondía hacerse cargo. Para nosotros siempre correspondió a la jurisdicción Federal, porque se trata de una desaparición forzada. Resuelto ese tema, la investigación también quedó cajoneada. Nosotros le exigimos respuestas al gobierno, tiene que dar explicaciones. Es el que maneja a todas las fuerzas de seguridad que investigan en la causa: la Gendarmería, la Federal, la Side. Encima, el ministro que las tiene a su cargo (Aníbal Fernández) fue el que dijo que Julio había ido a tomar el té con su tía. Y todavía sigue en el gobierno.
Las cuentas de Cristina
¿Hubo algún cambio luego del traspaso presidencial?
– El gobierno es más discursivo que otra cosa. Tanto el anterior como éste. A muchos les conformó escuchar lo que estaban pidiendo desde hace mucho tiempo. Pero no hay acción concreta: no le otorga a la justicia el presupuesto necesario para meter a todos los represores presos. Algunos juicios se desarrollaron en la Capital, en La Plata, ahora uno en Corrientes, pero la represión se vivió en todo el país. Y no sólo los militares participaron del terrorismo de estado: el plan económico que instaló la dictadura militar sirvió a muchos empresarios que hoy están en lugares poderosos, hubo muchos cómplices civiles. Ahora resulta que la presidenta Cristina Fernández dice que en cuatro años se terminarán todos los juicios a los represores: hay más de 500 centros clandestinos y decena de represores en cada uno de ellos. Entonces, no da la cuenta. Por eso queremos que cada centro clandestino sea una causa, y aún así no alcanzan cuatro años. No queremos que los únicos condenados sean Etchecolatz, Von Wernich y Simón.
– ¿Qué significa para usted, que nació en la ESMA, que los organismos defensores de los derechos humanos hayan tomado posesión del lugar?
– La Escuela Mecánica de la Armada es un centro clandestino de detención, uno de los mas grandes, pasaron mas de cinco mil detenidos. Para mí ese lugar, donde nacieron muchísimos chicos, tiene que ser un ejemplo para que las nuevas generaciones puedan conocer qué pasó en aquellos años. Tiene que servir, también, para condenar a los genocidas. En 2004 Kirchner anunció la entrega del predio a los organismos, nosotros estuvimos en ese acto y planteamos un montón de cosas. Está bien que el Estado pida disculpas, pero también tiene que demostrar voluntar política para avanzar. Hoy esa voluntad no está clara.
Ser o no ser (funcionario)
Otros hijos de desaparecidos accedieron en las últimas elecciones a una banca legislativa, ¿es una reivindicación para su generación?
– Además de hijos de desaparecidos, somos personas, partes de organizaciones, trabajadores, estudiantes, militantes. Yo, personalmente, sigo peleando por juicio y castigo y creo que si soy querellante, no puedo ser funcionario del Estado.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
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Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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