Nota
#MiráCómoNosPonemos: la denuncia de Thelma Fardin a Juan Darthés, el comunicado de Actrices Argentinas y el contexto del caso
El colectivo Actrices Argentinas visibilizó mediante una conferencia de prensa la violación que sufrió Thelma Fardin por parte de Juan Darthes en el año 2009, cuando filmaban juntos una serie en Nicaragua. Thelma tenía entonces 16 años y él, 45. «Gracias a que alguien habló, yo hoy puedo hablar», dice la joven actriz en un video en el que relata la violación. Se refiere, entre otras, al testimonio de Calu Rivero, quien también había señalado a Darthés por acoso. «Y cuando lo dije me encontré rodeada de personas que estaban dispuestas a acompañarme, a cuidarme, y sobre todo a darme mucho amor”, ciera Fardin, en referencia a las decenas de actrices que la rodearon hoy y emitieron un comunicado en el que aseguran: «El tiempo de impunidad para los abusadores debe terminar». El comunicado completo de Actrices Argentinas, el testimonio y video de Thelma Fardin y el contexto de la denuncia: «Esto no es un escrache. Es una concientización y hemos hecho todas las cuestiones burocráticas que teníamos que hacer para llegar a esta conferencia y poner en viva voz a la sociedad lo que sucede. Estamos juntas y decimos basta».
“Durante 9 años lo anulé para seguir adelante. Hasta que hace algunos meses escuché a otra chica acusar a la misma persona. Y eso fue un cachetazo para mí.
En el año 2009 estaba de gira con un programa infantil muy exitoso. Tenía 16 anos. Era una nena. El único actor adulto que viajo con nosotros tenía 45 años.
Una noche comenzó a besarme el cuello y yo le dije que no. Me agarró la mano, me hizo que lo tocara y me dijo “mirá como me ponés”, haciéndome sentir su erección. Yo seguía diciendo que no. Me tiró en la cama, me corrió el shorcito y empezó a practicarme sexo oral. Yo seguía diciendo que no. Me metió los dedos. Yo seguía diciendo que no. Le dije “tus hijos tienen mi edad”. No le importó. Se subió encima mío y me penetró. En ese momento alguien tocó la puerta y yo pude salir de esa habitación.
Gracias a que alguien habló, yo hoy puedo hablar. Y cuando lo dije me encontré rodeada de personas que estaban dispuestas a acompañarme, a cuidarme, y sobre todo a darme mucho amor”.
El comunicado que leyó el colectivo Actrices Argentinas
«Llamamos a esta conferencia de prensa para acompañar la denuncia penal radicada en Nicaragua en la Unidad Especializada de Delitos contra la Violencia de Género del Ministerio Público realizada por nuestra compañera Thelma Fardín contra Juan Darthés. Venimos trabajando, teniendo regularmente asambleas en las que reflexionamos sobre temas relacionados a nuestro oficio. Estas asambleas han dado un marco de contención para que podamos hablar y decir lo que nos pasa. Por eso estamos hoy acá.
Como ya sabemos, el movimiento de mujeres y otras diversidades sexuales se propone desterrar el régimen de violencia e impunidad sostenido tanto desde el Estado como desde cada espacio donde se juegan relaciones de poder. Están presentes en nuestros trabajos y lugares de formación.
El precio que nos ha sido impuesto a la hora de desarrollarnos profesionalmente ha sido el de callar y someternos. Según una encuesta reciente de SAGAI el 66 por ciento de las intérpretes afirmó haber sido víctima de algún tipo de acoso y/o abuso sexual en el ejercicio de la profesión. Se parece más a una norma que a una excepción, ¿no? Porque, ¿A quién vamos a denunciar? ¿Al jefe de casting? ¿Al dueño de la productora? ¿Al director de la obra o película? ¿Al maestro de teatro?

El colectivo Actrices Argentinas leyendo el comunicado en el Multiteatro.
Foto: Joaquín Salguero
Es sabido que este es un fenómeno que ha sacudido internacionalmente a la industria del espectáculo y funcional a ella. Hoy decimos Basta: escúchennos.
El tiempo de impunidad para los abusadores debe terminar.
Las actrices somos ignoradas al denunciar y exponer los abusos. Se duda sistemáticamente de nuestras voces, de nuestros testimonios. En nuestro ámbito laboral se nos aísla frente a vivencias traumáticas que están naturalizadas, que llevan a veces años identificar y poner en palabras. Mientras tanto, el abusador habla, actúa y trabaja con total impunidad y pretende hacer a la victima responsable de su propio abuso.
Los abusadores tienen el privilegio de utilizar el sistema de justicia para disciplinarnos. Buscan callarnos iniciando contra quienes se atreven a romper el silencio causa por daños y perjuicios o denuncias penales, mientras las victimas sufren las prescripciones, dilaciones, malos tratos y descreimiento por parte del aparato judicial. Thelma pudo radicar la denuncia penal en la justicia pero otras compañeras que narraron haber sido violentadas por el mismo sujeto no pudieron avanzar judicialmente. Animarse a hacer una denuncia es un acto arriesgado cuando el poder judicial nos pone en el banquillo de las acusadas preguntando cómo nos vestimos, qué tipo de vida llevamos o si provocamos los ataques.
Le pedimos a la prensa responsabilidad en el seguimiento de este tema y de otros similares».

Thelma Fardin después de responder algunas preguntas y pedirle a la prensa que «esté a la altura» de la situación.
Foto: Joaquín Salguero
El contexto
Previo a la conferencia la actriz Melania Buero, una de las integrantes del colectivo Actrices Argentinas, habló con lavaca sobre cómo se llegó a rodear la visibilización del caso de Thelma: «Nuestro colectivo (Actrices Argentinas) surge al calor de la lucha por el aborto legal. En relación a eso nos organizamos sistemáticamente en asambleas donde nos escuchamos y empezamos a debatir. Ahí empezó a surgir el problema del machismo en nuestra profesión. Empezamos a conocer problemas que nos unían como mujeres actrices».
Es en esa genealogía que las actrices se inscriben y no, como dicen algunos medios, en relación a los casos de denuncias de actrices norteamericanas contra hombres de la industria: «Nunca nos inscribimos como Me too. Si tenemos que inscribimos con algo es con el movimiento feminista argentino. Hemos acompañado a la campaña del aborto en todo este proyecto de lucha y hemos caminado como nunca habíamos hecho».
El grupo de actrices fue pionero en la firma colectiva del proyecto de legalización del aborto. Primero veinticuatro actrices se juntaron en Mu en marzo de este año para firmar una carta pidiendo #AbortoLegalYa. Desde entonces realizó numerosas acciones públicas y reuniones con diputados, senadores y personas de influencia para pedir por la ley. Hoy la colectiva está conformada por más de 400 actrices de todo el país. Dice Buero: «Si hay algo que entendimos fue que organizadas y usando nuestra voz no para el mercado sino para nuestros propios derechos tenemos muchísima fuerza. Tenemos un puente con la sociedad y eso nos da una posibilidad. Estamos desarrollando nuestra voz política. En todo este proceso participamos y apoyamos causas que nos parecen justas. Ahora estamos empezando a debatir qué es lo que pasa en nuestro ambiente de trabajo, un ambiente bastante áspero para las mujeres. Nosotras al no tener contratos reales, largos, las relaciones personales tienen gran relevancia. Por lo tanto se juegan diferentes relaciones de poder: denunciar a alguien significa no tener más trabajo. Hemos encontrado en este colectivo una fuerza que nos acompaña para poder decir “basta”».
Sobre el caso puntual de Thelma, Melania Buero cuenta cómo lo trabajaron: «El caso lo venimos trabajando hace meses. Consideramos que al tener una posibilidad tenemos una gran responsabilidad: nuestra voz es escuchada. Esa popularidad la ponemos al servicio de la lucha. Trabajamos con mucha precisión. Esto no es un escrache. Es una concientización y hemos hecho todas las cuestiones burocráticas que teníamos que hacer para llegar a esta conferencia y poner en viva voz a la sociedad lo que sucede. No pretendemos escrachar a alguien, hemos transitado todas las instancias con mucha entereza, no se filtró por ningún lado. Sabemos que tenemos una responsabilidad como sector privilegiado salir a decir esto. Repito: no es para escrachar a nadie. Decimos basta. Estamos juntas y decimos basta. Seguramente esto será un destape de olla y vendrá algo mucho más grande».
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar: