CABA
Festival por Luciano Arruga: tiempos de organización y lucha
Miles de personas asistieron durante todo el sábado a la Jornada Cultural por los Derechos Humanos a siete años del secuestro, desaparición y muerte de Luciano Arruga en La Matanza. Murgas, charlas, ferias y bandas colorearon un nuevo aniversario de uno de los encuentros políticos culturales y sociales más significativos del Oeste del Gran Buenos Aires.
Miles de personas asistieron durante todo el sábado a la Jornada Cultural por los Derechos Humanos a siete años del secuestro, desaparición y muerte de Luciano Arruga en La Matanza. Murgas, charlas, ferias y bandas colorearon un nuevo aniversario de uno de los encuentros políticos culturales y sociales más significativos del Oeste del Gran Buenos Aires.
A Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, la rodean diez chiquitines y chiquitinas del barrio Fátima; la abrazan, le sacan fotos, despliegan una bandera y la entrevistan. La miran y la escuchan. Más allá hay otros niños y niñas jugando a la pelota y cientos de personas sentadas tomando mate u oyendo alguna de las charlas de la Jornada Cultural por los Derechos Humanos, a siete años de la desaparición y muerte de Luciano Arruga.
Su hermana, Vanesa Orieta, no para de reír.
Y dice:
-Tienen que crear siempre los espacios que puedan. Porque ustedes tienen la posibilidad de generar un cambio en el lugar donde viven, acompañados de muchos otros que tenemos que estar ahí dando la batalla.
Los chicos la miraban y asentían.
Antes, mientras esperaban hablar con ella, escucharon que Vanesa decía a algunos periodistas:
-Si nosotros permitimos que las violaciones a los derechos humanos avancen y el número de desaparecidos aumente, lo que estamos poniendo en riesgo es la democracia. La gente vive mal en los barrios, y además tiene que sufrir las diferentes formas de violencia que se derivan de invisibilizarlo. Cuando permitimos que se avancen con medidas de control en los barrios humildes estamos avalando la represión, la discriminación, la crimininalización y estamos, en cierta forma, acompañando un proceso que ha generado la muerte de más de 4000 pibes por gatillo fácil y más de 200 desapariciones forzadas. Creo que podemos tomar conciencia. Y creo que tenemos el poder como sociedad para empezar a generar algún tipo de presión para tomar medidas serias.
Después, justo después de terminar estas palabras, los chiquitines la rodean y la abrazan.
Vanesa Orieta se ríe y la sonrisa le crece más y más.
Siete años
Felix Guattari -filósofo francés- lo llama estribillo.
Es reconocerse en un ritmo colectivo, sintonizar en un fraseo que se escapa, se hace línea de fuga, para convertirse en un ritmo propio, inédito, en un movimiento con propio peso y significado.
Como una canción donde siempre se encuentran puntos de identificación.
En este caso, de territorialización.
Porque la plaza 12 de Octubre no es cualquier sitio. Aquí Luciano vivió y rió y lloró.
En este barrio Luciano, con 16 años, se negó a robar para la Policía Bonaerense.
En este barrio Luciano fue detenido ilegalmente y transportado ilegalmente en un patrullero hasta un destacamento que no podía retener personas, mucho menos un niño, a tan solo unas cuadras de su casa. Allí estuvo privado ilegítimamente de su libertad desde las 11 hasta las 19 horas del 22 de septiembre de 2008, según dictaminó el Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de La Matanza que en mayo del año pasado condenó a 10 años de prisión a Julio Diego Torales, el oficial principal a cargo de la dependencia policial que convalidó esa detención arbitraria, por torturas físicas y psicológicas.
La última vez que lo vieron con vida fue en ese mismo destacamento, un día como hoy hace siete años.
Cinco años y ocho meses después la lucha de su familia -hábeas corpus mediante- logró encontrarlo. Se enfrentaron cara a cara con la ingeniería social de la impunidad: Luciano “cruzó” a las 3.21 de la madrugada del 31 de enero con ropa que no era de él por un lugar inaccesible de la General Paz “desesperado, como si estuviera escapando de algo”, fue atropellado, murió en el Hospital Santojanni -donde su familia fue a preguntar si había ingresado un joven y le respondieron que no-, lo derivaron al Cuerpo Médico Forense y fue enterrado como NN en la Chacarita. El circuito revela cuál fue la trama de encubrimiento de uno de los crímenes institucionales más resonantes de nuestra democracia. Las prendas nunca aparecieron, y un testigo declaró ante el Juzgado Federal de Morón (donde tramita la causa por “desaparición forzada”) que vio desde la autopista una camioneta doble cabina de la Bonaerense con las luces bajas sobre la colectora de la General Paz. Frente al virus informativo propagado por las corporaciones mediáticas, la familia se vio obligada a librar otra batalla perversa, sintetizada en un grito conciso: “No fue un accidente”.
En el medio, y a lo largo de todos estos años, una fiscal que derivó la investigación en la propia Bonaerense denunciada (Roxana Castelli), otra fiscal que pidió “pinchar” los teléfonos de la propia familia (Celia Cejas) y un juez que lo convalidó (Gustavo Banco, quien dio una entrevista a MU https://www.lavaca.org/mu/mu-82-ni-derechos-ni-humanos/).
Sobre estos tres funcionarios matanceros pesa hace más de un año un pedido de jury político.
La familia espera.
Y así llegamos hasta hoy.
“No revueltos: juntos”
Nora Cortiñas agarra el micrófono y la tarde se sienta a escucharla.
-Estamos entre familia -dice la Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, con el pañuelo blanco cubriendo su cabeza, al lado de la Madre Mirta Baravalle-. Son días especiales: nos viene bien estar juntos.Tenemos que seguir luchando. Las Madres estamos llegando a los 40 años y estos últimos días hemos escuchado voces que quieren desvalorizar la lucha, como si la cantidad de víctimas del terrorismo de Estado tuvieran una cifra para marcar lo que sufrimos. Es humillante. Este Gobierno está demostrando que quiere que volvamos atrás. Nos impulsa a seguir trabajando.
La aplauden. Nora sigue:
-Este camino va a ser cada día más difícil. No importa, tenemos que reconfortarnos: todos los que fueron torturados, desaparecidos y arrojados al mar están esperando que salgamos. Hay que luchar, pero no revueltos: agarrados de la mano. Hay mucho para hacer.
La tarde se puso de pie para ovacionarla.
Y en uno de sus últimos suspiros congeló una potencia: Nora Cortinas y Mirta Baravalle con las manos entrelazadas y puños en alto, gritando al unísono:
-¡30 mil compañeros detenidos desaparecidos: presentes! ¡Ahora y siempre!
Plantarse al dolor
El buffet fue un éxito: 30 pesos por una hamburguesa o choripán con gaseosa. Al mediodía la promoción estalló en una fila que no dejó un segundo tranquilo a las jóvenes que recibían el dinero y cortaban el pan ni a los que mantenían vivo el fuego de las brasas. Alrededor las organizaciones sociales y políticas habían desplegado sus banderas y montado stands con libros y revistas. Con paso apresurado pero siempre con una sonrisa iban y venían los Familiares y Amigos de Luciano Arruga, que desde hace meses han planificado este festival, que arrancó con un desfile de murgas por la plaza y la instalación de la transmisión de la Red Nacional de Medios Alternativos.
En cada árbol, una bandera que recuerda: “A Luciano lo mató la policía. Lo desapareció el Estado. Lo encontramos luchando”.
Mientras, comienza un panel con familiares víctimas de desaparición forzada y gatillo fácil.
Allí habla Mirta Ponce, mamá de Alejandro Ponce: “A mi hijo lo mató la policía. Le tiraron cascotes, piedras. Lo tiraron al río Paraná como a un perro, porque no sé cómo matarían a una persona”. También habla Luciana Escobar, hermana de Gerardo Escobar: “Hace cinco meses que estoy en la lucha. Mi hermano fue a bailar y no apareció más. Lo busqué 8 días. Apareció flotando en el Paraná. Esto fue desaparición forzada. Lo torturaron con picana eléctrica. Tenía 23 años”.
Los casos se repiten en sus protagonistas: pibes pobres de un lado y fuerzas policiales del otro.
Nombran: Daniel Solano, Franco Casco, Atahualpa Martínez Vinaya, Cristian Farías.
La lista sigue: todos jóvenes de barrios pobres.
Los lugares cambian: Río Negro, Santa Fe, Santiago del Estero, Catamarca, Córdoba.
“La problemática es a nivel nacional”, denuncian cada uno de los familiares y cada testimonio refuerza la sistematicidad de esta práctica represiva. Viviana Alegre, mamá de Facundo Rivera Alegre: “La importancia de reunirnos acá es para mantenernos todos juntos, así podemos hacer más fuerza para encontrarlos”.
Cada testimonio refuerza la idea de la organización para obtener justicia.
Como Angélica Urquiza, mamá de Jonathan Kiki Lezcano: “Mi hijo tenía muchas ganas de vivir: le cortaron las alas a los 17 años. Yo voy a ser su voz. En el dolor me planto y me levanto. Hoy somos madres de esperanza y de fe. Queremos y vamos por la justicia. Nos organizamos”. Kiki fue asesinado junto a Ezequiel Blanco por Daniel Santiago Veyga, un policía federal que, según declaró, “accionó en legítima defensa” cuando quisieron robarle el auto. Veyga estará sentado en el banquillo de los acusados en febrero cuando comience el juicio por el que la familia luchó.
“Reformular la pelea”
Un nene con la remera de la asamblea del No a la Mina de Esquel y la inscripción El agua vale más que el oro juega sobre el pasto con muñecos de Dragon Ball Z, autitos y dinosaurios. Habla con una nena que lleva puesta una remera negra con la cara de Luciano. Entre juegos, música y teatro camina Pablo Pimentel, referente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, la organización que acompañó a la familia Arruga desde el comienzo de su lucha.
Pimentel entiende que la Jornada Cultural se ubica en un nuevo escenario político, donde -entre otras cosas- el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires habilitó a la Policía Metropolitana a pedir documentos por averiguación de antecedentes. La práctica, sin embargo, se repitió y extendió por todo el país: las policías locales exigen DNI por las calles del conurbano mientras en Chubut el jefe de la policía provincial, Ricardo Hughes, declaró en una radio local que detendrán a jóvenes por usar capucha para “ver qué cara tiene y qué anda haciendo”. ¿Esto es novedad? No: ya sucedía en diversos distritos del país.
Pero Pimentel entiende que hay un nuevo consenso que busca ser instalado.
“Este Gobierno está tirando por la borda un avance que, con las diferencias que pudimos tener con el kirchnerismo, se había logrado instalar en derechos humanos. Ojo: Luciano desapareció durante el kirchnerismo y Atahualpa, también, pero había una decisión política de terminar con esas prácticas. Después, claro, había que romper un montón de estructuras. Pero ahora parece que es al revés: la decisión política viene de arriba y eso habilitó políticamente a este tipo de gestos. Es preocupante: ministros hablando sobre los 30 mil desaparecidos y las cifras. Eso es provocación”.
Pimentel advierte un recrudecimiento. “Lo peor es que hay una porción de la ciudadanía que está de acuerdo, y eso es lo preocupante. ¿Y las víctimas quiénes son? Los pobres. ¿Y dentro de los pobres? Los pibes, que son perseguidos por usar gorrita y ropa de gimnasia. Todos jóvenes”.
¿Cuál es la respuesta? “Hay que estar más organizados que nunca. Nos vamos a tener que fortalecer como grupo, cada uno en su interior. Y también tenemos que reformular la pelea, porque es distinta. Hace un mes y medio era una cosa. Hoy es otra. Hay que ver cómo se encara porque vienen por todo. Y, además, con actitud de venganza, que es lo que preocupa”.
Esa mujer
Anotación: para las carreras de comunicación social no sería tema de tesis una jornada así.
No sería tema la reactivación de la dimensión física de la comunicación social
La expresión colectiva de miles de cuerpos en sintonía sobre el espacio público.
La sensibilidad, aquello que en esta jornada no se dijo con palabras.
Así se desarmoniza la comunicación, cae en un precipicio, en una patología.
Se vuelve egocéntrica, cínica, vacía.
Se burocratiza.
De todo eso se encarga de barrer Mónica Alegre, mamá de Luciano, con palabras que queman:
-Estoy muy nerviosa -dice, pero no se nota-. Quiero agradecer a todas las personas que pusieron el pecho, a todas las familias que vinieron de todos lados. Quiero agradecer a mi querida villa 12 de Octubre. Me da fuerza para seguir luchando contra toda esta mierda que es la injusticia, que es la policía. Digamos de una vez por todas: “¡Basta, no queremos ni un pibe menos, ni una piba menos!”. Por este camino tenemos que seguir. Así: por este camino. Y a no bajar los brazos. A todas las madres que vinieron hoy con todos esos ovarios les digo gracias. A las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, porque esta bandera que llevo es un homenaje a los 30 mil que nos marcaron el camino. Hay algunos que somos malos alumnos y no nos acordamos que perdieron la vida para que nosotros tengamos esta democracia a medias, pero que vamos a defender con uñas y dientes.
Cada palabra llega con una fuerza mayor. Los aplausos y la noche la envuelven.
-A vos, Luciano, a vos te debo todo: me enseñaste a estar acá parada. Te debo todo esto, toda esta gente. ¡Gracias! Me voy y me despido con estas palabras, que a partir de hoy serán mi bandera de lucha y donde vaya las diré: soy Mónica Raquel Alegre, soy de la villa 12 de Octubre y tuve un hijo negro villero que no robó para la policía.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
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