Nota
“Este libro es el resultado de un encuentro que transformó a la puta en un sujeto político”
Entrevista a María Galindo, fundadora de Mujeres Creando y creadora de Ninguna mujer nace para puta, luego de las presentaciones en Argentina del libro editado por lavaca.
¿Cómo fue tu contacto con el público, en ámbitos tan diferentes como el Rojas, las universidades o el Bajo Flores, a partir de Ninguna mujer nace para puta?
Yo creo que, justamente, el encanto estuvo en haber tenido contacto con diferentes públicos a partir de un personaje que genera tanto que pensar, sentir y revelar como es la puta puesta como espejo de la situación de las mujeres en nuestras sociedades.
Sin duda, y no por caer en un populismo barato y sin fundamento. Ustedes que estuvieron muy cerca nuestro en los debates. Saben que, el de Bajo Flores fue el encuentro más intenso y más sentido. A pesar de lo chiquito del espacio, a pesar de que hubo una especie de invasión de mujeres que no vienen del Bajo Flores y que interrumpieron permanentemente la comunicación con las mujeres bolivianas, a pesar de esos factores ellas son las que dieron un debate bien profundo porque tomaron los contenidos, como decimos en Bolivia, “a pecho”. Justamente allí y en ese contexto surgió la idea de hacer del libro un taller, porque el debate se abrió tanto en contenidos que no podía quedarse allí.
El Rojas que fue la presentación principal y con mucha presencia de medios y que fue además la única presentación en la teníamos un publico “misturita”, de todos los colores y lugares. Fue una presentación muy eufórica para nosotras, tanta alegría y tantas emociones que creo que él público disfrutó.
En lugares académicos como Gino Germania o la facultad de Ciencias Sociales yo quise apuntar justamente a cómo construimos pensamiento, qué pasa con la enorme distancia que hay desde esos espacios con los procesos sociales, el papel que juegan los intelectuales muchas veces haciendo de intermediarios, de traductores del pensamiento que se construye a nivel de los movimientos. Cayendo en una función parasitaria que recorta la realidad a la medida de sus intereses y teorías. Repensar el papel del testimonio en la construcción de pensamiento social, repensar la forma como se despoja al “otro” de su saber. Me gustó que, en muchos casos, los y las estudiantes sí que tomaron ese debate en serio porque lo viven todos los días, mientras que profesores se muestran muy reacios a entrar en esa discusión en el contexto además de un libro que te ofrece ese ejemplo de una manera muy directa. Es decir hablando otra vez desde la práctica.
En todo caso a mí me quedo sabor a poco de todo el conjunto de presentaciones, porque sacamos este libro casi pujando, con mucho esfuerzo físico, intelectual y psicológico y creo que ofrece varias líneas de discusión que no nos las devolvieron las personas encargadas de presentarlo, que se supone que lo habían leído, de quienes esperamos que asuman estas discusiones como propias, del conjunto de compañeras valiosísimas que estuvieron acompañando las presentaciones.
Me importa también mucho como asuman las hermanas en situación de prostitución este texto, no me importa en el sentido de la censura que pudiese operar sino justamente lo contrario. Acá en Bolivia la organización de las compañeras acaba de asumir el término mujeres en situación de prostitución y el Defensor del Pueblo también, directamente gracias a los debates e intercambios llevados adelante con la muestra en Cochabamba. En Argentina hemos trabajado en talleres con grupos de mujeres en situación de prostitución y el resultado fue que, por primera vez, muchas de ellas pudieron hablar en público, leyendo un texto que ellas mismas escribieron durante ese taller y que empezaba diciendo: “Soy una mujer, no una puta” y que forma parte de la introducción del libro. Cada oración fue escrita por una diferente y todas juntas formaron un sujeto social contundente. Eso es, en síntesis, este libro.
Las Mujeres Creando lo están estudiando para darnos una crítica pronto: esa crítica esa devolución que yo necesito como un bebe recién nacido necesita leche, sino el libro se queda como una nueva hemorragia.En mi trabajo espero mucho de los momentos de devolución.
Lo que si pude leer en las miradas y posturas físicas de quienes me escucharon sin hablar es que nuestras palabras no se reflejan de la misma manera en las pupilas de hombres que de mujeres. Creo que para las mujeres el libro se convierte en un problema, enseguida. Para los hombres, en cambio, se convierte en un desafío que se “pueden” permitir evadir.
El peligro de transformarse en víctima o sujeto de atracción
¿En qué medida el libro puede significar la apertura de espacios nuevos de pensamiento y de acción?
Si me disparo en sueños te podría decir muchas cosas que me vienen enseguida. La primera que considero fundamental es que este libro nos permite repensar la teoría feminista sobre la construcción de sujeto. Resulta que el feminismo ha sufrido una fuerte puesta en cuestión a través de la teoría queer, que precisamente logra poner en cuestión de manera brillante el sistema sexo-genérico que el feminismo utiliza como base de construcción de propuesta y teoría. Es así que ha surgido un feminismo entre comillas muy light, muy descafeinado y muy desorientado. Ese es un nuevo problema respecto del anterior que encarábamos nosotras, que fue el de la tecnocracia de género y la tecnocratización de los horizontes de lucha del feminismo, al menos en nuestro continente.
Con este libro y la presencia de la puta como personaje central de la teoría, de la crítica al Estado como Estado Proxeneta y de la puesta en cuestión del concepto de heterogeneidad y de diferencia puede significar la reorientación de los horizontes de lucha y de las bases de construcción de un sujeto político desde las mujeres.
Esto es un sueño, porque también puede darse un vacio en la posibilidad de discusión. Y esa vacío se produce si transforman a la puta en una víctima o en una atracción.
La posibilidad más modesta, pero no menos significativa, es que este libro permita u avance a las mujeres en situación de prostitución organizadas, al menos en la sociedad boliviana, aunque enseguida, por ejemplo, las chilenas me han escrito y quieren conocerlo y discutirlo. Y eso puede correr como pólvora hacia círculos de mujeres en situación de prostitución, agotadas ya por la repetición idiotizante del guión de la puta. Así aparecerán de la nada -quien sabe- otras hermanas rebeldes y dispuestas desde sí mismas a deshacer ese discurso. Entre las bolivianas, yo voy a dar la pelea amorosa de entendernos y medir lo que nos jugamos cuando podemos desatar la palabra en primera persona.
Otra de las fuerzas hacia la acción y el pensamiento que tiene este libro es develar el vacio de ciertos refugios “políticos” que tenemos las mujeres, y quien sabe otros actores sociales: esto de mujer migrante, por ejemplo, que no quiere decir nada; o de mujer estudiante, o de mujer indígena y así sucesivamente. Es un desafío a escoger el lugar desde dónde repensarnos sin caer en la banalidad y el refugio idiotizante. Esto implicaría pensar un Ninguna mujer nace para puta a partir de otros lugares sociales. En Bolivia, por ejemplo, tenemos un gran vacio, si intentamos ubicar el lugar desde donde puede pensarse una mujer indígena joven que ha hecho varias rupturas con mandatos culturales y que la cultura como referencia no le sirve, pero tampoco le sirve la “modernidad urbana tan mal hecha”, ni menos aun el concepto de ciudadanía.
Así que veremos. Por ahora lo que haremos es diseñar un taller bonito, no apto para intelectuales, ni para quienes quieren mirar de palco: o te pones en cuestión o no vengas al taller. Así va a ser.
“Sin sujeto no hay feminismo”
Las ideas de Ninguna Mujer nace para puta sumadas a tantas que vienen planteando Mujeres Creando, ¿significan un nuevo feminismo? ¿Cuáles serían sus características?
Mujeres Creando nació de una manera muy particular: nació rompiendo, criticando. Nació sufriendo. Que hayamos sido lesbianas las que sentamos las bases iniciales, pero además no de un feminismo lesbiano sino de un feminismo transformador y subversivo que contenía lo lesbiano, fue un atrevimiento que no nos lo perdona nadie: ni las propias lesbianas, menos aun la izquierda, etc.
En todo caso esto nos significó la necesidad de repensarnos todo el tiempo. Estábamos desempleadas, apartadas y hasta criminalizadas cuando empezamos. Teníamos miedo y todos esos elementos han dado lugar a que el resultado fuera una metodología de trabajo muy exigente: desarrollar la capacidad de respuesta inmediata, haber construido nuestro escenario propio desde la calle y todas esas cosas que son, sin duda, las características que nos diferencian a escala latinoamericana. Nunca nos adscribimos a las discusiones que circulaban como las oficiales porque todas esas discusiones estaban gastadas y eran meros ecos de procesos surgidos en los organismos internacionales, y en una suerte de atadura por parte del feminismo latinoamericano a feminismos como el italiano o el español.
Nosotras supimos hacer nuestro propio camino y allí seguimos. Las características de este feminismo es un feminismo propositivo, creativo, muy revolvente. Sus puntos altos a nivel teórico son muchos y muy importantes. Ninguna mujer nace para puta es un paso significativo en este sentido y en esta construcción del sujeto: sin sujeto no hay feminismo. Pero estamos hablando de un sujeto político y social, no de una figura o estrella mediática.
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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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