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Clases sociales

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El bachi de Roca Negra. Un espacio recuperado que ya tiene historia propia: fue sede de trueques, encuentros y resistencias. Ahora, alberga un bachillerato popular y una no-guardería.

Clases socialesEsta es la historia de un bachillerato popular que ya cuenta su segunda camada de egresados. Es la historia de adultos que enseñan a adultos y es antes, también, la historia de un sinfín de asambleas barriales, movimientos de trabajadores desocupados, pueblos originarios y espacios autogestionados que desde 2001 moldean el predio de la ex fábrica Roca Negra en Monte Chingolo, Lanús. Esta tarde de guirnaldas, abrazos, felicitaciones, música, teatro y pizza, corona aquellas lecciones de ocupación, resistencia y cambio, sintetizadas quizá en el título que ostentan los egresados: Bachiller con Orientación en Organización Comunitaria.
Del trueque a la FM
Un mastodonte de cemento vacío en medio de Monte Chingolo. Eso era el predio de la ex metalúrgica Roca Negra, quebrada años antes del 2001. Doscientos metros por otros cien dimensionan el lugar y su importancia para cientos de familias que aquel diciembre dejaba sin trabajo. No tardaron en ocuparlo y arreglar la cesión legal con las Madres de Plaza de Mayo, que giró el edificio al Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús. No tardaron, tampoco, en ponerlo en marcha: con lo que tenían y sabían, crearon. Trabajaron. Vivieron. Un mercado fruti-hortícola gracias a las huertas de la zona. Un taller de serigrafía y otro de herrería a cargo de maestros en el oficio azotados por la crisis. Un playón gigante donde se edificaban bloques de hormigón. Radio Roca Negra FM 105.5. La feria de trueque, se dice, más larga de la historia. La masiva jornada reflexiva sobre los últimos días del 2001, Enero Autónomo, que reunió a cientos de organizaciones y movimientos y tejió las primeras lecciones de resistencia, que rápidamente se pusieron a prueba: amenazas de desalojo y remate. Resistieron, produjeron y siguen, hoy en manos del Frente Popular Darío Santillán.
Todo esto hizo que nada detuviera las esperanzas de tener un bachillerato popular propio, así como la recuperada Chilavert, lo mismo que IMPA, y tantas otras. En 2008, una serie de militantes del MTD Lanús decidió avanzar con una propuesta educativa. Dos cosas tenían claras: sería para adultos y duraría tres años. “A partir de una convocatoria de profesores nos fuimos sumando desde distintos espacios”, cuenta Roberto, uno de los docentes que llegó para no irse. Juntos, todos fueron moldeando la currícula y el plan de estudios que hoy se completa con un área social, matemática, organización comunitaria y biología, con una modalidad de trabajo grupal. A su vez, si todavía pensás que no es “tan” diferente a cualquier instituto, tomá: “Cada tres años se eligen delegados de los estudiantes y de los profesores que se reúnen mensualmente y vuelcan los problemas del bachi. Lo roles de los delegados son rotativos. Se tratan problemas de funcionamiento bien específicos: a qué hora entramos, a qué hora salimos, cómo nos organizamos con la limpieza, si hay conflictos al interior de las aulas, las finanzas, en qué gastamos, cuánto. Entre los profes hablamos de la planificación de las materias, las evaluaciones y el programa”, cuenta. En 2011 el bachi sopló cuatro velitas y coronó su segunda camada de egresados con 32 alumnos.
Roberto también trabaja en espacios que llama “formales”, como la universidad, pero prefiere el bachi: “más interesante” y “construcción colectiva” son alguno de los términos que escapan de su respuesta al por qué. “Tiene sus limitaciones, por supuesto, es todo más lento, pero es mucho más rico, es el proceso que se da entre todos nosotros, desde que empezamos, y cómo vamos creciendo año a año”, explica. Esa lentitud o las dificultades, lejos de ser expulsadas como en cualquier colegio corriente, se amasan día a día. Un ejemplo: “Los estudiantes del bachi van con sus hijos a cursar. Esta situación en el primer año era sostenible, pero al darse el crecimiento había que armar algo. El primer año cuidábamos entre todos a los chicos en el aula, pero cada vez eran más. Luego nos turnábamos entre los profes que no tenían clase. Después vinieron unos compañeros que no eran docentes, sino que armaban actividades, y se les ocurrió organizar una guardería: Chingolitos. Hoy hay tres compañeras del MTD Lanús que están trabajando con las cooperativas del Plan Argentina Trabaja, en turno noche, cuidando a los chicos”.
La no-guardería
Dana es parte del bachillerato Roca Negra y colaboró en el proceso de crecimiento de Chingolitos, una no-guardería para que los alumnos del bachi puedan estudiar más tranquilos. Si primero fue un desprendimiento del bachi, hoy se piensa como un desafío nuevo. Dana: “Es un espacio recreativo y educativo al que le damos la mayor atención como posibilidad de convivencia e intercambio, donde los chicos puedan crecer y aprender a liberarse. La intención es darle cada vez más lugar a los niños en todo este proyecto: lel año que viene vamos a hacer una convocatoria para que se puedan incluir más docentes, más educadores. La idea es que no sea un depósito de niños ni una guardería. Ni tampoco un lugar donde los dejamos desconectados. Queremos que tenga objetivos, toda una planificación, y un contenido político-pedagógico, tal como lo tiene el bachillerado de los adultos”. Los arquitectos de Roca Negra ya están rediseñando el espacio y el área de juegos para Chingolitos. Dana da vuelta la lógica pedagógica: “Y seguiremos aprendiendo de estos pequeños actores y actrices que reclaman y merecen nuestra mirada, nuestra atención”.
El bachi y la no-guardería Chingolitos no son dos proyectos distintos. Quizá, para algunos, signifique la misma diferencia entre poder estudiar o no, entre terminar o no el secundario. Como María del Carmen Milesi, que revolea una sonrisa por toda la ceremonia del egreso: “Hoy me recibo, y nos van a dar las medallas. Me anoté porque tenía mucho entusiasmo. Para mí es un gran esfuerzo, un gran logro, porque hace rato tendría que haber terminado la escuela y nunca pude porque tengo una nena. Ahora la dejo en Chingolitos y puedo estudiar, de otra manera no llegaba a recibirme. Así que imaginate cómo estoy. Es una buena idea que haya un lugar donde estén los chicos. Yo le recomiendo a mis vecinos que vengan y se anoten, es una muy buena oportunidad”.
La oficialización de los títulos de los bachilleratos populares sigue siendo tema de debate, reclamo y lucha. El bachillerato Roca Negra participa de la coordinadora de inter-bachilleratos que periódicamente se reúne para tratar la cuestión, a la vez que comparten experiencias y coordinan la política educativa junto a otros bachilleratos del Frente Popular Darío Santillán de Almirante Brown, Luján y La Plata. “Hace unas semanas firmamos un convenio que es un paso hacia la oficialización. Cada vez hay más bachilleratos populares, son una realidad. Hay que seguir el tema y si no sale, movilizar”, dice el profe Roberto, una lección que le dio la realidad.

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