#NiUnaMás
#TodasSomosMelina: el reclamo para que se concrete el jucio oral
El jueves habrá una marcha en San Martín y el viernes una audiencia para que se avance en el juicio oral por el crimen de Melina Romero. Las hipótesis sobre la actitud de la justicia, los vínculos con el mundo narco y lo que está en danza para que el caso no quede impune.
“Yo tengo el deber de decirle lo que decidieron mis superiores”, fueron las palabras de la fiscal María Fernanda Billone.
“Usted y sus superiores me causan repulsión” respondió Ana María Martínez, la madre de Melina Romero, asesinada a los 17 años, en septiembre de 2014.
Ese diálogo ocurrió cuando la fiscal Billone informó a Ana, 52 años, la decisión de sobreseer la causa por el femicidio de Melina, dejando el caso en un estado de impunidad desde el 10 de febrero último.
Pero el próximo jueves a las 9 de la mañana se realizará una marcha frente a los Tribunales de San Martín, convocada por la madre de Melina y las mujeres del Movimiento Evita, para rechazar el sobreseimiento.
Y el viernes Ana María se presentará ante el Tribunal Oral Criminal N° 5 encabezado por el juez Francisco Pont Verges, para reclamar que se lleve adelante el juicio por el crimen de su hija. “Lo último que se pierde son las esperanzas. Yo no voy a hacer otra cosa en la vida que reclamar hasta que haya justicia” dice Ana.
Su abogado Marcelo Biondi explicó a lavaca.org que ese sobreseimiento del femicidio de Melina tiene que ver con una situación corporativa judicial, con una pésima investigación, y con una posible intención de tapar un caso que afecta zonas de poder relacionadas con el tráfico y venta de drogas ilegales en el oeste del conurbano bonaerense.
Los superiores
Ana explica la situación: “Los tres imputados están libres desde casi el primer momento. Pero ahora la fiscal dice ahora que el testimonio de la menor Melody no sirve porque consume estupefacientes y tiene personalidad variable. ¿Me están cargando? Eso te muestra que no hay justicia, no existe. A esa chica le hicieron pericias que demostraron que no estaba fabulando, y su testimonio fue siempre el mismo, contando todo lo que le hicieron a Melina”.
Sobre la fiscal: “No me importa que me trate con frialdad. Lo que no puede tratar con frialdad es a la memoria de mi hija. Si no soy capaz de investigar, o no quiero, me voy a mi casa a lavar los platos”.
El argumento de Ana: “Dicen que la menor que declaró consume estupefacientes. ¿Qué pasó, le tomaron declaración borracha o drogada? Todo lo que esa chica contó es consistente y coherente con el crimen de mi hija. Ya el año pasado me habían avisado que iban a querer hacerla pasar por loca, para tirar abajo la causa de Melina. Te juro que no lo voy a permitir”.
La fiscal Belloni reveló a Ana que su decisión fue por indicación de sus superiores. El fiscal general de San Martín es el doctor Marcelo Lapargo. Anuncia el abogado Marcelo Biondi: “Si esa fue la indicación, voy a reclamar públicamente la renuncia inmediata de Lapargo”.
La marca narco
Describe Biondi: “La causa es compleja desde siempre, empezando por el hecho de que se pusieron a buscar a Melina 15 días después de la denuncia de su desaparición. Y lo encontraron un mes después, en estado putrefacto. Por suerte se pudo probar que Melina fue víctima de un hecho violento, un homicidio. Pero el estado en el que estaba impidió tener datos sobre los autores salvo los dichos de variso testigos y de lo que dijo Chavito (Joel Fernández), que explicó dónde habían arrojado el cuerpo. No lo buscaron en ese momento, pero terminó apareciendo donde él decía”. El cadáver fue encontrado por mujeres del Movimiento Evita, de San Martín.
Biondi: “Primero se elevó a juicio solamente el caso de Joel Fernández porque no se encontraron pruebas que vincularan a Elías Fernández (Narigón) y César Sánchez (Pai César) con Melina. Paralelamente se abrió una causa por falso testimonio contra Melody, en la que ahora aparece una pericia que dice que la chica es consumidora, y una testigo influenciable. Con sólo eso, la fiscal desistió de acusar. Eso fue totalmente improcedente, porque ya había una pericia previa que demostraba que la chica había vivido una situación traumática, y que no fabulaba”.
¿Cómo entender esa decisión? Biondi: “Es la primera vez que veo en mi carrera que la fiscalía desista de un juicio por homicidio, como éste. Pero se puede pensar en varias cosas: si Melody es considerada testigo veraz, se cae el sobreseimiento que se dictó a favor del menor Toto, sobreseimiento basado en descartar el testimonio de Melody. Y eso fue aprobado por el fiscal Lapargo. Si ahora surgiera que Melody es testigo válido, se tienen que ir todos los que colaboraron con ese sobreseimiento. Todo esto revela una interna judicial muy compleja”.
Agrega el abogado: “Nosotros queremos que se esclarezca la verdad, porque si esto fue tapado políticamente par no investigar el narcotráfico barrial, o alguna otra cosa, nos encontramos frente a una situación de impunidad absoluta”.
¿Puede pensarse en algún tipo de encubrimiento sobre el caso?
-Totalmente. El peligro es que este tipo de situaciones como la del testimonio de Melody esté armada para perjudicar la causa. Creo que es una línea a investigar el mecanismo de venta de estupefacientes a jovencitas para someterlas a fiestas de índole sexual donde además se consumen drogas. Esa línea no se investigó y tiene que ver con gente de la noche y la gente que maneja el tema de la droga en forma local. ¿Por qué no se investigó? Eso me hace ruido. ¿Quién provee de estupefacientes a esta gente de supuestamente bajos recursos? Ahí ya empezás a ver la figura del dealer.
¿Hay zonas de poder a las que no les interesa que este caso avance?
Totalmente. Estamos tocando a gente que proveía estupefacientes. Por eso decimos que sí o sí la causa tiene que pasar por un juicio oral. Y en esa instancia puede ser que esa línea de investigación cobre fuerza. En ese juicio oral el imputado sería Joel Fernández, y a partir de allí habría que ver si se logran poner a laluz más elementos.
Lo que viene
Biondi considera que el dictamen de la fiscal Belloni no es determinante. “Las pruebas contra Joel Fernández incluyen varios testimonios, se sabe que estaba obsesionado con Melina, que quería empastillarla para tener relaciones sexuales y ella no quería. Frente a todo lo que ocurrió no puede ser que un Fiscal como Lapargo ordene a sus inferiores que desistan de la acusación”.
Ana María razona: “Salvo que mi hija se haya violado, se haya golpeado la cabeza, se haya sacado piezas dentales. ¿Se mató sola?”
Biondi: “El viernes reclamaremos que la causa continúe en forma de juicio oral. Eso que han dicho sobre que la causa queda abierta ya sabemos qué significa: pueden pasar décadas sin que se haga absolutamente nada. Y si no aceptan que el juicio continúe, reclamaremos por todas las vías que tenemos”.
Ana: “La suerte que tuvo mi hija, y que tienen tantas chicas, no la tiene ni siquiera un perro: ni a los perros tratan así. Yo no voy a dejar esto así, aunque haya plata o poder en el medio para tapar todo. Lo que una ve es que hay gente incompetente, fiscales y jueces que están procediendo muy mal. El caso tuvo mucha repercusión y después entró en un pozo. ¿Qué hicieron en dos años y medio? ¿En qué trabajaron? Nos están asesinando a todas las chicas, te agarran, te violan, te matan como quieren. Eso es la inseguridad. Y los que tienen que hacer algo, no hacen nada. En Melina hay algo de cada piba que están asesinando. Y en cada piba hay algo de Melina. Este jueves es la protesta de las chicas del Movimiento Evita frente a los Tribunales de San Martín. Y el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer. Yo no puedo marchar, porque ando de bastón por una polineuropatía producida por la diabetes. Pero voy a ir a Plaza de Mayo” dice Ana, que asegura saber el momento exacto en que dejará de reclamar justicia: “Cuando me encuentre con Melina”.
El caso completo:
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La venda en los ojos: la justicia frente al abuso sexual contra niñas y niños
El 42% de las denuncias de violencia sexual corresponden a menores de 17 años en la ciudad de Buenos Aires. El ministerio de Justicia bonaerense reveló que entre 2017 y 2022, de más de 96.000 causas por abuso sexual, 6 de cada 10 tuvieron como víctimas a menores y se duplicó el número de denuncias: el 80% fueron mujeres, principalmente niñas y adolescentes de entre 12 y 17 años. ¿Cómo recibe el Poder Judicial a las infancias que se atreven a denunciar abusos? Las víctimas convertidas en “culpables” de un delito que padece a nivel mundial entre el 15 y el 20% de la niñez. La campaña conservadora y oficial: desestimar denuncias y motosierra. Lo que no quiere ver la justicia. Cómo encarar estos casos, y la enseñanza de Luna. Por Evangelina Bucari.
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Cecilia Basaldúa: el cuerpo desaparecido

Daniel y Susana denunciaron que desapareció el cuerpo de su hija, Cecilia Basaldúa, que reclamaban para realizar nuevas pericias. La historia de lo ocurrido y el rol de la fiscal de Córdoba Paula Kelm “que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.
Por Claudia Acuña
El 7 de noviembre Cecilia Basaldúa hubiese cumplido 42 años y no hay festejo porque no hay Cecilia: la desaparecieron, violaron y mataron en abril del año 2020, en Capilla del Monte y en pleno aislamiento por la pandemia de Covid. Su familia, como cada año, reunió amistades y familiares de otras víctimas de femicidios territoriales –el padre de Natalia Melman, el hermano de Laura Iglesias– en el mural que la recuerda en su barrio de Belgrano. Fue ese el marco elegido por Daniel y Susana, los padres de Cecilia, para compartir lo que significa buscar justicia para este tipo de crímenes. Con la voz partida por el dolor narró cómo fue la última reunión con la nueva fiscal responsable de la investigación: es la cuarta. La primera – Paula Kelm– desvió las pruebas para atrapar a un perejil, que fue liberado en el juicio oral y así la investigación del femicidio de Cecilia volvió en punto cero; el segundo estaba a meses de jubilarse y pidió varias licencias para acortar su salida; el tercero –Nelson Lingua– no aprobó el examen para ocupar el puesto y, finalmente, desde hace pocos meses, llegó ésta –Sabrina Ardiles– quien los recibió junto a dos investigadores judiciales y los abogados de la familia. Antes se habían reunido con el ministro de Justicia de la provincia de Córdoba, Julián López, quien le expresó el apoyo para “cualquier cosa que necesiten”. Fue entonces cuando Daniel y Susana creyeron que había llegado el momento de trasladar el cuerpo de su hija hasta Capital, donde viven y, además, habían logrado conseguir que se realice una pericia clave para la causa y que siempre, en estos cinco años, les negaron. Fue la joven investigadora judicial quien soltó la noticia: el cuerpo de Cecilia no está.

Gustavo Melmann, que sigue buscando justicia por su hija Natalia, junto a Daniel Basaldúa y Susana Reyes, los padres de Cecilia.
Según pudo reconstruir la familia después del shock que les produjo la noticia, fue en 2021 –cuando todavía estaban vigentes varias restricciones originadas por la pandemia– cuando el cuerpo fue retirado de la morgue judicial, a pesar de que Daniel y Susana habían presentado un escrito solicitando lo retuvieran allí hasta que se realicen las pruebas por ellos requeridas. La fiscal Kelm no respondió a ese pedido ni notificó a la familia de lo que luego ordenó: retirar el cuerpo de la morgue y enterrarlo.
¿Dónde? La familia está ahora esperando una respuesta formal y sospechando que deberán hacer luego las pruebas necesarias para probar la identidad, pero no dudan al afirmar que con esta medida han desaparecido el cuerpo de su hija durante varios años y definitivamente las pruebas que podía aportar su análisis.
A su lado está Gustavo Melmann, en el padre de Natalia, asesinada en 4 de febrero de 2001 en Miramar, quien desde entonces está esperando que el Poder Judicial realice el análisis de ADN del principal sospechoso de su crimen: un policía local. Por el femicidio de Natalia fueron condenados a prisión perpetua otros tres efectivos policiales. Uno ya goza de prisión domiciliaria. Falta el cuarto, el del rango más alto.
Melmann cuenta que se enteró de la desaparición de Cecilia Basaldúa por su sobrina, quien había ido al secundario con ella. “Fue el primero que nos llamó”, recuerda Daniel. También rememora que no entendió por qué le ofrecía conseguir urgente a un abogado “si yo la estaba buscando viva. Hoy me doy cuenta de mi ingenuidad”.
El silencio entre quienes los rodean es un grito de impotencia.
Daniel y Susana lo sienten y responden: “Nosotros no vamos a parar. Nada nos va a detener. Ningún golpe, por más artero que sea, va a impedir que sigamos exigiendo justicia. Elegimos contar esto hoy, rodeados de la familia y los amigos, porque son ustedes quienes nos dan fuerza. Que estén hoy acá, con nosotros, es lo que nos ayuda a no parar hasta ver a los responsables presos, y esto incluye a la fiscal Kelm, que hizo todo lo posible para que los asesinos de Cecilia sigan hoy libres e impunes”.

Los padres y hermanos de Cecilia, junto al mural que la recuerda en el barrio de Belgrano.
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Femicidios, cifras y vidas: lo que Bullrich oculta

Por el Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez
Todas las administraciones del Estado se han adjudicado falsamente la baja de femicidios y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich acaba de rendirle tributo a esta tradición. Pero las cifras del Observatorio Lucía Pérez, construidas a partir de casos judiciales, denuncias y relevamientos provinciales, demuestran una realidad diferente.
Antes de los números, una aclaración: el 2023 fue el primer año en que el Estado nacional publicó estadísticas criminales sin clasificar. Lo hizo con un archivo Excel desordenado que abarcaba una década, sin distinguir delitos ni consolidar provincias. Algunas jurisdicciones directamente no informaron datos en categorías sensibles, como violaciones. Así, la ciudadanía no puede verificar ni auditar los números oficiales.
En ese vacío, las declaraciones de Bullrich remiten a una lógica conocida: la de la inflación. Como con los precios, la diferencia entre los números oficiales y la vida real se amplía cuando se manipula o se oculta información.
Por eso, este Observatorio público y autogestionado carga 12 padrones de manera diaria. Para realizar un seguimiento estructural de la violencia machista, y también para controlar el rol del Estado.
A diferencia de los 178 registrados que mencionó la ministra, el Observatorio Lucía Pérez contabiliza 217 femicidios y travesticidios en lo que va del 2025. Estos son las cifras que pueden verse y verificarse, ya que el OLP es un padrón público:

Otro dato que se oculta es el que representan los femicidios cometidos y sufridos por integrantes de fuerzas de seguridad, que están bajo la responsabilidad de la ministra.
En 2025, el primer femicidio del año fue el de una mujer policía asesinada con su arma reglamentaria (Guadalupe Mena). Y el último, ocurrido apenas el 26, también: Daiana Raquel Da Rosa.
Si bien existen medidas para en estos casos limitar su acceso por parte de los uniformados por “representar un riesgo inminente para la víctima”, como indica la resolución 471/2020 del Ministerio de Seguridad de la Nación, los datos muestran que esto no siempre se cumple. Según el relevamiento de funcionarios denunciados por violencia de género del Observatorio Lucía Pérez, 71 de ellos pertenecen a las fuerzas de seguridad. Es decir que muy probamente porten armas.
Armas reglamentarias, vínculos jerárquicos y falta de sanción disciplinaria conforman una trama donde la violencia institucional se reproduce dentro y fuera de las comisarías. ¿Y Bullrich?
Más preguntas que emergen: ¿cómo se mide el porcentaje de crueldad? Los “narcofemicidios” de Lara, Brenda y Morena muestran una violencia cada vez más planificada y asociada a redes delictivas con complicidad del Estado.
Otra cifra invisibilizada en este crimen social que es un femicidio es la de las infancias huérfanas. En lo que va de 2025, el Observatorio registra 139 infancias huérfanas por femicidios. En todo 2024 fueron 173. Y detrás de cada una hay un Estado que sigue sin garantizar la Ley Brisa, que establece una reparación económica y acompañamiento a hijas e hijos de víctimas de femicidio.
Mientras la violencia machista sigue cobrando vidas, multiplicando huérfanos y exponiendo la precariedad institucional, el Estado tergiversa y oculta.
La pregunta es: ¿por qué?

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