CABA
Teorías y realidades, de Suecia a Argentina: cifras, críticas y lo que está en juego
Las cuentas que no cierran, con datos oficiales y comparando otras causales de muerte en Argentina. Las matemáticas que no se muestran: aborto clandestino, pobreza, responsabilidad y control social. La teoría sueca del amor, y las lecciones que nos deja ese país que tiene una estrategia para enfrentar la pandemia única en el mundo. Las críticas por derecha e izquierda. Y la lista de cosas que no queremos más: todo esto y más en otro intercambio de cartas de Estocolmo y Buenos Aires entre Claudia Acuña y América Vera Zavala.

Buenos Aires, Argentina, 20 de abril de 2020
Querida América:
Hoy se cumple un mes del aislamiento obligatorio y según informa el Ministerio de Salud de la Nación el saldo es de 136 muertes y 2.941 infectados. Uno sólo de los muertos tenía menos de 30 años; el resto eran mayores de 83, edad promedio de los fallecidos; todos padecían patologías previas, según el informe oficial. No sé cómo analizar estas cifras. No tengo la capacitación para hacerlo ni la sabiduría para analizarlas.
Busco en la web datos que puedan contextualizarlas y me desoriento aún más. En el portal del ministerio de Salud de la Nación encuentro la siguiente información: “El último Informe de Estadísticas Vitales, publicado por la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS) de la cartera de Salud, reportó que en 2018 murieron 31.916 personas por neumonía e influenza, de las cuales 13.246 fueron mayores de 85 años, lo que representa el 41,05% de los fallecimientos y constituye la segunda causa de muerte en esa franja etaria”.
Saco cuentas: si divido esa cifra por los 365 días del año, el promedio es de 87 muertes por día. Y en un mes, 2610. ¿Estamos entonces por debajo de esa cifra o, como aseguran las autoridades, el aislamiento evitó muchas muertes? Si así fuera, ¿se trata de una medida excepcional para alertarnos sobre cómo nos enferma este sistema?
Encuentro otro dato más aterrador: en 2013 la cantidad de mujeres infectadas por abortos clandestinos que tuvieron que ser internadas en hospitales públicos sumó 49.000. “Se hospitalizaron 135 mujeres por día. De ellas, dos de cada diez tenían 19 años o menos y tres de cada diez tenían entre 20 a 24 años”. Vuelvo a sacar cuentas: según estas cifras, el aborto clandestino infectó al mes a 4020 mujeres, mil más que las personas infectadas por el coronavirus.
Sé que no corresponde hablar de números y usar las matemáticas para analizar muertes e infecciones, pero es lo que hacen las autoridades sanitarias todos los días, dos veces –una a la mañana y otra a la tarde- para informar sobre la pandemia. En cambio nunca informó cotidianamente sobre las mujeres infectadas por abortos clandestinos ni tampoco ahora lo hace sobre las asesinadas durante la cuarentena, que ya acumula 25 femicidios.
Ninguna sociedad resiste conocer estos datos todos los días sin traumatizarse y eso es lo que más me preocupa de este encierro: las consecuencias de estos sesgos informativos. Noto, por ejemplo, que para justificar la obligación del aislamiento se está remarcando el “peligro” de contagio y una consecuencia inesperada es la criminalización de los infectados y del personal de salud que trabaja con las personas enfermas: vecinos instando a abandonar el edificio donde viven médicos y enfermeras, por ejemplo. Hay algo en el discurso sanitario oficial que no encuentra el matiz entre la prevención y el estímulo de conductas fascistas que se descargan siempre sobre las más débiles. El delicado equilibrio entre la responsabilidad social y el control social es lo que está en juego y no es una cosa menor, sino central para nuestro futuro.
En tanto, durante la cuarentena se desmontaron 6.565 hectáreas de bosque nativo. Ese es otro de los datos que ninguna autoridad informa y que es vital para detener el deterioro que provocó esta pandemia.
Simplificar la complejidad es peligroso por muchos motivos, pero principalmente porque reduce las conclusiones y con ese estrechamiento, también las opciones de futuro.
Tampoco es fácil informar sobre esa complejidad, porque necesitaríamos tener un acceso a fuentes de datos diversas, específicas y expertas en diferentes disciplinas, algo que hoy los que ejercemos el periodismo ya no sabemos hacer.
Nos queda lo que siempre es claro, transparente y todavía accesible para nuestro oficio: la calle. Y allí fui a ayer a buscar la información que nos falta.
Buenos Aires está bendecida por un otoño maravilloso y castigada por una cruel desigualdad. En las calles están aquellos que no pueden quedarse en casa porque no tienen casa. Hay que decirlo así, redundante, para que se entienda lo que representa emitir un decreto que obliga a permanecer en el hogar a toda la ciudadanía, pero no te contempla. Y aunque las autoridades municipales obligan a a usar un barbijo, no provee ninguno a estas familias, hombres, mujeres, adolescentes. Así, sobreviviendo en el desierto que son hoy las veredas porteñas, hacen sus ranchadas sobre colchones sin sábanas. En la avenida Corrientes, por ejemplo, vi una escena que ni sé cómo clasificarla: los más pobres de esta ciudad durmiendo en la puerta de los teatros cerrados mientras en la vereda de enfrente una fila de viajeros repatriados de Miami hacía fila en el lobby de un hotel cinco estrellas para cumplir ahí la cuarentena, con los gastos pagos por el gobierno porteño.
Todavía estoy conmovida por lo que me contás del entierro del niño que murió de cáncer y abrazo desde acá a Ernesto con el dolor que me hace brotar sus lágrimas. Es también otra escena inclasificable, por tremenda pero también por lo que representa para nosotras: el límite, lo insoportable.
Me proponés que haga una lista de cosas que no queremos más y pongo a la cabeza de ese listado estas dos: ni la cruel desigualdad ni la desolación que nos provoca no poder abrazarnos cuando más lo necesitamos.
¿Es mucho pedir?
No creo.
Creo, sí, que es mucho trabajo. Que implica que tengamos muy claro ese objetivo y que no lo perdamos de vista cada día y que, si para no olvidarlo hiciera falta, proclamarnos a nosotras mismas ministras de Salud para darnos así un parte diario que nos informe sobre las cifras de estas dos injusticias sociales, que son las que las importantes, definitorias, las que nos deben dar fuerza para seguir adelante.
La noticia es esa: habrá adelante. Siempre lo hay.
Y cómo será ese camino dependerá mucho de que estemos dispuestas a crecer hasta alcanzar la medida que necesita esta batalla: enormes.
Te abrazo,
Claudia
Estocolmo, Suecia, 26 de abril 2020
Querida Claudia:
Pienso que hay mucha gente en el mundo que está en sus casas tratando de sacar cuentas y entender estadísticas que son muy difíciles de comprender. Pienso que la pregunta puede ser qué hay detrás de todo y por qué en este caso paramos todo cuando en tantos otros casos no hicimos nada. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? Y acá hay como dos grupos opuestos. En un extremo tienes a esos norteamericanos -que seguramente viste en los noticieros-, que salen con armas, furiosos, protestando contra la cuarentena, y que reciben el apoyo moral del Presidente Loco, Trump. En el otro extremo estamos gente como tú y yo, que durante años reclamamos políticas para parar muerte, parar femicidios, parar muertes por pobreza, parar muertes por tratar de entrar en Europa como refugiados, para muertes por fumigaciones o por el sucio aire de las emisiones de carbono. Y nada se paraba, solamente se aumentaba las políticas que llevaban a muerte. Yo tampoco entiendo por qué ahora, pero profundamente espero que algo bueno salgo de esto, que el mundo post-corona sea algo mejor. Vamos a ver. Va depender de nosotros, pero está quedando claro que el tiempo post-corona no está cerca.
Ayer mi editora me contó que se pospone la salida de mi libro que estaba planificada para agosto. Un libro en el que pasé años trabajando, un libro que durante un año he estado segura que iba salir en agosto, después de mis vacaciones de verano. Ahora no sé ni lo que pasar con mis vacaciones ni con el libro. Seguramente sea lo mejor…
Probablemente todos (por lo menos, todos aquellos que no somos epidemiólogos) pensamos que esto iba pasar rápido. Dos semanas, creímos al principio; después “bueno, será hasta e linicio del verano (junio-agosto)” , y ahora notamos cómo las cosas que se iban a concretar en el otoño (septiembre- noviembre) se están cancelando. El volver está lejos.
¿Cómo es la situación en Suecia ahora?
La Agencia de Salud Publica cada día a las 14 horas da una conferencia de prensa, casi siempre a cargo del epidemiólogo del Estado, Anders Tegnell, siempre acompañado con tres otras personas, también expertas. El gobierno da sus conferencias de prensa sólo cuando lo necesita. Los últimos días la preocupación es que las muertes ni aumentan ni disminuyen. Estamos como en una meseta.
Las cifras en Suecia al 24 de abril son estas:
· 2152 personas han muerto, 939 mujeres, 1213 hombres.
· 16 755 han pasado un test positivo de coronavirus.
· 1217 personas han necesitado ser internadas en terapia intensiva.
Las recomendaciones que existen son las siguientes: no viajar al extranjero, no viajar dentro de Suecia; la población de Estocolmo debe de trabajar en casa y no utilizar transporte público. Mayores de 70 no deben salir a la calle ni ver a otra gente, y el resto, cuando salimos a la calle debemos mantener un metro y medio de distancia con cualquier otra persona.
En las conferencias de la Agencia de Salud, pero también por todos lados -escuelas, buses, periódicos- estas cosas se repiten una y otra vez para que quede muy claro:
1. Todas estas medidas son para que gente no se contagie tan rápido,
2. Como es un virus que todavía no tiene vacuna probablemente toda la población va ser contagiada. O sea, la idea no es que nunca tengas el virus: lo puedes tener ahora sin saberlo. La idea es que no todos estemos contagiados al mismo tiempo porque entonces el sistema sanitario público no va poder responder bien.
3. Las mayores precauciones tomadas en Suecia son para proteger a la población anciana, una de las mayores de Europa, una de las grandes diferencias con otros continentes donde la población es más joven.
Existe una película del director Erik Gandini que se llama The Swedish Theory of Love que es un documental muy bueno. Es como una mirada de la doctrina sueca sobre cómo convivir. Existen explicaciones en ese documental que puede ayudar a comprender por qué en este país no estamos en cuarantena obligatoria. Por ejemplo, la palabra “recomendación” cuando es dicha por la Agencia de Salud Pública debe de ser interpretada como una regla. Ademas en nuestro país normalmente la gente mantiene cierta distancia de los otros, y mucha vive sola.
Existe un debate en Suecia, obviamente. Hay críticas a las medidas del gobierno, que en cuanto a la salud son determinadas por la Agencia de Salud Pública. De un lado, está la crítica porque las medidas son demasiado extremas y la economía está siendo muy estropeada. Crítica de derecha, digamos. Del otro lado, hay gente que dice que la verdadera razón por la cual las medidas no son más duras es porque el gobierno neoliberal quiere sacrificar a su población más vieja, por la economía. Crítica de derecha e izquierda. Existe, además, gente que quiere que entremos en cuarentena obligatoria. Pero la gran mayoría de los suecos tiene mucha confianza en las autoridades sanitarias y el gobierno. Por la primera vez en muchos años el Partido Socialdemócrata crece en sondeos y el partido de extrema derecha y racista también por primera vez en muchos años casi no tiene visibilidad en el debate público.
Hay gente muriendo en Suecia, eso es real, pero las cifras son muy menores a la de otros países europeos o las de Estados Unidos. ¿Qué significa esto? No que Suecia está bien y los otros mal, porque esto no se trata de una competición, pero quizá permite pensar que, por ejemplo, cerrar las escuelas no tiene mucho impacto en el número de muertos, pero sí en que los niños pueden sufrir por falta de comida, alegría y contención que les da la escuela. Otra conclusión que puede sacarse de la experiencia sueca: tener un salud pública fuerte es lo que hace en esto momentos la diferencia.
El gran problema que tenemos por delante es el verano. Hace unos dias atrás disfrutamos de un par de dias calientes de primavera: 20 grados. Los suecos se ponen locos cuando sale el sol y hace calor. No es difícil de comprender: si durante ocho meses no lo tuviste, lo necesitas mucho. Bueno: con 20 grados la gente sale a los parques, se saca la ropa, se echa al sol, se sienta en las veredas a tomar cerveza con un amigo. ¿Cómo vamos a parar ahora esa tremenda ganas de adorar el sol?
Besos, abrazos, y fuerza.
America
PD) Resumo nuestras listas:
Claudia:
1. La cruel desigualdad
2. No poder abrazarnos cuando más lo necesitamos.
América:
1. Que los niveles de contaminación no suban en las ciudades.
2. Que los llamados influencers y youtubers dejen de ganar salarios enormes por no hacer nada
3. Que los salarios y las condiciones de trabajo de las enfermeras y otra gente que trabaja en hospitales mejore, esta vez y para siempre.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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