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Teorías y realidades, de Suecia a Argentina: cifras, críticas y lo que está en juego

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Las cuentas que no cierran, con datos oficiales y comparando otras causales de muerte en Argentina. Las matemáticas que no se muestran: aborto clandestino, pobreza, responsabilidad y control social. La teoría sueca del amor, y las lecciones que nos deja ese país que tiene una estrategia para enfrentar la pandemia única en el mundo. Las críticas por derecha e izquierda. Y la lista de cosas que no queremos más: todo esto y más en otro intercambio de cartas de Estocolmo y Buenos Aires entre Claudia Acuña y América Vera Zavala.

Teorías y realidades, de Suecia a Argentina: cifras, críticas y lo que está en juego

Buenos Aires, Argentina, 20 de abril de 2020

Querida América:

Hoy se cumple un mes del aislamiento obligatorio y según informa el Ministerio de Salud de la Nación el saldo es de 136 muertes y 2.941 infectados. Uno sólo de los muertos tenía menos de 30 años; el resto eran mayores de 83, edad promedio de los fallecidos; todos padecían patologías previas, según el informe oficial. No sé cómo analizar estas cifras. No tengo la capacitación para hacerlo ni la sabiduría para analizarlas.

Busco en la web datos que puedan contextualizarlas y me desoriento aún más. En el portal del ministerio de Salud de la Nación encuentro la siguiente información: “El último Informe de Estadísticas Vitales, publicado por la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS) de la cartera de Salud, reportó que en 2018 murieron 31.916 personas por neumonía e influenza, de las cuales 13.246 fueron mayores de 85 años, lo que representa el 41,05% de los fallecimientos y constituye la segunda causa de muerte en esa franja etaria”.

Saco cuentas: si divido esa cifra por los 365 días del año, el promedio es de 87 muertes por día. Y en un mes, 2610. ¿Estamos entonces por debajo de esa cifra o, como aseguran las autoridades, el aislamiento evitó muchas muertes? Si así fuera, ¿se trata de una medida excepcional para alertarnos sobre cómo nos enferma este sistema?

Encuentro otro dato más aterrador: en 2013 la cantidad de mujeres infectadas por abortos clandestinos que tuvieron que ser internadas en hospitales públicos sumó 49.000. “Se hospitalizaron 135 mujeres por día. De ellas, dos de cada diez tenían 19 años o menos y tres de cada diez tenían entre 20 a 24 años”. Vuelvo a sacar cuentas: según estas cifras, el aborto clandestino infectó al mes a 4020 mujeres, mil más que las personas infectadas por el coronavirus.

Sé que no corresponde hablar de números y usar las matemáticas para analizar muertes e infecciones, pero es lo que hacen las autoridades sanitarias todos los días, dos veces –una a la mañana y otra a la tarde- para informar sobre la pandemia. En cambio nunca informó cotidianamente sobre las mujeres infectadas por abortos clandestinos ni tampoco ahora lo hace sobre las asesinadas durante la cuarentena, que ya acumula 25 femicidios.

Ninguna sociedad resiste conocer estos datos todos los días sin traumatizarse y eso es lo que más me preocupa de este encierro: las consecuencias de estos sesgos informativos. Noto, por ejemplo, que para justificar la obligación del aislamiento se está remarcando el “peligro” de contagio y una consecuencia inesperada es la criminalización de los infectados y del personal de salud que trabaja con las personas enfermas: vecinos instando a abandonar el edificio donde viven médicos y enfermeras, por ejemplo. Hay algo en el discurso sanitario oficial que no encuentra el matiz entre la prevención y el estímulo de conductas fascistas que se descargan siempre sobre las más débiles. El delicado equilibrio entre la responsabilidad social y el control social es lo que está en juego y no es una cosa menor, sino central para nuestro futuro.

En tanto, durante la cuarentena se desmontaron 6.565 hectáreas de bosque nativo. Ese es otro de los datos que ninguna autoridad informa y que es vital para detener el deterioro que provocó esta pandemia.

Simplificar la complejidad es peligroso por muchos motivos, pero principalmente porque reduce las conclusiones y con ese estrechamiento, también las opciones de futuro.

Tampoco es fácil informar sobre esa complejidad, porque necesitaríamos tener un acceso a fuentes de datos diversas, específicas y expertas en diferentes disciplinas, algo que hoy los que ejercemos el periodismo ya no sabemos hacer.

Nos queda lo que siempre es claro, transparente y todavía accesible para nuestro oficio: la calle. Y allí fui a ayer a buscar la información que nos falta.

Buenos Aires está bendecida por un otoño maravilloso y castigada por una cruel desigualdad. En las calles están aquellos que no pueden quedarse en casa porque no tienen casa. Hay que decirlo así, redundante, para que se entienda lo que representa emitir un decreto que obliga a permanecer en el hogar a toda la ciudadanía, pero no te contempla. Y aunque las autoridades municipales obligan a a usar un barbijo, no provee ninguno a estas familias, hombres, mujeres, adolescentes. Así, sobreviviendo en el desierto que son hoy las veredas porteñas, hacen sus ranchadas sobre colchones sin sábanas. En la avenida Corrientes, por ejemplo, vi una escena que ni sé cómo clasificarla: los más pobres de esta ciudad durmiendo en la puerta de los teatros cerrados mientras en la vereda de enfrente una fila de viajeros repatriados de Miami hacía fila en el lobby de un hotel cinco estrellas para cumplir ahí la cuarentena, con los gastos pagos por el gobierno porteño.

Todavía estoy conmovida por lo que me contás del entierro del niño que murió de cáncer y abrazo desde acá a Ernesto con el dolor que me hace brotar sus lágrimas. Es también otra escena inclasificable, por tremenda pero también por lo que representa para nosotras: el límite, lo insoportable.

Me proponés que haga una lista de cosas que no queremos más y pongo a la cabeza de ese listado estas dos: ni la cruel desigualdad ni la desolación que nos provoca no poder abrazarnos cuando más lo necesitamos.

¿Es mucho pedir?

No creo.

Creo, sí, que es mucho trabajo. Que implica que tengamos muy claro ese objetivo y que no lo perdamos de vista cada día y que, si para no olvidarlo hiciera falta, proclamarnos a nosotras mismas ministras de Salud para darnos así un parte diario que nos informe sobre las cifras de estas dos injusticias sociales, que son las que las importantes, definitorias, las que nos deben dar fuerza para seguir adelante.

La noticia es esa: habrá adelante. Siempre lo hay.

Y cómo será ese camino dependerá mucho de que estemos dispuestas a crecer hasta alcanzar la medida que necesita esta batalla: enormes.

Te abrazo,

Claudia

Estocolmo, Suecia, 26 de abril 2020

Querida Claudia:

Pienso que hay mucha gente en el mundo que está en sus casas tratando de sacar cuentas y entender estadísticas que son muy difíciles de comprender. Pienso que la pregunta puede ser qué hay detrás de todo y por qué en este caso paramos todo cuando en tantos otros casos no hicimos nada. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? Y acá hay como dos grupos opuestos. En un extremo tienes a esos norteamericanos -que seguramente viste en los noticieros-, que salen con armas, furiosos, protestando contra la cuarentena, y que reciben el apoyo moral del Presidente Loco, Trump. En el otro extremo estamos gente como tú y yo, que durante años reclamamos políticas para parar muerte, parar femicidios, parar muertes por pobreza, parar muertes por tratar de entrar en Europa como refugiados, para muertes por fumigaciones o por el sucio aire de las emisiones de carbono. Y nada se paraba, solamente se aumentaba las políticas que llevaban a muerte. Yo tampoco entiendo por qué ahora, pero profundamente espero que algo bueno salgo de esto, que el mundo post-corona sea algo mejor. Vamos a ver. Va depender de nosotros, pero está quedando claro que el tiempo post-corona no está cerca.

Ayer mi editora me contó que se pospone la salida de mi libro que estaba planificada para agosto. Un libro en el que pasé años trabajando, un libro que durante un año he estado segura que iba salir en agosto, después de mis vacaciones de verano. Ahora no sé ni lo que pasar con mis vacaciones ni con el libro. Seguramente sea lo mejor…

Probablemente todos (por lo menos, todos aquellos que no somos epidemiólogos) pensamos que esto iba pasar rápido. Dos semanas, creímos al principio; después “bueno, será hasta e linicio del verano (junio-agosto)” , y ahora notamos cómo las cosas que se iban a concretar en el otoño (septiembre- noviembre) se están cancelando. El volver está lejos.

¿Cómo es la situación en Suecia ahora?

La Agencia de Salud Publica cada día a las 14 horas da una conferencia de prensa, casi siempre a cargo del epidemiólogo del Estado, Anders Tegnell, siempre acompañado con tres otras personas, también expertas. El gobierno da sus conferencias de prensa sólo cuando lo necesita. Los últimos días la preocupación es que las muertes ni aumentan ni disminuyen. Estamos como en una meseta.

Las cifras en Suecia al 24 de abril son estas:

· 2152 personas han muerto, 939 mujeres, 1213 hombres.

· 16 755 han pasado un test positivo de coronavirus.

· 1217 personas han necesitado ser internadas en terapia intensiva.

Las recomendaciones que existen son las siguientes: no viajar al extranjero, no viajar dentro de Suecia; la población de Estocolmo debe de trabajar en casa y no utilizar transporte público. Mayores de 70 no deben salir a la calle ni ver a otra gente, y el resto, cuando salimos a la calle debemos mantener un metro y medio de distancia con cualquier otra persona.

En las conferencias de la Agencia de Salud, pero también por todos lados -escuelas, buses, periódicos- estas cosas se repiten una y otra vez para que quede muy claro:

1. Todas estas medidas son para que gente no se contagie tan rápido,

2. Como es un virus que todavía no tiene vacuna probablemente toda la población va ser contagiada. O sea, la idea no es que nunca tengas el virus: lo puedes tener ahora sin saberlo. La idea es que no todos estemos contagiados al mismo tiempo porque entonces el sistema sanitario público no va poder responder bien.

3. Las mayores precauciones tomadas en Suecia son para proteger a la población anciana, una de las mayores de Europa, una de las grandes diferencias con otros continentes donde la población es más joven.

Existe una película del director Erik Gandini que se llama The Swedish Theory of Love que es un documental muy bueno. Es como una mirada de la doctrina sueca sobre cómo convivir. Existen explicaciones en ese documental que puede ayudar a comprender por qué en este país no estamos en cuarantena obligatoria. Por ejemplo, la palabra “recomendación” cuando es dicha por la Agencia de Salud Pública debe de ser interpretada como una regla. Ademas en nuestro país normalmente la gente mantiene cierta distancia de los otros, y mucha vive sola.

Existe un debate en Suecia, obviamente. Hay críticas a las medidas del gobierno, que en cuanto a la salud son determinadas por la Agencia de Salud Pública. De un lado, está la crítica porque las medidas son demasiado extremas y la economía está siendo muy estropeada. Crítica de derecha, digamos. Del otro lado, hay gente que dice que la verdadera razón por la cual las medidas no son más duras es porque el gobierno neoliberal quiere sacrificar a su población más vieja, por la economía. Crítica de derecha e izquierda. Existe, además, gente que quiere que entremos en cuarentena obligatoria. Pero la gran mayoría de los suecos tiene mucha confianza en las autoridades sanitarias y el gobierno. Por la primera vez en muchos años el Partido Socialdemócrata crece en sondeos y el partido de extrema derecha y racista también por primera vez en muchos años casi no tiene visibilidad en el debate público.

Hay gente muriendo en Suecia, eso es real, pero las cifras son muy menores a la de otros países europeos o las de Estados Unidos. ¿Qué significa esto? No que Suecia está bien y los otros mal, porque esto no se trata de una competición, pero quizá permite pensar que, por ejemplo, cerrar las escuelas no tiene mucho impacto en el número de muertos, pero sí en que los niños pueden sufrir por falta de comida, alegría y contención que les da la escuela. Otra conclusión que puede sacarse de la experiencia sueca: tener un salud pública fuerte es lo que hace en esto momentos la diferencia.

El gran problema que tenemos por delante es el verano. Hace unos dias atrás disfrutamos de un par de dias calientes de primavera: 20 grados. Los suecos se ponen locos cuando sale el sol y hace calor. No es difícil de comprender: si durante ocho meses no lo tuviste, lo necesitas mucho. Bueno: con 20 grados la gente sale a los parques, se saca la ropa, se echa al sol, se sienta en las veredas a tomar cerveza con un amigo. ¿Cómo vamos a parar ahora esa tremenda ganas de adorar el sol?

Besos, abrazos, y fuerza.

America

PD) Resumo nuestras listas:

Claudia:

1. La cruel desigualdad

2. No poder abrazarnos cuando más lo necesitamos.

América:

1. Que los niveles de contaminación no suban en las ciudades.

2. Que los llamados influencers y youtubers dejen de ganar salarios enormes por no hacer nada

3. Que los salarios y las condiciones de trabajo de las enfermeras y otra gente que trabaja en hospitales mejore, esta vez y para siempre.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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