CABA
Cura Bicego: «El sistema hace agua»
¿Pudo haberse evitado la muerte del policía Sayago? En Las Heras, Santa Cruz, suman ya 20 los detenidos por la investigación judicial de ese crimen, pero el cura párroco Luis Bicego denuncia que el hecho está siendo usado para reprimir los reclamos de los trabajadores petroleros, quienes además son sometidos a toda clase de apremios ilegales en una situación que compara con la dictadura militar. Los dioses a los cuales se están sacrificando vidas en la Patagonia, la “doble represión”, las provocaciones del poder que terminaron generando la muerte del policía, y la carta al arzobispo Bergoglio. El cura es sintetiza así la situación hoy en Las Heras: “dicen que esto es una democracia, pero lo que hay es un estado de sitio como en las peores épocas militares, y nadie es capaz de dar ninguna respuesta que no sea la represión”.
«Dicen que esto es una democracia, pero lo que hay es un estado de sitio como en las peores épocas militares, y nadie es capaz de dar ninguna respuesta que no sea la represión» dice el padre Luis Bicego, cura párroco de Las Heras, nacido en Verona -Italia- hace 56 años pero instalado en la Argentina desde hace 40: «Así que las viví todas, la represión, la guerra con Chile, la de Malvinas».
Su parroquia se transformó en el refugio de los trabajadores petroleros de Las Heras, y sus familias, huyendo de la cacería policial a la que parece sometida la localidad («cacería de brujas» fue la terminología utilizada por la concejala kirchnerista de Las Heras, Roxana Totino). Acaso resulte todo un síntoma que en la Argentina haya reaparecido la necesidad de refugiarse en las iglesias.
Los trabajadores venían sumando reclamos: primero, los problemas laborales, salariales, la anulación del impuesto a las ganancias.
Luego, la represión indiscriminada que -escudada en la investigación de la muerte del policía Jorge Sayago el 7 de febrero, golpeado durante una manifestación que exigía la liberación de un trabajador preso- parece constituir lo que el sacerdote llama un «modus operandi»: una metodología represiva que incluye los apremios ilegales, en un ambiente que el religioso define con dos palabras: «de terror». Desde Las Heras, conversó con lavaca con un acento donde a veces reaparece Verona, y sin ocultar su perplejidad ante lo que ocurre a su alrededor.
-¿Cómo está la situación, padre?
-Mirá, esta es la punta de un iceberg. Pasó en Las Heras, había pasado en Caleta el año pasado, en Pico Truncado, y va a pasar de nuevo. Hay un modus operandi y toda una política que es caldo de cultivo para que pase de nuevo. Es de terror.
-¿Cómo explicarle lo que pasó a alguien que desconoce el tema?
-No es fácil de explicar, pero estuve tanteando la versión de la gente. Yo llego a la conclusión de que se podía haber evitado esta muerte del policía Sayago. Así de sencillo. Yo hablé con gente que tiene distintas maneras de pensar, a favor del gobierno de turno, en contra, pero el racconto de los hechos es igual.
-Algo en lo que todos están de acuerdo.
-Sí. Hay un denominador común. Primero, todo el mundo sabía que la gente estaba caliente, cansada, con bronca. Reclamaban lo que es justo. La policía lo sabía y la gente del gobierno también. Vos sabés que yo no estaba, había viajado a Italia. Doy gracias a Dios porque si no estaría preso yo también porque más de uno me tiene ganas.
Pero sabiendo que la situación estaba así, no entiendo por qué no se buscó un diálogo.
El diálogo vino después, pero encima fracasó porque muchas de las cosas prometidas y escritas no se cumplieron. Pero entonces pregunto: ¿por qué si estaba caliente la situación, detuvieron a Navarro? (Aclaración: Mario Navarro era el vocero de la protesta, y su detención provocó la reacción de los trabajadores, que fueron a la comisaría a reclamar su liberación. Allí se produjeron los incidentes). Y además ¿por qué reprimieron? Reprimieron a dos concejales antes de que se arme toda la podrida, y esos concejales iban a pedir a la policía que se tranquilicen, que ellos iban a ponerse a tranquilizar a la gente. ¿Cómo les contestó la policía? Reprimiendo a los concejales que intentaban pacificar la situación.
-Leña al fuego. Los obreros vieron que los concejales eran reprimidos y reaccionaron aún más.
-Pero yo pregunto ¿quíen es el responsable de la muerte entonces? Acá pusieron el dedo en el avispero y ahora los hijos de puta, con perdón, son los que mataron al policía. Pero yo te digo: tan hijos de puta son también los que provocaron la situación.
-¿Qué pasó entonces?
-Primero detuvieron a cinco y después a quince más. Pero el «modus operandi» hasta que yo salí por radio a denunciar lo que está pasando, es que los molían a palos. El único que se puso los pantalones fue el comisario de Puerto Deseado que dijo: acá mando yo y además hizo llamar a un médico para que los detenidos pudieran ser atendidos.
-Pero lo que usted plantea es que las detenciones eran seguidas de apremios ilegales.
-A palos. El sistema de la época militar. Además, amenazándolos, haciéndolos declarar lo que querían: si no declarás vas a estar adentro toda la vida. Esas cosas de siempre.
-Usted ha planteado que a la detención de los posibles artífices de la muerte del policía, se le agrega la de los obreros como forma de represión.
-En todo esto hay un metalenguaje, un mensaje: no se metan más, basta de reclamos, huelgas, nunca más piquetes ni cortes de ruta. Lo lamentable es que en los piquetes estaban los políticos al comienzo. Buscaban los votos. ¿Y ahora, por qué están reprimiendo?
-Porque consiguieron los votos.
-(Se ríe) Y porque ya no saben cómo controlarlo. Pero para controlar el mejor método no es la represión. El método es atender los reclamos genuinos de los trabajadores que tienen jornadas de esclavos, porque muchos además de las ocho horas tienen dos de ida y dos de vuelta hasta los campos de petróleo, y cuando vuelven a la casa no quieren ni ver a la mujer y a los hijos.
-¿Qué piensa del grupo de cinco personas detenidas inicialmente? No eran petroleros.
-Acá los que salen el fin de semana, los jóvenes sobre todo, todos recibieron alguna paliza de la policía. Imaginate vos si creás una situación que es caldo de cultivo: si pueden tener una ocasión de revancha, se la toman. Pero la policía lo sabía. Entonces el comisario también es culpable. Y algo más: ¿Y los compañeros donde estaban, que lo dejaron solo al pobre Sayago afuera? De eso nadie habla.
-¿Qué pasó a partir de las detenciones?
-La gente está llena de miedo, algunos piensan que se los van a llevar, y las esposas también tienen miedo de represalias. Vienen acá para refugiarse porque es un punto de referencia ¿dónde van a ir? Los políticos dijeron que yo defiendo a delincuentes. Hasta tuvo que salir el obispo Juan Carlos Romanín a defenderme.
-¿Usted siente que está defendiendo a delincuentes?
-No, yo siento que estoy atendiendo a familias desesperadas, llenas de miedo y angustiadas. Dos de los detenidos estaban acá (Juan Barrientos y Avelino Andrade delegados de las empresas Indus y Astra-Evangelista, una constructora cuyo accionista principal es Repsol). El comisario me dijo: «tengo la orden de detención de dos personas». Le dije bueno, pero quiero que usted venga solo y con esa orden. Pedí que hubiera un abogado y un médico para constatar en qué estado eran detenidos. Pero fijate, uno de ellos tiene 7 hijos, uno discapacitado y el padre no cobra porque no tiene trabajo. Hay 43 despedidos a pesar de lo que había acordado por escrito el ministro de Trabajo Carlos Tomada.
-¿Las instituciones no dan una respuesta?
-¿Es una broma? Dicen que esto es una democracia, pero lo que hay es un estado de sitio como en las peores épocas militares, y nadie es capaz de dar ninguna respuesta que no sea la represión. Pero proclamamos que estamos en democracia, y decimos por todos los medios que las Madres de Plaza de Mayo ya no tienen más que hacer, cumplieron con su misión. Yo les pedí a las Madres de Plaza de Mayo (a la Asociación presidida por Hebe de Bonafini) que se hagan presentes acá en Las Heras porque acá tienen trabajo. En la provincia también. Contestaron que iban a venir en estos días.
-Usted hablaba de una situación de miedo.
-Es que la gente tiene miedo hasta de hablar. Hay miedo de perder el laburo si abrís la boca. Una vez que te despidieron, conseguir de nuevo trabajo es imposible en este país. No era así en la época militar, porque había mucho laburo. Así que ahora estamos doblemente reprimidos.
-La gente tiene miedo, ¿pero busca organizarse?
-Esto ha castrado mucho. Hace cinco años que estoy en Las Heras y siempre veo lo mismo: el gobierno maquiavélicamente infiltra gente apenas hay una iniciativa, para castrarla. Lo hablé con los curas de la zona, y se da en todas las comunidades.
-¿Por qué la carta a Bergoglio?
-Porque la esposa de uno de los presos iba a ir a visitarlo y yo quería que supiera lo que ellos están sufriendo.
-¿Alguien está pensando alguna solución?
-(Se ríe) Buena pregunta. Es lo que estoy pidiendo a los gritos. Que se pongan las pilas a las alturas de los acontecimientos. Porque parece que nadie piensa nada. lo único que saben pensar es en reprimir.
-El argumento es que hay que reprimir, porque hay violencia.
-Pero hay violencia creada. Si la empresa exige 12 horas de trabajo, yo digo: estamos locos. Ahí hubo reclamos de reducir las horas y poner más turnos.
-¿Quién se reúne en la parroquia?
-Yo mucho no me meto. Yo lo que hago es tratar de que pare la represión. Yo no soy gremialista ni nada, y después de la mediación del padre Juan Carlos Molina yo no quiero que me agarren por tonto. El boludo de la fiesta.
-¿Qué le pasó a Molina?
-Pasó que medió cuando fueron los enfrentamientos, la Iglesia quedó pegada, y al final no se cumplió nada. El cura quedó como colchón entre el problema y las autoridades que no cumplieron. Yo experiencia tengo. En la época radical estaba en La Matanza, y nos pidieron que los curas nos hiciéramos cargo de las ollas populares. Yo le dije a moneñor Bufano: esta es una trampa. Fui el único que terminé a los insultos con todos los concejales de La Matanza.
-¿Cuál era la trampa?
-Querían que los parroquias se hicieran cargo de las ollas. Los politicos mandaron comida para una semana, y después el cura quedaba como el hijo de puta que no da comida. Acá en Las Heras era lo mismo: el cura es el que no solucionó el problema ¿Me entendés? Y la Iglesia no tiene que solucionar el problema. Es el gobierno.
-¿Cómo fue el entredicho con la ministra de gobierno de Santa Cruz, Elsa Capuchinelli?
-Dijo que yo me dedicara a la tarea pastoral, que no me meta en otras cosas ni en política. Pero le contesté, no te aflijas. La mandé a estudiar.
-¿A estudiar?
-Claro, porque si hacemos un análisis etimológico, «pastoral» viene de «pastor». Y pastor es el que cuida de su grey. Yo estoy cuidando de mi grey porque está herida y abandonada. Si los políticos cuidaran de esto, yo no tendría que hacer nada. Así de sencillo.
-No parece ser el interés de demasiados políticos.
-No. Ellos se dedican a otras cosas.
-¿Cómo ve a los partidos de izquierda en este conflicto?
-Mirá, cuando hay río revuelto, ganancia de pescadores. Yo no soy ingenuo. Pero a esta altura del partido, después de la caída del muro de Berlín, no sé donde está la derecha y la izquierda. Lo que digo es que hay que defender a esta situación. Yo ya sé que cuando hay muertos, los buitres se acercan. Pero este es el Cambalache, el mundo al revés. Por eso digo que acá hay dioses a los cuales les estamos sacrificando gente.
-¿Qué dioses?
-El petróleo, el gobierno, los sindicatos. Una vez que llegan al poder, a los políticos como a los sindicalistas no les importa nada del pueblo. Y a las empresas no les importa nada de los obreros. Y del medio ambiente menos todavía. Acá dieron chacras alrededor de Las Heras, seguramente algún negocio habrá. Pero cuando hicieron perforaciones para los pozos, resulta que todas las napas están contaminadas. Los vecinos se unieron, tienen personería jurídica, mandaron una nota a Río Gallegos a la secretaría de Medio Ambiente reclamando que interviniera sobre el tema, y la secretaría a nivel provincial ¿sabés qué les contestó? Se declaró incompetente.
-Incompetente: toda una definición.
-Claro, dicen que no saben qué hacer, ni van a hacer nada. Los sobrepasa el problema. Pero entonces deberían renunciar. Por ineptos.
-¿Usted cómo se siente en estos días?
-Tengo mucha bronca. Pero además veo que el sistema hace agua.
-¿Por qué hace agua?
-Porque no pueden dar una respuesta a nada. La única respuesta que tienen es la represión como en la peor época militar. Esa es mi sensación. Hace agua. Pero ahora estoy muy cansado. Te propongo que sigamos hablando uno de estos días.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

- Revista MuHace 3 semanas
Mu 205: Hay futuro
- CABAHace 2 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 2 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 3 semanas
Mapuches en Neuquén: 10.000 personas movilizadas contra la represión y en apoyo a las comunidades originarias