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La economía podrida

Política Ambiental, Recursos Naturales y Retenciones. Con esos ejes el doctor Walter Pengue, Profesor de Economía Ecológica (Universidad de General Sarmiento y UBA) e integrante del Panel Científico Internacional para los Recursos de Naciones Unidas, envió este artículo a lavaca.dream.press que describe problemas y dilemas para debatir el presente.

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Política Ambiental, Recursos Naturales y Retenciones. Con esos ejes el doctor Walter Pengue, Profesor de Economía Ecológica (Universidad de General Sarmiento y UBA) e integrante del Panel Científico Internacional para los Recursos de Naciones Unidas, envió este artículo a lavaca.org que describe problemas y dilemas para debatir el presente.

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Dr. Walter A. Pengue Profesor de Economía Ecológica (UNGS-UBA)


La economía “minera” continúa su camino de más de una década en la Argentina y lo mismo sigueen todos los países de América Latina. Es una economía de extracción, marrón. Es una economía podrida.
Hasta hace muy pocos años, las sociedades y sus clases políticas impulsaron un sistema de crecimiento económico que no se detuvo a mirar el resultado de sus impactos sociales, ambientales, ecológicos y biológicos.
En los últimos años, a pesar de la enorme información científica, de las presiones sociales y del conocimiento disponible por los decisores de políticas nacionales y globales, el eje que prima por encima de cualquier otra cuestión, es el económico, o mejor dicho, el del simple crecimiento económico, la acumulación y la subvaluación de cualquier tipo de daño, sea este ambiental o social. Y luego la discusión de la renta, incluida la ambiental, obtenida por la transformación de estos bienes. El discurso arcaico es el que prima: los gobiernos progresistas y una aparente distribución algo más equitativa de esta renta, los gobiernos conservadores, el de la estabilidad macroeconómica, una aparente distribución más justa y la equidad supuesta dada por el mercado…
Es realmente tremendamente preocupante que a pesar de observar, y no sólo ya leer información científica previsora, el hombre no sólo se convierte en lobo del hombre, sino que sigue siendo el peor lobo para la naturaleza y de sus recursos. Y esto es especialmente preocupante cuando estos recursos son la base de sustentación de la propia nave económica.
No basta con pensar para el gobierno de turno, que para mejorar la condición social, es necesario producir por transformación la naturaleza que le llega a sus manos. O agregar algún valor menor a la misma, cuando en el mundo “se mata” por cada punto de valor agregado en una economía. Es por un lado una falacia y por otro lado un error estratégico que ya las sociedades vienen pagando cuando apoyan su desarrollo en la mera disposición y explotación de sus recursos naturales.
Las tasas de transformación de naturaleza, superan a las tasas de reposición y de reemplazo tecnológico, lo que significa que por ahora y por un buen tiempo, la economía marrón seguirá degradando naturaleza, aunque en pequeña escala, se realicen mejoras tecnológicas por eficiencia ambiental y se piense que somos “más ecológicos” o que hacemos “agroindustria con sustentabilidad”. Pero en la gran escala, el gran costo es para la naturaleza.
Tampoco es demasiado claro el papel de la tecnología en generar megamáquinas que transforman de manera gigantesca al capital ambiental. Los casos de la agricultura industrial y de la minería, son dos puntos extremos de un impactante proceso de cambio de uso del suelo, en las escalas global, regional y nacional.

Ojos que no ven, ¡pero esto se cuenta…!

Este metabolismo social y la colonización humana sobre el planeta y todos sus recursos (Pengue 2009, 2013) parece ser irrefrenable. Por ese motivo, es importante comprender, más que los análisis de flujos monetarios de una economía entender que sucede con sus flujos físicos y con los cuellos de botella que se presentan o presentarán en ese contexto. Y además ponderar el valor de la biodiversidad y de los intangibles y servicios ambientales, que en muchos casos, superan ampliamente las arcas monetarias de cualquier gobierno.
En general en todos los continentes se produjo un aumento en el consumo de materiales, tanto en valores absolutos como per cápita. América Latina aumentó su demanda de materiales entre 1980 y el año 2008 de 12,7 a 15,6 toneladas por persona y un consumo de 3.100 millones de toneladas a 6.000 millones de toneladas para el mismo periodo por año.
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En el mismo período, la economía china pasó de 4.700 millones de toneladas de materiales a 21.100 millones de toneladas, con un aumento del consumo per cápita de 4,1 a 13,8 toneladas. La India tuvo un proceso de crecimiento con una demanda algo menor, pasando de 2.500 millones de toneladas a 4.000 millones, con un aumento de la cápita de 2,5 Ton. a 4 Ton. Más estables, se mostraron las economías norteamericana de 8.000 a 9.300 millones de toneladas, pasando de 31,7 ton a 27,5 ton. En Europa, el consumo de materiales pasó de 8.000 millones de toneladas en 1980 a 9.300 millones de toneladas en 2008. El promedio per cápita pasó de 31,7 ton. a 27,5 ton. En estas economías como así también en la economía japonesa, la búsqueda de ajustes a través del reciclado y le eficiencia tecnológica en el uso de materiales ha tenido algún impacto. No así sobre las pautas de consumo.
No obstante, los sectores que más impactan sobre la extracción de recursos naturales, son entre otros, la agricultura y la pesca (PNUMA 2010) y también en los últimos tiempos, la megaminería, por su carácter y transformación de recursos y paisajes. La agricultura es responsable de más del 50% del uso de las tierras y de más del 70% del uso del agua, a nivel mundial. La agricultura y la pesca también son responsables de casi toda la extracción de recursos bióticos naturales – se calcula que en la actualidad se usa el 35% de la producción primaria neta de materiales bióticos del planeta en procesos económicos.
Mientras que los materiales bióticos se podrían producir de forma sostenible, la extracción de los recursos pesqueros ha provocado el desplome de las reservas de pescado en varias zonas pesqueras. Otro tanto sucede con algunas especies de árboles, especialmente con algunas especies de maderas nobles de crecimiento lento. El establecimiento de prioridades en la escasez de recursos abióticos es una cuestión complicada. La seguridad del suministro de los portadores de energía fósiles (sobre todo, el petróleo) y de algunos metales puede plantear un problema en el futuro, lo que nuevamente resalta la importancia de los sistemas energéticos, tanto de energías fósiles como así también de renovables que pueden encontrar su cuello de botella en los materiales necesarios para su diseño.
En el caso de la Argentina, entre 1970 y 2009 la extracción de materiales pasó de 386 millones a 660 millones de toneladas, con una tasa de crecimiento superior a la de la población del país. Esto significa que el aumento en la extracción de materiales no está impulsada por el consumo doméstico (interno en sí mismo) pero si, y fundamentalmente, por la exportación de commodities (agricultura, forestal, ganadería, energía y minería) (Walter y otros). Comparando con otros países exportadores de la región, Argentina tiene la mayor extracción de materiales per cápita, 16.46 ton/cap. Colombia tiene un extracción per cápita promedio de 8.3 ton/cap. (Vallejo et al. 2011) y Ecuador de 7.4 ton/cap. (Vallejo, 2010).
La biomasa representa el 70% del flujo material, y se compone en un 71% por las pasturas y alimentos para el ganado, en un 2% por pesca y extracción maderera y en un 27% por cultivos.
Entre 1997 y 2009, la extracción de cultivos pasó de 50 millones de toneladas a 137 millones, siendo la soja el cultivo que más creció, saltando de 26,000 toneladas a más de 30.9 Millones en el mismo período. El área cultivada con soja también se vio disparada, pasando de 38,000 Ha en 1970 a 20.100.000 has en el 2015, lo que representa más de la mitad de la tierra cultivada. En 2014 la superficie total sembrada con cultivos fue de 39 millones de hectáreas. La soja ha desplazado otros cultivos de consumo doméstico como cereales, tubérculos, hortícolas y frutícolas.
También ha habido una reducción de las áreas de pastoreo para ganado, así como la práctica de la rotación de cultivos, concentrándose la producción ganadera en las pampas particularmente, en feedlots (ganado estabulado) y exportándose hacia otras ecorregiones como el Chaco, en un nuevo proceso de ganaderización.
Hasta el año 2012, los precios internacionales (Gráfico siguiente) de las materias primas, redireccionaron y orientaron las formas de producción de materiales brutos, en las economías emergentes, en especial en América Latina. Chile, Bolivia, Brasil, Venezuela, Argentina, se vieron beneficiados con ello, y en algunos casos como esta última, aplicaron impuestos (retenciones) a las exportaciones de estos bienes, que luego mal utilizaron y mal invirtieron en lugar de proteger, administrar y orientar producciones estables en los tiempos de vacas flacas. La economía, y en especial la que depende de materias primas, es cíclica y muy volátil también frente al cambio tecnológico, para bien o para mal. A partir de allí, y especialmente desde 2015, una caída en los precios de los principales commodities (soja, petróleo, metales, minerales), están poniendo en jaque a las economías commodities-dependientes.
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Retenciones Ambientales y Política Ambiental: la política de no
hacer política…

Hace más de una década explicábamos los beneficios y el derecho soberano que tiene una Nación a hacer uso de sus recursos naturales y gestionarlos de una manera sustentable.
La propuesta de contar con retenciones ambientales, en especial, aplicados “no con la mirada de la producción”, sino con la evaluación de los costos directos e indirectos del uso de un recurso natural, en especial el suelo, es prácticamente una obligación para una nación agropecuaria, que piensa continuar aprovechando sus recursos naturales, en especial, tierras y suelo, de una manera más o menos estable.
La retención ambiental, no es un castigo a la producción, cuando la primera está adecuadamente calculada. Y además es utilizada para gestionar el recurso involucrado en su mejor performance y sus flujos monetarios aprovechados para resarcir daños menores y prevenir otros mayores. También para contar con un fondo fiduciario frente a los seguros, daños ambientales por venir. La lista de impactos es demasiado larga e incontrastable con la realidad en todas las actividades extractivas (agricultura, petróleo, gas, minería, pesca). Y no ser pensadas como un castigo histérico a una forma de producción, para castigar a sus productores. Incluso así, pudo haberse claramente separado entre grandes, medianos y chicos, evitándose a la nación tantos costos y sinsabores.
La retención ambiental, es un instrumento de política ambiental, que bien utilizado, podría ser reconocido por la mayoría de los productores, las empresas genuinas de la industria, todos los actores sociales y el gobierno de turno, como un elemento importante que ayude a sostener una producción sustentable, en aquellos territorios donde esto es viable, ordenar en aquellos donde no es legítimo hacerlo de una determinado manera y hacerse prohibitivo en aquellas ecorregiones donde es realmente inviable la producción sin destruir la base de recursos. Un ejemplo claro, responde a la enorme irresponsabilidad de permitir, aprovechando simplemente buenos precios internacionales y tierras baratas y gentes pauperizadas, la brutal expansión de la soja en el norte argentino. No fueron emprendedores, gobiernos y particulares quienes incursionaron y “abrieron fronteras”, sino temerarios, que ahora también fueron los primeros en abandonar el barco productivo del norte, a su suerte. O convertirse nuevamente en otra producción marginal, con mayores costos ambientales.
Las retenciones son la contracara de los subsidios que ahora mismo vienen pidiendo quienes más que frontera agropecuaria, abrieron heridas en cada hectárea deforestada del norte argentino. Solo una política ambiental y agropecuaria irresponsable puede pretender sostener con subsidios lo que la naturaleza ya ha negado y que la economía global solo sostuvo por algunos pocos años. La reflexión: la tendencia histórica del valor de las materias primas es hacia la baja…
Cuando se tomó la decisión inconsulta constitucionalmente de quitar las retenciones, en rigor se debió haber avanzado en una legislación nacional sobre retenciones ambientales, que permitieran por un lado, regular el uso sustentable de los recursos, más allá de la cháchara de empresas privadas, semilleras, de fertilizantes, mineras sobre sus prácticas sustentables y del propio gobierno “amigable ahora con el medio ambiente”. Por supuesto que los operadores políticos que defienden y trabajan para un sector concentrado de la agricultura, sus Comisiones y actores, promueven lo contrario. Pero siempre está la oportunidad de cambiar y mejorar. El resultado es claro, una concentración de beneficios en cierto sector privado, un aumento de la presión sobre el recurso en cuestión y una presión aún mayor sobre el esfuerzo extractivo, minero, de pesca, que ponga en riesgo el uso del mismo. Es de libro el resultado, sólo basta con leerlos…
Los economistas ecológicos hemos bregado incansablemente por ayudar humildemente a pensar de otra manera en nuestra sociedad, en su totalidad y también científica.
Son increíbles los avances que se han logrado en la academia y en los grandes centros de pensamiento y producción científica en esta línea. Los grandes foros internacionales, por ejemplo en Naciones Unidas, también se abrieron en parte a estas nuevas ideas (RP UNEP, IPBES, TEEB, FAO y otros). No obstante, poco hemos logrado aún atravesar en la formación de nuestros políticos locales e internacionales, los economistas, los abogados y tantas otras disciplinas a las que cuesta mucho (simplemente por la formación disciplinar recibida) aún incursionar en la naturaleza multidisciplinar de la cuestión ambiental. Y allí subyace el principal error, el de la mirada de un único criterio, donde lamentablemente aún el económico, prima por encima de todos los demás. Y así nos va y nos seguirá yendo…, con un mundo y un país, cada día más finito. Hace unos años, un destacado economista ecológico, de Chile y de la CEPAL, decía algo así: “Cada día, tenemos menos árboles, menos agua, menos montañas…, será que cada día que pasa, somos menos país…”. Jorge Morello, su entrañable amigo de este lado de la cordillera, diría seguramente lo mismo…
Entonces, ¿cómo quitar retenciones y proponer un camino de producción sustentable?. Una falacia, por un lado, cuando se aplicaron en los gobiernos progresistas, se lo hizo con un mero sentido recaudatorio y cuando se las quita ahora, se lo hace con el afán de fomentar un aumento de la producción sin límites ni restricciones y con evidentes costos ambientales y sociales.
La pérdida y en realidad el objetivo de una retención ambiental, no se puede reemplazar con la recuperación vía por ejemplo, el impuesto a las ganancias. Con la primera, bien utilizadas, comprendidos sus objetivos y orientadas a la gestión sustentable de un recurso es posible ordenar el uso indebido o expoliativo del mismo. Con la segunda, a mayor transformación del recurso, mayor explotación del mismo, mayor acumulación de impuestos vía ganancias. Es claro que la política no está orientada hacia la práctica sustentable del recurso.
En la Argentina, la agricultura, la minería y la pesca, las tres definidas sobre recursos naturales renovables y no renovables, necesitan no solo incrementar la producción sino comprender procesos ecosistémicos, flujos de materiales, ciclos biogeoquímicos, estabilidad bioecológica para sostener en el tiempo justamente a la base de los recursos de un país con abolengo de agricultura y ganadería sustentable. Y productor de alimentos. Agricultura y Alimentos. Esa debería ser la clave. Como lo es en la mayoría de los países de base agrícola, productores y exportadores y vinculados también a los recursos naturales y los alimentos. Aquí pareciera que el andarivel pasaría más por la promoción de la agroindustria, vinculada a la industria de las semillas, la biotecnología, los grupos corporativos, que son los que vienen en realidad pregonando estos nuevos nombres de moda más vinculados al mercadeo que a la seriedad que incumbe a la seguridad y soberanía alimentaria. Un país “pionero” la Argentina…!, ninguno de los otrospaíses de enorme base agropecuaria (EE.UU., Canadá, Francia, Australia, Canadá, etc…), crearon un ministerio preponderante por encima del de su Agricultura!…
Liberar de retenciones a la producción de materias primas, responde a un claro sentido de, a falta de nuevas propuestas, impulsar lo de siempre, exportación de commodities. Frente a la caída de precios, y por otro lado, aumento de los costos de producción, no sería llamativo pensar que incluso algunas actividades productivas, soliciten aún más subsidios para seguir funcionando. Subsidiar la producción de recursos no renovables (petróleo, gas, minería) es una práctica insustentable que en lugar de fomentar nuevos empleos, sostiene equivocadamente a industrias contaminantes sin futuros. Mientras el mundo piensa y trabaja fuertemente en el reciclado de materiales y convierte sus ejes de pensamiento y sus nuevas mineras son las “ciudades” (de donde reciclan y extraen materiales), la Argentina sigue siendo la última frontera de transformación de minerales básicos, y quita las retenciones (mal aplicadas, pero pasibles de reorientarse), a las mineras multinacionales más contaminantes. Es importante y parte de la sociedad moderna el uso de minerales y metales. Lo es también contar con toda la información posible sobre minería de baja intensidad, para quienes deciden políticas. Naciones Unidas ha publicado varios documentos y colabora en proyectos que coadyuvan a disminuir, y no aumentar estos impactos. Pero ya no hay una única forma de producirlos o de reobtenerlos y ahí está la verdadera cuestión, entre países avanzados más cercanos al mundo desarrollado o economías extractivas al estilo más degradante del tercer mundo.
La retención ambiental es definitivamente un instrumento de política ambiental y de gestión sustentable del territorio. Mientras, como decía nuestro padre de la conservación de suelos en la Argentina, el Ing. Molina, “Argentina, se escribe con “A” de alfalfa…”, y se promovía un proceso de refinación de campos y rotaciones agrícola ganaderas que duraron más de cien años, hoy parece que la “A”, se quitó del abecedario agrónómico para ser ocupado solo por la soja y el maíz. Las retenciones ambientales y su utilización pueden o pudieron haber ayudado a reordenar estos factores cruciales de rotaciones agrícola ganaderas, reorientando lo que por coyuntura, el productor agropecuario no quiere hacer, volver a las pasturas o aprovechar los pastizales, pocos que quedan, naturales. La rotación hacia pasturas, además de mejorar el perfil, permite una mejor infiltración del agua, optimizar la estructura y porosidad, bajar la napa freática (hoy tan complicada con la soja), en definitiva, un conjunto de servicios agroambientales, de enorme valor productivo y ambiental.
Mientras la misma China, está en un proceso de pensar su futuro mineral y energético (carbón), un poco más alejando de la economía minera, con un costo social de más de 1.500.000 de puestos de trabajoy inversión para su redireccionamiento de más de 15.000.000.000 de euros, que orientarán hacia empleos verdes, según informa el propio presidente chino, la Argentina, sigue focalizada a fortalecer una economía extractiva, carbonizándose aún más en lugar de lo contrario. Le guste o no a un gobierno, la única manera viable de funcionar en el mediano plazo, será descarbonizar a su sistema económico y ello se logra explícitamente cambiando drásticamente su matriz energética: cambios en la producción, en la base de recursos energéticos, transformación de las fuentes de energía y abandono directamente de las no renovables, logística de transporte, de ciudades, de la industria. Cambios rotundos y no medidas paliativas. Nuevamente el uso de retenciones y subsidios, son junto con otros instrumentos de regulación ambiental, imprescindibles de ser pensados y aplicados. Tampoco bastará con consumir menos de lo malo disponible.
Para ello es vital, disminuir el consumo, destruir el consumismo y cambiar de hábitos. No promover “dos acondicionadores” por cabeza sino aire en las cabezas…Nuevas formas de pensar el mundo y del hacer. Una nueva mirada y de hecho un nuevo enfoque. Una mirada basada en una sociedad democrática respetuoso de ese entorno. Y ello se logra directamente con una cosa: Educación Ambiental.
Es llamativo que a la luz de la poco evaluada decisión de la quita de retenciones al campo,a la minería y la incomprensión de su papel ordenador en el ambiente, la sociedad y la economía. Más incomprensible lo es hoy, a pesar de contar ahora con ministerios de ambiente, agroindustria, energía y minería, ninguno de estos organismos haya dicho, informado, investigado nada sobre los efectos, directos, indirectos, de corto y largo plazo y menos aún, de una mirada algo más profunda vinculada a la sustentabilidad que debería tener una sociedad que apuntara a un proceso de mayor vinculación con el entorno que le da de comer y la sostiene: su naturaleza. En política verde, la Argentina está verde y los verdes no aparecen…
No basta con pregonar la importancia que tiene la naturaleza o que seremos cuidadores de la misma, sino sostener con la seriedad de los números, el análisis físico de la sociedad y la economía, y en especial, la estabilidad ecosistémica de las distintas ecorregiones del país que hoy en día siguen al menos aún hoy en día, frente a un nuevo conjunto de riesgos.
El ejemplo de la quita de retenciones ambientales, en un país desordenado en el uso de sus recursos naturales es sólo un ejemplo, de la falta de políticas ambientales activas. De políticas que de igual a igual, rediscutan el sentido y orientación de todo el proceso económico. Y no de una mirada paliativa de la economía. Hacer ecología hoy, no es promover el reciclado de papeles o el trazado de una ciclovía. Hacer ecología hoy, es discutir de igual a igual o aún más, con los dueños de los factores de producción y plantear un nuevo camino. El camino alternativo de la transición socioecológica, donde simplemente lo dañino, lo degradante, aunque produzca dinero, ya no es posible hacerlo. Pero el problema no se resolverá con la misma mirada, la formación y el objetivo político ambiental de corto plazo. Pensar la Argentina, es pensar el ambiente y su futuro. Así lo demanda su ley magna, aunque la mayoría esté mirando para otro lado.
Continuamos así, una nueva década de economía de rapiña. Una economía marrón con altos costos ambientales, claramente crecientes. Y una economía podrida que sólo podrá seguir funcionando, cuando como antes y actualmente, se sigan sublimando las externalidades a los precios del mercado. ¿Quién dirá que no, cuando el precio del mercado ordena a la economía?, ¿Quién, será escuchado ahora en la nueva mesa de discusión de políticas nacionales?, ¿Primará el llamado sentido común?, o simplemente se escuchará, algún día, el de la mejor ciencia ambiental, esto es, el de la comprensión de la complejidad en su cabal sentido….
Dr. Walter A. Pengue
www.walterpengue.com
Profesor de Economía Ecológica (UNGS-UBA)
Buenos Aires, Marzo 2016.
Nota:
Para profundizar en los temas vinculados a retenciones ambientales, metabolismo
social, intangibles ambientales, política ambiental, se sugiere leer los artículos de
Pengue, W., de acceso libre, publicados en la Revista FRONTERAS, del
GEPAMA, FADU, UBA, disponibles en www.gepama.com.ar

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Daniel Solano: la Corte Suprema confirmó la detención de los siete policías condenados por homicidio

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Los siete policías condenados a prisión perpetua por el asesinato de Daniel Solano, el joven salteño de 27 años desaparecido en Choele Choel el 5 de noviembre de 2011, fueron detenidos tras el rechazo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a un recurso de queja de los efectivos, y así deberán empezar a cumplir la pena en prisión por primera vez desde la sentencia. El juicio concluyó el 1 de agosto de 2018, pero desde entonces los oficiales Sandro Berthe, Pablo Bender, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel, Diego Cuello y Héctor Martínez estaban en libertad, a la espera de la resolución de la Corte. “Nunca los sacaron de la policía: tenían libertad, cobrando sueldo y portando armas”, dice Leandro Aparicio, uno de los abogados de la familia Solano, que subrayó su “satisfacción” por el fallo: “Uno está golpeado, pero esto da energías para poder avanzar. No hay muchos casos que se detengan a 7 policías”.

La desaparición de Daniel se produjo tras un episodio de violencia policial en la vereda de un boliche de la ciudad. Antes había reclamado por su sueldo y el de sus compañeros como trabajadores rurales de la empresa Agrocosecha, tercerizada de Expofrut Argentina. Aparicio: “Fue un homicidio más allá de la desaparición, y fue un homicidio en un contexto de trata de personas, que está denunciada en la justicia federal de Roca, como está denunciado el narcotráfico, pero la causa no se mueve como se debería. Está parada. Pero esto va a servir para darle un impulso a toda esas cuestiones pendientes”.

Pedidos de justicia por Daniel Solano en 2012, a meses de su asesinato.

Entre esas cuestiones, en abril habrá audiencias por la acusación a otros cuatro policías, entre ellos Tomás Vega, a quien la familia lo señala como el “nexo” con la empresa: “Vega estuvo cuando le pegaban a Solano en el boliche. Vio todo eso. Y fue el que estuvo a cargo de la investigación los primeros día de la desaparición”.

Daniel sigue desaparecido. Gualberto, su papá, murió en medio del juicio, sin poder llegar a la sentencia por homicidio, y fue el principal motor de la causa que denunció la desaparición forzada y la connivencia judicial y estatal bajo un reclamo concreto que repitió una y otra vez a lo largo de seis años y medio: “Quiero encontrar el cuerpo y llevarlo”. No se detuvo un día: hizo huelgas de hambre, inició acampes y se encadenó al juzgado para exigir respuestas. Así reveló la trama de explotación laboral en Río Negro, la corrupción judicial que cubrió el caso y logró la detención de los oficiales que hoy están presos. Aparicio lo recuerda: “Nosotros tenemos esperanza de que el cuerpo aparezca. Algún policía capaz que se puede quebrar, o Vega mismo, sabiendo lo que se viene, puede dar información. Hemos hecho lo imposible para que aparezca el cuerpo”.

Compartimos la investigación de MU sobre este caso:

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Sí, podemos: 20 años del No a la Mina de Esquel

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Esquel está cumpliendo 20 años del histórico plebiscito en el que por más del 81% de los sufragios la comunidad votó «No a la Mina» y rechazó así la instalación de la megaminería en la región. A qué le dijeron que «Sí», desde la nota histórica que se hizo desde MU en uno de los tantos viajes, el primero, a la madre de muchas batallas.

El 23 de marzo se cumplieron 20 años del rechazo a la megaminería en Esquel, símbolo de lucha contra los proyectos contaminantes, inconsultos, impuestos en silencio y con violencia, y símbolo también de la democracia participativa, la organización y una lucha que se contagió a otros lugares del país.

En estos días hubo recitales, charlas, caminatas, marcha el 23 de marzo, y este domingo culminará la celebración con un ascenso al cerro Calfu Mahuida, un modo de simbolizar ese contacto permanente de la comunidad de Esquel con la naturaleza.

La historia viva cuenta que un puñado de vecinas y vecinos, que fueron cada vez más, comenzaron a reunirse, a estudiar la situación, a ir a escuelas, clubes, barios, difundiendo capilarmente, en una movilización a la vez inmensa, lo que se estaba tramando para hundir a Esquel en la megaminería. El 4 de diciembre de 2002 fue la primera marcha que reunió a más de 6.000 personas. Nunca desde entonces se dejó de marchar el 4 de cada mes.

Esa creación de movilización involucró otro hecho histórico: se había formado la Asamblea No a la Mina, grupo apartidario, horizontal, democrático, diverso, expresión de las nuevas formas de organización social que emergían en el país tras la crisis de 2001.  

El mecanismo asambleario en el que participaba todo el que quisiera, llevó a presionar la situación hasta obtener la posibilidad de la que se celebraron ahora 20 años: el 23 de marzo de 2003 se realizó un plebiscito en el que la comunidad rechazó por más del 81% de los votos al proyecto que intentaban imponer la empresa Meridian Gold y el Estado. Esquel hizo nacer aquel No, pero además generó un contagio en diferentes lugares en que se manifestaban  conflictos ambientales en todo el país (Gualeguaychú, Famatina, Andalgalá, como emblemas de una actitud ciudadana no ha dejado de crecer hasta hoy frente a diferentes situaciones territoriales, de salud, y hasta de derechos humanos). Se ponía en foco al modelo extractivo.

Desde aquellos años Esquel ha pasado por situaciones de todo tipo que han sido reflejadas tanto en lavaca.org como en la revista MU:

  • la intención de dar vuelta la decisión de la población a través de campañas de acción psicológica y desinformación;
  • el espionaje a vecinas y vecinos que integraban la Asamblea, por parte de la AFI, como forma de amedrentamiento y control social;
  • las presiones políticas y hasta laborales que sufría toda persona involucrada con el proceso asambleario;
  • el contagio fundamental de la acción de Esquel a toda Chubut, que se pobló de asambleas en todo el territorio, incluyendo a las comunidades de pueblos originarios, siempre rechazando los proyectos y negociados minero-estatales;
  • las trampas legislativas detectadas cuando se obtuvo la foto del diputado Gustavo Muñiz (del Frente para la Victoria) chateando por celular con el gerente Gastón Berardi de Yamana Gold, la empresa que había asumido el proyecto para impedir y ningunear la Iniciativa Popular presentada por la ciudadanía para que se convirtiera en Ley;
  • las represiones a los manifestantes en Rawson, cuando la lucha debió concentrarse en la capital provincial; el acoso mediático a toda esta movida en defensa de la naturaleza por parte de buena parte del sistema mediático, dependiente de pautas publicitarias estatales y privadas.
  • Y, por nombrar algo de lo más relevante en los últimos tiempos, el Chubutazo, o “Chubutaguazo”, con que la provincia movilizada logró dar vuelta de un modo comovedor en 2020 un nuevo intento de legislación que bajo el disfraz de una “zonificación” provincial buscaba lo de siempre: ir por la minería. La ciudadanía logró tumbar esa intentona y reponer la ley que prohíbe los megaproyectos extractivos.
  • Otro detalle de estos tiempos: ya hay una tercera generación de integrantes de las asambleas participando plenamente, un sub-17 que demuestra el alcance de todo lo que se ha realizado, también desde el punto de vista inter-generacional.

Esquel fue el nacimiento de la resistencia de Chubut, que no significa solamente un rechazo al saqueo y la contaminación, un No, sino también múltiples Sí:

  • Sí: sí a la vida.
  • Sí a la reivindicación por la positiva de otras formas de producción que no impliquen la destrucción.
  • Sí a la necesidad de licencia social para cualquier proyecto, de cuidado de ambiente como forma de preservación de la vida y el trabajo.
  • Sí a nuevas formas de relación entre lo humano y la naturaleza. A nuevas relaciones también entre las personas para plasmar la idea de que el agua vale más que el oro, y de que el futuro es posible.

Como homenaje a todo eso aquí puede verse la primera de las notas publicadas en MU sobre la asamblea de Esquel: “La madre del No”, para conocer esa experiencia histórica hecha de resistencia, inteligencia, generosidad y, también, alegría.  

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24 de marzo de 2023: Que la memoria (los) ilumine

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Crónica de un nuevo 24 de marzo desde la voz de la gente, que habla de todo: de cuánto estaba el chori la marcha pasada a cuánto está hoy; de la pesificación de los fondos jubilatorios y de las elecciones por venir; de las dos marchas, y de la realidad. La necesidad de seguir enfrentando al fascismo, ¿cada vez más presente?, y la energía que da la calle. El recuerdo de Hebe, la presencia y las palabras de Nora Cortiñas, la partida sin condena de Carlos Blaquier. Lo pendiente: los juicios aún en curso, la falta de respuestas del Poder Judicial y de la política, les desparecides de hoy. La presencia de niñas y niños como herencia de una sana costumbre: memoria, verdad y justicia, ahora y siempre.

Y si de vos
me dijeran que no exististe,
les gritaría que me quedan,
tus ojos tristes,
tu caminar lento,
tu sonrisa apenas esbozada,
tu caricia leve,
y una espera,
una larga espera
de la que no volveremos
nunca,
o tal vez sí…

“Octubre 1976”, de Ana María Ponce, desaparecida.
24 de marzo de 2023: una de las intervenciones callejeras con el Nunca Más como bandera. Foto: Sol Tunni

Ahora es marzo de 2023.

24 de marzo de 2023.

Un pibe alto camina lento, con ojos tristes; el frente y el dorsal de su musculosa negra, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi abuelo”. Al lado, su mamá, camina lento, con una sonrisa apenas esbozada. Su musculosa gris, cuenta: “Son 30.000 y uno es mi papá”. Caminan lento porque hay un océano de cabezas, pies y corazones que se dirigen desde el Congreso de la Nación hacia Plaza de Mayo, a reivindicar la Memoria, la Verdad y la Justicia, a 47 años de la noche más sombría.

El pibe alto se llama Thomas Aballay y sostiene un cartel que contiene la foto de su abuelo, cuya sonrisa es tan ancha que parece desbordarse de la imagen. Se lee: “Jorge Oscar Tanco, detenido desaparecido, 16/09/1976”. Dice: “Pertenezco a la agrupación de Nietos de desaparecidos, conmueve un montón estar acá. El Nunca Más no debe quedar en el aire, por eso hay que seguir luchando”. Lo escucha su mamá, Maika Tanco, la hija de Jorge. Plantea deudas de esta democracia en relación a los castigos por los crímenes de lesa humanidad: “Necesitamos hablar no sólo del pasado, sino del presente y del futuro. La cárcel para los genocidas debe ser definitiva; cárcel común, no que estén en sus casas. Además, los juicios están retrasados. En los últimos cuatro años no hubo adelantos significativos y eso quedó manifiesto en que el empresario Carlos Blaquier acaba de morir sin ser juzgado por su complicidad con la dictadura. 47 años después, no es justicia. Y él ni siquiera la tuvo; falleció como inocente, y no lo fue”.

Lo que plantea Maika, minutos después lo confirman en números desde Sobrevivientes, Familiares Compañerxs y Amigxs del Centro Clandestino de Detención «El Olimpo”, emplazado en el barrio porteño de Floresta: “Hoy, 8 de cada 10 condenados por delitos de lesa humanidad están en sus casas cumpliendo las penas que debieran completar en cárcel común”. Desde que se reabrieron los juicios, entre 2006 y 2022 hubo 283 sentencias dictadas, 1115 personas condenadas y 171 absueltas. Hay 15 juicios en curso y 75 causas aguardan fecha de debate. En relación a la falta de celeridad, se debe a la escasez de tribunales orales disponibles. Un ejemplo es el proceso judicial por las violaciones de derechos humanos en el Centro Clandestino “Puente 12”, en La Matanza. El debate, pactado para principios de 2022, recién comenzará el próximo 3 de abril “por cuestiones de agenda”.

Como el mundial

El olor a humo que emana de decenas de parrillas acompañan toda la marcha. Hay olor a chori, hay olor a un pueblo que, pese a ser una fecha que evoca la peor de las crueldades, se hermana, se abraza. Se trata de una fecha para encontrarse y reencontrarse, con unx mismo y con el resto. El barro que se multiplica con el paso de las horas en varios sectores de la Plaza de Mayo refleja la masividad de la cita ineludible. Hay mil banderas de organizaciones sociales, de partidos, de sindicatos; pasacalles, stencils, graffitis viejos y que acaban de nacer; bombos, cánticos, intervenciones artísticas; hay sueños compartidos: “La importancia de estar acá es mostrar que la derecha, los milicos, la policía, no tiene la cancha libre; desearía que fueran menos, pero no lo son, siguen teniendo mucho poder. Entonces, la única defensa que tenemos es la calle”, alza Cecilia, 69 años, de Florida Norte. Y profundiza: “Hay que apuntar a la igualdad social como eje; tenemos alimentos para millones de personas, pero la mitad de nuestra población infantil es pobre. Alguien se la está llevando y es contra ellos que debemos pelear”.

Antes de empezar a marchar, Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, le dice a la lavaca que está “con mucha fuerza para seguir pidiendo Memoria, Verdad y Justicia”; le dice que “el país está cada día peor, porque este gobierno, gobierna para los ricos, y hay que resistir en la calle”; le dice que pasó su cumpleaños (93, el 22 de marzo) “muy feliz, llena de abrazos y de afecto, pero la felicidad nunca es completa y será así hasta encontrar a Gustavo (su hijo, desaparecido)”; dice que el compromiso “debe ser hasta morir” y antes de terminar la charla, en medio de un intenso calor, propone ir tomar una cerveza al final de la jornada.

Lucía Iérmoli tiene 35 años y está embarazada de seis meses. “Las conquistas hay que defenderlas acá, contra el poder concentrado que sigue creciendo. No estar un día como hoy marcaría una ausencia. Que reviente de gente esta plaza es un logro de todas, de todos. No sé cuántos lugares en el mundo tienen un día que reivindique la memoria”, dice, con voz tierna y con Vera en la panza, que también sigue creciendo. A su lado, su amiga Alejandra Spinetta, 59 años, agrega: “No se puede no estar acá; si uno falta, si no se compromete, es dejarle el lugar para que avance la derecha”.

A unos metros, Laura, de 66, está contenta. Muestra una vitalidad que está recuperando, a medida que avanzan las horas: “Es mi primera movilización después de la pandemia; estuve muy enferma, durante muchos años, pero hoy sentía que debía estar con mi pueblo y no me arrepiento: me llena de energía”.

Detrás, una imagen bellísima que retrata a Hebe de Bonafini, en el primer 24 sin su presencia física. Está con sus dos hijos, chiquitos, ambos desaparecidos. Una frase acompaña el cuadro, a 40 años de la recuperación de la democracia: “El día que me muera no me tienen que llorar. Hagan una fiesta en la calle, porque hice lo que quise y peleé con todo como quise”.

Retrato de Hebe de Bonafini: símbolo de lucha y de una época. Foto: Sol Tunni

El 24 de marzo de 1995 a las 6 de la mañana llegó al mundo Victoria Rossi. “Victoria por la frase del Che, de ‘hasta la victoria siempre’, por el concepto del triunfo del pueblo”, rememora Viqui, a metros de la Catedral vallada, en su cumpleaños 28. “A partir de que empecé a militar en el centro de estudiantes del secundario, sentí que los 24 de marzo ya no había lugar para festejos personales, sí para abrazos, sí para estar con mi gente, pero desde un lado más colectivo”. Su mamá y su papá, militantes de izquierda, venían a las marchas mucho antes de que se decretara feriado, allá por 2022: “Desde chiquita fui consciente del valor que tenía esta fecha y me acuerdo que en cuarto grado fue el último cumple que festejé en la escuela. Sin embargo, estar acá es lo más importante en este día; un año no vine y algo me faltó. Decidí que esa sensación no la quiero sentir más”. Y asocia: “Más allá de que esto no sea una celebración, vivo un 24 de marzo como lo más parecido a ganar un campeonato del mundo, porque hay un gran motivo para juntarse: hay orgas, partidos, familias, parejas, gente que va de la mano con quien quiere y eso tiene que ver con la búsqueda de la libertad por la que peleaban las y los desaparecidos”.

Ideas de ayer a hoy

Un hombre cuarentón camina de la mano de su hija. Ambos tienen puesta el mismo modelo de remera que exige “Juicio y castigo”. La diferencia es que una es talle X y la otra es talle S. Expresa Lucas: “Estamos acá por dos motivos: por responsabilidad social y porque mi papá es uno de los 30 mil”. ¿Qué utopías de su viejo hay que traer al presente? “Nunca dejar de hacer política seria y trabajar mucho en los barrios”. Se va a seguir marchando, siempre de la mano de su hija. En su espalda, de su mochila cuelga un pañuelo blanco que denuncia: “Pablo Córdoba, desaparecido”.

Ana Valverde escucha atentamente el documento leído por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Tiene 72 años, milita hace 54 y lleva bien alto un cartel con la foto y el nombre de Patricia Gaitán, desaparecida por la última dictadura cívico militar eclesiástica. “La principal pelea de los 70 que hay que dar hoy es cómo lograr la unidad de las y los laburantes”. Dice que es jubilada y protesta porque “el gobierno nacional acaba de confiscar el fondo de garantía de sustentabilidad que estaba en dólares y que por un DNU lo pesificó. Esto no perjudica a quienes ahora somos jubilados, sino también a ustedes, los más jóvenes”.

–¿Vos aportás? –me pregunta.
–Sí.
–Bueno, te acaban de afanar.

Un pasacalle grita: “30.000 razones contra el FMI”; un cartel pegado con engrudo sigue la línea: “Basta de extorsiones del FMI”; desde arriba del escenario, en el documento que leen los organismos de derechos humanos, se agita: “El Poder económico es el gran ausente de este proceso, y su impunidad la seguimos pagando como pueblo, porque nos siguen sometiendo a la miseria, buscando un enriquecimiento sin límites y sin importar los costos”. Abajo, la inflación arrasa. Alberto es de Avellaneda y atiende una parrilla que instaló en la esquina de Avenida de Mayo y Carlos Pellegrini: “En la marcha pasada, el chori estaba 150 pesos, cobrándolo caro; hoy, yo lo tengo 700, como barato; en otros puestos está hasta 900”. A 50 metros, Viviana está sentada en un banquito. En el piso, sobre una lona, expone pañuelos blancos y azules, con la consigna “Nunca Más”. “El año pasado estaban 250 pesos, hoy 500”. Agrega: “Fue muy floja la venta, hoy se vendió mucho menos que en 2022”.

La primera actividad que arranca el 24, a media mañana, y la que cierra, a eso de las 20, se da en Plaza de los Dos Congresos. Es un festival por la memoria donde cantan bandas de heavy metal, que se organiza desde hace 16 años. Quien presenta a las bandas se llama Fernando Ricart, tiene 52 años, un pelo larguísimo y un padrino que estuvo detenido desaparecido: “Se lo llevaron por ser delegado, como si eso fuera un delito. Estuvo un mes y medio desaparecido, pero el daño que le hicieron fue para siempre. Se lo llevaron siendo uno, y me devolvieron a otra persona. Nunca se recuperó”. Andrés, 39 años, escucha la música pesada junto a su hijo de 6. Lleva una remera que se pregunta qué hicieron con Santiago Maldonado. Le pregunto qué ideas de la militancia de los 70 serían importantes que hoy sean prioridad: “Se perdió la perspectiva de un cambio revolucionario real; el peronismo tiene su eje en la Justicia, como si no fuera parte de este sistema que hay que cambiar de raíz; mientras que la izquierda partidaria sigue en la pelotudez, discutiendo en el Congreso sobre concepciones marxistas de hace tiempo, sin pensar en el cambio social actual”.

Rocío y Darío viajaron desde Tandil junto a su hijo Amadeo, de un año recién cumplido, para sentir en vivo y en directo la marcha que tantos años recorrieron cuando vivían en Buenos Aires. “La memoria se construye desde la cuna y las Madres y las Abuelas son la escuela”, recuerda ella. “La mejor manera de reivindicar a las y los desaparecidos es seguir su camino: el trabajo de base que se hacía en esos años”, recuerda él, que al igual que su bebé lleva puesta una remera de Diego Maradona. A su lado está Belén, una amiga de la pareja que por primera vez es parte de esta movilización: “En Tandil es diferente; hay un espacio fuerte y comprometido con los derechos humanos, pero es una ciudad mayormente oligarca; para mí es muy fuerte estar acá. Más que nunca debemos mantener viva la memoria y para eso hay que movernos”.

Memoria en este momento

Hay un graffiti recién pintado en la estación de subte Lima, de la línea A, que reza: “Memoria en este momento”.

Aparece también en paredes, en carteles y en diversos reclamos. Elizabeth tiene 70 años y lleva colgado un cartel que pide “Libertad a Assange, una verdad sin mordaza”. Lo relaciona con el 24 de marzo: “En el caso de Julian, se condena la libertad de expresión, no hay derecho a la información de la población y se expone cómo se persigue a la gente cuando se descubren los secretos de los gobiernos”. Detrás de ella, un stencil negro exhorta: “Abran los archivos secretos de la Dictadura”. Elizabeth tiene tres compañeros desaparecidos: Mónica Epstein, Hernán Abriata y Klaus Zleschank. “De ellos, además de recordarlos, hay que seguir su ejemplo: militar por una mejor redistribución de los ingresos”.

El recorrido desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo está acompañado por afiches de la organización La Poderosa con un encabezado: “40 años alimentando la democracia”. Se da en el marco de un proyecto de ley que impulsa el conglomerado de asambleas villeras para que se reconozca con un salario a las más de 70 mil cocineras comunitarias que trabajan en el país sin percibir un salario. ¿Qué implica el reconocimiento laboral? “Un salario ligado al Mínimo Vital y Móvil como base; acceso al aguinaldo, vacaciones, seguridad social, cobertura contra riesgos en el trabajo por enfermedades y maternidad, por invalidez y vida, retiro, acceso a la jubilación y guarderías”, expresan desde el movimiento.

Uno de esos afiches lo tiene a su lado Francisca, que vive en la calle y ahora está delante de un kiosco de diarios cerrado. Tiene una bandeja de arroz por la mitad y una voz que pide escucha: “Se la pasa muy difícil acá”. Y en un puñado de palabras, esgrime una deuda sustancial de la democracia: “Pensemos, ¿cuántos políticos en los últimos años hablaron de la situación de calle, de las villas? Eso dice mucho de cómo estamos”.

Detrás de su lente, la mirada de Oswald, colombiano de 41 años que hace 14 vive en Argentina, fotografía a un pueblo que recuerda sin parar. “Es imposible estar acá y no compararlo con mi país. Allá, pese a que no hubo una dictadura tan marcada, la serie de gobiernos de derecha y los paramilitares han desaparecido a más gente que en cualquier dictadura del cono sur”. Añade: “Por eso es tan importante valorar lo que se consiguió acá. En mi país, el miedo y la violencia aún imposibilita la unión de familiares de víctimas para reclamar en conjunto. En el último tiempo la juventud comienza a jugar un rol clave y para esto la Argentina es un ejemplo a seguir”.

Sobre Avenida de Mayo, un gazebo contiene a un grupo de “peruanos autoconvocadxs” que vocifera por la “dictadura que vive Perú”. Más de 60 caras se alternan con cintas de luto negro, en un antimemorial que estremece. Son las “víctimas del Estado Peruano”. Merly tiene 36 años, nació en Parcona Ica y hace 20 vive en Argentina. “Estamos acá porque también queremos decir Nunca Más. Las muertes tienen rostro y la mayoría son de pueblos originarios, del sur del país”.

Carolina, de 23, muestra su juventud caminando rápido, para no perderle pisada a sus amigos que van un poco más adelante. “Recordar a los desaparecidos de la dictadura es luchar por los desaparecidos de hoy. La derecha sigue avanzando y no lo podemos permitir”. A pocos metros de la Plaza de Mayo, donde desemboca la enorme movilización, Daniela, de 35, vende hamburguesas veganas. En el frente de su heladerita de telgopor está pegado un cartel con los colores de la diversidad, que se pregunta: ¿Dónde mierda está Tehuel? “No se puede aceptar tener desaparecides en democracia. El Estado define de quién se ocupa y de quién no, discriminando a las identidades trans. El racismo sigue, nunca se fue”.

¿Dónde está Tehuel?. Foto: Sol Tunni

Pablo está a pasos de la Pirámide de Mayo. Tiene 36 años, una militancia desde la juventud y un miedo que le recorre el cuerpo: “La democracia vuelve a estar en riesgo; las voces que la amenazan vuelven a tener más peso, que se traducen en persecución, en proscripción, en prohibición”. Suma: “Sufrimos salarios de miseria que sólo lo podremos dar vuelta con una transformación obrera y un pacto social que resguarde un piso que la derecha busca perforar. Para esto, hay que poner el cuerpo como en los 70, porque salvo en determinados momentos como el 2001 o la reforma jubilatoria del macrismo, no pudimos hacerlo en unidad”. A su lado, lo escucha Fidel, su hijo de 8 años.

–¿Por qué estás acá? –le pregunto a Fidel.

–Por la desaparición de los compañeros.

La tarde empieza a caer, la multitud a desconcentrarse y, mientras las paredes siguen pintando preguntas, también se escuchan versos que alimentan la memoria.

Se que algún día dejaré de pertenecer al mundo,
y nunca más podré escribir,
ni hacer el amor,
ni disfrazar la naturaleza con un poema,
ni viajar en los libros,
ni exponer mis ideas.
Por eso en este poema dejo, mar, cielo y luna
mariposas, besos y sirenas,
y me dejo a mí,
porque cuando muera seguiré viviendo en estos
versos.

“Poema para no morir”, de José Beláustegui, desaparecido.
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