Nota
El virus del miedo
(por Romina D´alfonso, de lavaca y desde DF, México) “La epidemia de influenza se encuentra ya en una etapa de estabilización” afirmó el titular de la Secretaría de Salud (Ssa), José Ángel Córdova Villalobos. Ante esta afirmación, el gobierno mexicano decidió reanudar las actividades económicas y las escolares lo harán en forma progresiva. Parece ser que el gobierno de Felipe Calderón funciona por decretos. Así como se decretó emergencia sanitaria, se decretó el fin de la epidemia. Entre medio de estas dos resoluciones se dejó sembrado desconcierto, confusión y silencio. Y queda una pregunta picando. ¿Qué pasó en México?
Al 30 de abril las cifras que se manejaban eran de 176 fallecimientos por influenza estacional y 8 muertes por el virus porcino. Hasta el día de ayer los números iban en aumento. Los nuevos datos son: 185 muertos por el primer virus; 29 por el segundo. Es decir que si hacemos la cuenta son 21 decesos por A/H1N1 en 6 días. La claridad de los números no deja mentir. La población mexicana no entiende a qué llama estabilidad este gobierno.
A todo esto, la Organización Mundial de la Salud aún cree que es inminente elevar el riesgo a pandemia.
Mientras tanto, las contradicciones siguen. Para el Secretario de Salud (Ssa), José Angel Córdova Villalobos no hubo una actuación honesta y profesional de las autoridades sanitarias en algunos estados de México; en cambio el presidente Felipe Calderón señaló la comprometida labor del personal médico y de las instituciones de salud ante esta contingencia.
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) declaró que se improvisó con torpeza. Para López Obrador, antes de actuar, “infundieron miedo”, dijo.
Por otro lado, diputados de los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI) evaluaron que Calderón sobredimensionó la gravedad del virus y subrayaron que la mayoría de los muertos por influenza fueron resultados de las incapacidades de las autoridades sanitarias.
Se dice que el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) es foco de contagio. La población mexicana teme ir a los hospitales porque creen que allí está el germen del virus. En tanto que, doctores y enfermeros que allí trabajan hablan de más fallecidos por el virus porcino que las cifras oficiales señalan.
En este contexto el Secretario de Salud admitió que hay muestras de enfermos por influenza que “de repente se toman y de repente no”. Esto da como resultado un nuevo dato: 77 expedientes (de fallecidos, claro) quedarán con “la calidad de sospechosos” por falta de muestra para análisis de laboratorio de los que no se podrá realizar la confirmación.
Córdova Villalobos también expresó que los datos estadísticos y el hecho de que se cuenta con un millón 400 mil tratamientos antivirales para enfrentar el repunte, hacen viable el retorno con normalidad las actividades económicas y de manera gradual las escolares.
Los docentes alertan sobre el riesgo de volver a clases. Tener agua, jabón y toalla suena demasiado pretencioso, dicen. Y la Coordinara Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) denunció que “no existen las condiciones de higiene ni de infraestructura en las escuelas para hacer frente a una emergencia sanitaria como esta”.
Detrás de las noticias apocalíticas del virus se cree que hay varios intereses en juego.
Se habla de un medicamento llamado Tamiflu y de su ex dueño Donald Rumsfeld. Este señor no sólo fue dueño de la compañía farmacéutica Gilead Sciences Inc., sino que fue ex ministro de Defensa de Bush. El Tamiflu sería hasta ahora, uno de los pocos tratamientos eficaces contra la influenza porcina. Tan bueno parece ser que hasta la OMS lo recomienda.
También se habla de show mediático, de la necesidad de usar el virus para tapar la crisis de un país que se le iba de las manos al presidente Felipe Calderón y del anhelo de encontrar una mirada triunfalista.
El mismo Calderón ante la mirada internacional y el pánico mundial exaltó: “el frente de batalla ha sido México, y aquí hemos defendido a toda la humanidad de la propagación del virus”. Los mexicanos creen que detrás de este comentario de “salvador del mundo” se encierra la necesidad de legitimar su gobierno como preludio de las próximas elecciones de julio ante un pueblo que ya no le cree nada.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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