Nota
Minería contra la comunidad: Choya, Andalgalá, sitiado por la policía provincial para que avance el proyecto MARA

Dos nuevas detenciones de asambleístas se suman a una serie de hechos de violencia policial -solo durante este mes- contra vecinas y vecinos que resisten el proyecto MARA en Andalgalá, comandado por la canadiense Yamana Gold, la suiza Glencore Internacional y la estadounidense Newmont Corporation. En diálogo con lavaca integrantes de la histórica asamblea El Algarrobo que mantienen un acampe en la cuenca del río Choya denuncian: «Ya hicieron trabajos que causaron la destrucción de la cuenca del río. No podemos permitir un proyecto megaminero a la vera de un río de donde tomamos agua». Describen a la vez un «estado de sitio» en la zona donde «la policía y las patotas de la empresa pro minera están enfrentados con la gente de las asambleas”. Del anuncio del gobierno sobre la «Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad», a la (falta de) respeto del agua, la biodiversidad, la naturaleza y la participación de las comunidades que defienden la vida y el futuro.
Por Francisco Pandolfi
2 de mayo de 2022. El ministro de Producción Matías Kulfas lanza con bombos y platillos la Mesa Nacional sobre Minería Abierta a la Comunidad. A su lado, varios funcionarios del gabinete. De frente, lo escucha atentamente el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, también del Frente de Todos. El video institucional con el que comienza la presentación emite sus primeras palabras: “La minería genera más de 80 mil puestos de trabajo en el país, promueve el desarrollo de las comunidades locales, genera encadenamientos productivos y es fundamental para el crecimiento de la Argentina. Necesitamos desarrollarla. Queremos hacerla con el consenso de todas y de todos”.
2 de junio de 2022. A un mes del lanzamiento, el pueblo catamarqueño de Andalgalá, bastión de la lucha antiminera, sigue sin ser escuchado. Y sigue siendo perseguido, como desde aquel octubre de 1997 cuando se inauguró la megaminería en Argentina con la explotación del yacimiento Bajo La Alumbrera. Luego de haber sufrido en las últimas semanas la represión policial, anteayer encarcelaron a dos activistas de la asamblea El Algarrobo. ¿El motivo? La resistencia a la implantación del nuevo proyecto minero MARA (Minera Agua Rica-Alumbrera). ¿Dónde? En el distrito de Choya, departamento de Andalgalá, ahora mismo sitiado por la policía provincial.

¿DESARROLLO? ¿SUSTENTABLE?
El proyecto MARA, que busca producir cobre, oro, plata y molibdeno en pleno cerro Aconquija, está comandado por tres empresas: la canadiense Yamana Gold, la suiza Glencore Internacional y la estadounidense Newmont Corporation. También son tres las normas jurídicas que debieran imposibilitar su realización: la Ley General del Ambiente, la prohibición de la explotación minera a cielo abierto que rige para la cuenca del Río Andalgalá y la Ley Nacional de Glaciares. “Sin embargo, vino la pandemia y en medio del aislamiento autorizaron la exploración avanzada en el Cerro Aconquija, que afecta también a la cuenca del río Choya. Ahí piensan hacer una escombrera, donde volcarán la explotación que realicen en la montaña, o sea, la cobertura vegetal y lo que ellos llaman la roca estéril, que para nosotros es nuestra biodiversidad”, dice a lavaca Sergio Martínez, uno de los antiguos vecinos de la asamblea El Algarrobo.
Rosa Farías tiene 59 años e integra la asamblea desde su creación en 2010. “Aprovecharon la pandemia y llevaron las máquinas perforadoras al cerro. Ya hicieron trabajos que causaron la destrucción de la cuenca del río. No podemos permitir un proyecto megaminero a la vera de un río de donde tomamos agua. Porque no lo hacemos de una red subterránea, nuestra agua viene de la montaña, del valle”. El gobierno de Catamarca desde hace tres años declara la emergencia hídrica, en una provincia donde el 28% de sus pueblos no tiene acceso total al agua potable, mientras La Alumbrera consume 100 millones de litros diarios de agua.
Expresa Sergio: “A la autorización para la exploración se le sumó la construcción de caminos, pozos de explotación y todos los residuos los tiraron al lecho del río. Esto alteró la composición química del agua, que se llenó de bacterias porque hasta la materia fecal tiraban ahí. Empezamos a notar que muchos chicos tenían problemas gastrointestinales. Entonces un grupo de vecinos de Choya subió a las montañas para ver qué estaba pasando y ahí se dieron cuenta cómo estaban destruyendo todo”.

ESTADO DE SITIO
El proyecto minero está avalado por el gobierno provincial y también por el gobierno nacional. Ante la soledad absoluta, la comunidad decidió llevar adelante la acción directa e impedir el paso de los camiones que llevaban combustible a la zona de exploración. “Hace 55 días que en Choya, donde no hay conectividad digital, se está acampando arriba de la montaña para impedir que se siga destruyendo la montaña. No estamos exigiendo nada más que se cumpla la ley”, cuenta Sergio, 59 años e instructor judicial.
Puntualiza en la represión estatal: “En estos 55 días ya hubo tres hechos de violencia policial y actualmente hay presencia permanente de la policía, intimidando a quienes se manifiestan. Estamos viviendo prácticamente en un estado de sitio, donde están suspendidas las garantías constitucionales, en un estado de guerra permanente entre el poder político, económico, junto a la policía y las patotas de la empresa pro minera, enfrentados con la gente de las asambleas”.
Agrega Rosa: “Vivimos en una tensa espera, una incertidumbre marcada que no se tolera en el espíritu, esperando cuándo será el próximo hecho represivo. Cada 15 días estamos viviendo una situación de violencia. La policía no permite el libre tránsito de vecinos hacia el cerro, y aunque denunciamos a las autoridades políticas y judiciales, nadie se hace cargo. Mientras, los presos y el dolor son nuestros”.
El martes, el fiscal Martín Camps ordenó la detención de Aldo Flores y Enzo Brizuela, de El Algarrobo, “por desobediencia judicial y supuestas amenazas, ante las falsas denuncias de gente relacionada con la empresa minera”, afirman desde la asamblea. Flores, jubilado de 73 años, sufrió una descomposición cardíaca en la declaración indagatoria y se encuentra internado en un hospital de San Fernando del Valle. Brizuela, arrestado en la comisaría departamental por su parte, comenzó una huelga de hambre seca para denunciar la persecución. “Son causas armadas, que nunca llegan a nada porque no hay ninguna prueba en su contra”, sentencia Rosa.
“Tenemos dos compañeros detenidos porque acá, todo aquel que se opone a la megaminería es amenazado. Reina un gobierno autoritario, que en determinadas situaciones lo comparamos con una dictadura porque impone el pensamiento único, no escucha a los pueblos y está incrementando la represión”, exclama Sergio, que necesita seguir vomitando rabia: “La dictadura minera empezó en 2006 cuando nos reprimieron por primera vez. Lo mismo en 2010, 2011, 2012, por no permitir el ingreso de las maquinarias. Por ese entonces, un juez dictó una medida cautelar en la que exhortaba a pararse la actividad minera hasta que Andalgalá recuperara la paz social. Pero de 2010 hasta hoy nunca se restableció la paz social; los hechos de violencia se suceden uno tras otro, y tanto el gobierno provincial como la empresa no paran de violar nuestros derechos humanos”.
Y sigue la bronca: “El pueblo está muy enojado y no hay respuesta de ningún organismo gubernamental para poner un freno a la situación: más de 100 personas judicializadas, detenciones, torturas. El Estado de derecho dejó de funcionar”.
LA LUCHA NO PARA
El próximo sábado el pueblo de Andalgalá –20 mil habitantes, a 240 kilómetros de la capital catamarqueña– volverá a caminar, a marchar, a denunciar, como lo hace ininterrumpidamente desde hace 12 años. Será la caminata número 643. “Desde el 2010 venimos reclamando por nuestra vida, nuestra agua, nuestra tierra, nuestros bienes comunes. Como cada sábado, el siguiente explotará de gente gritando a los cuatro vientos que no queremos más esta locura, que incluye balas, gases y represión”, detalla Sergio.
Cierra Rosa, con sus cuatro nietos que la escuchan a su alrededor: “Aunque haya cansancio, agotamiento mental y espiritual, hay que continuar despertando la conciencia colectiva, custodiando las calles, los caminos, haciendo bulla, porque lo primordial es seguir cuidando el agua y de acá no nos vamos a mover”.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

Revista MuHace 3 semanasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 4 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 4 semanasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

Derechos HumanosHace 4 semanasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

#NiUnaMásHace 4 semanasTransfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo




























