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1123: una obra sobre la masculinidad, la distancia y el amor, en Mu Trinchera Boutique

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El colectivo teatral Grupo Tres Caminos presenta Mil ciento veintitrés con dos únicas funciones el viernes 1 de octubre: a las 20.00 y 21.15 hs. en MU Trinchera Boutique.

Víctor y Lautaro aparecieron hace cinco años en la cabeza de la actriz, dramaturga y directora Ana Schimelman. Pero poco después quedaron atrapados en un archivo de Word. En 2020, el año en que esta humanidad siglo XXI conoció los azotes de una pandemia, Ana los recordó una madrugada y los llevó a un taller de escritura que compartía con Martina Coraita y entre ambas fueron delineando la historia. Así nació la obra “1123” en alusión a la cantidad de kilómetros que separan físicamente a Víctor de Lautaro en la ficción.

Este colectivo teatral tiene un nombre: Grupo Tres Caminos. Nació en época de aislamiento y exceso de zoom. Cuenta Ana que con Manuel Caponi y Martina habían entrenado juntes en el Sportivo Teatral, con Felipe Ramusio Mora entrenó en Espacio Granate, dirigido durante diez años por la actriz y directora Paula Herrera Nóbile y con Débora Toranzo entrenaban juntas con el director Juan Coulasso, a cargo del espacio Roseti. La selección de actores y productora que hizo Ana tuvo dos componentes: cariño e intuición: “Veníamos ensayando la obra por zoom sin ningún tipo de rumbo, en modo supervivencia, la realidad nos angustiaba y teníamos ganas de contar una historia hermosa”.

1123: una obra sobre la masculinidad, la distancia y el amor, en Mu Trinchera Boutique

Se presentaron a la convocatoria Incubadora de Primeras Obras, organizada por la Dirección General de Enseñanza Artística del Gobierno de la Ciudad. “Hicimos una especie de work in progress de cinco minutos, modo video, y ahí había quedado el trabajo que siempre tuvimos el deseo de que sea una obra de teatro presencial. Cuando vimos la convocatoria de MU Trinchera Boutique y la idea era estrenarla efectivamente en un teatro, dijimos: listo, es por ahí. Además con el plus de la tutoría de Valeria. Nos gusta mucho como labura Piel de lava, nosotres también somos un grupo nuevo que se conformó con esta obra, entonces queremos aprender de esa forma de construcción”, asegura Ana.

Manuel y Felipe no se conocían personalmente, así que la presentación fue por zoom. Les cinco se fueron vinculando a través de la pantalla para trabajar en la obra, se mandaban música, películas, libros y compartían ejercicios. Manuel: “Hoy lo quiero a Feli como si fuera un amigo de toda la vida y lo conozco hace un año por zoom: es rarísimo. Nos vimos por primera vez en octubre del año pasado para editar un video”. En la ficción, Víctor y Lautaro son mejores amigos y en ese momento si bien los separa la distancia física, los une un lazo de amistad e incondicionalidad. Felipe: “Hicimos una lista de pelis para ver, que hablan de la amistad, que te ayudan a entender la amistad entre dos adolescentes, dónde está el amor, el juego, la competencia, el compañerismo. De alguna manera nos pusimos la pandemia a nuestro favor, pleno momento donde era un garrón la vida del año pasado, nosotres encontrábamos una luz juntándonos a ensayar, a probar, a jugar”.

Víctor: qué ves? 
Lautaro: una cortina de agua que me tapa el cielo, vos? 
Víctor: la misma cortina de agua pero con edificios. 
Lautaro: Pareciera como que no va a parar nunca 
Víctor: va a parar  
Lautaro: cómo cortás vos el limón? 
Víctor: con un cuchillo? 
Lautaro: pero de qué manera? Cómo hacés el corte? 
Víctor: nunca nadie me preguntó eso. En dos, no sé  
Lautaro: un solo corte hacés? 

>> Dale play para ver el video de presentación  >>

La elección de Ana para los protagónicos combinó algunas estrategias: “Pensé en los chicos porque es una obra que retrata un tipo de masculinidad que es muy interesante, quizás no es lo que más se ve en la ficción. Ellos tienen algo que son re chabones, les gusta el deporte, son facheros, son simpáticos y tienen una sensibilidad muy profunda. Como actores pueden meterse en lugares que los puedan incomodar y trabajar juntos. Manu y Feli no se conocían y lograron un vínculo de mucha solidaridad, de compañerismo, y como encima la obra habla de eso, era importante que quienes vayan a laburarla la encarasen desde ese lugar”. Martina coincide con esa forma de abordar lo ficcional: “Ambos muestran una nueva forma de masculinidad, que se deja ver y no, como vínculos no tan tajantes sino como algo más difuso, una amistad muy amorosa”.

Débora explica el aporte de la tutoría de Valeria: “Hizo que nos cerraran un montón de cosas que estaban flotando y las terminamos de definir. Ellos son dos pibes que fueron adolescentes en 2006, también hay un contexto socio-histórico que suma un montón, para nosotros. No es que vamos a relatar que pasó en 2006, sino que son referencias musicales, de vestuario”. Agrega Manuel: “Teníamos un montón de data sobre la que veníamos trabajando. Vale nos hizo cinco preguntas que terminaron de organizar la estructura. El proyecto de pronto se acomodó, como si fuera un quiropráctico que nos acomodó los huesitos, y de golpe empezó a funcionar la máquina de otra manera”.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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