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No podrán

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La tormenta se detuvo justo antes, se frenó en la puerta vidriada del Parque de la Memoria, sobre la Avenida Rafael Obligado. Decidió no sobrevolarnos más en ese lugar, junto al río.    

La tormenta venía acompañando las horas previas y el camino de las que llegamos sin que importara mojarnos, convocadas por MU, vestidas íntegramente de negro, empujadas por un viento que agitaba los árboles y los fantasmas, y empujadas también por dos convicciones convertidas en pañuelos:

En los blancos, se lee Nunca Más. En los verdes, Aborto Legal. 

Fue este domingo.

Un día después del aniversario de la Noche de los lápices, 1976, cuando la dictadura secuestró a 10 adolescentes que reclamaban boleto estudiantil.

Y un día antes de recordar el momento en que desapareció por segunda vez Jorge Julio López, en 2006, plena democracia, después de su testimonio clave para un juicio emblemático por las violaciones a los derechos humanos en el mismo territorio bonaerense.  

En el Parque de la Memoria se armaron dos largas filas de mujeres, y en silencio emprendimos la marcha. Aquí la memoria tiene forma de lista: nombre, apellido y edad; la dictadura, el genocidio, se miden con los pies en este lugar. Con los ojos que recorren los muros, los nombres.

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

Por eso caminamos, mientras los nombres y edades se funden en la piedra: 

22, 15, 21, 19, 49, 29, 27, 18 años.

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

Las listas llenan esos murales convertidos en monumento. Los bordeamos, transitando un zig-zag firme, sin pausas, hasta que llegamos al río.

Allí las mujeres pronunciaron y escucharon No podrán, el poema de la cantautora Susy Shock. El agua permite ver un horizonte. El poema también.

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

Esa poesía completa, que además es canción, y que las mujeres recitamos con los pañuelos blancos y los verdes, dice:

No podrán los inviernos del olvido 

Ni los cuerdos disfrazados de hechiceros 

No podrán pájaros de mal agüero 

Ni los chismes de las viejas cuida muertos 

No podrán generales ni enemigos 

Ni los cuentos heredados y pequeños 

No podrán, aunque escupan nuestros pasos 

Ni aunque llenen de vidrios los canteros 

No podrán, no podrán, no podrán… 

No podrá la censura de derecha 

Ni la mirada prejuiciosa de los posmos 

Ni las transas, ni las tasas de interés 

Ni monedas acuñadas con martirio 

No podrán los que vomitan experiencia 

Ni los que invocan a cada rato un genocidio 

No podrán, no podrán, no podrán… 

No podrán olvidadizos, proxenetas, corrompidos 

niños bien, ni la crisis, ni la bronca, ni la lluvia, ni pandemias 

ni el Fondo, ni ninguna indiferencia 

No podrán fracasados ni amarguetes 

Ni el silencio de un dolor enmascarado 

Ni delirios ni corazas ni serpientes ni burgueses 

Ni el ocaso de un sol enamorado 

No podrán, no podrán, no podrán… 

¡No!

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

Las mujeres acompañamos cada estribillo repitiendo tres veces cada vez: No podrán.

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

Termina la lectura del poema. volvemos caminando en dos filas, con los pañuelos blancos y los verdes en alto, hasta acomodarnos una al lado de la otra, frente a uno de los largos murales. Armando una cadena con los puños gritamos tres veces: 

Nunca más, 

Nunca más, 

Nunca más, 

Junto a los nombres de las personas desaparecidas.

Espantando a las tormentas en el Parque de la Memoria.

Por eso seguimos y seguiremos caminando. 

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

No podrán

Fotos: Lina Etchesuri/lavaca

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De la idea al audio: taller de creación de podcast 

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Todos los jueves de agosto, presencial o virtual. Más info e inscripción en [email protected]

Taller: ¡Autogestioná tu Podcast!

De la idea al audio: taller de creación de podcast 

Aprendé a crear y producir tu podcast desde cero, con herramientas concretas para llevar adelante tu proyecto de manera independiente.

¿Cómo hacer sonar una idea? Desde el concepto al formato, desde la idea al sonido. Vamos a recorrer todo el proceso: planificación, producción, grabación, edición, distribución y promoción.

Vas a poder evaluar el potencial de tu proyecto, desarrollar tu historia o propuesta, pensar el orden narrativo, trabajar la realización sonora y la gestión de contenidos en plataformas. Te compartiremos recursos y claves para que puedas diseñar tu propio podcast.

¿A quién está dirigido?

A personas que comunican, enseñan o impulsan proyectos desde el formato podcast. Tanto para quienes quieren empezar como para quienes buscan profesionalizar su práctica.

Contenidos:

  • El lenguaje sonoro, sus recursos narrativos y el universo del podcast. De la idea a la forma: cómo pensar contenido y formato en conjunto. Etapas y roles en la producción.
  • Producción periodística, guionado y realización sonora. Estrategias de publicación y difusión.
  • Herramientas prácticas para la creación radiofónica y sonora.

Modalidad: presencial y online por Zoom
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
No se requiere experiencia previa.

Docente:

Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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