CABA
Marzo transfóbico: qué hay detrás de la campaña anti trans. Por Cristina Montserrat Hendrickse

La abogada trans analiza en este artículo cómo el conjunto de declaraciones transfóbicas que recorrieron redes y medios durante este mes tuvo su correlato judicial, tiene su raíz histórica y llega a la violencia física. Las cuestiones biológicas, religiosas, las presuntamente científicas, y las meramente mediáticas. Las implicancias de ciertas declaraciones, los contextos que la producen y qué motiva a los enviados de turno: «La campaña anti trans puede tener excepciones de motivaciones por ignorancia, pero es la minoría. La mayoría está influenciada por discursos anti derechos. Los discursos de odio no son neutros y generan consecuencias en la vida concreta de las personas trans».
Hemos asistido en marzo de 2022 a una embestida de discursos de odio contra el colectivo trans en particular y contra el feminismo en general.
La embestida arrancó el 2 de marzo con un tweet de la diputada Amalia Granatta afirmando: «(…) No solo debe cerrar ya el Ministerio de la Mujer, también tiene que cerrar el INADI y destinar los fondos (producto del esfuerzo de todos los argentinos) a EDUCACION. Con educación no se necesita de estas “Instituciones” inventadas para mantener a la militancia K.”.
Luego se hizo foco en el 8M. La conductora Viviana Canosa -atribuyéndose la representación de las mujeres- lanzó: “Les diría que empiecen por darse un baño, depilarse e ir a laburar. ¡Vayan a laburar! Nosotros laburamos todos los días para mantener las políticas populistas de género de este Gobierno. Por eso, hoy es el ‘Día internacional de la mujer verde’ y no de la mujer. ¡Nos robaron hasta eso!…”.
Posteriormente, en un ida y vuelta con Carmen Barbieri, Amalia Granatta dijo: «En la Legislatura ingresan proyectos para darles más derechos a los trans o porque son trans darles viviendas gratis o pagarles desde el Estado” y “sos trans, no tenés ninguna incapacidad para ir a trabajar”. También recordó que “ante la ley, el hombre y la mujer somos iguales…”. Agregó que “…mientras un niño no coma, no podemos priorizar la hormonización de un trans”. Y añadió “el trans no es una persona incapaz, tiene manos pies, cerebro”, a lo que una de las panelistas le replicó que a las personas trans no les dan trabajo. Sin embargo, lejos de empatizar Amalia respondió “que se pongan a estudiar”, y continuó, “eso es seguir manteniéndolos en la victimización, ustedes mismos están excluyéndolos pensando así».
Esta ensalada derogatoria de derechos de las mujeres y las personas trans originaron una tormenta de denuncias.

La respuesta no se hizo esperar y Canosa convocó a Granata, su abogado y a Agustín Laje en un derroche de afirmaciones unidimensionales sin ninguna voz que las cuestionara.
Allí Laje dijo que el feminismo «fracasó» mostrando gráficos con estadísticas de la Corte Suprema con aumento de femicidios a partir de 2014. Lo que no dijo es que a partir de 2015 se incorporaron otras categorías: transfemicidios y femicidios indirectos. Para comparar los números sin desinformar a la audiencia debería desagregar las categorías agregadas. En segundo lugar no explicó el nexo causal entre aumento de femicidios y feminismo; bien también se lo podría vincular con nexo causal en su libro y demás discursos de odio en difusión. También recurriendo a las estadísticas, Laje atribuyó mayor número de violaciones a las marchas del 8M, sin reparar que lo que aumentaron fueron las denuncias, sin dar cuenta que el movimiento feminista impulsa el empoderamiento para vencer el miedo a denunciar.
¿Hubieron más violaciones o mayor cantidad de denuncias de violaciones ? Laje sabe que no es lo mismo. Pero confunde. No es un dato menor que este mensaje encubra a otro más perverso, para advertir entre líneas: no se manifiesten si no quieren que las violen más veces.
Como todo programa transfóbico no podía faltar la recurrente referencia al caso de Sergia, que transicionó a los 60 años; según sus compañeros de trabajo (vaya ambientes hostiles si los hay) denunciaron a los medios que era para jubilarse antes. Comunicadores que sustituyen la autopercepción legal por la percepción del entorno laboral jamás hacen referencia a que los varones trans, a diferencia de Sergia, se jubilan 5 años después. Y aquí la ciencia estadística -en la que gusta recostarse Laje- brilla por su ausencia.
Laje habló de un presa trans que «dejó embarazada» a una interna cis. No aclara si fue forzada o no. No habla de las violaciones por varones en cárceles de varones. No habla de gendarmes violadores reiterativos de mujeres en prisión (como el caso de la causa Rivero CSJN, en el cual se anuló el juicio en el que se había absuelto al gendarme acusado de violador porque la víctima no recordaba el número exacto de las veces que se la obligó a practicar sexo oral).
También Laje pretendió atribuir al término “homofobia” –para derogarlo como tal- un carácter patológico, siendo que es un concepto jurídico (Opinión Consultiva 24/2017 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos). Afirmó que con el reconocimiento del derecho a la identidad de género aumenta la cantidad de personas trans. ¿No será que, cuando hay garantías, somos más las que nos animamos a salir del closet?
No podía faltar en este marzo transfóbico Baby Etchecopar con su tweet: “La Peque Pareto dijo que no están en igualdad de condiciones en una competencia con las personas trans. ¿Coinciden con ella?”. Otra embestida contra las trans, obviamente sin referir siquiera el caso “Richards v. United States Tennis Ass’n” en el que la Corte Suprema de Estados Unidos autorizó a la tenista trans Renee Richards a participar en competencia de tenis siendo finalmente derrotada por la mujer cis Martina Navratilova en el US Open de 1977. O el caso de Jessica Millamán, en el cual la justicia de Chubut la autorizó a competir en Hockey femenino. Ni hablar del varón trans Patricio Manuel que en 2018 venció al varón cis mexicano Hugo Aguilar convirtiéndose en el primer pugilista transgénero en ganar una pelea profesional en Estados Unidos.
Mucho menos se trata de recordar lo cuestionable de las categorías deportivas basadas en pretendidas cuestiones biológicas, tal como en el fútbol sudafricano las categorías de blancos, bantúes, hindúes y mulatos; o la pretensión de la Sudáfrica del apartheid de participar en la Copa Africana de 1957 con dos equipos: uno de negros y uno de blancos (ya que Sudáfrica no permitía equipos mixtos). Fracasada la propuesta en la siguiente Conferencia de la FIFA Sudáfrica se ofreció a llevar un equipo de solo blancos para el mundial de Inglaterra 1966 y otro de solo negros para el de México 1970. Sudáfrica fue suspendida por la FIFA.
La campaña anti trans puede tener excepciones de motivaciones por ignorancia (así lo reconoció Carmen Barbieri pidiendo disculpas entre llantos), pero es la minoría. La mayoría está influenciada por discursos anti derechos, como los de Laje, los de Roxana Kraimer (decretando el fin del patriarcado, negando la violencia de género o el techo de cristal), entre otros.
La característica común es no fundarse en dogmas religiosos, sino en conclusiones revestidas de dudosas “verdades científicas” que no terminan de acreditar y siempre despojando a la ciencia de su carácter provisorio, revisable y autocuestionable propio del conocimiento científico, para pasar a atribuirles al mismo cualidades de verdades inmutables, eternas tal como si las conclusiones científicas fueran dogmas religiosos.
La embestida mediática para excluirnos a las trans ha tenido también un correlato judicial. El 4 de marzo María José BINETTI, Graciela Noemí TEJERO, Adriana Valentina CRUZ y Andrea PIUMATTI, todas académicas, iniciaron ante la justicia federal demanda contra el INDEC solicitando que en los formularios censales del 2022 en las respuestas a la pregunta “De acuerdo a la identidad de género se considera…”, 1) Se elimine las categorías mujer y varón; 2) Se sustituya la opción mujer trans por feminidades trans; 3) Se elimine la opción varón trans (quedando como opción la ya existente masculinidades trans).
Todo este clima anti derechos, que en Argentina está en sintonía con las prédicas excluyentes en Europa (grupos “identitarios” xenófobos, grupos anti LGBTIQ, neonazis, neo fascistas, etc.) ha generado un momento más que preocupante, que no es neutro y genera consecuencias en la vida concreta de las personas trans por la mella que hace en su equilibrio psíquico generando, cuando no agravando, cuadros depresivos de base que en muchos casos terminan en suicidios.
Basta recordar el caso de Celene “Nati” Colantonio hallada sin vida en su domicilio de Mina Clavero. En una entrevista Nati había afirmado: “…Aún hay cosas por cambiar, sigue habiendo mucha discriminación en Europa y aquí; me ha pasado que cuando ‘descubren’ que soy trans, porque yo lo cuento, empiezan a tratarme mal. Es algo que hace que todo se te dificulte…”.
Pero no solo el discurso de odio causa daño a la salud psíquica de las personas trans. También se traduce en agresiones o comportamientos violentos. Tal el caso de los policías de la Comisaría 3A del barrio de Balvanera, en Buenos Aires, que, tal como lo señaló el CELS, violando la Ley de Identidad de Género -el 24 de marzo: vaya fecha para causar torturas- alojaron a una persona trans junto a varones, con la previsible consecuencia de abusos sexuales en su contra.
La mujer trans había sido detenida por consumir drogas en el contexto de una ley cuya finalidad, paradójicamente, es la de protegernos la salud.
Cerrando el mes, en la madrugada del 30 de marzo, Fernanda López o “La Ferchu”, mujer trans que vivía en la zona de Parque Ferré en Concordia, fue atacada en la intersección de calles Tala y Urdinarrain. Ella fue abordada por otra persona que portaba un arma blanca provocándole serias heridas que le provocaron la muerte en pocos minutos.
Para el medio CN central de noticias digital, pese a que titula en género femenino a la víctima, en el cuerpo de la nota redactó “…En el lugar, un joven de 33 años de nombre Fernando Mario López, persona trans conocido como «la Ferchu», fue atacada por otro malviviente con un arma blanca quien le provocó serias heridas que con posterioridad le ocasionaron la muerte. El joven habría sido encontrado por…” y “…El herido fue asistido por…” (“otro malviviente”, al parecer para estos medios todas las trans también somos malvivientes).
La ley de identidad de género cumplirá una década este año y sorprendía entonces que la redacción en su artículo 12 -en pleno siglo XXI- se titulara “Trato digno”. Al parecer, ese reclamo de trato digno se quedó corto.
A los discursos de exclusión de la Europa del siglo XX en los que el fascismo excluía a comunistas, gitanos, etc. pero haciendo foco principalmente en judíos, en el siglo XXI focaliza la exclusión en el extranjero y en personas LGBT. La derecha argentina, al igual que en el siglo pasado, no se queda atrás. Y los resultados, tristemente, ya están a la vista.
También en marzo, ante la sugerencia de un funcionario de proponer controlar el odio en las redes, en nombre de la “libertad” las lenguas del odio reclaman su derecho a construir este clima de crímenes.
Las travestis/trans también nos queremos vivas.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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