Nota
Un golpe de realidad a la política

El resultado de las PASO 2023 dejó un panorama triste y difícil pensando en el futuro. Pero significó también un shock de realidad, al menos de la que se puede registrar hoy. La votación se dividió básicamente en tres tercios. Con el 92 % de las mesas escrutadas, la diferencia entre los tres principales fuerzas era de 3 puntos. La Libertad Avanza superaba el 30%, Juntos por el Cambio el 28% y Unión por la Patria 27%.
LLA, que no hacía pie en ninguna provincia, terminó imponiéndose en 15 distritos: Santa Cruz, Tierra del Fuego, Chubut, Rio Negro, Neuquén, San Juan, La Pampa, Mendoza, San Luis, Córdoba, La Rioja, Tucumán, Salta, Jujuy y Misiones.
Unión por la Patria ganó en provincia de Buenos Aires, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Catamarca. Patricia Bullrich le ganó la interna de Juntos por el Cambio a Horacio Rodríguez Larreta. Esa coalición ganó CABA, Entre Ríos y Corrientes.
En el hotel donde esperaba LLA, sus propios funcionarios y activistas no podían creer los resultados. Milei salió a anunciar el final del kircherismo y de toda la casta política mientras la gente cantaba una estrofa nacida en las calles en 2001 con un sentido inverso: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Definió a la justicia social como “una aberración”. Sin embargo tuvo buenos resultados o triunfos en provincias y municipios en los que el peronismo suele imponerse.
Patricia Bullrich se mostró exultante junto a Horacio Rodríguez Larreta, anunciaron que de aquí en más trabajarán juntos y no se privaron de hacer aparecer en último término a Mauricio Macri.
En UxP Juan Grabois confirmó que acompañará la fórmula ganadora del espacio (Sergio Massa y Agustín Rossi) y entregó una carpeta con su programa de gobierno al propio Massa. Habló también Axel Kicillof, ganador en la provincia de Buenos Aires, planteando la siguiente disyuntiva: “La derecha o los derechos”.
Sergio Massa cerró la jornada con una metáfora futbolera: “Esto fue el primer tiempo. Vamos por el segundo tiempo, el alargue y los penales”. Traducción: dos nuevos meses de campaña, las elecciones de octubre, y un incierto pero posible balotaje en noviembre. Massa sigue siendo el ministro de Economía del actual gobierno, lo cual a esta altura no se sabe qué significará en términos electorales.
Otro enigma es qué primó en el ánimo popular: ¿bronca, hartazgo, desinterés, un intento de cambio aunque ponga en riesgo conquistas de las propias personas que lo están impulsando? O saber qué pasará con ese 3% de diferencia en octubre, ni con las 2 millones de personas menos que votaron en comparación con las anteriores elecciones, y 11 millones en total que no acudieron este domingo a las urnas. ¿Continuará ese nivel de abstención? Si no continúa, ¿podría cambiar el orden de los factores, o reforzar las tendencias aparecidas este domingo? Tal vez por eso sean pertinentes las dos palabras para definir el panorama –triste y peligroso–planteadas no por un editorialista político sino por la artista Lali Espósito, sentimiento que albergó a mucha gente mientras otra celebraba el triunfo.
Lavaca estuvo en los diferentes puntos de encuentro de estas expresiones políticas registrando algunas de las cosas que allí sucedían. El verdadero escenario, en todo caso, no es el abarcable en bunkers, hoteles y canales poblados de periodistas asombrados, sino el que ocurre fuera de ellos, donde el electorado mandó un golpe de realidad a la política y un mensaje que quizá nadie esté todavía en condiciones de descifrar, al menos hasta dentro de dos meses. Allí se confirmará, o no, si es posible revertir la realidad manifestada este domingo.

Primero, el vacío. Foto Sol Tunni.
¿Hay palabras?
Patricia Bullrich se abraza a Mauricio Macri, se apoya en su hombro y recibe unas palmaditas en la cabeza, como una hija que se portó bien. Quizá esa imagen resuma esta jornada increíble que en el bunker de Juntos por el Cambio se vivió como un triunfo, a pesar de que logró apenas superar por unos pocos puntos a su archienemigo oficialista y que fue superado por un disruptivo Milei, el gran ganador de estas PASO. Quien sepa descifrar qué representan esos votos será realmente quien se quede en el podio de la elección verdadera, la definitiva, la que cuenta, pero esta noche lo que aquí importa no es mañana sino este hoy, que acá se festeja como una trompada en la mandíbula a Unión por la Patria y, fundamentalmente, la vuelta al ring de Mauricio, la revancha. Queda claro que las PASO son una interna y que aquí lo que ha triunfado es lo Macri.

Después coordinaron discursos, alfajores y se mostraron unidos. ¿Se acabó la interna? Foto Sol Tunni.
Queda claro también que otro es el tono y cada uno de los candidatos repite casi las mismas palabras al iniciar su discurso –el dolor, la lucha cotidiana contra las dificultades, lo que está padeciendo la sociedad en estos tiempos crueles– como si consolaran a quienes sufren la inoperancia de la política, para enfocar luego el mensaje a sus adversarios políticos: Macri, Jorge, felicitó hasta a la izquierda; Bullrich, solo a Milei. Pero ambos mostraron más la sonrisa que los dientes y eso quizá signifique algo en este contexto de delicado equilibrio que deben emprender. “Todavía no logramos nada”, sintetiza Macri, Jorge.
Ni tanto, ni tan poco parece ser la estrategia discursiva que comenzó a bordarse hoy en esta, la tercera fuerza que disputa el poder.
Diego Guelar, un veterano merodeador de estas internas, con bastón y anteojos de marco celeste, dirá que “solo al día siguiente sabremos si un líder es capaz de liderar” y que esa condición –el después– alcanza incluso al protagonista, que se entera luego si fue capaz de estar a la altura de lo que la Historia le exige.
Mañana comienza esa Historia.
Mientras Macri, Mauricio sonríe desde el escenario abajo, sonríe el Mago sin dientes, y reparten alfajores Jorgito, chocolate negro, la atención del periodismo está en otro lado: habla lo Milei mientras sus seguidores cantan un hit nacido en las calles y la resistencia contra el neoliberalismo y la represión, y hoy fue apropiado por la no política argentina: “Que se vayan todos”.
Después, demasiado después, es el turno de los discursos en el bunker de Unión por la Patria. ¿Hay palabras para explicar una derrota que parece propia?
Hay.

La expectativa en Unión por la Patria, mientras no aparecían los resultados. Foto Sebastián Smok.
Las dice Sergio Masa, en clave futbolera:
“Se jugó el primer tiempo y nosotros ahora vamos por el segundo, el alargue y los penales”.
Mañana y las siguientes mañanas de estos largos meses ¿sabremos quién es Dibu, quién Messi y quién Francia? ¿O si hay scaloneta, si hay hinchada?
No es pregunta.
El reino de la prudencia
Esa parte del domingo electoral había comenzado un rato antes a las siete de la tarde, cuando Matías Lammens (primer candidato a legislador por Unión por la Patria) salió a hablar con la prensa, en algunas escuelas de la Ciudad de Buenos Aires todavía se votaba.
Se sentó frente a las cámaras en la primera de las tres carpas montadas sobre Avenida Corrientes, en la puerta del Complejo C en Chacarita, búnker oficialista. En ese momento dijo que aún no había datos oficiales.
Paciencia. Cada uno que se sentó frente al mismo micrófono lo repitió: paciencia y prudencia. Media hora después Daniel Scioli pidió además fe y confianza.
Cada media hora fueron realizando declaraciones, las únicas a las que accedían los cientos de periodistas en la enorme carpa blanca sin posibilidad de compartir otro espacio con candidatos y candidatas.
La tercera fue Cecilia Moreau, actual presidenta de la Cámara de Diputados, la primera massista en pronunciarse. Y otra vez: prudencia. Julián Domínguez anticipó luego que el escrutinio iba a ser lento.
Para entonces eran más de las nueve de la noche, aún no había datos oficiales. Si se sabía que había votado el 69% del padrón, la participación más baja en una elección presidencial. En la calle no había militancia. Frente a un escenario vacío, solo unos bombos que decían Massa presidente y trompetas entonaban la marcha peronista sin público. No había ninguna agrupación política, ni banderas, ni remeras.
Adentro, las caras eran de preocupación. Crecía el rumor: el batacazo lo había dado Javier Milei. Desde su búnker, Victoria Villaroel, candidata a vicepresidenta, exigía que informen los datos. A las diez y media llegaron los primeros: Milei era el más votado individualmente, y la Libertad Avanza la fuerza política con más votos (más del 30%).
Fue entonces que Sergio Massa, actual Ministro de Economía, el que sentenció un proyecto electoral: “Quedan 60 días para darla vuelta”.
En el escenario estaban entre otros Axel Kicillof (primero en provincia de Buenos Aires con el 36% de los votos), y Juan Grabois que hasta ese momento tenía búnker separado en el que se había construido un altar con imágenes del Papa, del Gauchito Gil, de Cristina Kirchner y le entregó a Massa una carpeta de tapas azules con su plan de gobierno.
¿Qué es ser revolucionario?
En la esquina del Hotel Libertador hay una pantalla montada donde se pasa en loop la leyenda Milei 2023. Las banderas con la cara del candidato libertario están a $1000 y los pañuelos a $500. Los autos y taxis pasan y tocan la bocina festejando, también los colectivos, y el camión de la basura.
Están eufóricos, la mayoría son varones, muchos muy jóvenes como Santiago de 16 años a quien hoy aplaudieron por votar por primera vez. Votó a Milei porque “son ideas nuevas que impactan en la juventud”. Muchos de sus compañeros también lo votaron. Cuenta que hace meses lo debate en el colegio. “Antes votar a Perón o a la izquierda era ser revolucionario, ahora es la libertad”, dice.

Libertarios versión siglo 21, en la puerta del bunker de Milei. Foto Sebastián Smok.
Pide un cambio, que después explica que es poner freno a los partidos tradicionales y sus impuestos. Su papá Daniel lo acompaña, está afiliado a La Libertad Avanza, sobre todo, cuenta, porque no aguanta más la inflación ni la inseguridad. “La gente sabe lo mal que la está pasando, y por más relato que haya, no la convencés. No poder estar tranquilos está mal”.
Inseguridad es una palabra que se repite, aunque nadie nombra a Morena, ni a Facundo, ni a tantos y tantas. Marcelo lo describe como “sentido común”: “Todo está mal y Milei es el único que dice cómo lo va a solucionar”, supone. Se convenció, cuenta, cuando lo escuchó en su banca de diputado. Sobre si es posible que haga todo lo que promete, responde que no de golpe, pero si en unos meses.

El candidato que definió a la justicia social como una «aberración». Foto Sebastián Smok.
Más tarde, la pantalla mostrará al candidato dando su encendido discurso dentro del búnker, agradeciendo a su hermana, a quien le dice “el jefe”, y a sus hijos de cuatro patas (sus perros), mientras suenan bombos, trompetas y fuegos artificiales. “Daremos fin al kirchnerismo y a la casta política”, promete, mentando sin mencionar a JxC. Cuando define a la casta como “parasitaria, chorra e inútil“, la gente estalla.
Luz tiene 21 años, vive sola, aplaude y dice que es el único que le da esperanza. Milei habla, y define como “atrocidad” el hecho de pensar que cuando hay una necesidad nace un derecho.
Y como “aberración” a la justicia social.
Un hombre de 58 años que prefiere no dar su nombre lo define como ”la única solución para que este país pueda dejar atrás todo lo que está sufriendo” porque es el único que ofrece “equidad”. ¿A qué se refiere con equidad? “A la unión” dice.
Mientras tanto se canta “la casta tiene miedo”. Acto seguido: “un minuto de silencio… para Larreta que está muerto” (más tarde le dedicaran insultos sin metáforas). Después: “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es radical”. Para terminar: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Ya está en el aire girando la moneda: la próxima etapa de esta historia será el 22 de octubre, mientras todo está por verse.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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