Nota
Sexo por comida: denuncian a personal de Ejército en Chaco
El coordinador del Centro Mandela de Derechos Humanos del Chaco, Rolando Núñez, reveló a lavaca que tres mujeres de Villa Río Bermejito –dos qom y una criolla- reconocieron que habían sido obligadas a tener sexo a cambio de bolsones de alimentos, por parte de integrantes del Ejército Argentino. “Me comprometí a no revelar los nombres de esas mujeres, pero me hago cargo de este testimonio para que se investigue y para evitar que esto siga ocurriendo de aquí en adelante”.
Rolando Núñez, coordinador y vocero del Centro Mandela, organismo de derechos humanos de la provincia de Chaco creado en 1997, relata a lavaca: “Estábamos recorriendo distintas localidades por denuncias de corrupción, conflictos territoriales y abusos, y en Villa Río Bermejito se organizó a nuestra llegada una asamblea con más de 50 vecinas y vecinos principalmente de la etnia qom y también criollos. Allí un pastor evangélico denunció que sabía que personal del Ejército Argentino estaba condicionando en los casos de algunas familias la entrega de cajas alimentaria a cambio de sexo. Un canje”.
Imagen de la asamblea en Villa Río Bermejito tras la cual tres mujeres qom y una criolla reconocieron ante Núñez (camisa celeste, de anteojos) la extorsión de personal del Ejército para obligarlas a tener sexo para obtener cajas alimentarias.
Continúa contando Núñez: “Eso provocó un gran impacto en la asamblea. Propuse que quienes quisieran hablar en privado conmigo podían hacerlo. Al terminar la reunión se acercaron tres mujeres, dos de la etnia qom y una criolla. Me dijeron que habían sido obligadas a tener sexo para obtener la comida. Me comprometí a no revelar los nombres de esas mujeres, pero me hago cargo de divulgar este testimonio para que se investigue y para evitar que esto siga ocurriendo de aquí en adelante”.
Las cajas de alimentos entregadas por el Ejército son producto de un juicio de 2007 que llevó adelante el entonces Defensor del Pueblo de la Nación Eduardo Mondino. “Era un juicio por el posible exterminio continuo y sistemático contra las comunidades indígenas de lugares como Villa Rio Bermejito, Castelli, Pampa del Indio y parajes intermedios. Los demandados fueron el Estado Argentino y la provincia de Chaco” explica Núñez: “La Corte Suprema dispuso una medida cautelar obligando a ambos gobiernos a asegurar agua para consumo humano, alimentos y atención del sistema de salud pública. Parte de eso se implementó siempre, mensualmente, a través del Ejército Argentino”.
El sometimiento duplicado
Núñez reconoce que la situación lo puso y lo mantiene en una situación que define como de agobio: “Sí, es agobio, porque estamos hablando de algo que en la propia asamblea se dijo que era un secreto a voces, pero que la gente a la vez tiene miedo de denunciar. Pero estamos hablando de sexo por comida, exigido a familias indigentes y a mujeres de comunidades indígenas. Y tres mujeres me confirmaron que tuvieron que hacerlo. Claro: va a ser muy complicado que haya testimonios públicos porque hay mucho sometimiento y condicionamientos de las comunidades indígenas al mundo blanco. Y estamos además hablando del Ejército, aunque hayan sido 4 o 5 o 10, no importa el número”.
Cada caja alimentaria, describe Núñez, es de 15 kilos de alimentos para tres personas. «Y también agua para consumo humano. O sea que las familias, para darle de comer a sus hijas e hijos, reciben dos o más cajas en cada caso».
La mujer criolla y una de las qom que hablaron con el coordinador del Centro Mandela dijeron que la exigencia de sexo por comida había ocurrido una vez: “Yo creo que en todo caso al obligarla a cada una, cuando vuelve el militar la va a tener como una presa” considera Núñez, que se comunicó con funcionarios de la Defensoría del Pueblo de Chaco para hacerles conocer el problema y el contenido de sus revelaciones.
Bolsos, transgénicos y canjes
“Las mujeres hablaron por una relación de confianza con nosotros. Me siento parado arriba del agua. Pero tampoco puedo permitir que esto ocurra, al menos corresponde hacerlo trascender para que no pase de nuevo”, explica Núñez y agrega: “No somos una fundación, somos un modesto organismo de derechos humanos que no estamos en ningún registro estatal, siguiendo la pautas internacionales según las cuales los organismos de derechos humanos no tienen que registrarse, ya que su función es controlar al Estado, y no que el Estado controle a los organismos. Al ser coordinador y vocero del Centro Mandela cualquier derivación legal viene contra mi al no estar registrados, y yo respondo con mi patrimonio y mi libertad por las expresiones del Centro. Desde que nacimos en 1997 tuvimos muchas embestidas judiciales de gobiernos de distinto signo, pero nunca prosperaron porque tenemos muchos años de experiencia y de conocimiento de lo que ocurre en la provincia”.
El Centro Mandela (www.centromandela.com) ha denunciado gobiernos e intendencias tanto peronistas como radicales. “Cuando fuimos a Villa Rio Bermejito estuvimos también en Presidencia Roca por actos de corrupción en la construcción de viviendas y pavimentos, lo mismo en Pampa del Indio, y en Miraflores y en Tres Isletas por irregularidades en viviendas para comunidades indígenas cuando manejaba esa caja José López, el de los bolsos, que aquí representó un robo a mano armada”.
La otra gran temática del Centro Mandela es la ambiental: los desmontes, las fumigaciones, la contaminación, el saqueo y empobrecimiento social. “Estuvimos recorriendo toda la zona sudoeste inundada, una zona agrícola transgénica. Hablan de consecuencias del cambio climático, pero no dicen que ese modo de producción es justamente una de sus causas. Estar en esos lugares fue como recorrer un cementerio con gente que vive adentro”.
Núñez considera que la clave de salir a contar lo que hablan pobladoras y pobladores sobre la extorsión de sexo pòr comida, es hacia adelante: “Hay mucho miedo a hablar. Pero frente al miedo, hay que hacer conocer lo que está ocurriendo. Para que se sepa, y se investigue. Y que no vuelva a pasar nunca más”.
Nota
Mía: Cuando el arte abraza

Mía es una obra de teatro que podríamos encuadrar dentro del biodrama o autoficción. Y es mucho más: es grito, es abrazo y, también es un espejo. La actriz y médica psquiatra Mercedes Bertuzzi expone en escena su propia historia: una situación de violencia machista que sufrió por parte de una ex pareja. Este sábado 18 de marzo y en el marco del 8M, esta obra testimonial se presenta en MU Trinchera Boutique a las 21 hs, entradas a la gorra.
“Los primeros años, luego de salir, fueron de mucha confusión, angustia y mucha bronca. Escribir me permitía depositar esas emociones en el texto. El primer objetivo fue descargar. Siempre estuvo el deseo de poder denunciar a través de ese texto que iba escribiendo, pero no estaba segura de si iba a encontrarle la forma. En el proceso empecé a entrenar con Marina Otero, ella hace autoficción, y ahí algo se destrabó, la vi, vi la obra”, cuenta Mercedes. Al terminar de escribir el texto, tomó conciencia de que no era exclusivamente autorreferencial sino que involucraba la historia de muchas otras. Así tomó coraje para llevarla a la escena. “En cada función se me acercan decenas de mujeres emocionadas a abrazarme diciéndome ‘somos muchas’. Todas pasaron por una situación de violencia o acompañaron a otra mujer que la pasó. Siempre termino la función con ganas de gritar cada vez más fuerte el texto de esta obra. Siento que estoy entregando mi historia al colectivo y eso hace que ya no me pese, ya no lucho contra ella. Cada mujer que se identifica con la historia se la apropia un poquito y le va dando más cuerpo al personaje de Mía”.
Con sus herramientas artísticas, Mercedes logró una obra poética, sin golpes bajos, con ironía y momentos muy divertidos.
En una escena, dos niñas juegan a ser actrices, prueban vestuario y declaman en nombre del amor. Las palabras son extraídas de las típicas canciones románticas de cantantes famosos, las que hemos aprendido y cantado a lo largo de los años. “Para quienes fueron víctimas, no es fácil hablar. La violencia nos deja mudas, vacías, solas, no hay palabras que alcancen para explicar. El arte nos habilita un lenguaje a través del cual poder decir lo indecible, nos devuelve la voz, en la forma que cada una elija expresarse. Y para quienes son público, adentrarse a la temática desde una propuesta artística creo que les permite hacerlo sin tantas resistencias. Te permite escuchar con otra disponibilidad. El relato atravesado por la dramaturgia, la música, los cuerpos. Mantiene su fuerza y su crudeza, pero es amortiguado de ternura, poesía, risa. Y eso permite que hablemos de violencia con personas que quizás no se acercarían de otras formas”.

Cada vez que Mía fue presentada en distintos teatros —Mercedes quiere que la obra circule y abra a la reflexión— los comentarios de personas del publico se multiplican: “Presencié ese mismo diálogo”, “sentí exactamente eso”, “estuve en pareja con un tipo igual”. No solo es reparador para ella sino para muchas. “Romper el silencio es imprescindible. Me sigue sorprendiendo la cantidad de mujeres que se acercan después de la función a abrazarme emocionadas por haber ‘contado su historia’, estuvieron ahí mismo o acompañaron a otra. De todas las edades, todas las clases sociales. Es escalofriante, es triste. Pero es también esperanzador encontrarnos. Ya no nos estamos quedando calladas, estamos denunciando y estamos convencidas de cambiar esa realidad. El haber sido víctima de violencia ya no queda solo como una herida que duele y mejor callar y olvidar. Hoy somos víctimas enojadas, creativas y sobre todo, en red. Compartir Mía me abrió los ojos a eso… Es mi historia, es la de muchas otras y, por suerte, es parte de la historia que estamos modificando”.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143
Sábado 18 de marzo a las 21 hs
Actúan: Mercedes Bertuzzi, Juliana Gotta, Gonzalo Pungitore, María Tibi
Entradas “a la olla”.
Podés reservar en este link:
Nota
Punitivismo y feminismo en el caso de Lucía Pérez: una mirada sobre esa falsa dicotomía

La abogada trans Cristina Montserrat Hendrickse analiza por qué es falsa la dicotomía que pretenden instalar sectores que siempre trabajan para categorizar las divisiones del movimiento feminista. Así crean grietas sociales que les permiten alentar congresos, investigaciones y polémicas de las cuales viven.
Por Cristina Montserrat Hendrickse
Una corriente muy minoritaria de los feminismos entiende que reclamar la sanción penal del femicidio es una actitud punitivista.
Llegan a tal conclusión partiendo del concepto de que el castigo refuerza la violencia.
Evidentemente la idea de la que se parte es correcta, pero el error de la conclusión reside en asociar pena a castigo. En no distinguir la finalidad de la pena que impone nuestro Derecho de la triste realidad de castigo que significa la ejecución efectiva de las penas privativas de libertad.
Los feminismos en nuestro país se encuentran justificados jurídicamente en la Convención Contra Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) incorporada a nuestra Constitución en 1994; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra La Mujer (Convención de Belem do Pará) que es un tratado internacional de jerarquía superior a las leyes; y las leyes nacionales y provinciales que reglamentan a estos tratados.
Nótese que la convención de Belem do Pará obliga a los Estados a “sancionar” la violencia de género, además de prevenirla y erradicarla. El marco jurídico “sancionatorio” por excelencia es el Derecho Penal.
De allí que en nuestro sistema de derecho pretender eludir o abolir la punición de la violencia de género resulta jurídicamente anticonvencional, y por tanto anticonstitucional.
No por ello se deja de valorar el aporte del antipunitivismo feminista en cuanto sostiene que el castigo refuerza la violencia. Pero el problema del antipunitivismo reside en cuestionar al sistema (de origen convencional interamericano) de sanción de la violencia de género, y no al sistema de castigo que en los hechos (y apartándose del Derecho) sucede con la aplicación de la pena.
En efecto, la finalidad esencial de las penas privativas de la libertad es la reforma y la readaptación social de los condenados (art. 5.6. de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también incorporada a nuestra Constitución en 1994), sin olvidar el mandato de que “…Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas…” (artículo 18 de la Constitución Nacional). De ambas reglas de jerarquía superior surge que la finalidad jurídica de las penas no es el castigo, como erradamente lo entiende cierta expresión del feminismo antipunitivista, sino la resocialización.
De allí que se impone una diferenciación entre “antipunitivismo” y “abolicionismo” que permita distinguir: si se pretende que la pena no se constituya en castigo sino como resocialización (antipunitivismo); o si se pretende abolir todo tipo de pena (abolicionismo penal).
La primera debería hacer foco en una reforma penitenciaria feminista, que lejos de reforzar el patriarcado lo deconstruya, no aboliendo las penas, sino modificando su ejecución a la finalidad que el impone el Derecho.
La segunda implicaría la abolición de todas las prisiones; y además, el desafío de construir respuestas ante los crímenes o lo que cada sociedad considera crímenes.
Evidentemente el castigo refuerza la violencia. Por lo que el mismo debe ser eliminado del sistema de ejecución penal, pero no el sistema de sanción; salvo que se sostenga el abolicionismo, teoría también respetable, pero que resulta anticonstitucional en nuestro sistema de Derecho, al menos en materia de violencia de género ya que la República Argentina se obligó ante la comunidad interamericana a sancionarla.
Toda decisión que se aparte de ese compromiso violentaría el sistema jurídico argentino y comprometería a nuestra Nación frente a la Comunidad Interamericana exponiéndonos a ser destinatarios de reclamos, cuando no de sentencias condenatorias, ante el sistema interamericano de Derechos Humanos.
En resumen: debatamos sobre las cárceles, no sobre las penas.
Cristina Montserrat Hendrickse
Nota
Pergamino: sentencia contra los agrotóxicos y triunfo de la comunidad frente a un intendente

La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la distancia de 1.095 metros dentro de las cuales están prohibidas las fumigaciones terrestres con agrotóxicos, y de 3.000 metros para las aéreas. De ese modo denegó el recurso de amparo presentado por el intendente pro agronegocio de Pergamino, Javier Martínez. La denuncia original había sido presentada por Sabrina Ortiz (en la foto principal), vecina de Pergamino, que en su reclamo contra el envenenamiento cotidiano que sufrían ella, su familia y sus vecinos, y sin encontrar quien la defendiera legalmente, terminó recibiéndose de abogada para encarar sus propias causas. La sentencia de primera instancia había sido dictada por el juez del juzgado penal 2 de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo.
Frente a la ratificación de la Corte dijo a Sabrina Ortiz a lavaca, entre otras cosas:
- “Se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa”.
- “Celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.
Publicamos además la nota completa realizada en la revista MU.
Por Francisco Pandolfi

Un fallo de la Corte Suprema de Justicia ratificó la distancia de 1.095 metros de prohibición de fumigaciones terrestres y de 3.000 metros para las fumigaciones aéreas, denegando el recurso de amparo que había presentado nada menos que el intendente de Pergamino, Javier Martínez, pretendiendo fumigar en todas partes, pese a las denuncias sobre los efectos de los agrotóxicos en la comunidad, el suelo, el aire y el agua.
El fallo en primera instancia, apelado por Martínez, había sido del Juez Carlos Villafuerte Ruzo, titular del Juzgado Penal Número 2 de San Nicolás, en septiembre de 2019, como medida protectoria paliativa urgente frente a las masivas fumigaciones.

Quien realizó la denuncia original ante la justicia federal fue la activista ambiental y abogada Sabrina Ortiz, también víctima de los agrotóxicos. Ante este fallo de la Corte Suprema de la Nación, explica a lavaca: “Esperábamos la resolución desde hace bastante tiempo, con muchas expectativas, pese que los últimos fallos que ha tenido la Corte en materia ambiental no han sido para nada alentadores. Sin embargo, para nosotros era casi seguro que iba a fallar a favor. Se me vinieron un montón de situaciones a la cabeza, sobre todo por cómo comenzó esta causa, por la salud de mis hijos, por las afectaciones que tuvieron, con las afectaciones que tuve en mi cuerpo; se me vinieron a la mente un montón de recuerdos de personas que la pasaron muy mal, personas que ya no están incluso, que fueron víctimas de este modelo y que perdieron la vida por esta causa. Fueron recuerdos muy tristes, muy angustiantes, dolorosos, del vivir cotidiano, de hecho todavía están en controles mis hijos y hay un montón de gente que la sigue sufriendo”.

Relata también con asombro: “Me da mucho dolor, que sea el propio municipio el que intenta ir en contra de la salud de las personas. Me da mucha impotencia que el intendente Javier Martínez sea quien quiere que nos fumiguen en la cabeza. Al mismo tiempo, celebro por duplicado porque cada batalla que damos tenemos oponentes muy fuertes, corporaciones, intereses políticos, corrupción, sectores del agronegocio. Entonces, en parte estoy feliz porque aunque sabemos que la solución sería que sea agrotóxicos cero para todo el mundo, no sólo para esta región, podemos decir que es un pasito más que estamos dando hacia el buen vivir”.
Aquí, el viaje, la investigación y la nota completa sobre la situación en Pergamino publicada en la revista MU: La capital del veneno.
https://lavaca.org/mu163/mu-en-pergamino-la-capital-del-veneno/

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