Nota
13 contagiados de coronavirus en la Villa 31, sin agua, sin luz y sin respuestas
Compartimos otro texto de la organización La Poderosa que denuncia, con datos y casos concretos, cómo los discursos estatales de protección y cuidado se derriten en los barrios más vulnerados. El barrio «urbanizado», el más afectado. El hacinamiento. La auto-organización de las vacunas y el hambre. Los basurales como fuente de comida y cartón. Los escasos kits de Salud. El riesgo eléctrico, la falta de agua y el problema de la lluvia. Y la violencia policial: el detallado panorama en los barrios humildes del país que tiene en común la falta de respuesta estatal.
Texto publicado originalmente aquí.
1) El Barrio Mugica, cuya falaz «urbanización» se ocuparon de promocionar en todos los medios, no sólo tiene los casos de coronavirus que ya denunciamos, ¡ahora nos confirman otros nuevos 11 contagios! Y las medidas están a la vista. Hace dos días que la Villa 31 no tiene agua, hace 24 horas que no tiene luz y hace 70 años que no tiene respuestas.
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2) Todavía no existe ningún proceso de individualización sobre los grupos de riesgo que debieran ser aislados del aglomeramiento entre los pasillos estrechos e invisibilizados de la ciudad más rica del país, donde hoy se cumplen 40 días de Hacinamiento Barrial Obligatorio.
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3) Frente al abandono en Zavaleta y la Villa 21-24 de Barracas, las propias organizaciones sociales, junto a la Parroquia Caacupé y los trabajadores de la salud venimos haciendo un relevamiento que implica también la vacunación y el acompañamiento de los vecinos más vulnerables: en sólo 4 días, se vacunaron 930 mayores de 65 años, en 15 postas comunitarias.
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4) Seguimos enfrentando diariamente serios problemas para poder acceder al Ingreso Familiar de Emergencia, por cuestiones burocráticas, por nombres inscriptos que no figuran en el registro, por las computadoras que faltan, por el acceso imposible a Internet, por la incompatibilidad con otros parientes, por los trámites del DNI o por no haber cumplido todavía los 2 años de residencia. Y aun en aquellas gestiones que lograron completar el trámite, muchos destinatarios cobrarán ese recurso recién a mediados de mayo, con dos meses de cuarentena cumplidos.
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5) De frente a la dificultad para conseguir los productos de limpieza, la Secretaría de Desarrollo Social de Paraná nos entregó un kit por única vez para los comedores oficiales, que son apenas el 50% de los informales, bien. ¿Saben qué traen? Dos litros de lavandina y 3 jabones.
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6) Ahí, en el barrio San Martín de Entre Ríos, la cola que se hace larga, pero muy larga, no es al cajero, ¡es al basural! Ahí, en el Volcadero Municipal, se acercan cada día más personas buscando comida o materiales para sobrevivir a la desocupación: se paga $4 el kilo de cartón.
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7) Las autoridades provinciales en Córdoba Capital y Mar del Plata, así como los responsables municipales en Tandil y Rosario, todavía les están adeudando los cheques alimentarios a los merenderos comunitarios.
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8) Bajo los balcones llenos de aplausos que aturden a Puerto Madryn, los empleados estatales del Hospital Isola coparon las calles este lunes, exigiendo el sueldo de marzo.
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9) Con las lluvias en Capital, cae de arriba el agua para la lucha contra el coronavirus, porque la tan promocionada «urbanización» ni siquiera garantizó los caños para que AySA pudiera llegar. Y entonces ahora llega también la temporada de pileta para el dengue, porque no hay descacharreo, ni recolección, ni fumigación: 2412 casos, sólo en tres meses, ¡sólo en 3 comunas de la zona sur!
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10) La demanda de nuestros comedores comunitarios aumentó un 40% en los últimos diez días, que se vuelve un pico del 320% en la curva ascendente del 2020.
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11) De las 90 toneladas de secos que baja bimestralmente el Ministerio de Desarrollo de Nación, para los comedores que funcionan como brazos del Estado, hay 48 que todavía no han llegado.
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12) Además de 10 compañeros con dengue, hay dos casos confirmados de Covid-19 en el barrio Los Pumitas de Rosario, donde el propio municipio nos pidió que no dejara de funcionar nuestro comedor, debido a la emergencia, pero ahí también deben dos meses de fondos. Y aun así, nos pidieron que hiciéramos tapabocas y no entregáramos comida a ninguna persona que no los utilizara, porque «para eso les mandamos la tela». Pues bien, también nos deben la tela.
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13) Como el Gobierno porteño no acondicionó ningún espacio para recibir a los grupos de riesgo, ni a los contactos estrechos de las villas y sus propias autoridades reconocen que sólo cuentan con las 300 camas de los Curas Villeros, el hotel cooperativo Bauen ofreció cien camas para los barrios, pero nos dijeron que no: afecta sus negocios inmobiliarios.
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14) A la voluntad manifiesta de ocultar la expansión del virus en los barrios pobres, porque no quieren aislar a nuestros ancianos en los mismos hoteles que hospedan a los turistas, ahora se suma el temor fundado de muchísimas familias a perder sus viviendas en caso de abandonarlas, por la desesperación que brota del hacinamiento en la pandemia. Y entonces hay gente que miente, abonando el silencio del gobierno y del televisor. Miente, porque tiene temor.
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15) Un cuarto de las familias que recibían bolsones en el barrio Las Quintas de Santa Teresita, más precisamente 50 de las 220, ¡no recibieron ni un paquete de fideos en 40 días!
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16) La diabetes, que por supuesto representa un factor de riesgo en zonas de clase media, se vuelve más dramática aún en las barriadas populares, porque se necesitan 4 tiras reactivas diarias para medir el azúcar, una después de cada comida. Y 50 tiras cuestan 2.500 mangos, de modo que quien usa efectivamente 120 por mes, se gasta el 50% de la IFE, sólo en eso. ¿Usted cómo haría? Nuestros diabéticos se miden la sangre una vez al día.
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17) Abajo, pero muy abajo, en Tierra del Fuego, el barrio Mirador, como Escondido, como Obrero, como Kaupen, como Cañadón y como La Cumbre, no tiene agua potable, ni gas natural, ni luz, ni red cloacal. Y cuanta sólo con dos canillas comunitarias, que no siempre funcionan. Quienes no pueden comprar el agua envasada, utilizan mangueras para tomarla desde un chorrillo que baja de la montaña. Así cocinan, así curan, así beben, así lavan.
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18) Todavía sigue sin resolverse la problemática de las garrafas para los sectores populares, que no son beneficiarios del decreto 311, cuando no existe el gas natural. Una familia tipo debe gastar entonces 2 mil pesos mensuales, en promedio. Y por eso estamos gritando que, ¡por favor!, crucen urgente los datos del RENAPER con las empresas de gas, para realmente poder subsidiar a todas las viviendas afectadas, mediante el Programa Hogar.
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19) Sin excepciones, nuestros dispositivos alimentarios incrementaron su actividad durante los fines de semana, cubriendo esos días con ollas populares, transformando merenderos en comedores y creando 20 nuevas bocas de entrega. Pero aun así, en Viedma, se han reactivado los grupos de trueque, donde mucha gente lleva sus bienes más preciados. Para cambiarlos por leche.
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20) Por los humos tóxicos que genera la quema de residuos y el aglomerado de las casas, cada vez hay más niños con problemas cardíacos y respiratorios en el barrio Madres a la Lucha de Río Gallegos, donde la única salita que funciona aborda también a otros 3 barrios. Y sólo atiende por wasap, con 4 empleados y ninguna ambulancia: toda la ciudad tiene 6, para 95.700 habitantes.
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21) Desde las distintas Casas de la Mujer y las Disidencias de La Poderosa, el feminismo villero viene acompañando a 383 víctimas de violencia de género, que también conforman en muchos casos los demás riesgos que requieren resguardo frente a la pandemia. Y aun así, seguimos padeciendo inadmisibles demoras en las respuestas institucionales.
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22) De todas las vecinas acompañadas por otras vecinas de distintas asambleas, atrapadas en situaciones de violencia intrafamiliar, sólo el 35% pudo realizar la denuncia durante la cuarentena y únicamente al 53% le otorgaron las medidas de protección que fueron requeridas. De todas ellas, un 56% tiene personas a su cargo y sólo el 31% cuenta con un ingreso económico regular, que suelen ser programas de empleo social, en medio del silencio sepulcral.
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23) Una de cada 4 mujeres en nuestros barrios necesita una solución habitacional urgente, para poder romper el círculo de violencia. Y mientras tanto: 101 femicidios y transfemicidios, en 2020.
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24) ¡Una primicia que ningún medio quiso tener! En Zavaleta, decidieron remover a los jefes del servicio de Prefectura por haber liberado sus 4 consignas deliberadamente, ¡3 veces en un mismo día! Sí, esa misma zona en la que asesinaron a 4 personas en el último mes y medio, por el negocio del narco, las Fuerzas y el periodismo parapolicial. Fueron removidos cuando lo pudimos demostrar con fotos, pero si no hubiera sucedido lo mismo que sucede cuando no queda registro: nada. No salió en ningún medio.
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25) En Sierras Chicas, El Sauce no posee red de agua potable, así que depende del camión que manda la comuna, pero sin una frecuencia preestablecida: nuestro merendero llegó a estar una semana sin agua. Y ojalá fuera el problema de apenas un barrio cordobés: en el Yape, Elisa convive con 8 personas y una cloaca rebalsada, siendo hipertensa, pero no tuvo respuestas ni cuadrilla hasta que no etiquetamos a los responsables en Instagram. Y el «arreglo» duró 24 horas.
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26) Distribuidos en algunas provincias mediante cadenas de supermercados que no existen en otras regiones, los cuadernillos elaborados por el Ministerio de Educación no están llegando a donde más hacen falta, mientras Chaco y la Ciudad de Buenos Aires anuncian que podrían «empezar a evaluar de manera virtual». Mientras tanto, en la vida real, nuestra asamblea de Juella, en Jujuy, hoy debe organizarse para viajar 8 kilómetros hasta Tilcara, cada vez que necesita conexión o hacer alguna impresión… Por eso, la Edición Cuarentena de La Garganta estará dedicada íntegramente a las niñas y niños de las barriadas, traduciendo el contenido lúdico y pedagógico de los cuadernillos a nuestra impronta, nuestra identidad y nuestra realidad.
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27) A 200 kilómetros de Posadas, en la Aldea Tacuapí Mirí, los seres humanos toman agua de un arroyo y comen lo que cazan, como por ejemplo gusanos, con arroz, fideos o polenta, porque no tiene ni un comedor comunitario. Hace 3 meses, literalmente 3 meses, que no los visita ningún agente sanitario.
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28) A la sombra de tantas falsas informaciones, 7 policías fueron desplazados en Misiones, por haber trasladado a un pibe de 19 años durante cuadras a fuerza de los «rebencazos» que le daban desde sus motos, en la Colonia Andresito. Tampoco nadie publicó su grito.
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29) Y como nunca se trata de «un caso aislado», el 18 de abril, la Infantería de la misma Policía misionera detuvo a Gustavo Quevedo en Deseado, cuando iba al almacén. Ahí nomás, le pidieron cordialmente “veinte flexiones de brazos” y se lo llevaron detenido, también a punta de rebenque. Lo cagaron a palos y lo liberaron, sin elaborar ningún acta, ¿para qué?
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30) El 1 de abril, en pleno aislamiento, el gobierno de Córdoba no tuvo mejor idea que suspender los programas de trabajo provinciales: la inclusión laboral para adultos mayores, el primer empleo e inserción profesional. Una pavadita, que sólo les cagó la vida a 27 mil personas.
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31) A mayor atrincheramiento, mayor demanda de energía y mayor riesgo eléctrico. Sólo en el último mes, el barrio porteño de Fátima padeció 3 incendios, que afectaron a 4 familias, todos por explosiones, cortocircuitos y chispazos de cables, en días de lluvia. Como hoy. Sólo una vez llegaron los bomberos.
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32) El 17 de abril, 122 efectivos penitenciarios de la Unidad Penal N°1 de Corrientes fueron testeados por ser contactos estrechos de un contagiado en San Luis del Palmar. Otros 4 agentes más resultaron positivos. Y entonces, este lunes, 20 internos del Penal iniciaron una huelga de hambre pacífica pidiendo condiciones de higiene y aislamiento para los grupos de riesgo, ahí donde se desborda un 40% de superpoblación carcelaria, porque hay 670 presos, en una unidad para 440. Al día siguiente, cerca de las 15, reprimieron, hirieron a 12 presos y asesinaron a José Candia, quien estaba terminando de cumplir una condena de 6 años por robo: 10 balazos, 7 de goma y 3 de plomo, antitumultos. «Pero debe ser información discrecional». Son datos del Ministerio de Seguridad provincial.
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33) Rehenes del mismo colapso alimentario que llegó a cuadriplicar la demanda en el barrio Pellicer de Mendoza, hace más de 25 días que nuestras asambleas correntinas debieran haber recibido el camión con la mercadería que le vienen adeudando. La seguimos esperando.
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34) La carga horaria del «personal de salud alimentaria» aumentó un 50% y también creció un 30% esa increíble planta voluntaria que nos permite sobrevivir a la emergencia, pero necesitamos reforzar una vez más el desesperado pedido por donaciones, porque quedan pocas raciones y se acabaran a la brevedad: #ContagiáSolidaridad.
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35) De los 50 casos positivos de Covid-19 en La Rioja, hoy 22 son laburantes de la salud, porque «no toman los recaudos», según el gobernador Ricardo Quintela, que no tiene nada que ver con todo eso, eh.
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36) Toda el agua que llega hasta el Barrio Cataratas, en Puerto Iguazú, sale de dos pozos en la zona alta, cuyo acceso se libera 2 días por semana. Los vecinos llevan sus baldes y se pasan interminables horas esperando en el mismo lugar. Los dengues, también.
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37) Si bien hasta recién no teníamos casos en la Villa 21-24, nos acaban de confirmar el primero, tras las alertas de los dos positivos en el Hospital Penna, la segunda casa de toda una inmensa comunidad. A esa doble villa de Barracas, el 70% del agua llega contaminada, cuando llega, porque además hay problemas de presión. Y ahí vive nuestro vecino Santos Ruiz, que tiene 59 años, diabetes, hipertensión y dificultades cardíacas: sólo tiene agua de noche. Y hoy sobrevive con los bidones que le provee su asamblea.
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38) Entre las mayores preocupaciones para la Patria Baja, sin dudas está el consumo, pero no sólo ese consumo que abordan los noticieros con sus traductores macroeconómicos, sino el consumo problemático de sustancias que llegan donde no llega todo lo demás: específicamente en Villa 20 (Lugano), Bosco II (Santiago del Estero) y San Petersburgo (La Matanza), hay muchísimos adictos sin respuesta, ni contención, porque «no están recibiendo gente los centros de rehabilitación».
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39) A esta hora, todos los centros de día están cerrados y no se oye una propuesta del SEDRONAR, ni una preocupación del periodismo. Al igual que el clorhidrato de cocaína, el consumo de paco puede causar hipertensión arterial y cardiopatía isquémica, que se asocia además con rabdomiolisis y la falla renal. No por nada, quienes consumen base muestran cambios a nivel arterial que se asocian al mayor riesgo cardiovascular, sin contar el humo que afecta al sistema respiratorio. Y no se olviden, ¡el sistema hospitalario será el mismo para todos! No basta saludarse con los codos.
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40) Hasta ahora, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hubo al menos un caso de violencia institucional por día, desde que comenzó la cuarentena. Y no lo decimos nosotros, ni la prensa, lo dice un informe del Ministerio Público de Defensa.
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.