Nota
Según un correo parte de los “Monsanto Papers”, la filial argentina de Monsanto también sabía que el Roundup no es seguro
Cómo impacta el fallo que condenó a Monsanto en Estados Unidos en nuestro país y en el mundo. Por qué el SENASA debe tomar nota y actuar en consecuencia. Los correos que revelan que la empresa oculta información sobre la toxicidad de sus productos.
Por Anabel Pomar para www.monsantopapers.lavaca.org
El fallo condenatorio del pasado 10 de agosto, en el caso Dewayne Johnson v. Monsanto Company, marca un duro revés para la compañía ahora propiedad de Bayer. Es un antecedente judicial sin precedentes que alerta sobre la peligrosidad del Roundup arrojando luz – apoyada en sólidos documentos probatorios- sobre el modo en que esa empresa ocultó información e influyó sobre agencias regulatorias para mantener su producto en el mercado.
En Argentina es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) -, dependiente de la cartera de Agroindustria- quien autoriza estos productos químicos, basado en los estudios de seguridad de las propias empresas que los producen. Distintas investigaciones demuestran que esas agencias de regulación actúan en connivencia con las empresas y no cumplen su rol de proteger la salud pública. Después del fallo de EEUU, ¿es válido seguir manteniendo la etiqueta de “inocuidad” con la que se comercializa el RoundUp en nuestro país?
Argentina ostenta el triste récord de usar 350millones de litros por año de esa sustancia, que ya está presente en alimentos, ríos y hasta en el agua de lluvia. T
En el texto del veredicto del reciente juicio, Monsanto fue hallado culpable de actuar de manera premeditada o abusiva en ocultar el riesgo en el diseño de dos de sus herbicidas a base de Glifosato. “El Roundup Pro® o Ranger Pro® suponían posibles riesgos que se conocían o podían saberse a la luz del conocimiento científico generalmente aceptado en la comunidad científica al momento de su producción, distribución o venta”, afirmó el jurado sosteniendo su veredicto en las pruebas presentadas por la defensa y respaldada en los documentos internos de la propia Monsanto.
Muchas de esas pruebas forman parte de lo que se conoce como Monsanto Papers: miles y miles de documentos conseguidos por la ONG USRTK, a través de pedidos de información pública y por abogados de distintos casos contra el Roundup en los más de 4000 litigios que esperan su turno en corte. Documentos que lavaca.org pone a disposición desde un sitio en especial monsantopapers.lavaca.org por el derecho a la información.

“No se puede decir que Roundup no sea carcinógeno”, escribió la toxicóloga de Monsanto, Donna Farmer en un email el 22/11/2003. “No hemos hecho las pruebas necesarias en la formulación para hacer esa declaración”, concluye.
Monsanto Argentina asegura en su página “que el glifosato, cuando es utilizado de manera correcta, no presenta riesgos para la salud humana, vida silvestre o medio ambiente”. Tras el fallo, además de adelantar que apelarían la decisión del jurado, volvieron a asegurar mediáticamente que sus productos son seguros.
El glifosato fue clasificado en 2015 por la IARC (Agencia Internacional de Cáncer de la OMS) como genotóxico, cancerígeno en animales y probablemente cancerígeno en humanos. Como está documentado en los monsanto papers, la EPA deberá explicar la relación con la empresa, sospechas de influir en negociaciones de la EFSA (si bien la agencia regulatoria europea lo desmintió en un comunicado ) y en otras agencias como la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, ASTDR, una agencia federal de salud pública del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, para evitar que ese nuevo status de peligrosidad cancerígena avanzara en otros lugares.
Brent Wisner, el abogado que representa a muchas de las víctimas del cáncer que están demandando a Monsanto, dijo que los documentos ofrecen pruebas contundentes de vínculos inapropiados entre la EPA y la compañía química en esfuerzos por evitar nuevas revisiones de seguridad tras la re categorización de la IARC. “Creo que es muy claro que los funcionarios de la EPA y los empleados de Monsanto trabajaron juntos para lograr el objetivo de detener un análisis en la ATSDR”, dijo Wisner. La ASTDR planeaba actualizar una revisión de seguridad del glifosato que se intuía estaría en línea con la decisión de la IARC. El estudio “fue cajoneado” tras conversaciones de empleados de Monsanto y el empleado de la EPA, Jess Rowland, quien ofreció abiertamente en un mail, en abril de 2015, su disposición para frenar la revisión de la ATSDR. Rowland, que se jubiló en 2016, fue el subdirector de división dentro de la división de efectos de salud de la Oficina de Programas de Pesticidas (OPP) de la EPA. La sospechosa e íntima relación entre Rowland y Monsanto ha provocado una investigación de la Oficina del Inspector General de la EPA en EE.UU.
Documentos internos de esa agencia muestran que la EPA en marzo y abril de 2016 estaba “luchando” internamente para lograr reunir datos sobre los ingredientes que Monsanto ha utilizado comúnmente para formular sus productos herbicidas. A pesar de que Monsanto ha estado vendiendo herbicidas Roundup por más de 40 años, los documentos internos de la agencia indican que la EPA tenía información, suelta, parcial y desordenada sobre esas formulaciones.
La necesidad de revisar con qué papeles y en qué certificaciones se basa el permiso de ingreso a nuestro país es imperiosa. El fallo y las revelaciones de los Monsanto Papers muestran que cuando Monsanto asegura que sus productos están autorizados desde hace 40 años por no poseer peligro, oculta información. Los propios investigadores de la empresa admiten en correos internos que no hicieron los estudios suficiente para hacer esa afirmación.
Las estrategias de Monsanto para defender al Roundup se han revelado en correos electrónicos internos, presentaciones y memos. Peor aún, estos documentos sugieren que la compañía ni siquiera pareciera saber si Roundup es inofensivo para la salud de las personas. “No se puede decir que Roundup no sea carcinógeno”, escribió la toxicóloga de Monsanto, Donna Farmer en uno de los correos electrónicos. “No hemos hecho las pruebas necesarias en la formulación para hacer esa declaración”. El correo electrónico, enviado el 22 de noviembre de 2003, es una de las pruebas utilizadas en el caso de Dewayne Johnson.
Esa misma afirmación, que no había suficientes estudios para decir que el Roundup no es cancerígeno, fue leída por varios empleados de Monsanto Argentina, hace ocho años, el 14 de diciembre de 2010. El intercambio de correos, – en algunos de los cuales participa o está en copia, el Presidente de Monsanto Argentina, Juan Farinati-, finaliza admitiendo la falta de estudios. En esa copia final figuran como destinatarios por la filial Argentina, Martín Lasarte y Diego Kavanas, entre otras personas vinculadas a la compañía.
Con el ASUNTO: Re: Response Need – Re: Glyphosate Questions (Argentina); FW: publicaciones CASAFE, el último mail responde, entre otras, a estas preguntas: “Porque las fórmulas de Roundup no son cancerígenas? Cualés son sus metabolitos más relevantes y que estudios demuestran no lo son (cancerígenos)?

El mail responde, entre otras preguntas de Casafe y Monsanto Argentina: “¿Por qué las fórmulas de Roundup no son cancerígenas? ¿Cualés son sus metabolitos más relevantes y que estudios demuestran no lo son (cancerígenos)?
Stephen Adams, Chemistry Regulatory Affairs Manager de Monsanto Company, confirma en la respuesta la misma información que Donna Farmer. La fórmula de su producto estrella nunca fue testeada. Solo sus componentes por separados pero nunca la formulación final qué es lo que venden.
Stephen Adams, Chemistry Regulatory Affairs Manager de Monsanto Company, confirma en la respuesta la misma información que Donna Farmer (también en copia en este mail): la fórmula de su producto estrella nunca fue testeada; sólo sus componentes por separados pero nunca la formulación final qué es lo que comercializan. Textualmente en español: “Con respecto a la carcinogenicidad de nuestras formulaciones, no tenemos realizados esa clase de testeos directamente sobre ellas, pero tenemos tales pruebas en el componente de glifosato y algunas pruebas de toxicidad extensivas en el surfactante”.
Hoy 8 años después de ese correo, de contar con esa información, el discurso público de la empresa sigue siendo el mismo. “Sólo salen al mercado aquellos que fueron certificados como seguros para el medio ambiente y la salud humana.”, se lee en el sitio de Monsanto Argentina sin informar sobre lo que la empresa sabe según el texto del email interno consignado más arriba.
Las primeras declaraciones del SENASA tras el veredicto, en nota publicada el 17 de agosto por iprofesional, desestimaron la gravedad de la conclusión que arrojó el litigio y que se resolvió en contra de la compañía. “Se trata de un juicio entre particulares. El usuario de un producto va contra la empresa. Y lo que ocurrió es un fallo de primera instancia. Hasta acá, con los documentos y estudios que tienen todas las agencias de gobierno, incluso el SENASA, no hay motivos para cambiar la situación del glifosato”, informaron fuentes del organismo a Patricio Eleisegui, autor del artículo mencionado.
“Para nosotros la seguridad de nuestros productos es fundamental. Ni una sola agencia normativa considera al glifosato cancerígeno. Las evaluaciones realizadas por autoridades reguladoras en todo el mundo durante más de 40 años lo confirman”, aseguran desde Monsanto en las cinco preguntas más habituales sobre el Glifosato en su sitio web.
Los papeles de la propia compañía publicados en MonsantoPapers desmienten esa afirmación y la declaración de Donna Farmer, en la décima jornada del juicio realizado en San Francisco y que encontró a Monsanto culpable de todos los cargos. A eso se le suman las demostradas campañas para interferir o desprestigiar a la ciencia que contradiga lo que Monsanto sigue repitiendo y los estudios “científicos” sobre toxicidad escrito de modo fantasma por los propios empleados de la empresa, que respaldan la inocuidad, y son usados como “ciencia independiente”.
Toda esta información debe ser analizada y no puede obviarse para decidir la utilización de esos agrotóxicos en Argentina. Es hora de que el SENASA tome nota y cumpla su rol en proteger a la sociedad argentina, y garantizar el derecho a la información y a la salud.
Nota
La Estela: tierra guaraní en escena

Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.
Por María del Carmen Varela
A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad. La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.
La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.
Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

Foto: Gentileza La Estela.
Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.
El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.
Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.
La Estela
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA
Sábados a las 18 hs, hasta el 27 de septiembre
@laestela.obra
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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