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Santiago Lancry: un barra brava en la puerta de la Legislatura

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En los últimos seis meses, fue dos veces procesado por asociación ilícita. Sin embargo, siguió en su puesto de encargado de la seguridad de la puerta de Perú 160. Ahora, está a punto de ser protagonista de un capítulo del libro de relata la vida de otro amigo de La Doce: Enrique Nosiglia. En tanto, la jueza Ramond dedica su tiempo a ampliar la indagatoria de los 16 detenidos. Entre ellos, seis vendedores ambulantes, dos integrantes de AMMAR, un afiliado al Sindicato de Actores, un motoquero que llevaba cuatro días en ese empleo luego de dos años sin trabajo, un anticuario de San Telmo y un hombre que acababa de comprar aspirinas en un local de Farmacity.

¿Quién es Santiago Lancry? se preguntaron muchos por primera vez esta semana. Lancry es El Gitano, uno de los jefes de la barra brava de Boca, el hombre dos veces procesado por el juez Bergés (en una causa, como organizador de una asociación ilícita; en otra por asociación ilícita y coacción) y el responsable de la seguridad de la puerta de Perú 160 de Legislatura porteña. Allí, justamente, fue el epicentro del ataque del viernes 16 de julio. Y allí, también, se preguntaron muchos esta semana por primera vez quién era el responsable de mantenerlo en su puesto.

Diferente, en cambio, fue el destino del otro jefe de La Doce, Rafael Di Zeo, luego la investigación del juez Bergés. Di Zeo fue despedido a principios de este año de su puesto en la Dirección de Alumbrado Público de la municipalidad porteña. Desde entonces, no es más el titular del legajo 33.928 ni el destinatario de un salario de 770 pesos.

Pero las diferencias que cuentan entre estos dos empleados por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires son otras.

Lancry ya ha sido protagonista de un capítulo de El Palacio de la Corrupción y en breve sumará otro más en el libro que los periodistas Darío Gallo y Gonzalo

Alvarez Guerrero están escribiendo sobre otro personaje relacionado con La Doce: Enrique Coty Nosiglia.

Di Zeo, en cambio, prefiere otros géneros periodísticos. La BBC de Londres lo siguió durante una semana para registrar su perfil en un documental sobre las barras bravas del mundo. También, eligió un reportaje realizado por el diario deportivo Olé, para transmitirle un mensaje al responsable de la seguridad de los eventos futbolísticos, el ex árbitro Javier Castrilli. Di Zeo simplemente dijo:

-Si quiere terminar con la violencia en el fútbol, que hable conmigo.

Protagonizó, además, un blooper policial, cuando los noticieros captaron las imágenes del exacto momento en donde le avisaban por celular que el juez Bergés había ordenado su detención. Estaba en la tribuna de Boca y se esfumó, literalmente, en un estadio con custodia reforzada por centenares de uniformados.

Otra diferencia: ese día Lancry tuvo menos suerte. Una empleada del juzgado lo pescó en plena faena, cuando estaba «controlando» el ingreso al estadio de la gente que portaba las entradas mellizas que él había vendido horas antes. También hay imágenes de Lancry ese día. Son de las cámaras de seguridad, que ningún custodia vio, pero que el juez logró adosar al sumario como prueba.

Ya el ex comisario bonaerense Edgardo Mastrandrea había acusado a Mauricio Macri de entregar talonarios de entradas «para financiar y mantener a la barra brava de Boca». Aseguró que Lancry «se instala antes de los partidos en un bar de la calle Perú hasta que se agotan los talonarios». Le llevaba, como mucho, dos o tres horas vender las 200 entradas.

Otra diferencia: Di Zeo no es precisamente el jefe barra brava que uno tiene en la cabeza. Con modales de CEO, «El Rafa» organiza el negocio y concentra la recaudación. Lancry, en cambio, se dedica a la logística. Recluta y reparte. Por ese rol, el juez Bergés le otorgó la figura de «organizador de la asociación ilícita», cuando lo procesó por primera vez.

Una más: Di Zeo es esbelto; Lancry mide dos metros y pesa casi 120 kilos.

Los dos hombres se disputaron la cabeza de La Doce cuando en 1997 sus entonces cabecillas fueron condenados por el asesinato de los hinchas de River, Walter Vallejos y Ángel Delgado. El mítico José Barrita, El Abuelo, terminó en Devoto y el duelo por la sucesión fue entre dos facciones: Los Patrulleros, liderados por Di Zeo, y Los Poronga, seguidores de Lancry. No hay metáforas en La Doce.

En un primer momento, Lancry ganó la pulseada, respaldado desde la cárcel por el propio José Barrita y, fundamentalmente, por sus contactos políticos. Otra diferencia: Lancry es radical. Di Zeo, escéptico. «Los políticos no tienen amigos», sintetizó en una entrevista.

Pero con la llegada de otros negocios, la figura de Di Zeo creció, fundamentalmente, en contactos y finanzas. Así llegaron a esa convivencia que el juez Bergés encontró ilegal y que se armó, como siempre, con la ayuda de terceros. La comisaría 24, en general, y el recientemente cesanteado comisario Cayetano Grecco, en particular, tienen mucho para explicar al respecto. También Mauricio Macri, a quien el juez Bergés estaba a punto de llamar a declarar cuando perdió el expediente a manos de la Cámara que aceptó un pedido de la defensa de Di Zeo, a principios de junio de este año.

La suma de estos factores es la que pudo haber provocado el estallido en la puerta de Perú 160, el viernes 16.

En tanto, el Tribunales, la jueza Silvia Ramond dedicó la mañana del miércoles a ampliar la indagatoria a los 16 detenidos ese día. Entre ellos, seis vendedores ambulantes, dos integrantes de AMMAR, un afiliado al Sindicato de Actores, un motoquero que llevaba cuatro días en ese empleo luego de dos años sin trabajo, un anticuario de San Telmo y un hombre que acababa de comprar aspirinas en un local de Farmacity. Todos detenidos después de los incidentes, por policía de civil, lejos del lugar de los hechos.

En Tribunales aseguran que ni los videos ni las fotos revisadas por la jueza muestran alguna relación entre los hechos que se investigan y los detenidos. Que solo los propios policías que las ejecutaron, lo que justificaron las detenciones declarando que eran personas parecidas o llevaban algo que los relacionaba con los protagonistas de los incidentes.

La jueza solicitó una prueba más, antes de expedirse sobre la situación de los detenidos. Remitió a la Legislatura un pedido de los videos de seguridad que registran la actividad de la puerta de Perú 160. La que custodia Lancry.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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