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Contaminación en el subte: siguen las enfermedades por asbesto, en medio de la pandemia

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Las y los trabajadores de subte denuncian que hay 4 casos de cáncer y 27 con abestosis producto de la exposición al material venenoso. La empresa, cercada por la presión y las pruebas, prometió una desabestización que no se terminó. Para colmo, comenzó la pandemia: al menos 141 trabajadorxs enfermos y 4 fallecidxs por Covid-19. La falta de respuesta de Metrovías y el gobierno porteño, y la organización creciente de trabajadorxs que buscan visibilizar la contaminación en el subte. “Te come la cabeza esta situación. Porque tenés que andar cuidándote del asbesto y además tenés que cuidarte del COVID», reflexiona Francisco Ledesma, Secretario de Salud de la Asociación Gremial de Subte y Premetro. «La empresa te dice que tenés que venir a trabajar, hay poquito asbesto, las mediciones de aire dan bien; si dan bien, ¿por qué tengo 27 compañeros enfermos?”.

Por Mariana Salgado

El año arrancó con escenas apocalípticas en el subte porteño, antes de que se hicieran cotidianos los barbijos y las máscaras de protección: la primera semana de enero Metrovías invitaba a medios y funcionarios a que conozcan cómo se estaba realizando en el taller Roncagua, en Chacarita, el proceso de desasbestización de algunos vagones contaminados. Mostraron que se utilizan mamelucos descartables tipo Tyvek, que retienen el 97% de las partículas de asbesto. Y unas máscaras panorámicas full face de seguridad que filtran partículas de hasta tres micrones. ¡Click, foto! Pero otro tipo de cámara se necesita para retratar dónde se aloja el problema: en los pulmones de almenos 4 trabajadores con cáncer, de 27 con asbestosis, de los 400 que todavía esperan los estudios y de todes les trabajadores del subte expuestos.

Contaminación en el subte: siguen las enfermedades por asbesto, en medio de la pandemia
Imagen de Página 12 sobre Metrovías y el trabajo de desabestización.

A ocho meses de ese fotogénico despliegue, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) denuncia que no se avanzó en el proceso de desasbestización. Mientras tanto siguen contando enfermos: 141 enfermos y 4 fallecidos por Covid-19. “Te come la cabeza esta situación. Porque tenés que andar cuidándote del asbesto y además tenés que cuidarte del COVID», reflexiona Francisco Ledesma, Secretario de Salud de AGTSyP. «La empresa te dice que tenés que venir a trabajar, hay poquito asbesto, las mediciones de aire dan bien; si dan bien, ¿por qué tengo 27 compañeros enfermos?”.

No solo por asbesto y Covid-19, en el subte los tóxicos se descubren primero en los cuerpos de les trabajadores que, alertados por la prsencia de asbesto, auditaron los estudios que año a año les hace la ART por control. El resultado: encontraron también compañeres con plomo y silicio en sangre.

Esto se suma a las variables históricas: la pérdida de audición por el ruido, de la vista por la mala iluminación y de los que fallecen electrocutados (a razón de uno por año en estos 26 que Metrovías tiene la concesión del subte). Casos que la Ley de Riesgos de Trabajo y los empresarios llaman enfermedades profesionales y accidentes laborales, pero la organización no entiende de eufemismos: “Era ser protagonistas, plantarnos y defendernos colectivamente ante esta dejadez cínica de la empresa o vernos que hoy estamos y mañana no. La construcción colectiva, la discusión de las condiciones y escuchar a los compañeros es la mejor organización para enfrentar este modelo de organización del trabajo”, describe Francisco.

Insalubres

El aviso a les trabajadores de que el subte está contaminado con asbesto no vino de la empresa, ni del Gobierno de la Ciudad, ni del Ministerio de Salud, ni de ningún organismo obligado a velar por la salud y el ambiente: vino de sus pares españoles.

En 2018 se enteraron que les trabajadores del Metro de Madrid estaban contando sus enfermos por exposición al asbesto. Solo bastó mirar alrededor para ver que estaban rodeados de los trenes que en el 2011 el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires le había comprado al Metro de Madrid: 36 coches que contienen asbesto. No fueron engañados: los manuales y planos de especificaciones técnicas mencionaban explícitamente la presencia de asbesto.

Por Decreto N° 658/96 el asbesto fue incorporado al listado de enfermedades profesionales por su capacidad de producir cáncer de pulmón en trabajadores expuestos. Además, produce una afección crónica, la asbestosis, que daña a los pulmones de forma permanente e irreversible y causa insuficiencia respiratoria. Por esto, la producción, importación, comercialización y el uso de asbesto y productos que lo contengan está prohibido desde 2003 en nuestro país, por Resolución del Ministerio de Salud N°823/2001. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en 1998 que la aparición de los efectos crónicos por exposición a esta sustancia es independiente de la dosis de exposición, por lo tanto, es imposible establecer niveles de exposición seguros.

Los materiales que contienen asbesto no deben ser cortados ni manipulados, que es todo lo que hicieron les trabajadores del taller Roncagua de la línea B para adecuar los trenes madrileños a nuestras vías.

En dos años, les trabajadores del subte lograron que las empresas Subterráneos de Buenos Aires S.E. (SBASE), Metrovias S.A. y el gobierno porteño admitieran la presencia de asbesto, y que crearan un registro de trabajadores expuestos. A todos los que ingresan a este registro, la empresa debe hacerles estudios anuales por exposición al asbesto, de por vida si el trabajador se jubila en la empresa, y por 5 años si cambia de trabajo.

A este registro ingresaron 1600 trabajadores, de los cuales ya han sido testados 1200 y a 27 se les detectó abestosis.  Se confirmó así que cuatro trabajadores expuestos desarrollaron cáncer; dos de ellos ya fueron operados y están rehabilitados. De los dos trabajadores que todavía padecen la enfermedad, a uno la ART le está haciendo el seguimiento para operarlo y al otro, una persona que trabajó en el subte siete años, la ART se niega a admitir su caso como enfermedad laboral porque sostiene que su condición no se condice con la cantidad de tiempo que trabajó en el subte, por más OMS afirme que no hay ninguna exposición segura al asbesto.  La AGTSyP llevará este caso ante la Superintendencia de Riesgos de Trabajo.

Pero el asbesto no está solo en los coches de la línea B comprados por la Ciudad. Según consta en los diferentes pliegos está en las flotas de subtes modelos CAF 5000, Mitsubishi, Fiat concord, GEE, Nagoya series 250-300-1200-5000, en todas las subusinas de energía eléctrica, en el sistema de señales de la línea C (que contiene piezas de las señales de todas las líneas), en el Premetro, en los cuartos de bombeo y en los depósitos de agua de los baños de la mayoría de los sectores, áreas y líneas del subte. Además, a través de análisis realizados en la Universidad del Sur la AGTSyP encontró asbesto también en los frenos de las escaleras mecánicas, en las chapa de fibrocemento del cuarto de descanso y vestuario de les trabajadores del Premetro y en la flota SIEMMENS. Aunque la empresa aún no lo haya admitido, les trabajadores ya saben que piedra que se levanta en el subte, piedra en la que se encuentra asbesto. Por esto, reclaman que se sume a los 5200 trabajadores del subte al registro (sin importar rangos ni jerarquías) y se realice un plan de desasbestización de todo el subte.

“Es una pelea permanente. En la cantidad de lugares que hemos encontrado asbesto la empresa tendría que haber aceptado la situación y meter a todos a hacer los estudios. Pero no, no funcionan con esa lógica. Funcionan con la negación sistemática: demostrame que tiene”, cuenta Francisco, y así describe el engranaje que deben mover para avanzar en esta lucha: ir denunciando piezas, que la empresa las mande a muestrear, que comprueben que está contaminada, que ingresen al registro les trabajadores del sector que trabajen con ese material, que se les hagan los estudios, y así, para ir encontrando más afectados y que la empresa reconozca las áreas contaminadas que deben ser desasbestizadas.

¿Desasbestizado?

“Afrontamos nuestro compromiso desarrollando una cultura de mejora continua de protección del medio ambiente, velando por un uso eficiente de los recursos naturales e innovando con prácticas responsables, que minimicen el impacto ambiental de nuestras actividades, de acuerdo con la legislación vigente en cada lugar en donde actuemos”, reza el Código de Ética y Conducta Empresarial de Metrovías.

Sin embargo, entre los papeles de los escritorios del Juzgado de 1ra instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº 12 está el recurso de amparo colectivo ambiental y una medida cautelar promovida por la AGTSyP contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Subterraneos de Buenos Aires, Metrovías S.A., y Metro de Madrid S.A., con el objetivo de que se recomponga el daño ambiental y se prevenga el daño a la salud producido por la contaminación con asbesto.

La jueza Alejandra Beatriz Petrella hizo lugar a la medida cautelar a fines de enero de 2020 y prohibió el contacto tanto de trabajadores como de usuario con materiales o lugares que tengan o estén sospechados de tener asbesto, ordenó la toma de muestras de piezas, que se realice un pan de desasbestización de los lugares contaminados y solicitó a Metrovías y SBASE que le entregue un listado de trabajadores que hayan desempeñado tareas en el ámbito del subte 40 años antes a la demanda, en un plazo de 10 días.

El 14 de agosto pasado, la jueza volvió a darle la razón a les trabajadores del subte, que reclamaron el incumplimiento de la cautelar, y les pidió a los demandados que dejen de hacer tiempo: “Deberán abstenerse de acompañar meros informes producidos por la Administración o por las distintas dependencias, se las exhorta a presentar un escrito claro, preciso, concreto y detallado de cuya lectura se desprenda la información peticionada”.

¿Y el plan de desasbestización? Francisco Ledesma: “No se está cumpliendo. Hoy estamos en cero. Hasta ahora hicieron una publicación de publicidad, en enero, pero eso no tenía fechas, no decía quién lo iba a hacer, cómo lo iba a hacer, cuándo, dónde. No hay voluntad política. No lo quiere hacer la empresa privada, no lo quiere hacer la empresa estatal y la Subsecretaría de Trabajo de CABA tampoco porque si no lo obligaría, tiene la policía de trabajo para clausurar los sectores y obligarla a que si quiere que se lo habiliten, invertir”.

Ciudad contaminada

El ambiente en la Ciudad de Buenos Aires está en los cuatro metros cuadrados de espacios verdes por habitante -la Organización Mundial de la Salud recomienda que sean 15- y en las asambleas de vecinos que defienden las plazas. En las calles de los barrios y las organizaciones que luchan por la urbanización. En los bolsones de verduras agroecológicas y en la Unión de Trabajadores de la Tierra. Y también está en los túneles del subsuelo porteño y en la asociación de trabajadores del Subte que hace dos años expuso ante todo el mundo que el subte está contaminado.

“Nosotros tenemos que entender que tenemos que ser el inspector que nunca va a llegar a nuestro lugar de trabajo, tenemos que ser los protagonistas de defender nuestra salud ante la organización del trabajo que va en detrimento de nuestra salud, de nuestra vida”, sentencia el Secretario de Salud de AGTSyP y cuenta que la lucha por la contaminación del subte no se queda bajo tierra: “vinieron los compañeros docentes y fuimos a los colegios. Nos pareció importante el vínculo con la ciudad. También los vecinos nos decían, ´nosotros creemos que acá en el club o en el edificio tenemos asbesto´ o ´nosotros también viajamos en subte, entonces queremos información´, y fuimos a varias comunas a dar charlas sobre ese tema, para explicar qué está pasando y cómo nos afecta a todos como sociedad”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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